Partida Rol por web

- Si... - Dijo con ciertas dudas. Bajó la mirada, se llevó la mano al mentón y comenzó a reflexionar. - Bueno... - Volvió a mirar a los agentes. - Muchas de ellas se asustan cuando vienen los maderos. Vosotros parece que sois majos y os preocupáis por las "chicas", pero... - Asintió con la cabeza. - Puedo pedírselo antes. Decirles que estáis tras la pista del tipo que se está llevando a las otras, o simplemente decirles que tenéis que hablar con ellas. Que no se asusten, que sois legales. Sin soltar prenda. ¿Es eso lo que queréis, no? ¿Qué no las condiciones, verdad? - Les tendió la mano a los agentes. - Por cierto, me llamo Marlenne...

- Exacto, no queremos ni que las condiciones y que hablen con nosotros. Solo queremos hacer nuestro trabajo y es coger al malo. Vosotras ya tenéis bastante con lo vuestro como para que alguien se dedique a haceros desaparecer. - Miré a Jones un instante, buscando su aprobación para seguir mirando la carretera, tenso.

Necesitaba esa ducha y descansar bien. Quizás mañana todo lo viese mejor.

- Nos dedicamos a investigar asesinatos y desapariciones. No a hacer redadas. - Salvo que el caso lo requiriese, pero no era la situación. - Encantado Marlenne. Yo soy el agente especial Daeric, Kharis Daeric. - Le dije a la mujer, dándola así opción a usar mi nombre o mi apellido. Daba igual. Estaba para ayudar y hacer mi trabajo... a espaldas de la OFI.

- Bien... - Asintió mostrando una sonrisa de medio lado. - Encantada agente Daeric. Llévenme con ellas. Hablarán con ustedes... - Hizo una pausa. - Al menos la mayoría.

El agente Kharis Daeric puso rumbo hacia la zona del hipódromo de nuevo. Durante el trayecto de vuelto hubo de nuevo silencio. Un silencio tenso, sobre todo entre Jones y el conductor. Ella había detectado algo extraño en su compañero y su compañero... su compañero tenía un lío de cojones en a cabeza y nunca mejor dicho.

Cuando regresaron al lugar de alterne, tan solo quedaban tres mujeres. Una sentada con las piernas abiertas sobre el bordillo, una joven con el pelo teñido de verde y unas gafas de pasta, otra bastante baja, posiblemente de raza enana y con un moño sobre la cabeza, que se mantenía apoyada contra una farola y fumando un cigarrillo y una tercera, una chica rubia alta y con poca ropa apoyada contra la pared.

Marlenne se bajó de coche y se acercó hacia las jóvenes mientras los agentes esperaban en el vehículo, pero no sin antes girarse hacia los agentes y con la mano indicarles que requería el pago por su tiempo. Al fin y al cabo, durante el rato que había estado charlando con los agentes, podría haber hecho un servicio. Jones se encargó de darle un billete de veinte y ella sonrió. Eran veinte pavos obtenidos de forma rápida y fácil. Sonrió y se marchó hacia ellas.

Las tres chicas miraban alternativamente a su colega de profesión y al coche con aquellos extraños tipos que para nada parecían ser clientes, al menos no clientes de los más habituales. Cuando Marlenne empezó a hablar, las jóvenes pusieron mala cara y empezaron a discutir. Poco a poco, Marlenne fue convenciéndolas sobre lo que quería que hicieran y el tono de la conversación fue relajándose. Finalmente Marlenne regresó con Kharis y Chandrelle.

La primera de las chicas en acercarse a los agentes fue la mujer del pelo verde y las gafas. Al llegar a los agentes se las quitó.

- Son de pega, ¿saben? - Les comentó. - A algunos les... - Se encogió de hombros. - Bueno, ¿qué es lo que quieren saber?

Los agentes se presentaron y ella también. Su nombre, si es que les había dicho la verdad, era Michelle.

- ¿Alguien raro que las frecuente antes de las desapariciones? - Preguntó Daeric.

- Cariño... lo raro es que venga alguien normal, alguien como usted... - Respondió con cierto tono de sorna.

