Partida Rol por web

Por suerte, el domicilio de Chester Banks estaba en el mismo Sarnis y no muy lejos de donde habían pasado la noche. Al introducir en el GPS el domicilio del sospecho, les informó de que estaban a veinticinco minutos de la calle Estrella Polar y es que Banks, vivía en la planta baja, puerta B del número 12 de dicha calle.

Durante el trayecto fueron hablando del caso. Las pruebas y todo lo que empezaba a ligar cobrando sentido fue el tema de conversación, aunque también hubo algunos silencios incómodos y cierta tensión cuando se encontraron un atasco debido a un accidente en la carretera que les conducía teóricamente más rápido, al lugar al que se dirigían. Entre eso y los quince minutos que tardaron en vestirse, casi llegaron tarde junto a la jefa, pero finalmente lo lograron. Eran las 7:43 minutos y el equipo de asalto estaba preparado para entrar en el domicilio.

Aparcaron a una manzana del lugar, por tal de ser discretos. El barrio era de lo peor que habían visto en Sarns y para cuando llegaron frente al edificio, pudieron comprobar que se trataba de un edificio destartalado, cuyas ventanas estaban todas prácticamente rotas y que la entrada del edificio tenía signos de que se había producido un incendio.

- Buenos días agentes. - Les dijo Thaallasvashj apareciendo desde su espalda.

Frente a la vivienda ya se encontraba el grupo de asalto de la vivienda. Habían rodeado el edificio por su Chester trataba de escapar y estaban listos para tirar la puerta abajo. 

- ¿Por qué toda la mala gente del estilo de Barns, vive en un cuchitril como éste? - Les preguntó sonriente. - Han hecho un buen trabajo. - Les dio la mano a ambos. - ¿Alguna sugerencia antes de que demos la orden? - Les pidió. - Por cierto... - Hizo una pausa. - Ese hombre tiene antecedentes por tráfico de drogas, dos delitos por los que ha pasado doce años entre rejas, una delito de resistencia a la autoridad, un delito de atentado contra agentes de la autoridad y varios temas de tráfico. Además, tiene una escopeta a su nombre, cosa que no acabo de entender con su historia delictivo...

- Buenos días jefa Thaallasvashj. - Dije con mi peculiar tono amable a mi superiora, pero por dentro estaba tenso. No sabía como Jones había llegado al coche antes que yo y menos aún como había entrado en él sin las llaves. Supuse que se quedó a dormir en su interior, porque era imposible hacer lo que hizo salvo que se teletrasportase y ella no creía en esas cosas o eso decía. El viaje lo hicimos en silencio, básicamente porque le iba pisando tanto al acelerador que no podía mantener una conversación con aquella manera de conducir.

La zona estaba llena de policías y seguramente más de algún vecino estaría tirando droga ya por el retrete o saliendo por las ventana de emergencia. Solo que esperaba que nuestro objetivo siguiese en casa. - Sí, que no lo maten. Le necesitamos vivo. Creo que todo es un único caso realmente y él la única pieza para unirlo todo. - Vamos, que si algo le pasaba a aquel cabrón, sin las pruebas que se llevó asuntos internos y poder cotejarlas con lo que encontrásemos en el camión y la casa y sin una cofesión de aquel tipo, mal íbamos. - Tenemos más hilos de los que tirar aún, pero creo que él es la clave.

Por los datos que dio la jefa, era una verdadera joya. - Siempre puedes sobornar a alguien si tienes suficiente dinero o amigos influyentes. - Y miré a Jones, dándole a entender claramente donde estaba colocado ese hombre y con quien estaba vinculado, al igual que, seguramente, los dos agentes de asuntos internos, que trabajarían para el hermano rico que se creía un poderoso brujo...

El lugar era un asco, pero esta clase de sujeto no merecía mucho más que eso y si acaso, bastante menos. Lo que importaba era que lo teníamos y no podía ni debía escapársenos. Lo queríamos con vida, pero de no poder ser, tampoco me quitaría el sueño que acabase muerto. Un salvaje menos en las calles.

Desde luego, era un individuo peligroso y con el que dudaba pudiésemos hablar mucho, pero si tenía conexiones de alguna clase, por ejemplo para conseguir aquella escopeta, tal y como Kharis había sugerido, quizás por ahí lográsemos algo.... siempre y cuando consiguiéramos cogerle vivo, por lo que a eso fue a lo que me referí.

