Partida Rol por web

Wilson buscó desesperadamente en su pad de datos la forma sencilla de hacer reventar todo aquel Helio 3 en las bodegas de la Montero. Sin embargo, las prisas no le favorecieron y pasaba de una pantalla a otra, buscaba rápidamente aquí y allá, sin encontrar la manera. Tal vez, algo se había pasado por alto, así que volvió al inicio. Incluso giró su ordenador portátil a ver si veía la forma. Buscó en los archivos, pero aquel sistema de almacenaje disponía de varias seguridades para que no hubiera accidentes fortuitos o sencillos saboteos, como parecía lógico. 

No disponía de mucho tiempo, ya que los demás estaban planeando el abordaje de la Cronus, así que vió aumentar su estrés ligeramente.

"Wilson, ya tenemos respuesta. Si vienes podemos formular un plan para abordar ese pedazo de chatarra" -Se oyó por el comunicador. Como la vez anterior, estaba concentrado y por poco aquel maldito cacharro casi le provoca un infarto. 

-¡Joder!  -Se inclinó hacia el comunicador y pulsó el botón. -Está bien, capitán. Voy para allá. -Se levantó de la austera silla y al comenzar a caminar para salir del cubículo, notó en las suelas de su calzado que el suelo metálico estaba pegajoso por razón del té que había caído hacía un rato. -Mierda, se me había olvidado. 

Salió de allí y caminó hasta el puente. Sus botas hacían un sonido peculiar al estar manchadas de té reseco. Al llegar, Se plantó delante de todos y puso los brazos en jarra. No dijo nada, simplemente prestó atención. 

Con un poco de suerte por parte de Rye, lo mas seguro es que consiguiese una comunicación con la vetusta nave, si eso ocurría y Davis no la liaba, extender el cordón entre las dos naves sería cosa de coser y cantar. Por una parte a Cham le corría la curiosidad de lo que pudiesen encontrar, por otra ... temía a los secretos que guardaba la silenciosa figura que esperaba frente a ellos, aun así no podía mas que animar a su compañera.

- Vamos Rye, tu puedes. 

Todos aguardaron mientras Rye trasteaba con la computadora e intentaba que aquella mole de más de 75 años respondiera a su llamada. La complicación no estaba solo en encontrar las ondas en las que operaban en aquel entonces así como la tecnología usada (En la época que vivían, esta avanzaba a pasos agigantados) sino que estaba el problema de los códigos de identificación utilizados por la empresa. Ya era difícil localizar los de unos meses atrás, no digamos conseguir localizar los de 75 años atrás.

Sin embargo, la ingeniera llevaba demasiados viajes a sus espaldas y demasiados aparatos leídos. Era su ventaja y su maldición y en este caso provocaron que, tras unos minutos de estática, el sistema de comunicaciones mostrara un canal abierto. Tras lo cual, lanzó un PING de saludo a la nave. Si había algo que pudiera responder, lo haría.

La pantalla parpadeó en negro mientras un silencio ominoso se adueñaba del puente. De pronto la pantalla devolvió un mensaje

>> SISTEMA DE MENSAJE DE LA USCSS CRONUS

>> SOS. SOS. BRECHA DE SEGURIDAD. NECESARIA EVACUACIÓN. SOS. SOS

>> SISTEMAS DE LA CRONUS EN MODO RESERVA

>> INICIO AUTOMÁTICO DESACTIVADO

>> NECESARIA REACTIVACIÓN MANUAL DEL REACTOR

>> SISTEMA DE MENSAJE DE LA USCSS CRONUS

…

Y así siguió repitiéndose el mensaje incesantemente.

A pesar de sus denodados esfuerzos, Wilson fue incapaz de encontrar una forma de hacer que un fallo en los sistemas de contención del Helio-3 provocaran una reacción en cadena que destruyeran La Montero e hicieran que pareciese un accidente. La presión de la falta de tiempo unida al motivo de su búsqueda hizo que el hombre se pusiera nervioso.

Por desgracia, no pudo encontrar manera alguna de llevar a cabo su plan. Sin embargo, un mensaje apareció en pantalla

>> MENSAJE DE LA CORPORACIÓN WEYLAND-YUTANI

>> MENSAJE PARA JOHN J. WILSON

>> AUTORIZADA TARJETA PERSONAL PARA ACCESO A MU/TH/UR

>> FACILITANDO CÓDIGOS DE ACTIVACIÓN DE SISTEMA DE AUTODESTRUCCIÓN DE LA MONTERO

>> EJECUTAR ORDEN ESPECIAL 966

Y un montón de códigos aparecieron en pantalla. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Estaba claro que activando el sistema de autodestrucción cumpliría su misión, pero sería mucho más difícil hacerlo pasar por un accidente.