- ¿Alguna se ha puesto en contacto con ustedes en este tiempo? Sabemos que son tres desaparecidas... ¿Podría haber alguna más? - Preguntó entones Chandrelle.

- Yo, personalmente no confraternizo demasiado con las chicas. - Se encogió de hombros. - Ésto para mi es un negocio, un trabajo. No vengo a hacer amigos... - Chasqueó la lengua. - Puede que no les sea de mucha utilidad, la verdad.

- ¿Quizás gente poco habitual que venga en grupo, para hacer tríos... cuartetos? - Intervino Kharis.

- Una vez un tipo me propuso hacerlo con unos cuantos. - Negó con la cabeza. - No, no me van ese tipo de cosas y no... No recuerdo ni como era ese imbécil. ¡Hay tanto capullo que viene por aquí!

¿Reconoce a éste hombre? - La agente Jones le mostró la fotografía. 

La chica la estuvo mirando atenta. La cogió entre sus manos y se mantuvo estudiándolo unos momentos bastante concentrada.

- ¿La verdad? Me suena... - Dijo. - Pero no me lo he tirado. Eso lo tengo claro. Las barbas me dan asco. ¡No saben lo que puede encontrarse dentro de una como esa! ¡Más de ese tamaño!

La siguiente en acercase a los agentes fue Hilda, que así se llamaba aquella mujer de raza enana de no más de un metro veinte de estatura. Fumaba de forma nerviosa y le temblaba el pulso. Cuando llegó ante los agentes se plantó ante ellos muy estable en el suelo como enana que era.

- ¿Qué hay? - Preguntó.

Los agentes se presentaron y le explicaron que estaban haciendo allí. Eso la tranquilizó un poco, pero cuando acabó el cigarrillo inmediatamente encendió otro.

- Pregunten... - Dijo. - Quizás sepa algo...

- ¿Ha visto a alguien extraño antes de cada una de las desapariciones? - Inició el interrogatorio Kharis.

- A muchos. - Respondió entones dando una profunda calada. - Saben... conozco a un tipo que se quería vestir de pollo. Pagaba bien y era respetuoso, pero iba vestido de pollo. Dejé de aceptar irme con él... era demasiado... raro. - Se encogió de hombros. - Luego había uno que no quería tocarme. Sólo quería masturbarse mientras le susurraba cosas guarras. Una vez me pidió que le pegara con un látigo. Le di en un ojo y, ¡joder! ¡no saben la sangre que salió! Luego están los típicos que hablan poco. O los que hablan demasiado. No se que carajo quieren. ¡Todos son unos cerdos, joder! ¡Y raros de cojones!

- Tenemos a tres desparecidas. - Preguntó Chandrelle. - ¿Alguna se ha puesto en contacto con ustedes en este tiempo? 

- La Nathalie fue la primera, ¿verdad? - Preguntó. - Siempre se iba con tipos chungos, ¿saben? - Tiró la colilla al suelo. - Le iba a keta. Necesitaba mucha pasta. Es una pena, era muy joven. Luego estaba Lavinnia, creo que se llamaba. Era una jodida estirada. Ganaba pasta. Se iba con los mejores. Luego estaba la del "nerv". Me lo pasaba bien con ella. Creo que se marchó al sur. Eso me dijo...

- ¿Ésta segura de eso? - Intervino en Kharis.

- No... - Ladeó la cabeza. - Pero era del sur creo. Me dijo que quería irse. No lo sé.

- ¿Alguien que quiera hacer tríos, cuartetos? - Preguntó la agente Jones.

- Si, claro. - Respondió. - Me gusta eso. - Soltó una carcajada. - Me gusta tener unos buenos manubrios en cada mano y otros haciendo cola. - Rió de nuevo. - Pagan bien por eso...

- ¿Alguien llamado Warren? - Le cortó enseguida Kharis.

- No suelen presentarse, no todos. - Comentó. - Pero... no me suena el nombre la verdad. Y aunque me sonara... - Sonrió. - ¿Creen que me dan el nombre verdadero? Pocos lo hacen, ¡joder muchos están casados!

¿Reconoce a éste hombre? - La agente Jones le mostró la fotografía. 

