Partida Rol por web

Una triste despedida para algunos, otros mucho más felices de alejarse de este pueblo que al parecer nunca los quiso. Un pueblo donde miran con ojos buenos o malos tan rápidamente sin contemplar las cosas, ignorantes en su mayoría de la importancia de las personas que ahora se van con excepción de un pequeño grupo que despide al quinteto. La hechizera y su pareja, el joven guardia ascendido ahora a oficial, el clérigo de Ilmater, Jan y  Taigus.

Algunos con una sonrisa forzada y otros no ocultan su pesar como Menthor (el guardia para el nuevo) al ver alejarse a Zenobia. La despedida fue escueta y el grupo comienzó su camino hacia el Norte, destino Aguas Profundas. El día era calmo y tranquilo. Los pasos no costaba darlos y se alejaron así del lugar.

Anduvieron mucho tiempo hasta el primer descanso, comieron y siguieron sin hablar demasiado sino hasta la primera noche. Tendieron un carpa que les brindó el padre de Tharas. Un pequeño fuego y excelente comida gracias a ya saben quien. Y así es como el primer día de este nuevo episodio está por terminar.

Un nuevo destino nos espera ahora, pero no estoy muy seguro de si es el más indicado….
Zenobia, parece que va a ser perseguida allá donde vallamos, y encontrada quizás con la misma facilidad con la que yo la encontré. Frunzo el ceño  y me viene a la cabeza otra idea que a lo mejor la hechicera que buscaba no era Zenobia, y aparte de cambiarme mis planes, sea una buena noticia en el sentido de que no es Zenobia el destino que oí, por lo tanto no es un objetivo tan fácil.
Echo una mirada a mis compañeros, sin levantar demasiado la cabeza, sin que se note demasiado  y me doy cuenta de que casi no se nada del guerrero que esta con nosotros.
No le miro con buena cara… por desconfiar de él, nunca se sabe lo que puede pasar…pero…si veo que mis compañeros confían en el, quizás no sea para tanto.
Me acerco a Zenobia, cambio la cara, para intentar parecer lo menos desagradable de lo posible y la digo…
Quizá sea buena idea camuflarla un poco señorita Zenobia, no olvide que buscan a una dama tan bella como usted y con unos atuendos como los que posee.

Escucho los comentarios Lignindor, y asiento en gesto de aprobación.

Sería conveniente que no la reconociesen tan fácilmente, pero mi ausencia de dinero, no facilitaría esta tarea.

Me pongo a pensar...

¿y si hiciésemos un cambio con algún tendero, igual necesita mis servicios?

Tampoco sabía cuanto tiempo nos quedaba. Esperé a las respuestas de los otros componentes del grupo.

Si, claro, pero no creo que cambiar mis ropas sea suficiente. Y ese idiota de capitán me ha robado todo lo que tenia y no tengo dinero para comprar otros atuendos mas discretos.

¿he podido mirar lo que hay en la bolsa?

El elfo echa una última mirada al pueblo donde había albergado tantas diversiones. Tuvo que refugiarse tras su último asunto con Zana, la hija del capitán de la guardia de Luna Plateada, Ulfariom.  Ahora había disfrutado en las tabernas y un breve descanso en el anonimato. Observa a sus compañeros de camino y sonríe. Esperaba que fueran más divertidos que con el grupo de aventureros con el que había viajado últimamente ¿Qué aventuras le deparaba con ese nuevo grupo? 

Tharas se despidió de su padre y de la gente a la que allí conocía. No tuvo remordimientos ni echó de menos a nadie, simplemente cambiada de aires por un tiempo, algo normal en la mente de un elfo.

Durante el camino, Tharas contempló el camino y estuvo atento a lo que pudiera acontecer.

Cuando anocheció, montó una carpa que su padre le había regalado para resguardarse de las inclemencias y de las noches frías. Y tras esto fue en busca de más leños para avivar el fuego nocturno y que les durara mucho tiempo.

Al regresar, se sentó al lado de sus compañeros y sacó algo de comer de su mochila y escuchó lo que decían.- Podemos probar en el siguiente pueblo a cambiar tus vestimentas por otras más comunes- comentó y al hacerlo miró a la joven.- O quizás pueda cazar algo con lo que comprar tales atuendos- sugirió para que Zenobia no perdiera sus vestidos y con ellos parte de su identidad.