- Joder Rye, buen trabajo. - exclamó la capitana cuando vio cómo se recibía una respuesta al ping de saludo. Debía de ser un mensaje automatizado, y las cosas no pintaban nada bien para la tripulación. Miller respiró hondo. - Deberíamos prepararnos cuanto antes para abordarles, pero ese mensaje de socorro no nos da muchas esperanzas con la tripulación. Creo que quien vaya allí arriba debería estar preparado para lo peor... Lo que no me cuadra es la brecha de seguridad. ¿Alguna idea de qué puede haber pasado en pleno espacio?

Wilson levantó la mano con la palma hacia adelante. Sabía que alguien iba a acabar mirándolo a él, así que dió su idea del asunto. 

-No tengo ni idea, ni tampoco la compañía ha mencionado nada al respecto. La Weyland sería cojonuda como productora de cine de suspense. Pero siendo una nave de investigación científica, será mejor que nadie nos quitemos el traje de vacío ahí dentro. Ante todo, debemos actuar con seguridad. 

Después de revisar el contrato en el cubículo al que llamaba oficina, de haberse puesto en contacto con la compañía y de haberle surgido la idea tan... especial al revisar todo eso, decidió que era el momento de comentársela a la capitán. Puede que él no le gustara a ella, pero era la persona indicada. Después de soltar la bomba no habría marcha atrás, pero debía hacerlo. Se veía con la obligación de hacerlo.

-Miller, ¿podrías venir a mi oficina cuando esté todo listo? Me gustaría comentarte una cosa. -Intentó disimular su excitación.

- Vale. Leah, ve preparando los vectores de aproximación. Rye y Cham, acabad de concretar los detalles de cómo conectarnos con la Cronus. Volvemos en un momento. Wilson, cuando quieras. - dijo la capitana mientras comenzaba la marcha.

La verdad es que la pregunta de la capitana sobre lo que podía haber ocurrido en la nave, abre en mi mente una ingente cantidad de posibles problemas, falta de combustible y alejarse de las rutas usuales de viaje, fallo de los sistemas de soporte de vida, o un añadido a lo que Wilson había dicho un fallo en el transcurso de sus investigaciones. Negando con la cabeza Cham intenta pensar en el trabajo que aun tenía por delante. - Capitana, si me lo permite, me gustaría revisar una vez mas nuestra carga. Tras eso me uniré a Rye para decidir nuestro curso de acción. Haciendo un saludo militar con la mano hacia Rye y el técnico se dirijo hacia los hangares de carga, era posible que la maniobra de Davis ni siquiera hubiese meneado los contenedores, pero era preferible asegurarse de que esto era así. 

Joder tanto misterio le estaba empezando a excitar de verdad. una nave científica, una brecha de seguridad. Podrían ser diez mil cosas desde un experimento que se salió de madre y acabó llenando la nave de gases venenosos hasta un intento de espionaje industrial que acabó con un tiro perforando la cubierta y dando al traste con el soporte vital.

Quería estar allí pero tendría que comentar su solicitud apoyándose de algún argumento válido. Entonces llegaron las órdenes. Empezó a teclear y buscó un vector que permitiera acercarse al sarcófago volante, si estaba en modo de emergencia su vuelo orbital tendría que ser fijo, no tendría que tener muchos problemas aparte de endiñarle su metálico cordón en pleno vuelo. Su compañera de maniobras no se iba a parar para los preliminares.

- A las órdenes jefa. Pero después de conectar el cordón umbilical quizás me podría unir a la expedición. Es posible que sea el único que sepa por que extremo se dispara una pistola, si es que contamos con armamento en la nave que poder usar en caso de que algo salga mal. Además quizás pueda programar un curso de vuelo de vuelta si los técnicos resucitan los motores.

Kayla sacó una librtilla infamé de su bolsa de herramientas y un lápiz que casi ni le cabía entre os dedos para comenzar a tomar notas, repasando mentalmente los pasos del anclaje umbilical y cualquier cosa que se le pudiese pasar por no haberse visto en la circunstancia de hacer el anclaje en esas condiciones.

El mensaje que habían recibido no le asombró en absoluto, se imaginaba que algo así habría pasado, y que sea como fuere la compañía se las habría arreglado para cubrir cualquier posible imprevisto que les pudiese señalar como causantes de lo que quiera que hubiese dejado tirada allí a aquella nave. Ahora la prioridad era no acabar como ellos.