Aquella mujer miró la foto con una mezcla de interés y rabia.

- ¿Es el joputa que se ha cargado a la Nathalie? - Apretó los puños. - ¡No le he visto en mi vida, pero como lo encuentre...! - Dio un puñetazo en la palma de su mano

Tocaba el turno de la tercera. Una rubia que en su vestimenta dejaba más bien poco a la imaginación. Se acercó a ellos contoneando la cadera y se plantó con seguridad frente al coche.

- Me ha dicho mi amiga que quieren un completo. - Dijo muy seria. ¿Por donde empezamos? - Preguntó. - Si puedo escoger, prefiero merendarme a ese caramelito primero... - Dijo mirando a Kahris y mordiéndose el labio. Notó como Kharis se ponía nervioso y entonces soltó una carcajada. - ¡Es broma, es broma! ¿Qué mierdas quieren? - Preguntó al fin.

Los agentes se presentaron y le explicaron que estaban haciendo allí y ella asintió. Parecía darle bastante igual

- ¿Ha visto a alguien extraño antes de las desapariciones? - Preguntó Daeric.

- Ni idea. - Respondió simplemente.

- Son tres desparecidas. - Indicó Chandrelle. - ¿Alguna se ha puesto en contacto con ustedes en este tiempo? 

- ¿Conmigo? - Apretó los labios y frunció el ceño. - ¿Pero no estaban muertas? Los muertos no suelen hablarme. - Sonrió.

- ¿Alguien que quiera hacer tríos, cuartetos? - Preguntó la agente Jones.

- Alguno hay, si... - Dejó caer. - Nadie que... recuerde.

¿Reconoce a éste hombre? - La agente Jones le mostró la fotografía. 

Aquella mujer miró la fotografía, la agarró, se fijó mejor y la dejó caer. Su actitud arrogante cambió de golpe y empezó a temblar.

- Hace dos... - Le faltaba el aire. - Co-como dos me-meses... - Tartamudeaba. - Es-estuve co con él... - Tragó saliva. - Me agredió y... - Empezó a hiperventilar. - Sa-salí co... corriendo. Pensaba que... - Tragó saliva. - No lo denuncié. Nadie cree a una puta y no se investigan estas mierdas. ¡Joder!

Bueno, al final no habíamos conseguido mucho, pero sí había por donde tirar. Aquel sujeto, para empezar, había sido identificado como alguien que merodeaba por aquella zona con asiduidad y visto en compañía de una de las asesinadas, además de haber agredido a otra. Sabía en mi fuero interno que cualquier buen abogado tiraría abajo aquellas acusaciones bajo la excusa de que tenía todo el derecho del mundo a buscar aquello que necesitaba y de que no eran las aficiones o los problemas sexuales de su cliente lo que se estaba juzgando, pero al menos podríamos detenerle, eso sí.

Sin embargo, me sentía defraudada con aquel resultado.

En cualquier caso, quería hacer cuanto estuviese en mi mano por acabar con él, e hice todo lo posible porque no pudiesen ver en mí gesto alguno de derrota.-Está bien, muchísimas gracias. No sabemos si fue este hombre... pero con lo que nos han dado, al menos tendremos suficiente para interrogarle, lo cual ya será algo -les dije, intentando darles un poco de lo que necesitaban, no mucho, pero mejor eso que nada -. Y puede que sean putas, pero eso no les exime de ser respetadas. Deberían avisar de este hombre a las demás y si alguien lo ve, llamarnos.

Rápidamente, les pasé una tarjeta con mi número de teléfono.

-Ah, y si yo no fuese agente de policía, les diría además que se hicieran con una táser, solo por si acaso -añadí, antes de irnos.

Cuando estuvimos de vuelta en el coche, lancé un suspiro.

-No hay ido tan bien como esperábamos, pero estoy segura de que ese cabrón es nuestro hombre. Además, si mata compulsivamente, dudo mucho que tarde en volver a hacerlo. Hay que encontrarlo y machacarlo en la sala de interrogatorios o no conseguiremos acusarle de nada.

