Partida Rol por web

- Agentes Jones y Daeric, de la OFI. - Presenté a mi compañera y a mí mismo mostrando mi identificación. - Lamentamos presentarnos sin avisar. Estamos investigando la muerte de Marie. - No dije el apellido, sin duda en aquel lugar todos sabrían de quien hablaba. - Y nos han dicho que, si no me equivoco, ¿su hijo? Peter Val-Unduil conocía a Marie personalmente.

» Estamos intentando recrear sus últimas horas de vida y estamos hablando con sus amistades. Nos gustaría hablar con su hijo sobre ella. Preguntas rutinarias: que tipo de relación tenían, si la vio ese día, como le parecía que era ella... ¿Le importa que hablemos con él? Cuanto antes empecemos a obtener información útil, antes podremos dar con quien lo hizo y evitar que lo pueda repetir con otra joven. - Dije dando a entender claramente que su propia hija Erika, estaba en peligro si aquello no se resolvía y se negaba a que su hijo cooperase.

- Ya veo... - Comentó impertérrito el señor Val-Unduil. - Me extraña que mi hijo pueda aportar algo al asunto. - Dijo sin variar el gesto. - Es un chico que sale poco de casa y tiene pocos amigos, pero buenos. Le llamaré. 

Valad invitó a pasar a los agentes al recibidor de la casa y se marchó escaleras arriba en busca de su hijo. Momentos después apareció junto a un joven alto y desgarbado, sus se ocultaba tras unas gafas de pasta. 

- Estos señores tienen algo que preguntarte. - Le desveló.

- Hola... - Saludó muy nervioso el chico. - ¿Son... Son de la O...OFI? - Preguntó asustado y miró a su padre que al cruzar su mirada con la de su hijo, permaneció impasible. - ¿Qué... Qué pasa? ¿Qué quieren de mi? - Les preguntó a los agentes.

Miré a Kharis. Había encarado muy bien el asunto y no deseaba fastidiarlo ahora. Pero teníamos un problema entre manos que exigía una solución inmediata.

-Buenas tardes, Peter. Acabamos de estar en la casa de tu amigo Jonathan Maslowe. Estamos investigando la muerte de la pobre Marie. Supongo que no sabrás dónde está, ¿verdad? 

Dejé un momento para que asimilara la idea de que estábamos buscando a su amigo.

-Verá, señor Val -Unduil. Cuando hemos ido a la casa de los Maslowe, el joven Jonathan ha huido diciendo que todo era culpa de su hijo, así que hemos pensado que quizás Peter podría ayudarnos con eso, o que sabría a dónde podría haber ido. Creemos que tiene algo que ver con la muerte de esa pobre chica. Peter, cualquier cosa que nos diga, podría ayudarnos mucho... y también a ti si es que sabes o vistes algo. Es un caso muy grave.

Obviamente, decir aquello podía significar que se cerraran en banda, pero también podíamos utilizarlo para que confesara o que su padre lo empujara a decir la verdad. Al final, todo dependía de la actitud del joven y las ganas de confesar que tuviera.

- ¿Cómo? - Preguntó extrañado Peter. - Yo... ¡No sé nada de eso! ¡El imbécil de Johnny! ¿Por qué me mete en sus mierdas? Yo...

Un sonoro "plas" se escuchó cuándo el padre del joven le giró la cara de un manotazo que le dejó los dedos marcados y le hizo trastabillar hasta casi caer de no ser por haber encontrado la pared en su trayectoria. 

- ¿Quien te ha enseñado a hablar de esa forma? - Le preguntó disgustado. - Si los agentes están aquí no es por casualidad. Diles ahora mismo lo que ha sucedido y si sabes algo. Todo se puede arreglar. Incluso tu actitud loco colaborativa y bravucona. Y si no... Ya lo verás.