Veo que nadie de los presentes dispone de dinero, y me vienen a la cabeza las palabras de Kilder . `` le doy codazos a Lignindor mientras le guiño el ojo y le comento- Ha dicho comprar ropa.´´

Si consiguiera algo de dinero, podría ser una buena oportunidad para ganarme un poco más la confianza de Zenobia. Pero.… ¿como?

Al escuchar a Tharas, me doy cuenta de un detalle que me ara estar mas cerca de Zenobia.

Creo que seria oportuno, que si nos acercáramos a algún pueblo o ciudad, Zenobia se quedara en los alrededores, no sea que la estén buscando, y la puedan reconocer.
A demás, seria buena idea que me mantuviera cerca de usted señorita Zenobia, pues si alguien viniera podría intentar confundirle con mi magia.

Tharas se sonrió cuando Lignindor propuso esa teoría, viendose a la legua sus intenciones. la verdad es que el hombre hacía todo lo posible por intentar agradar a la muchacha y así aprender lo que pudiera.

- Hay un problema, Lignindor- comentó el elfo sonriendo-. Si bien es cierto que si Zenobia no entra en los pueblos no le pasara nada dentro, también es preciso decir quesi no entra es posible que se encuentre con problemas que haya fuera- comentó-, y no te quito la posibilidad de que puedas auyentar o eliminar todo mal que pudiera acosaros, pero creo que estando juntos tendremos más posibilidades de erradicar cualquier mal- dijo sonriente.

- Además- siguió al cabo de unos segundos-, hay otro problema más importante con el que no has contado... en realidad dos- dijo y miró a Lignindor-. Uno, que no sabría que ropas comprar a Zenobia pues no sé sus gustos ni su talla- dijo mirando a la muchacha-. Y dos, que ella necesita socializarse... y a marchas forzadas- Tharas no dejó de mirar a Zenobia y su expresión de sonrisa se transformó en amabilidad-. Tienes que conseguir confiar y tratar con la gente y que la gente confíe y trate contigo- dijodirigiéndose a la muchacha-. Es básico para que podamos movernos por cualquier sitio urbano sin que todos los ojos se dirijan hacia nosotros, en concreto hacia ti. Y eso se forja con la experiencia.

-No nos demoremos mas, compañeros, y no se si sería buena idea separarnos entre nosotros, ya que si compartimos el secreto de la chica, y alguien lo sabe, igual nos intentarían capturar para hacernos hablar.

Les comento a todos.

-Además, somos una especie de escolta para Zenobia.

Luego susurrando, le digo a Lignindor:

-Ya tendréis tiempo luego de cuchichear los dos y compartir secretillos, jijiji

Algo de ropa tengo, un vestido que compró para mi ese monje libidinoso. Pero no es demasiado, y se acaba ensuciando.

¿Y quieres que confíe en la gente? ¿viste como me miraban en la taberna? ¿Viste la que han liado por mi? Unos mercenarios me han secuestrado, unos guardias me han torturado manteniendome una noche entera en pie en una celda, y luego me robaron todas las joyas que traía conmigo; un monje libidinoso me ha acosado, un capitán me ha sentenciado a muerte por un mechón blanco que tengo en el pelo y luego decide conmutarme la pena por una esclavitud forzosa. Y para terminar me ofrecen un trabajo por el cual no me han pagado ni una misera moneda, aunque tampoco debo decir que hiciera demasiado para ganármela. En cierto modo vosotros sois los únicos de los que me he encontrado a los que no pondría ninguna pega. Bueno, aunque ahora que recuerdo, me emborrachásteis. Pero teniendo en cuenta que todo eso me ha pasado en poco mas de dos días tampoco es que tenga muchas ganas de confiar en nadie ni socializar con desconocidos.

No había acritud ni rencor en mis palabras. Hablaba con bastante naturalidad y quitando hierro al asunto aunque el contenido de mis palabras pueda hacer pensar que estoy realmente enfadada. Estaba tan acostumbrada a convivir entre canallas y energúmenos de negro corazón que realmente asumía que eso era casi lo normal en la raza humana. Parecía que ninguneaba u omitis los buenos detalles que Tharas, el cocinero y la hechicera o el guardia Menthor tuvieron conmigo.

Gracias, Lignidor, muy amable.

Le había contestado un poco seca. No era mi intención, pero tampoco podía fiarme de él. Vino buscando conocimiento y poder; pero la magia que yo conocía era peligrosa en manos de gente tan ambiciosa y eso provocaba algunos recelos en mi.

