Partida Rol por web

-¿ParaEvitar olores?- Se encogió de hombro varias veces de forma espasmódica. -O venenosInhalados.- De ponzoñas sabía un poco más. -PodríamosHacernos pasarPorBandidos. Si FueraNecesario.- La máscara podría ser útil.

No había reparado en la puerta norte, una puerta doble. Pero se centró en la que daba a la pared sur. Abrió en silencio la puerta, no sin antes mirar a sus compañeros en busca de aprobación.

El alquimista abrió con todo el sigilo del que fue capaz la puerta que tenía ante él. Entonces, un virote de ballesta silbó y se incrustó contra la puerta recién abierta. Frente a él, se hallaba uno de esos bandidos perteneciente a la Banda de las Astillas, el grupo de criminales liderados por Tarrin Dars. El rufián que se había vestido con rapidez, a tenor de la guisa que poseía, había estado aguardando a que la puerta se abriera para usar al primer desgraciado que asomara su rostro como diana. 

En esta ocasión, hubo suerte y el pequeño Abroshtor no sufrió escarnio alguno...

La elfa escuchó el ballestazo sordo y el golpe contra la puerta, furiosa corrió hacia la habitación donde estaba el guardia y se colocó entre las literas inspeccionando el lugar por si había alguna manera de escapar.

¿Es que sois todos unas ratas cobardes?

La elfa malahablada entró echa un verdadero basilisco en aquella estancia. El pequeño gnomo casi se lleva un regalo por parte de uno de aquellos bandidos, y eso le dio ganas de hincar tres cuartas de acero en las tripas de aquel cobarde malhechor. Con lo que no contaba fue con que éste estuviera acompañado.

Al cruzar el umbral, el mecanismo de una ballesta se accionó y un nuevo virote salió disparado desde uno de los flancos. Por suerte pasó bastante desviado...

Al abrir la puerta, una saeta le estaba esperando. -TenemosCompañía.- Informó al resto, todavía seguían en la habitación anterior, rezagados.

Abroshtor se adelantó para tantear la siguiente puerta. De repente, les dieron el aviso de que había más enemigos en la nueva estancia.
Drabeorn se preparó para hacer frente a quienquiera que se encontrase allí.

Dynah casi dió un salto cuando la saeta se clavó en la puerta, a centímetros de Abroshtor. La oráculo agarró su maza con fuerza y se dirigó corriendo al meollo de la acción, dispuesta a repartir algo de temor de dios a aquellos bandidos.

Ah, excelente, contesta resignado Druul al gnomo, y se dirige, sin mucha prisa, hacia la puerta, a la espera de que los pesos pesados del grupo se adelanten. De hecho mientras camina, Cenariel pasa como una exhalación a su lado, y al entrar en la sala, parece haber provocado un pequeño tumulto por el ruido.
 

Estando ya delante del ballestero, tan solo tenía que pincharle con el estoque.

¿ahora que,eh, saco de mierda?

La elfa lanzó el estoque contra el bandido, intentando dejarlo marcado para siempre.

Acercándose a Abroshtor pero sin cruzar el umbral todavía, Druul le infunde su poder capaz de manipular la suerte de nuevo, para que su puntería mejore momentáneamente.

Ensártale un virote donde prefieras, Abroshtor.

La hostilidades se desencadenaron en lo que parecía una sala de descanso. Tanto Cenariel como Dynah se desenvolvían en aquella sala que reunía varias literas, catres y mesas en la que los bandidos solían beber y jugar a los dados. Cenariel, se abalanzó sobre uno de aquellos bandidos, y tras un par de filigranas, consiguió hincar su estoque en un punto casi vital. El Astilla malherido, dio un paso al tiempo que de forma agitada extraía un odre de su zurrón. Sin pensarlo lo ingirió, y la fea herida, que tanta sangre borboteaba, se restañó entre un halo de espumosa magia blanquecina.

Por su parte, la oráculo corrió esquivando obstáculos hasta llegar al enemigo que cargaba su ballesta. Por el camino, descubrió con amargura, que otro maldito proscrito se ocultaba en un recóndito hueco de la pared. El disparo de éste, fue certero, causándole un gran dolor. Además, el virote disparado estaba impregnada de la misma sustancia que anteriormente le afectara provocándole regidez muscular.

La abadarita se detuvo presa del terrible dolor para contemplar como el enemigo que tenía frente a ella reía de forma maliciosa ¡¡TOMA ZORRA!!- gritó mientras disparaba a bocajarro su ballesta y una nueva herida se abría en las carnes de la mujer.

Entró en la sala para ver como otro de los "Astilla" salía de su escondrijo para encajar una flecha en el cuerpo del Oráculo. -SalDynah. YoMe encargoDeEste.- Apremió. Sus heridas parecía graves, aunque seguro que podría sanarlas en un periquete, como había demostrado antes.

Levantó la culata de su ballesta y se la llevó al hombro. Apuntó y disparó al bandido recién llegado. -ChúpateEsa!!- Las palabras volaron raudas junto al proyectil.

Dynah gruñó al sentir el mordisco de la saeta y sintió como sus piernas sebañaban de sangre. su propia sangre. La oráculo gruñó de dolor y salió corriendo de allí. Necesitaba ponerse a salvo para curarse a sí misma. Pasó junto a Druul con gesto serio y, cuando giró la esquina, apoyó la espalda en la pared , jadeando

A Drabeorn le llegaban los sonidos del combate que se estaba llevando a cabo. Todo había ocurrido demasido rápido y se había quedado atrás.
De repente, doblando la esquina vio el rostro familiar de Dynah; estaba sangrando con profusión y el salvaje guerrero no se lo pensó. Pasó junto a ella como una exhalación con el acero fuertemente sujeto en su diestra y con unas pocas zancadas recorrió la distancia que le separaba del centro de la lucha.

- ¡Vamos perros! ¡¿Dónde está el valiente que me hará frente?! ¡A mí, a mí!

Drabeorn gritaba llevado por la rabia, con la esperanza de que dejasen de hostigar a sus compañeros y se centrasen en su persona.

El veterano, cargó a toda velocidad la ballesta con un nuevo virote. El gnomo le había lanzado uno de sus preparados incendiarios y estaba realmente furioso. Apuntó al alquimista y disparó. Pero en esta ocasión, la saeta no tuvo una trayectoria certera y pasó cercana a uno de los Astillas que se debatía contra Cenariel y Drabeorn.

¡No te bebas nuestro botín malnacido!

Con furia Cenariel siguió al bandido, intentando rematarlo.

Dynah respiró entrecortadamente y se lanzó un conjuro de sanación a sí misma. No se le escapaba la ironía e haberle reprochado a Drabeorn que actuara irresponsablemente y ahora se encontrara ella misma herida por lo mismo.

Afortunadamente, sus poderes actuaron a pleno rendimiento y pronto se encontró mucho mejor, asi que avanzó hacia la puerta.