- ¡quePa...padre! - Exclamó sorprendido y llevándose la mano a la cara, como si fuera la primera vez que le daban una bofetada. - Yo... - Miró en todas direcciones aún aturdido. - Mire, esa noche estaba con Johnny. Su novia, Marie o su ex novia más bien... - Comenzó diciendo y sus palabras eran prometedoras. - ...nos dijo de quedar con ella. Bueno, se lo dijo a él, pero no le importó que yo fuera. Dijo de vernos en Doxton a eso de las 23.00. - Hizo una pausa. - Antes de salir, sobre las 22.00 nos llamó. Nos dijo que iba andando por la 61 y que si la podíamos recoger. Quedamos en el kilómetro 12. ¡No se qué mierdas hacia andando por la carretera! - Miró a los agentes y luego a su padre. Tragó saliva. - Eso mismo le dijo Johnny. Por lo que salimos de inmediato, pero no la encontramos. Le llamamos pero tenía el teléfono apagado. Nos preocupamos y seguimos avanzando lentamente mirando hacia el arcén hasta que nos topamos con un camión aparcado en la cuneta. Todavía recuerdo la matrícula... ZZT 166 HJ. Vimos como el camionero tiraba algo a la cuenta y luego seguía. Creo que no nos vio y luego... - Tragó saliva. - Al acercarnos... Era... Marie. Ya estaba muerta... Nos asustamos. Le dije que nos acusarían. Johnny quería llamar a la poli, pero siendo su ex y siendo negro... - Sollozó. - ¡Le convencí para irnos! ¡Ya estaba muerta y mi padre se enfadaría si sabía que había ido a Doxton! ¡Me había escapado de casa y soy menor! ¡Johnny ya no lo es y se habría metido en un lío, joder!

Genial. Resulta que el niñato tenía información valiosa y prefirió no decir nada para que "no culpasen a su amigo negro" antes que ir a la comisaría. No me sorprendería que su padre le diese una bofetada después de soltar todo aquello. Apunté la matrícula del camión según la dijo y esta vez opté por llamar a la OFI para que nos diesen la matrícula del camión, a fin de cuentas, el caso era nuestro, a la policía local les correspondía el de las prostitutas... si es que realmente me merecía la pena meterme en aquello después del trato recibido por aquellos payasos.

- Iba a rellenar aquellas fichas su puta madre. - Pensé cabreado viendo como salía todo y ya tenía que estar enojado para que hasta en mis pensamientos hablase así. Ya me escucharía mañana su superiora. Si quería nuestra colaboración, iban a tener que cambiar muchas cosas. No podíamos dejar rastros que condujesen a una investigación paralela y la mejor manera de colar pruebas sobre la granja era meterlas con las de las prostitutas. Si la jefa no aceptaba que las fichas las rellenasen sus hombres con sus nombres o con el de ella misma, se acabó el buscar para ellos quien se llevaba a las prostitutas de la ciudad, porque ahora teníamos un buen hilo el que tirar.

Aunque claro. La matrícula seguramente sería falsa.

- Vamos, que ven como el posible asesino se deshace del cuerpo de la exnovia de su amigo y en lugar de llamar a la policía optan por ocultarlo por no meterse en líos. ¿Sabe que lo que ha hecho es peor que si hubiera llamado a emergencias? Ahora se  le puede acusar de obstrucción a la justicia e incluso de complicidad. - Le dije al chico muy serio. - Pero eso no me corresponde a mí. Detallaré todo esto en mi informe y será mi superiora quien decida si debe emprender acciones legales sobre su amigo y usted. Pero pase lo que pase, quien estoy seguro que no dejará esto sin castigo será su padre.

» Cuanto menos, es usted testigo presencial de un delito. - Miré a su padre. - Si me disculpa, haré una llamada rápida para alertar sobre la matrícula y necesitaremos que su hijo repita todo de nuevo para que quede grabado para la investigación y que deje todo por escrito, de su puño y letra. - Miré al chico. - Aunque si fuese por mí le llevaría ahora mismo esposado a las dependencias policiales y le tendría toda la noche despierto y hablando. - Era un farol, pero quería que el chaval no repitiese aquella estupidez otra vez. Mentía fatal y lo sabía, pero él estaba tan cagado que no se daría cuenta de aquello. Además, no tenía ganas de ver a los imbéciles de los policías de Sarns de nuevo.

Dicho esto di dos pasos atrás y llamé a la OFI. - Soy el agente Daeric... Sí, necesito información de una matrícula... ZZT 166 HJ ... pertenece a un camión... sí, es urgente... su conductor podría ser el asesino de Marie Penwater...

Mientras esperaba anotaba en mi libreta todo lo relevante que había dicho el chico. En cuanto tuviese un momento la superiora recibiría un mail con todos los datos, incluída la grabación del chico y una copia de su testimonio. A ver si así la próxima vez que la dijésemos que ejecutase una orden de busca y captura se dejaba de estupideces y hacía caso.

- ¡Serás estúpido! - Exclamó el padre de aquel joven, quien por primera vez desde que había abierto la puerta mostraba un cambio de actitud en su actitud impoluta. 

Lo siguiente fue que un zarpazo golpeó contra la mejilla de aquel joven dejando marcados sus cinco dedos en la mejilla y haciendo saltar las gafas del joven por los aires.