Tomé notas de todas las mujeres, con aquellos nombres y descripciones que nos sirviesen para identificarlas más adelante. Mientras Jones tenía una idea en su cabeza, por la mía circulaba otra, la cual comentaría al estar a solas. Quizás más relajado por estar al aire libre, me mostré más amable y menos tenso que en el coche, salvo cuando aquella rubia medio desnuda me dedicó aquellas palabras que no pude evitar ponerme nervioso... otra vez.

- ¿Le denunciaría ahora por agresión? Necesitamos algo con lo que arrestarle durante al menos 24-48 horas. - Pregunté a la tal Samantha. - Con ese margen de tiempo podremos sacar más cosas sobre él sin que pueda eliminar pruebas de nada. - Pregunté a la mujer antes de irnos. No quería encerrarle por asesinato aún, quería tenerle con todo y el camión era una prueba que decía que la denunciante estuvo en él. - Si accede, cursaré ahora mismo la orden de arresto y mañana la llevaremos a la OFI a poner la denuncia. No se preocupe, él no la verá.

Tras la respuesta de la mujer, nos marchamos. Allí no había mucho más que hacer. Dentro de lo malo, las cosas salieron mejor de lo que esperaba, aunque Jones no parecía muy satisfecha con eso.

Una vez en el coche y tras escuchar las palabras de Jones, solo pude decir lo evidente. - Creo que es hora de llamar a la jefa y de que nos quedemos con el camión, cualquier utilitario que tenga ese tipo y que hoy duerma en una celda. Mañana iremos a primera hora a visitar al hermano del "granjero" y le mostraremos la foto del camionero. Si le relaciona con su hermano, quizás tengamos a quien coge a las chicas para los rituales. Sí, creo que los casos están relacionados. Creo que por la fama que tenía, confundió a Marie con una puta, se la quiso beneficiar antes de entregarla al hermano que se cree un poderoso brujo, porque sabe que cuando las entrega estas desaparecen y se le fue la mano, matándola en el proceso.

» Samantha pudo ser una de las desaparecidas si no hubiese huído y otra ocupó su lugar o quizás fue el primer intento aquí y luego cogió a otra en otro lugar. No nos constan desapariciones de hace más de un mes... en este lugar. - Dijo repasando sus notas. - Pero eso no quiere decir que no haya cogido a otra chica de otro sitio.

Si Jones accedía, despertaría a la jefa, a ver si esta vez era más consciente de la situación y al menos accedía a algo. Porque fácil, lo que era fácil, no nos lo estaba poniendo.

Desde luego, con lo que teníamos, al menos podríamos buscarlo y detenerlo. Pero después, estaba segura de que si no lográbamos una confesión directa por su parte, no habría suficiente para llevarle a juicio con posibilidades de éxito. De todas maneras, disponíamos de una línea de investigación más o menos clara.

-Sí, tiene sentido. Sin duda Marie tendría el mismo valor para ellos que cualquier prostituta, alguien a quien nadie echaría de menos y sobre la cual no harían preguntas. Pero me parece que nuestro camionero querría satisfacerse de vez en cuando y que sin duda es nuestro eslabón débil. Si lo tuviésemos, podríamos intentar convencerle de que sería peor lo del ritual que lo que hace él y que podría librarse por cualquier tecnicismo.

Había llegado el momento de movernos y de poner todas las cartas boca arriba.

-Está bien, vamos a llamarla. 

Para entonces, ya se me había olvidado aquel extraño momento de incomodidad que había mostrado Kharis y todo volvía a ser como debía; es decir, nosotros dos actuando como agentes, trazando planes de actuación y tomando decisiones.

Me sorprendía lo bien que al final nos habíamos llegado a compenetrar, a pesar de nuestras más que evidentes diferencias y tenía que reconocer que el mérito era sobre todo, de Kharis.

Inconscientemente, le sonreí, al pensar en que por primera vez en mucho tiempo, me sentía cómoda al lado de alguien.

- ¿Denunciar? - Resopló. - ¿Y quién me va a creer? Sólo soy una puta. No creo que ningún jurado le condenara por mi testimonio... - Se veía claro que Samantha mostraba muchas dudas. Cierto era que la sociedad no tenía a las prostitutas en lo más alto del escalón de la pirámide social, pero en los últimos años se había luchado bastante por no verlas únicamente como un desecho social o un trozo de carne y había había bastantes condenas de tipos que que habían propasado con ellas. - Está bien. Si tiene algo que ver con la chiquilla esa muerta... - Chasqueó la lengua. - ¿Me pueden llevar a la comisaría, al menos?