-Sea como sea, lo más importante es capturarlo con vida en primer lugar. Después podremos hacerle todas las preguntas que queramos y obtener respuestas que nos lleven a gente más importante. Pero ahora mismo, hay que procurar que no se suicide o mate a alguno de nosotros. ¿No cree que deberíamos usar gases lacrimógenos, jefa? Sería más seguro para todos, incluido él mismo.

- Perfecto, Daeric, perfecto. - Dijo satisfecha la jefa al comprobar que habían hecho su trabajo y que además lo habían hecho en tiempo récord. - Si tienen más hilos de los que tirar, habrá que tirar de ellos. - Hizo una breve pausa. - Por cierto, ya han encontrado el camión. Está aparcado en una finca a dos manzanas de aquí. Tengo dos agentes custodiándolo hasta que nos den la atorización del juzgado para entrar rompiendo el candado de la puerta. Aunque eso sí, si alguien tratara de acceder a él, rompemos y punto. - Sonrió. - Está controlado. Además, el equipo forense está estña de camino para examinar la caja y bueno, el camión en general.

Fue entonces cuando intervino la agente Jones.

- El equipo de asalto lo tiene en cuenta seguro. - Le dijo a Chandrelle. - Conozco al cabo Martínez. Es de los mejores en ésto y está al frente del grupo. ¿Damos ya esa orden? - Les preguntó a los agentes mientras sonreía y se frotaba las manos.

- No perdamos más tiempo, jefa, porque se lo estaremos regalando. Ya nos encargaremos del resto de cosas según surjan y de irle uniendo a cada pieza del puzzle. - Miré a Jones unos segundos. - Dé esa orden.

Chandrelle y Kharis no formarían parte del asalto. Evidentemente esa no era su especialidad y para eso estaba el grupo de asalto. Además, si la jefa decía que el cabo Martínez era bueno en lo suyo, no tenían porqué dudar de ella. Al fin y al cabo, la vida real no era como en las películas en las cuales, los investigadores se ponían al frente del grupo de asalto y en vez de llevar casco y protecciones por todo el cuerpo y un rifle de asalto, ellos iban a cabeza descubierta y con una pistola de nueve milímetros encabezando la entrada al inmueble. No, eso no era así en la vida real.

Finalmente la jefa dio la orden por walkie y todo se puso en marcha. Una voz con acento isleño surgió del otro lado del aparado con un "ok" y entonces los agentes se movieron hacia sus posiciones. Thaallasvashj parecía tensa a la espera de noticias. La conocían bien y sabían que no le gustaba estar presente en operaciones como aquella. Se contaba que en sus primeros años sufrió una experiencia traumática dentro del cuerpo que casi le costó la vida y que desde entonces, si bien no rehuía su deber, prefería centrarse en temas más administrativos.

Kharis y Chandrelle esperaron en silencio, junto a la Jefa de la División de Homicidios. No podían ver lo que estaba sucediendo, pero si eran partícipes de ello mediante la comunicaciones por walkie que resonaban a través del terminal de la jefa. Por eso, los tres muy juntos alrededor de aquella máquina, fueron siendo testigos ciegos del asalta a casa del presunto asesino Chester Barns.

- Todo preparado. - Dijo la voz de un hombre.

-  A mi señal tiren la puerta. - Dijo el que debía ser Martínez. Pasaron unos segundos interminables y finalmente se volvió a abrir el canal de comunicación. - Ahora, derriben la puerta.

Durante unos minutos todo fue silencio. 

- Esta vacío... - Volvió a sonar la emisora.

- ¡Código rojo! - Dijo alguien con bastante nerviosismo. - ¡Lleva un arma!

Entonces fue audible desde su posición. Varios disparos resonaron en el interior de la vivienda. El primero parecía ser de escopeta y el resto de rifle.

- Ha sido abatido. - Dijo alguien. - Repito. El sospechoso ha sido abatido.

- ¡Mierda, joder! - Exclamó la jefa. - ¡Se lo habrán cargado! 

Phiachel parecía realmente jodida por lo sucedido. Nunca era agradable que un asalto terminara en un tiroteo, pero mucho menos que el sospechoso, del cual tenían que sacar mucha información para esclarecer los hechos, acabara hecho un colador y sin poder cantar una mierda.

Thaallasvashj agarró el walkie y se lo llevó a la boca apretando el interruptor.

- ¿Hay algún agente herido? - Preguntó la jefa.