Había oído en más de una ocasión la leyenda del Planeta Muerto, un mundo en cuya órbita flotaban centenares de naves abandonadas, a la luz de una enana blanca que una vez había dado luz y energía a aquella galaxia muerta. Las naves desaparecían en los más dispares rincones del espacio para reaparecer tiempo después en aquel rincón maldito. Hay quien lo narraba comentando que había encontrado aquella rareza y había tenido que explorar una de las naves en busca de suministros mecánicos para no quedar varado allí, pero a Rye le costaba creer aquella historia. Aún así se la solía contar a Rory, y en su versión ella era quien había explorado la nave para poder recuperar unas batería sy poder volver a su lado. El chaval no se creía la historia, claro que no, peor se emocionaba igualmente con la narración. Cuanto más completa fuese la descripción del Planeta Muerto y sus naves orbitales más lo disfrutaba. Ella había inventado decenas de nombres para aquellos navíos fantasmas, y si volvía a contarla, podría emplear el nombre de la Montero, si encontraba otro trabajo u otro mascarón de proa tras el que trabajar. 

Una vez en su cubículo, Wilson miró a la capitán y bajó la voz. Estaba nervioso. 

-Vale. Iré al grano. -Tragó saliva. -En mis órdenes no dice nada acerca de qué hacer con la Montero. Ni si quiera la menciona, y supongo que en las tuyas tampoco, así que... He aquí un vacío legal. -Dijo, levantando las manos y encogiéndose de hombros. -¿Tienes idea de lo que jodería a la compañía que una de sus naves se fuera al garete con todo el valioso combustible? Buff... Sólo de pensarlo se me pone dura. Después de que convenza a esos cabrones para que nos paguen los extras, podemos dejarles sin la Montero y volver todos en la Cronus. Siempre y cuando consigamos recuperarla, claro. Pero si podemos hacerlo, sería ideal ¡Les daríamos donde más duele y no podrían hacer nada! Sería fácil simular un accidente con todo ese Helio, ¿qué me dices? Bueno, tiene sus seguridades, ya sabes, y esta información, en caso de que estés de acuerdo, habría que comentársela al resto, pero no me puedes negar que es una oportunidad sin igual. No podemos dejarla escapar, Miller. -La miró fijamente esperando que aceptara semejante pelotazo. 

-Ojo, no me malinterpretes, hablo de hacerla desaparecer, no de hacerla explotar. Hablo de dejarla a la deriva, sin códigos de reconocimiento. Para la compañía sería un accidente, para tí, sería una nave sin dueño perdida en el espacio... A la espera de que alguien la adopte. -Sonrió. 

Inició con la puesta a punto de los motores. Las predicciones de movimiento, poco a poco bien. Leha se concentró en el firmamento que se extendía, cubriendo la Crhonus en una silueta oscura apenas iluminada por las luces de la nave. Era un baile complejo, y cortejar a esa dama le iba a resultar difícil al joven piloto. Pero el era un galán, y sabía como tratar a una dama. Echando un último trago de su cerveza corporativa avanzó moviendo la nave en rotaciones paralelas de la mole sombría. En busca del punto de anclaje del cordón umbilical. Poco a poco se acercaron, continuamente los vectores se desalineában pero la Montera formaba parte de el. Tardó varios minutos en alinear la nave en una compleja rotación sobre su eje, al tiempo que seguían el vuelo errático programado por la IA de su objetivo.

- Bueno, pues ya está. Solo os queda enchufarle la manguera. Aunque creo que sería buena idea que me dejara poner el traje para bajar con los técnicos capitana.

La cosa era que Rye ni tan siquiera se había sentado nunca a los mandos de control del conducto umbilical desde el día en que pasó las pruebas de ingreso en la Montero, aquel día había sido por la mera parsimonia de explicarla a la capitana cómo iba todo aquello, algo que había repasado la noche antes de sus apuntes del taller de formación profesional. Desde entonces se había encargado del mantenimiento y lo había desplegado unas cuantas veces para asegurarse de que se mantenía funcional pero hasta ese momento no había tenido que ponerse seria con ello.

- Pues a mamarla.- Masculló, como si aquel juramento fuese una invocación para atraer la buena suerte en circusntancias tan especiales. Observó en un monitor el exterior de la nave, en la zona donde se encontraba el conducto plegado, y comenzó el proceso de despliegue. El cilindro comenzó a desplegar sus anillos en tramos de dos metros, hasta que quedó a menos de 4 metros de su objetivo, gracias a la maniobra de Davis. En ese punto cambió a una cámara situada en el borde el propio conducto, en la que se veía una cruz que debía alinear con otra estampada en la puerta que iban a emplear para el acceso. 

Una vez que alineó ambas cosas continuó con el despliegue del tramo final. Un mecanismo electromagnético acopló el aro más exterior del cordón con el mecanismo de cierre de la nave Cronus y el tubo giró hasta que sus topes quedaron fijados en los puntos de anclaje. 