No era una práctica habitual llevar a nadie que no fuera un detenido en un vehículo policial. No es que estuviera prohibido y de hecho, se transportaba a muchas víctimas en coches patrulla, pero nunca era algo agradable, pues con quien solían hablar los agentes no eran precisamente personas normales y corrientes. No obstante, aceptaron. Al fin y al cabo aquella denuncia podía ser importante para su investigación.

Finalmente llamaron a su superiora jerárquica. Era tarde, aunque era posible que todavía no durmiera. El teléfono dio varios tonos sin que nadie descolgara y finalmente se cortó la llamada. Momentos después sonó el teléfono de Daeric, era la Jefa de la División de Homicidios de nombre impronunciable Phiachel Thaallasvashj.

- Espero que sea importante... - Dijo sin más saludo la jefa al otro lado del auricular.

- Buenas noches jefa. Si no lo fuese no llamaría a estas horas. Se trata del testigo que encontró el cuerpo de Marie. Necesitamos una orden de arresto contra él y que se le encierre al menos durante 24-48 horas para poder vincularle al resto de cargos que creemos que ha cometido. Pero para no estropearle la sorpresa y que no sospeche de que va la investigación, vamos de camino a la comisaria local con una víctima de agresión física por parte de ese hombre para tomarla declaración y poner la consecuente denuncia. Como ve, ahora mismo no puedo hablar demasiado, pero creo que está vinculado a los dos casos que nos proporcionó. - Esperaba que estuviese lo suficientemente despierta para recordar el caso de la Granja de Herbs. - 

- Si le acusamos de algo más directo, puede que se nos escape, pero con esto al menos tendremos suficiente como para que no se mueva de la ciudad, no altere pruebas y podamos registrar el camión, en busca de ADN de la víctima de la agresión y puede que nos llevemos más sorpresas. - No quería que Samantha se enterase de nada y la jefa debía saber de que hablaba. - Así que espero que pueda preparar esa orden mientras cursamos la denuncia. Creo que ese sujeto es clave para todos los casos.

La jefa se mantuvo en silencio unos instantes tratando de asimilar todo lo que Daeric le había desvelado. Finalmente habló.

- Buen trabajo. - Le dijo con la voz un poco más clara tras haberse despejado un poco. - Cursaremos esa orden de detención y de registro del camión. - Comentó con determinación. - Me pongo a ello. Ustedes asegúrense de que la víctima interpone esa denuncia. Tenemos que atar muy bien todo. - Añadió. - Sobre todo si queremos recuperar las pruebas forenses... 

¿Recuperar las pruebas forenses? Aquello era nuevo para ellos. ¿A qué se refería la jefa Phiachel Thaallasvashj? Enseguida Kharis preguntó por aquello. 

- ¿No se lo han dicho? - Preguntó contrariada. - ¿Estuvo allí el agente Caruso, no?

Caruso, el agente que llegó tarde al hotel donde Chandrelle y Kharis estaban hospedados y que se llevó las últimas pruebas recabadas para que fueran puestas a disposición de laboratorio forense. Daeric confirmó aquello. 

- Tenía que decirles... - Chasqueó la lengua. - Es un maldito inútil... - Murmuró. - Thertor A. Cas, el Director de la OFI me dijo que los de asuntos internos andaban tras el caso de la granja. No sé que querrán, Cas no me lo dijo, pero lo que si está claro es que el Director me dijo claramente que no me opusiera a nada y eso hice... - Se mantuvo callada. - Me llamo Crews, el forense. Los agentes Mills y Grikhvili fueron a su laboratorio y le pidieron llevarse todas las pruebas. No pudimos hacer nada. Saben que en estos casos funciona así, por desgracia... - Resopló al otro lado del teléfono. - Lo siento.