- Afirmativo jefa. Hemos llamado al cero para que traigan una ambulancia. - Respondió Martínez. - Una herida superficial parece. Acercaremos al agente Schimmer al hospital.

- ¿Y el sospechoso? - Preguntó ansiosa Phiachel.

- No creo que les sirva de mucho. - Dijo por el walkie. - Se había escondido tras una puerta. Cuando hemos abierto ha disparado y hemos tenido que abatirle. Estamos tratando de taponar las heridas y salvarle la vida, pero... - Se hizo el silencio. - ...creo que no hay nada que hacer. Una ambulancia está en camino también para él.

Abatido significaba que no podríamos hablar con él y descubrir si de verdad tenía algo que ver con lo de la cabaña y asegurarnos de que era un maldito violador y asesino. Seguramente, así sería, pero hubiera estado bien poder interrogarle e incluso amenazarle con la vida que podría llevar hasta ese momento.

Pero a veces no había otra.

-Jefa, en este caso, ahora lo primordial es que los agentes intervengan lo menos posible en la escena. Quizás necesitaríamos unos minutos para registrar el lugar y ver si hay algo que lo conecte con todo lo que estamos investigando, antes de que alguna prueba pueda perderse o alterarse.

Miré a Kharis, intentando retener mi frustración, preocupada por asegurarnos de que ese era el hombre a quién buscábamos, pero también porque si alguien lo estaba protegiendo, podíamos tener allí la prueba definitiva de ello. Otra posibilidad, por supuesto, era que hubiesen acabado con él precisamente para impedir que hablara, pero prefería dejar esa opción aparcada porque me parecía demasiado inquietante.

- Si, claro. - Dijo muy seria la jefa. 

Acto seguido agarró el walkie y se lo llevó a la boca apretando el interruptor. 

- No toquen nada hasta que no hayamos revisado el domicilio. - Ordenó a todos los miembros del grupo de asalto.

- Recibido. - Se escuchó a Martínez.

Acto seguido Phiachel le hizo un gesto con la cabeza a los dos agentes y se puso en marcha hacia la vivienda. Entrarían ya, pues no tenía sentido retrasarlo más. Además, una vez neutralizado al sospechoso, teóricamente ya no había peligro para nadie. Kharis y Chandrelle le siguieron.

Nada más acceder a la sala se toparon con Chester Barns. Estaba en el suelo ensangrentado. Sobre él se habían situado dos agentes tratando de realizar los primeros auxilios. El sospechoso había perdido bastante sangre y estaba inconsciente. Los disparos habían sido en el pecho y junto al cuerpo se pudieron apreciar dos cartuchos vacíos de escopeta y algunas vainas de munición de  7 MM de los rifles de asalto.

Los investigadores pasaron al interior de la casa. Para ser el domicilio de un presunto sociópata asesino, era una casa bastante agradable, aunque pequeña y estaba bastante limpia. El mobiliario era bastante nuevo y moderno. Nada más entrar se abría paso una sala con varios butacones y un sofá en ele, entorno a una televisión de no menos de 65 pulgadas. Detrás de esta zona, un comedor con un mueble para la vajilla y mantelería y en la pared este un balcón por el que entraba bastante luz.

La primera puerta entrando a mano derecha daba acceso a la cocina. Una cocina funcional con mobiliario de color crema y electrodomésticos último modelo. Estaba bastante recogida a excepción de varios platos y cubiertos que reposaban en el fregadero. Una puerta daba acceso a una pequeña coladuria donde estaban lavadora, secadora y un mueble para productos de limpieza.

La segunda puerta a mano derecha daba acceso a la zona del dormitorio. La cama estaba hecha y no había nada por el suelo, ni tan solo un par de calcetines sucios o unos zapatos. Todo estaba colocado en su sitio. Una puerta daba acceso desde el dormitorio, al único baño del inmueble que, aunque era pequeño, también era funcional, con una dicha, un váter y un lavabo. Olía a lavanda y era bastante agradable ciertamente.

Por último, una tercera puerta daba acceso desde el salón a un pequeño despacho con una ventana. El mobiliario estaba compuesto por una mesa, una silla de ordenador, una estantería con libros y archivos y lo que parecía ser una caja fuerte junto a la mesa del escritorio.

El cuerpo del desgraciado de Barns estaba cerca de la entrada, en el mismo lugar desde el cual había intentado jugársela a los agentes, su última estupidez. No cabía duda, al menos para mí, de que no iba a conseguir salir de aquella y por más que deseáramos poder hablar con él, en realidad no me sentía decepcionada. 