- ¡Pero padre! - Dijo Peter asustado y llevándose la mano a la cara. - ¡Nos asustamos, joder! ¡Sabes que Marie denunció a Johnny porque decía que le había pegado y luego retiró la denuncia! ¡Esa chica era super celosa! ¡Con esos antecedentes le hubieran culpado seguro!

- ¡Calla, imbécil! - Le reprendió su padre. - ¿Sabiendo que soy uno de los mejores abogados del país, no se os ocurrió contarme lo que pasaba? - Le preguntó. - ¡Y no repliques si no quieres que te ponga la mejilla a juego con la otra! 

El joven bajó la cabeza recogió sus gafas y empezó a acariciarse la enrojecida mejilla. Valad, mucho más tranquilo, miró de nuevo a los agentes.

- Perdonen por...el espectáculo. - Se disculpó. - Si no van a presentar cargos ahora mismo contra mi hijo, les ruego que nos dejen ahora. Mañana a primera hora estaremos donde nos digan para que el imbécil de mi hijo declare todo lo sucedido. - Tomó aire y lo expulsó lentamente. - ¿Les parece?

Y mientras eso sucedía, el agente que había atendido a Kharis respondió. 

- El propietario del camión es un tal Chester Barns, con número de identificación 6798276VS, fecha de nacimiento el día 20 de totam de 217, domicilio en la calle Estrella Polar 12 planta baja B, de Sarnis.

Y cuabdo colgó el teléfono vio que tenía una llamada perdida por parte de la jefa Thako de Sarns. No le dio tiempo a decir si le devolvía la llamada o no, cuando llegó un mensaje. 

Jefa de Sarns. 19.53 horas. 

Jonathan Maslowe está en dependencias policiales de Sarns, por si les interesa.

De no haber estado investigando un asesinato y andar de aquí para allá para descubrir y capturar a un asesino, la escena me habría parecido hasta cómica. Pero no me hacía ninguna gracia que el cuerpo sin vida de la pobre Marie hubiese sido arrojado como si fuese una bolsa de basura, algo de lo que prescindir, sin respeto, sin el más mínimo cuidado, y que aquellos dos chicos ni siquiera hubieran tenido la valentía de ir a denunciarlo.

Estaba claro que no era solo una cuestión de "chiquillos", sino de mentes egocéntricas que bien se merecían sufrir un castigo parecido en sus propias carnes.

Poco a poco, me fui enervando y únicamente la voz de Kharis, que parecía tan indignado y cabreado como yo, logró atemperarme lo suficiente. No quería volver a perder el control.

En ese momento llegó la información de la OFI y también sonó un mensaje avisando de que tenían a Maslowe. Miré a Kharis, endureciendo la mandíbula y pensando en un careo para ver cómo reaccionaban los dos.

-Este asunto debe resolverse hoy, señor Val-Unduil. Será mejor que nos acompañen usted y su hijo, para hacer la declaración lo antes posible. Y si conocen quién es este "Chester", también deberían decírnoslo. Creo que su ayuda podría no solo ser muy valiosa sino también demostrar su interés en resolver este caso, sobre todo después de la ocultación de pruebas que hizo su hijo.

Si por mi fuera, aquel chico y su maldito amigo no quedarían impunes de aquello.

Maldita sea.

- ¿Y en calidad de qué, va a ir a declarar mi hijo? - Preguntó. - ¿Detenido, investigado, testigo? Piensen que ahora también soy su abogado. - Comentó. - Y como tal, tengo derecho a una entrevista previa a solas con él antes de que preste declaración.

Así que ahora salía el padre y entraba el abogado. Eso no cambiaba nada, porque al final, siempre podíamos detener a aquel capullo por algo tan sencillo como no haber informado de un crimen.

Pero por el momento...

-Podríamos detenerlo por obstrucción a la justicia, no informar de un delito, ocultación de pruebas, e incluso existe la posibilidad de acusarle junto a su amigo de conspiración para cometer un asesinato, pero por el momento, y ánimos de que colabore con nosotros... por voluntad propia, debería venir como testigo material de un crimen. En función de lo que haga ahora y después en la comisaría, podríamos cambiar eso. Como testigo, no es necesaria la presencia de su abogado, pero le invito, como padre, a que nos ayude en esta investigación.

- Empezamos a entendernos, agente. - Dijo el padre y abogado de Peter. - Mi hijo es un imbécil, pero no es mal chico. Una acusación como la que se merece, acabaría fácilmente con su futuro. - Comentó. - Ustedes necesitan el testimonio del anormal que tienen frente a ustedes y también del del imbécil de su amigote, para poder llevar a cabo la acusación formal contra el asesino de la joven difunta. - Explicó. - Además, puede que incluso pudieran identificarle en una rueda de reconocimiento. - Miró a su hijo. - ¿Crees que podrías hacer eso, capullo? - Le preguntó.