Mills y Grikhvili eran tipos de la peor calaña. Gente con un poder que nadie sabía muy bien de donde procedía. Muchas veces actuaban al margen de la OFI y hasta se podía decir que el mismo Cas les tenía miedo. Por qué habían robado las pruebas forenses, no lo sabían, pero sin duda la razón que estaba detrás de todo eso era fuerte.

¿Las pruebas forenses? 

Por lo que sabíamos, las declaraciones de los testigos tenían que servir para apoyar todo lo demás y aquello sonaba como si no tuviésemos nada.

Al explicarnos lo que había sucedido, quedó claro de nuevo nos habían jodido desde arriba. Alguien estaba siendo protegido desde las altas esferas, porque no entendía que pudiera haber otro motivo para ello. Pero desde luego, a nosotros nos echaba por tierra todo el caso porque ahora disponíamos de muy poco.

-Jefa, conseguir que las prostitutas declaren es muy difícil sin poder asegurarle que será para siempre, y la verdad, yo tampoco las pondría en riesgo si alguien está intentando encubrir las cosas. Tenemos declaraciones que colocan a este hombre en el escenario directo de una de las víctimas y también en el de una agresión. Si le presionamos para que confiese, no necesitaremos nada más. Intentémoslo con eso y ya veremos después lo que podemos sumar. 

Claro que eso no era todo lo que tenía que decir.

-Y tenemos que averiguar a qué viene todo esto o nos echaran el caso a la basura una y otra vez. 

- Vosotros conseguid que denuncie y si ha testigos llevadlas también. - Habló la jefa. - No os preocupéis por lo que pueda pasar luego, ¿entendido? Haced bien vuestro trabajo. ¿Una quiere denunciar? Perfecto, ya tenemos una prueba. - Dijo tajantemente. - ¿Hay testigos? ¡Mucho mejor! - Hizo una pausa. - Una vez ensamblemos esta pista del puzle, lo otro caerá por su propio peso. 

Finalmente los agentes se llevaron a las prostitutas de las que habían sacado algo, Marlenne y principalmente Samantha, a la oficina de policía más cercana, la de Sarns. Allí se encontraba unos agentes que no conocían, pero al identificarse como agentes y al saber que las meretrices querían interponer una denuncia y prestar declaración como testigo, enseguida se pusieron manos a la obra y comenzaron a teclear en el ordenador bajo la supervisión de los agentes de la OFI.

La jefa Thako se presentó media hora después de que Chandrelle y Kharis se presentaran en su comisaría. Al saber que estaban tras la pista del presunto culpable de la desaparición de las prostitutas se puso realmente contenta. Se disculpó por la actitud de alguno de sus agentes, aunque les explicó que ellos tan solo trataban de seguir el protocolo, un protocolo que en aquel caso podía haberse pasado por alto, claro está. Todo fue una confusión.

Finalmente lograron aquellas declaraciones y los agentes de la OFI se quedaron con una copia. Ya era muy tarde cuando acabaron con aquello y finalmente se marcharon al hotel que habían dejado pagado. Suerte que habían pagado dos habitaciones, pues después del incidente de la ducha, le habría resultado muy, pero que muy incómodo. Por suerte pasaron buena noche, pero despertaron pronto. De nuevo por una llamada.

- Diga... - Respondió Kharis con voz de dormido, eran todavía las 7.00 de la mañana.

- Tenemos localizado a Chester. - Era la jefa Thaallasvashj. - Si queréis estar presentes en la entrada en su domicilio, tenéis cincuenta minutos para estar en su casa. - Les informó. 

- No se preocupe jefa, tenemos de todo. - Hasta un confidente diciendo quién es el cabecilla de la granja. Sólo queda vincular a uno con otro y empezar a ver porque esos dos quieren tapar todo esto. - Pensé para mí. No iba a hablar demás delante de testigos sobre el caso. Jones se había excedido nuevamente. Era mi llamada, ¿a qué se metía? ¡Malditos elfos con super-oído!