Kayla presionó un botón adicional en la consola que hizo sonar una corta fanfarria que se empleaba en el pasado para indicar el buen aterrizaje de los aviones.

- Vía libre, muñecas. Voy a ponerme el traje de vacío, podéis jugaros a los chinos quién me llevará al baile de promoción.- Comentó no demasiado emocionada, bromas a un lado.

Capitana y enlace de la compañía rara vez se llevaban bien, y en el caso de Miller y Wilson no había hostilidad abierta, pero su historia siempre había estado marcada por momentos donde había que medir las fuerzas de uno y de otro, de ver hasta dónde se podía estirar la capacidad de cesión de tu contrapartida. Para Miller era una especie de partida de ajedrez donde se jugaba su sueldo y su futuro.

Pero algo había cambiado: habían jodido a Wilson y a lo grande. Parecía que la compañía había perdido la confianza y fidelidad del hombre, y por qué no decirlo, eso podía venir muy bien a ambos. Trabajar juntos sería algo más extraño que medirse constantemente las fuerzas, pero estaba claro que si ambos podían sacar algo tendrían mucho que ganar, y la idea de Wilson no era moco de pavo.

- Joder Wilson. Tienes razón. - comenzó intentando disimular su asombro ante el plan del que parecía el hombre más leal a Weyland. - Si conseguimos controlar la Cronus podemos deshacernos de este vejestorio. No creo que podamos salvar a la Montero en el estado de deterioro en que se encuentra, pero si logramos colocar todo ese Helio-3 a alguien dispuesto a moverlo podemos sacar una mordida en condiciones para todos, por todas las molestias. - De repente Miller veía mucho más plausibles sus posibilidades de mandar al infierno a la compañía de una vez por todas. - Tenemos que tener en mente este plan, Miller. De momento vamos a ver si podemos poner en marcha la Cronus y entonces podremos informar al resto y ver cómo movemos el Helio-3. - Miller acabó la frase mientras le ofrecía un apretón de manos al hombre. - Sé que no siempre hemos estado en la misma onda, pero a veces que te jodan junto a alguien une más que trabajar tanto tiempo juntos. Espero que no tengamos rencores.

Guiada por las expertas manos de Leah, La Montero se movió suavemente mientras tomaba la posición adecuada para adecuarse a la deriva de la enorme y oscura nave que era La Cronus. Los motores ronroneaban mientras giraba lentamente y se situaba en el mismo paralelo. Entonces, realizó unos cálculos y solicitó la potencia exacta para que la velocidad coincidiera con la de la nave fantasma. Al poco, ambos vehículos espaciales se movían lenta pero continuamente en una misma dirección, como conectados por un cable invisible… por ahora.

Fue entonces cuando Rye, haciendo uso de conocimientos que no había tenido que poner en práctica nunca, comenzó a extender el puente umbilical para conectarlo con la exclusa de acceso situada en la parte superior del La Cronus. La operación era lenta, pero precisa.  A pesar de las continuas quejas de la ingeniera y de su no avanzada edad, había demostrado siempre una gran profesionalidad y ahora volvía hacerlo. Cuando los sistemas hidráulicos se conectaros y los enganches magnéticos se activaron sellando la unión, Rye dio por satisfecha su labor.

La Montero y La Cronus, estaban conectadas.

- Como comentábamos ayer... Creo que debería descender con quien quiera que venga por si toca abrir puertas herméticas o manipular cualquier tipo de maquinaria similar. Me toca las pelotas, para qué nos vamos a engañar, peor es lo que pasa cuando la corporación decide mandar a una nave con un mecánico a hacer este tipo de trabajitos. ¡Sieg heil, motherfuckers!- Mientras comentaba esto Rye volvió a revisar su bolsa de herramientas y revisó los recursos suplementarios de la Montero. Tomando un soldador, ya que el suyo había decidido dejar de cargarse al conectarlo a la toma eléctrica, y se quedó dudando si le podría ser de utilidad la antediluviana pistola de pernos.

Una vez el técnico de carga comprueba que los contenedores no han sufrido daños con la maniobra del piloto, se reúne con los demás tripulantes, la cosa era decidir quienes irían en la misión. Siendo Rye una de las enviadas, Cham prefería acompañarla, pues no sabían que tipos de peligros mecánicos podría haber en una nave abandonada en el espacio durante 75 años.

- Me gustaría acompañarlas en la expedición capitana, es posible que algo de musculo adicional las venga bien, puede que haya puertas bloqueadas o algo de carga que haya que mover para acceder a otra parte de la nave. Haciendo un gesto de encogimiento de hombros añade. - Además así puedo servir de enlace entre las naves y transportar piezas o herramientas que Rye necesite.