Claro, miré el saco cuando nos alejamos un poco del pueblo y tuve ocasión de hacerlo con algo de discrección

- Lo que empezaste mal acabó bien- dijo el elfo sonriendo-. Es como tu frase, has enumerado a la gente mala que te has encontrado y luego has mencionado a los buenos- comentó-, ... y gracias por meterme dentro.

- De todas formas no desesperes, hay miles... millones de almas buenas y puras en este mundo- dijo mirando al firmamento-. Solo porque te haya tocado esta vez parte de lo malo, no quiere decir que no te espere algo bueno- teorizó Tharas-. Hazme caso, hay cosas buenas como reir, bailar, hablar,... dicvertirse con la gente que hace que queramos vivir en sociedad... y comprar es una de esas cosas, creeme- el elfo volvió a mirar a la muchacha y le sonrió.

- Y ahora es mejor que nos durmamos para levantarnos pronto mañana y sigamos viaje- comentó y echándose la manta por encima y dándose la vuelta dijo.- Hasta mañana- y tras esto se durmió.

Contesto a la chica.

-Zenobia, hija mía, recuerda que agua pasada no mueve el molino, intenta recuperar la fe en la raza humana.

Con mis ojos clavados en las brasas y mientras colocaba unas pocas ramas mas en la hoguera contesté a Kilder.

¿recuperar la fe en los humanos? nunca la tuve. No puedes conseguir que de momento espere otra cosa. Esos idiotas ni siquiera me han explicado aún esa profecía tan misteriosa. ¡Se supone que yo debería saberla porque me atañe a mi!

Y saqué mi libro de hechizos, ya por fin terminados. Mis ojos recorrían las crueles runas infernales que escribí buscando los hechizos que mejor se amoldaran a lo que pudiera necesitar al dia siguiente.

Pongo un brazo en su hombro, y le digo en voz baja:

-Tiempo al tiempo, me parece que ahora ya empiezas a tener suerte, y los que te rodean no permitirán que te pasen cosas malas. Yo no tenía conocimiento de todo esto que te ha pasado, pero en medida de todo lo posible, intentaré que no te pase nada mas.

Después la dejo concentrada en sus estudios.

Valla parece que mis ideas no son ``prudentes´´….. refunfuño entre dientes… y me giro a hacia otro lado para seguir refunfuñando y quejándome un poco , por que mis planes no hayan sido del agrado de todos…,
además el oportuno comentario que me suelta Kilder como de costumbre , le miro… y vuelvo a girarme a hacer ruidos de desaprobación…

Mientras sigo con mis ruiditos, escucho a Zenobia, la cual me pone un poco al dia de lo que ella a podido vivir durante estos días.
Me quedo impresionado. ¿Como a una muchacha así, la han podido tratar de semejante manera? Me pregunto…
Y mientras estoy girado y nadie me ve, mi rostro cambia levemente de un estado de enfado, a uno de tristeza, por la pobre Zenobia, a lo que oigo un ``Gracias, Lignidor, muy amable.´´ por parte de Zenobia.
La historia de Zenobia, supongo que el cansancio, y las palabras de esta, unas palabras que no me solian decir a menudo, y menos de una muchacha asi, hicieron que soltara una pequeña lagrima de felizidad.

A lo que rápidamente me quite, intentando que los demás no se hubieran percatado de ello.

Saque mi manta de invierno y me envolví con ella, para intentar conciliar el sueño.
A lo que únicamente aporte a la conversación que habia :
Buenas noches compañeros

Sedelon había tenido un mal día, el alcohol enturbiaba  su mente y apenas podía pensar. Había pasado todo el viaje escuchando las conversaciones de sus compañeros de viaje y no se sentía con fuerzas de mantener una conversación coherente. Se había prometido no beber más, pero estaba seguro que dentro de unos minutos ya ni se acordaría de sus promesa. Otra promesa olvidada que iría a parar al fondo del pozo dónde se alojaban el resto de las promesas y los sueños rotos. Observó como Zenobia aprendía conjuros de su libro. Se acerca discretamente a Zenobia y le da las buenas noches. 

-  No te preocupes Zenobia, yo te protegeré - comenta acercándose lo suficiente para acompañar el comentario con una sutil caricia en su delicado rostro - no debe temer nada, esas cosas horribles que te han pasado han quedado en el pasado. Ahora será todo diferente. Siempre es diferente.

El elfo se levanta y busca un hueco para dormir en un rincón cercano a la de la joven muchacha. Sabía que, aunque las cosas siempre son diferentes y la vida estaba en constante movimiento, algunas cosas nunca cambian.