Tras la llamada fuimos a comisaría y curiosamente ahora sí se podía molestar a la jefa Thako. Procuré dejar bien claro a aquella mujer que estábamos investigando algo que la OFI no nos había pedido y de lo que había pasado y que si se enteraban de una doble investigación, eran a Jones y a mí a quienes nos iban a joder. Así que el protocolo que se lo guardaste para sus agentes o que ella misma firmase todas las solicitudes que hiciésemos. Pero si quería nuestra ayuda, tendría que mirar a otro lado. Sobre todo sus agentes.

Y por fin se acabó el papeleo y el trabajo en la comisaría. Cansado y hambriento por no cenar nada, regresé en la coche junto con Jones al motel. Puse la radio un poco alta, pues no me apetecía hablar y conduje en silencio hasta nuestro destino.

Una vez en mi habitación, me di una ducha, no sin antes asegurarme de darle una capa de lechada a los azulejos de las duchas y quizás con eso, dejaría de ver a mi compañera en toalla a todas horas.

A los pocos segundos de meterme en la cama, caí dormido del tirón. 

Esa noche parecía que no me despertaría nada ni nadie, pero me equivoqué cuando mi móvil comenzó a sonar. Dormido, descolgué y me encontré con la agradable voz de nuestra jefa, metiéndonos prisa si queríamos llegar a la detención del principal sospechoso. - 50 minutos, de acuerdo. Si no está en su casa, mándeme la ubicación por mensaje.

Dicho esto, colgué el teléfono y llamé a Jones al suyo. Vale, estaba en la habitación de al lado, pero yo dormía con la misma ropa que traje al nacer y ya era suficiente con uno de los dos con una imagen del otro que casi no podía ni borrarla de su mente.

Tras informar a Jones, me di una ducha rápida y fría. Luego me vestí y recogí todo lo imprescindible para la investigación, traducción: todo, pues no llevaba equipaje. Al salir de mi habitación golpeé la de la puerta de Jones con la palma de mi mano. - Te espero en el coche con el motor en marcha! - Exclamé. No quería que abriese y verla de nuevo ligera de ropa.

Descendí deprisa por las escaleras y corrí a por el coche, dejándolo en la entrada del hotel para recoger a Jones cuando bajase y salí de allí quemando rueda una vez mi compañera se subió en el auto y se puso el cinturón de seguridad.

En el silencio de mi habitación, la vida recuperó su ritmo a mi alrededor. De repente volvía a sentirme atrapada en una espiral de desesperación que me empujaba a pensar en el pasado y a sentir todo el dolor que parecía haber olvidado completamente. Me desnudé con parsimonia, doblando perfectamente mi ropa, como si quisiera que alguien lo encontrase todo perfectamente arreglado, en el caso de entrar, y me dirigí entonces hacia la ducha.

Y lloré; lloré durante incontables minutos, primero sin ni tan siquiera haber girado el grifo y después, bajo el agua caliente, casi hirviendo, que caía sobre mi cabeza. Eran lo sollozos del miedo porque al día siguiente, todo fuese peor y de nuevo, deseara terminar el trabajo interrumpido en mis muñecas. Miré las cicatrices y durante un breve instante, lo sopesé. Pero ya había superado aquella fase; en esos momentos, era más una especie de deseo que sabía jamás se cumpliría, porque mi cuerpo quería vivir, a pesar del dolor y la tortura.

Cuando salí de la ducha, ni siquiera me molesté en vestirme. Me sequé y me metí en la cama, sumida en la oscuridad de mis propios pensamientos, observando el parpadeo del letrero de neón, que se reflejaba en una de las paredes, mientras me preguntaba por qué motivo seguía aún respirando.

Me despertó el sonido del teléfono. Confundida, me di cuenta de que apenas me había movido de la misma posición en la cual me había acostado, pero que ya era de día, puesto que entraba bastante luz a través de los resquicios de la casi invisible cortina.

-Diga -respondí al teléfono, con sequedad. Era Kharis, para informarme de que habían encontrado a nuestro hombre y de que si queríamos ver cómo lo apresaban, teníamos que darnos prisa -. Estaré lista en diez minutos.

Ni siquiera tardé diez minutos. Visité el baño rápidamente, me vestí y bajé directamente al coche, sin ni tan siquiera vestirme. Me recogí ligeramente el cabello mientras caminaba y no necesitaba mucho más para parecer humana. Bueno, quizás un café, pero tendría que esperar. No había ni cerrado la puerta del vehículo cuando oí como Kharis llamaba a mi habitación y me avisaba de que me esperaba... en el coche.