- Si... bueno... creo que... - Dijo cabizbajo. Entonces alzó la mirada. - Creo que podría hacerlo... - Afirmó finalmente. - Era un sureño. Unos cincuenta años, orejas grandes y pelo corto... - Afirmó tratando de colaborar al máximo.

- ¿Pacto yo con el fiscal del distrito o quieren hacer ustedes la llamada? - Le preguntó sonriente el señor Val-Unduil a los agentes. - "Quid pro quo", señores agentes. Yo les doy a su culpable y ustedes le dan una segunda oportunidad a dos niñatos inmaduros. Les aseguro que yo me encargaré personalmente de que aprendan a ser un par de miembros útiles para sociedad. Se lo puedo asegurar... - Les miró muy seriamente. - ¿Hay trato?

Me mantuve al margen de la conversación cuando Jones tomó las riendas. Yo solo quise asustar al chico, no meterle en líos sabiendo que era un testigo útil a la par que estúpido por su decisión y la de su amigo. Además, sabía que su padre le metería en vereda. Lo que no me esperaba era que fuese abogado ni que le dejase las cosas tan claras a Jones. Miré a mi compañera. Parecía que quería alzar el vuelo y si me metía yo y "solucionaba" el problema que habían generado sus propias palabras no la haría ningún bien puesto que ella acabaría generando problemas y yo resolviéndolos y eso no era bueno para ninguno de los dos.

No porque en caso de separarnos, acabaría en algún lío y no estaría yo para ayudarla a salir del entuerto. Debía volver a confiar en sí misma, en su instinto y centrarse. Sobre todo centrarse. Por eso no intervine hasta que el señor Val-Unduil no nos ofreció el trato.

- Jonathan Maslowe está en dependencias policiales. - Le informé al ahora abogado de los dos chicos. - Necesitamos su declaración como testigos y que aprendan la lección pero sus ojos me dicen que hará que la aprendan. - Eso y la bofetada que le dio a su propio hijo cuando soltó todo lo que sabía. - Así pues, si quiere y para hacer todo menos violento para su hijo, volveremos a tomarle declaración como testigo aquí. Que nos la de por escrito, junto con la descripción del tipo del camión y la matrícula del mismo y cualquier dato que nos pueda dar. Si le hacemos alguna pregunta, todo quedará grabado y le pasaremos una copia para que la tenga por si alguien decide complicar las cosas. Cuando acabemos con su hijo, podemos ir a hablar con Jonathan Maslowe y hacer lo mismo en una sala de interrogatorios. Le asustará más, pero aprenderá algo también o eso espero.

Miré la hora. - Luego puede llevarle a casa si quiere. La agente Jones tiene una cita y no puede acudir tarde, así que no tenemos mucho tiempo si queremos tomar declaración a ambos chicos. - Informó a su compañera. - Al menos los dos juntos. - Y yo tendría que prescindir de ir a la OFI aquella misma tarde. Tenía que hablar con el amo de la informática y avisarle de que no llegaría a nuestra cita y que asomaría mañana por allí. Pero antes quería saber que opinaba el abogado de todo esto. - Creo que es lo que usted quiere y lo que nosotros necesitamos. En cuanto a eso de que usted nos entregue al asesino, aún está por ver... me parece todo demasiado fácil. No se lo tome a mal... pero que recuerde la matrícula con tanta facilidad y pueda describirle y él no les viese ni les arroyase con el camión por encima... Si yo tirase un cadáver por ahí, no dejaría testigos y él dejó a dos. Y no, no les culpo de nada... Quítele el teléfono a su hijo, que no hable con su amigo. No quiero que ambos nos cuenten lo mismo, sino que nos den cada uno su propia versión. Una sola letra en la matrícula, un solo número... podría cambiar todo.

- ¿Una declaración aquí y ahora? - Se llevó la mano al mentón pensativo. - A eso puedo acceder. Tengo un ordenador en la oficina del primer piso. Pueden pasar a prestarle declaración al imbécil de mi hijo, pero antes hablaré en privado con él. Soy su abogado y sabrán que tiene ese derecho. No se preocupen, tendrán su confesión, solo quiero asegurarme de que el mentecato de mi hijo no vuelva a cargarla. - Miró entonces a Jones. - ¿Están de acuerdo? - Preguntó sabiendo que aquella agente podía poner pegas a la petición de reunión con su cliente e hijo antes de la toma de declaración.