Partida Rol por web

Alzo una ceja divertida al ver la escena. - La verdad es que no está nada mal - pienso mirando hacia Nick. - Y el crío tampoco se queda atrás... Cuando veo que se alejan alzo una mano automáticamente en su dirección. Por mi no lo hagáis ¿eh?, así estáis perfectos - digo de coña al verlos marchar hacia sus habitaciones.

Con el objetivo de mis burlas demasiado lejos, es ahora la chica nueva la que se lleva toda mi atención. -Parece que esto va a ser una sorpresa detrás de otra - comento mientras la analizo de forma descarada. - No me gusta.

Finalmente echo a andar junto al resto con Jessica agarrada de mi brazo. Su acercamiento descontrolado me ha puesto más tensa de lo que ya estoy, pero (con grandes esfuerzos) he conseguido no apartarla de un manotazo. Ya había asustado a la gente demasiado como para permitirme más tonterías. - Además, si pasa algo malo siempre puedes utilizarla de escudo - concluyo.

Nuestro paso es lento y desordenado. Todos apretujados en el pasillo como ovejas a punto de ser llevadas al matadero. La situación está empezando a cabrearme (más), enfado que sigue incrementándose al ver que el espeluznante vejestorio no contesta a las preguntas de la gente. - ¿Quiere hacer el favor de contestar? - exclamo, y me freno de golpe. - Me dan igual las dichosas sombras. Quiero una respuesta, y la quiero YA.

muchas caras de pronto y todas mirándola como si Temp tuviera alguna respuesta, y ella recién estaba despertando, de hecho ella se preguntaba porque estaba llena esa casa de personas cuando en el pueblo le dijeron que era un lugar lúgubre  y que tenía un secreto que nadie le quiso contar? Rodó un poco los ojos, aunque ya su atención estaba en las "sombras" que cubrirían el lugar, Temperance  miró hacia arriba como si las sombras estuvieran rodeándola,  y se apuró a seguir al resto de personas que seguían mirándola de manera suspicaz.

Por otro lado, los chicos pedían tiempo para vestirse, el lado fogoso de Temp pedía que se quedaran así, pero su lado más cuerdo, - sólo digo más, porque cuerdo cuerdo, no está - pedía que se colocaran algo, un pantalón por lo menos, ¿para qué ocultar sus torsos fornidos sobre los cuales podría marcar sus uñas? Pero eran gays, de seguro, de seguro, dos hombres saliendo mojados de un baño, quizás estaban bañándose juntos... Seguía lamentándose por eso.

- no pierdas tu tiempo, no responderá nada - le respondió a una de las colorinas, que desafiando las probabilidades,  era una de las cuatro chicas con ese color de cabello, aunque la pregunta más certera era cuales de todas ellas tenía las cortinas en juego con la alfombra, ahora, su cabellera castaña era la minoría y atraía las miradas, que sin la más mínima cortesía, por culpa sin lugar a dudas de los nervios que tenían presa a las presentes, le preguntaba quien era.

- Temperance Brunswick, hola a todos - levanta su mano derecha y los saluda, no sabía si su nombre les sonaría, ella siendo una incipiente y famosa escritora, quizás les sonaría  y alimentarían un poco de ese ego que todo escritor tiene, porque significaría que habían leídos libros o por lo menos escuchado. Satisfecha con su breve presentación - pero díganme Temp - miró el esqueleto que tenía la chica - ¿por qué tienes un esqueleto? - le preguntó acercándose a la colorina 2, la 1 era la que había hablado de las sombras, la dos, la de la cámara, la tres la que dijo inquilina, y la cuatro, la de los ojos descarados. Temp estuvo apunto de preguntarle que si se le había pedido algo.

- y a mi ni me miren, desperté hace unos instantes, ni si quiera sé que hago acá, pero el señor acá - refiriéndose al mayordomo - dijo que debían reunirnos y que Sir Gawain nos explicaría todo,  por eso digo que no responderá nada - era un mayordono ingles, ellos jamás jamás traicionan a sus amos, por lo menos así eran los mayordomos en sus libros, pero estaba el cliché del mayordomo asesino, buscó en su bolso una libreta e hizo unas anotaciones, debía hacerlo siempre para sus libros, ideas que volaban y que iban a para a ese cuaderno, y comenzó a ver las paredes de ese lugar,  detalles que hicieran sabrosa su novela, pero no podía negar que la cara de asustado de todos y el estado de sus nervios, revelaba que las cosas se habían puesto extrañas, más encima hablaban de un monje - me dejas ver las fotos? - le preguntó a la colorina 2. Era curiosidad, de esas que causan escalofríos en su nuca.

Todo aconteció demasiado deprisa, la verdad que demasiado deprisa para mi. Lo ocurrido me estaba empezando a poner algo nervioso y la verdad es que empezaba a arrepentirme de no haber traído un arma entre mis pertenencias. Dejé las botellas encima de la que era mi mesilla de noche y seguí al grupo de cara al pasillo.

Allí nos encontramos con Crono y Nick que venían ataviados con tan sólo una toalla acompañados de una guapa mujer. Joder estos si que saben montarse una buena fiesta. Pero pese a la bizarra imagen que se había formado en mi mente hice una leve inclinación hacia la tal Temperance. -Yo soy Gabriel, encantado. ¿Cómo que te has despertado aquí? -Pregunté intrigado.