Un cerdo menos.

Al apartar la vista, no me pasó desapercibido que la casa estaba en buenas condiciones, nada que ver con Barns. No tenía mucho sentido, a no ser que en realidad, viviese muy poco allí.

-Deberíamos comprobar las facturas, sobre todo de ese televisor. Esta no parece la casa de Barns -comenté, dando pequeños pasos mientras examinaba el lugar.

No parecía haber nada interesante, lo que afianzaba mi opinión. Aquella casa no era un domicilio habitual. Para qué podía usarlo, eso se me escapaba, pero no para vivir, comer, dormir o cualquier otra cosa que hiciese alguien más o menos normal.

-Y las escrituras de la casa. Esto no cuadra en absoluto. Puede que esté a su nombre, pero quizás actuó con un intermediario y tengamos otro hilo del cual tirar -añadí.

Finalmente, entré en lo que parecía un despacho, con libros, archivos... y una caja fuerte. Si aquella casa era únicamente un lugar para guardar cosas, ese era el sitio. Me acerqué a la mesa y miré el interior de los cajones, no solo para ver lo que contenían sino también en busca de la clave de la caja, que a menudo solían poner en etiquetas, ya fuese allí, o bajo la propia mesa.

Si no había ninguna combinación, tendríamos que abrirla a las malas.

Y los archivos. Había que examinar todos lo archivos.

- ¿Y ese es el "mejor" en su trabajo? - Era difícil, muy difícil verme enfadado y más aún con mi superior delante. No todo estaba perdido, pero la muerte del sospechoso nos complicaba las cosas. - ¿Acaso no sabe lo que es el jodido gas lacrimógeno o una puta granada cegadora? ¡Joder! ¡Qué sabían que estaba armado y era peligroso!

Golpeé con la palma de mi mano el techo del coche que había a mi lado, tratando de sacar el resto de frustración que llevaba dentro. De muy mal humor, accedí al lugar de los hechos cuando dieron todo por despejado.

Y no hablé más. Jones iba por buen camino. - Tendremos que revisar sus cuentas, sus ingresos, facturaciones y empresas que le pagaban. El camión es ahora la clave. Espero que esta vez lo revisen los mejores de verdad y no  se dejen nada... - Comenté poniéndome unos guantes de látex que tenía la manía de llevar siempre conmigo.

Aquel hombre tenía aquella casa como lugar de paso. Demasiado limpia para un hombre que casi no vivía en ella. Seguramente tenían contratado algún servicio de limpieza externo. - Nos vendría bien saber quién viene a limpiar, con que frecuencia y que suele encontrarse, al igual que quién paga esas facturas.

Había mucho que rascar allí, al menos a nivel de investigación de oficina. Entré en el dormitorio. Todo impecable. Hasta la cama hecha. Aquel tipo no tenía pinta de ser uno que se hiciese la cama nada más despertar. Abrí el armario, a ver qué más sorpresas guardaba aquel hombre allí dentro.

Evidentemente, la caja fuerte estaba cerrada. Tendrían que abrirla a la fuerza si querían descubrir que había allí dentro y eso era algo que no podían hacer con el equipo del que disponían en esos momentos. No obstante, abrirla iban a abrirla, de eso no cabía duda y legalmente estaban legitimados, pues había una orden judicial de entrada y registro.

Jones comenzó a ojear los archivos. Se trataban en su gran mayoría de albaranes sobre los transportes que había realizado el dueño de la casa durante los últimos meses, quizás años. Nada extraño realmente. Parecía trabajar para diversas empresas y además de albaranes, había facturas, muchas de ellas. 

Mientras Jones examinaba aquello, Daeric abrió el armario. Ropa ordenada un perchero y en los cajones fue lo que descubrió. Todo estaba bastante bien ordenado y olía bien. La ropa era de hombre en su gran mayoría salvo por un par de disfraces. Si, en una parte lateral del perchero, Jones halló lo que parecían ser disfraces de mujer. Un disfraz de enfermera, otro de caperucita roja, uno de policía e incluso uno de colegiala.

Fue en el momento en que Kharis descubrió aquello, cuando Jones encontró algo interesante. En uno de los estantes, encontró lo que parecía ser un estuche para cd's. La curiosidad le pudo y lo abrió. Estaba repleto de cd's, todos ellos cd's en blanco con algunos archivos grabados y con inscripciones en rotulador. Tarzán X, Alicia en el País de las Pornopesadillas, El Guerrero Número 69, Don Cipote de la Mancha... Pero entonces encontró varios cd's en los cuales no había un nombre, sino una fecha... 10/02/250, 15/02/250, 01/01/250. Todas eran fechas cercanas a la actual, del mes pasado y del primero de ese año 250.