Cuando apareció, le sonreí.

-Dese prisa, agente Daeric. Me siento como si llevase toda la noche esperándole -le dije, bromeando.

Kharis ni se lo pensó. Entró, arrancó el coche y salimos a toda velocidad, rodeados por el olor a neumáticos quemados.

Por suerte, el domicilio de Chester Banks estaba en el mismo Sarnis y no muy lejos de donde habían pasado la noche. Al introducir en el GPS el domicilio del sospecho, les informó de que estaban a veinticinco minutos de la calle Estrella Polar y es que Banks, vivía en la planta baja, puerta B del número 12 de dicha calle.

Durante el trayecto fueron hablando del caso. Las pruebas y todo lo que empezaba a ligar cobrando sentido fue el tema de conversación, aunque también hubo algunos silencios incómodos y cierta tensión cuando se encontraron un atasco debido a un accidente en la carretera que les conducía teóricamente más rápido, al lugar al que se dirigían. Entre eso y los quince minutos que tardaron en vestirse, casi llegaron tarde junto a la jefa, pero finalmente lo lograron. Eran las 7:43 minutos y el equipo de asalto estaba preparado para entrar en el domicilio.

Aparcaron a una manzana del lugar, por tal de ser discretos. El barrio era de lo peor que habían visto en Sarns y para cuando llegaron frente al edificio, pudieron comprobar que se trataba de un edificio destartalado, cuyas ventanas estaban todas prácticamente rotas y que la entrada del edificio tenía signos de que se había producido un incendio.

- Buenos días agentes. - Les dijo Thaallasvashj apareciendo desde su espalda.

Frente a la vivienda ya se encontraba el grupo de asalto de la vivienda. Habían rodeado el edificio por su Chester trataba de escapar y estaban listos para tirar la puerta abajo. 

- ¿Por qué toda la mala gente del estilo de Barns, vive en un cuchitril como éste? - Les preguntó sonriente. - Han hecho un buen trabajo. - Les dio la mano a ambos. - ¿Alguna sugerencia antes de que demos la orden? - Les pidió. - Por cierto... - Hizo una pausa. - Ese hombre tiene antecedentes por tráfico de drogas, dos delitos por los que ha pasado doce años entre rejas, una delito de resistencia a la autoridad, un delito de atentado contra agentes de la autoridad y varios temas de tráfico. Además, tiene una escopeta a su nombre, cosa que no acabo de entender con su historia delictivo...

- Buenos días jefa Thaallasvashj. - Dije con mi peculiar tono amable a mi superiora, pero por dentro estaba tenso. No sabía como Jones había llegado al coche antes que yo y menos aún como había entrado en él sin las llaves. Supuse que se quedó a dormir en su interior, porque era imposible hacer lo que hizo salvo que se teletrasportase y ella no creía en esas cosas o eso decía. El viaje lo hicimos en silencio, básicamente porque le iba pisando tanto al acelerador que no podía mantener una conversación con aquella manera de conducir.

La zona estaba llena de policías y seguramente más de algún vecino estaría tirando droga ya por el retrete o saliendo por las ventana de emergencia. Solo que esperaba que nuestro objetivo siguiese en casa. - Sí, que no lo maten. Le necesitamos vivo. Creo que todo es un único caso realmente y él la única pieza para unirlo todo. - Vamos, que si algo le pasaba a aquel cabrón, sin las pruebas que se llevó asuntos internos y poder cotejarlas con lo que encontrásemos en el camión y la casa y sin una cofesión de aquel tipo, mal íbamos. - Tenemos más hilos de los que tirar aún, pero creo que él es la clave.

Por los datos que dio la jefa, era una verdadera joya. - Siempre puedes sobornar a alguien si tienes suficiente dinero o amigos influyentes. - Y miré a Jones, dándole a entender claramente donde estaba colocado ese hombre y con quien estaba vinculado, al igual que, seguramente, los dos agentes de asuntos internos, que trabajarían para el hermano rico que se creía un poderoso brujo...