Cuando Chandrelle encontró aquello, fue cuando Kharis encontró unos restos de una sustancia rojiza en el cuello de la camisa de un traje de mujer pirata sexy. ¿Sería sangre? Desde luego tenía toda la pinta...

Y entonces...

- Vaya, vaya, vaya... - Dijo el agente Grikhvili al entrar en el lugar de la escena. - Mira a quien tenemos aquí. - Comentó sonriente. - El Espeluznante Daeric y su nueva... "compañera". - Dejó caer. - Veo que el equipo de asalto ha hecho un buen trabajo con el sospechoso...

- Desde luego que si... - Sonrió Mills. - A este tipo será difícil interrogarle. - Empezó a rebuscar en el bolsillo de su camisa. Sacó un paquete de tabaco de la marca morley y se llevó un cigarrillo a los labios. - ¿Caso cerrado, agente Daeric? - Le preguntó. Entonces encendió el cigarrillo y dio una profunda calada, expulsando el aire y viciando el ambiente con el humo del tabaco. - Yo creo que sí. Buen trabajo agentes, muy bueno...

Acaba de encontrar un gran tesoro para la investigación. Esos trajes, debían ser llevados al laboratorio. Quizás tuviesen trazas de ADN de las prostitutas desaparecidas y de Marie, al igual que aquella gota de sangre. En aquel momento oí aquellas voces a mi espalda. No me lo podía creer, aquellos dos cabrones allí. Eso significaba que, efectivamente, el camionero estaba involucrado en el incidente de la granja, siendo seguramente el proveedor de las chicas y lo que me temía era que esos dos estuviesen protegiendo a quien pagaba todo aquello.

Con disimulo, como si no hubiese nada de interés en el armario o no hubiese visto nada, lo cerré mientras soltaba un comentario sobre la llegada de aquellos dos sujetos. - Agente Jones. ¿No huele de pronto a mierda? - Pregunté con descaro. Estaba tan enfadado por el fracaso del asalto y de la llegada de aquellos dos que de golpe mi amabilidad se había esfumado y no tenía filtro. O quizás sí, pero no me apetecía usarlo. - ¡Ah! ¡No! ¡Son los dos agentes de asuntos internos que vienen a felicitarnos por la resolución de un caso! - Dije no carente de ironía. - No debieron molestarse. Con mandarnos un correo nos hubiese llegado. Y sí, el caso está casi cerrado. Solamente tenemos que demostrar que Marie estuvo en esta casa o dentro del camión y cerraremos el caso de su asesinato y con el asesino muerto, quedará todo listo. Pero ya saben, solo falta víncular a la víctima con el asesino.

Miré la cama. - Supongo que las sábanas nos lo dirán, pero tenía curiosidad como un tipo con un aspecto como este, fuese tan pulcro... La verdad es que tiene más pinta de tener una casa patas arriba, con todo desordenado y demás. Pero cada uno es como es... Si no les importa... creo que deberían marcharse y dejarnos terminar nuestro trabajo. No me gustaría que contaminasen la escena de un crimen... menos aún con el humo de su cigarrillo, agente Mills y cuanto antes encontremos los restos de Marie aquí o en el camión, antes cerraremos el caso y dedicarnos a buscar ancianitas perdidas o bajar gatos de los árboles.

Los archivos no tenían nada de interés y no encontré ninguna combinación escrita en parte alguna. Nuestra intención de abrir la caja y ver lo que contenía, debería esperar. Sin embargo, había más cosas, y de ellas sí que podríamos extraer algo. Daeric descubrió ropa y entre ella, además de prendas con un uso sin duda sexual, había lo que podían ser rastros de sangre.... ¿de mujer?

Eso podría enlazarlo directamente con cualquiera de las víctimas. 

Pero además de todo aquello, había una buena colección de cds que no solo eran películas pornográficas, sino otras que bien podían ser grabaciones caseras. Una por una fui cogiéndolas y apilándolas para llevárnoslas.

Era un tesoro en potencia.

Y entonces... 

La llegada de aquellos dos cabrones hizo que durante unos momentos, me olvidase de todo y los mirase con ánimo de romperles la cabeza en tres partes. Kharis fue mucho más diplomático que yo y sonreí ante su comentario.

-Sí, es fácil confundir el olor a mierda con el de lameculos. Suele venir ambos unidos -le dije, siguiéndole la broma, pero dentro de la misma había algo tan serio como que su presencia allí, demasiado rápida, evidenciaba una intervención que nos ponía a la defensiva.

¿A qué venía tanto interés?

-Si contaminan la escena con su presencia, puesto que no son oficiales al cargo de la investigación, no tendremos más remedio que elevar una denuncia formal y solicitar la apertura de un expediente disciplinario debido a su incompetencia, así que por favor, saquen sus jodidos culos de esta escena del crimen antes de que les ordenemos a los agentes que los echen escaleras abajo... educadamente, por supuesto, como merecen de acuerdo a su rango -añadí, con una sonrisa tremendamente falsa que no dudé en transformar con rapidez en un gesto de profundo desprecio.

 Agente Jones. ¿No huele de pronto a mierda?  ¡Ah! ¡No! ¡Son los dos agentes de asuntos     internos que vienen a felicitarnos por la resolución de un caso! No debieron molestarse.   Con mandarnos un correo nos hubiese llegado. Y sí, el caso está casi cerrado. Solamente   tenemos que demostrar que Marie estuvo en esta casa o dentro del camión y cerraremos el   caso de su asesinato y con el asesino muerto, quedará todo listo. Pero ya saben, solo falta   víncular a la víctima con el asesino.

El agente Grikhvili sonrió ante aquellas palabras. A Mills en cambio no parecía resultarle tan gracioso. Grikhvili no respondió de inmediato. Caminó varios pasos por la escena del crimen sin atender demasiado a las palabras de los agentes de la OFI y sin prestar demasiado cuidado a lo que hacía. Dándole la espalda a los agentes puso los brazos en jarra y entonces si habló.

- ¡Qué mordaz, agente Daeric! - Dijo sonriente y sin dirigirle la mirada. Tras aquello giró la cabeza y por un instante si miro a Kharis. - Si, les felicito. Han hecho un muy buen trabajo. Muy bueno, la verdad.

 Sí, es fácil confundir el olor a mierda con el de lameculos. Suele venir ambos unidos.

Se giró entonces hacia Jones. La sonrisa que exhibía en su rostro era la típica que le daba a uno ganas de partirle la cara a quien la lucía en su rostro.

- ¡Agente Jones, esa lengua! - Le reprendió sin borrar su risita. Y entonces soltó una carcajada.

 Supongo que las sábanas nos lo dirán, pero tenía curiosidad como un tipo con un aspecto como este, fuese tan pulcro... La verdad es que tiene más pinta de tener una casa patas arriba, con todo desordenado y demás. Pero cada uno es como es... Si no les importa... creo que deberían marcharse y dejarnos terminar nuestro trabajo. No me gustaría que contaminasen la escena de un crimen... menos aún con el humo de su cigarrillo, agente Mills y cuanto antes encontremos los restos de Marie aquí o en el camión, antes cerraremos el caso y dedicarnos a buscar ancianitas perdidas o bajar gatos de los árboles.

- ¡Oh, perdone agente Daeric! - Exclamó Mills de forma teatral. - ¿Le importa que fume? - Le preguntó mientras daba una profunda calada a su cigarrillo y le miraba a los ojos como desafiándole. - Enseguida lo apago. - Comentó mientras expulsaba el humo por nariz y boca.

Si contaminan la escena con su presencia, puesto que no son oficiales al cargo de la investigación, no tendremos más remedio que elevar una denuncia formal y solicitar la apertura de un expediente disciplinario debido a su incompetencia, así que por favor, saquen sus jodidos culos de esta escena del crimen antes de que les ordenemos a los agentes que los echen escaleras abajo... educadamente, por supuesto, como merecen de acuerdo a su rango.

- Claro... - Dijo con cierta mirada de asco. - Una mujer tiene que hacer, lo que tiene que hacer. - Comentó. - Veo que está usted muy recuperada ya. Ha ganado mucha confianza en si misma desde lo de... - Elevó una media sonrisita de lado. - Me alegro de verdad por usted. 

Entonces tiró el cigarrillo al suelo y lo apagó en el suelo de la casa. Entonces alzó la mirada y la cruzó alternativamente con Kharis y luego con Chandrelle. 

- ¡Oh, si, la contaminación! - Se agachó y recogió la colilla justo antes de darse media vuelta y salir del domicilio.