Los chicos fueron a cambiarse y el comentario de Jennyfer no pasó desapercibido para mi. -Vaya Jennyfer, de haberlo sabido me habría puesto el kilt. -bromeé intentando romper un poco el ambiente de tensión que se había generado. No me gustaba todo el mal rollo que se estaba generando el aura oscura que parecía rodear a todo lo que tenía que ver en el castillo.

- Un placer, Abie Bell, cazadora de fantasmas - musitó en broma a la par que le pasaba las fotos, en las cuales se veía siempre una figura siniestra, aparentemente un monje, que claramente no hubiera pasado desapercibido de estar en el lugar -. El esqueleto, bueno, Frankie, es otro de los misterios del lugar, pero no creo que sea el momento de perdernos en explicaciones banales de por qué ha acabado en medio de esta aventura.

Su tono de voz era sereno y divertido todo el tiempo, a pesar de que no dejaba de apuntar a su alrededor con la cámara e intentaba no separarse del mayordomo.

Vaya, ¿por qué de repente Sir Gawain parece tan ansioso por explicarnos la verdad? Podría haberlo hecho durante la cena y ahorrarnos las sorpresas.

Todos juntos emprendieron el camino de reencuentro con Sir Gawain y la única que se paró en seco de pronto fue Jennifer tirando de Jessica, ya que estaba sujeta a su brazo. Comentó que no se movería sin una explicación y que le darían igual las sombras. Aunque ello pronto cambió.

En cuanto quedaron a unos metros por detrás de los demás, toda luz ajena a la lámpara del mayordomo se esfumó y ellas quedaron sumergidas en las sombras. La intranquilidad se apoderó de ellas y pronto caminaron más deprisa para alcanzar a sus compañeros. ¿Tiraba Jessica de Jennifer? ¿O fue Jennifer la que tiró de Jessica para regresar a la luz?

El mayordomo no abrió la boca en ningún momento y tan solo condujo a los invitados a la misma sala comedor del principio que por suerte continuaba iluminada. No había resto de comida en la mesa pero por lo demás todo estaba igual.

Una vez entraron todos, el mayordomo salió cerrando la puerta. Se separaron un poco pues en el comienzo de la sala estaban algo apelotonados, rodeando la mesa pero sin tomar asiento. Frente a ellos, al otro lado de la sala, Sir Gawain les esperaba.

Tardó unos segundos en hablar. Era la parte en que les avisaría de la verdad y les daría las instrucciones adecuadas para que pudieran sobrevivir a partir de ese momento.

Sir Gawain:- Ha llegado la hora de que os cuente la verdad. Y todo comienza con una historia.- hizo una pequeña pausa, recorriendo las miradas de todos.- Mi historia.

<< Soy un caballero de la época medieval al que desde pequeño le auguraron grandes y peligrosas aventuras. Y así fue. Me enfrenté a toda clase de peligros. Luché contra rivales gigantescos, contra hordas de enemigos en cualquier tipo de situación. Pero la empresa que llevé a cabo por última vez fue el mayor fracaso de todos.

La princesa Katelyn, mi amada y futura heredera de este castillo y sus terrenos, había sido encerrada en la torre más alta de este castillo por su hermano, un ser vil, conocedor de magia oscura cuyo único propósito era hacerse con esta propiedad y la gloria. Vine desde lejos con el único propósito de salvarla. El castillo me daba igual... yo solo quería sacarla de allí y vivir junto a ella. Impulsado por mi amor me infiltré aquí, ignorando todos los peligros que pudieran acontecerme. Pero en medio de la incursión y justo cuando faltaba poco para alcanzar su prisión... me apresaron. 

Al poco tiempo mis fuerzas flaquearon y terminé muriendo con la garganta desgarrada por los gritos al igual que Katelyn. No obstante, el amor que ella y yo nos profesábamos tuvo su efecto y un poco de luz alumbró las sombras por que vencimos a su hermano un tiempo después de que se hiciera con la propiedad y las riquezas. Aún desde nuestra distancia lo sentimos desfallecer no sin antes jurar que ella y yo nunca estaríamos unidos. No mientras nuestros cuerpos permaneciesen en el castillo.

Nos separaron de nuevo.

Esa... magia oscura es poderosa...

Y aquí, en esta parte, es donde entrais vosotros. Una vez cada dos años consigo materializarme tal y como hago ahora y me las apaño para encontrar diversas personas que puedan venir al castillo, tal y como habéis hecho vosotros para que intenten salvarnos.>>

Hizo una pausa. Estaba más serio que nunca y no parecía bromear. ¿Sería cierto eso de que él, Katelyn, el hermano, el personal en sí... eran de otra época y estaban muertos? ¡¿Eran fantasmas?!

Sir Gawain:- Necesito que termineis mi empresa pero no será sencillo. Para su hermano esto es un juego y no os lo pondrá nada fácil. El castillo está maldito y él es el propietario. Hará todo lo posible por que no salgais vivos de aquí. Muchos han perecido en el camino y os ruego me perdoneis por esta petición que os parecerá tan injusta: ¡Por favor! ¡Encontrad la salida de este lugar y llevaros a Katelyn y a mí con vosotros!

La chimenea se apagó de pronto y solo unas cuantas velas permanecieron encendidas. Sir Gawain recuperó el tono pasivo y serio después de la petición desesperada.

Sir Gawain:- Ya está aquí.- en una esquina una especie de figura humana ataviada con una capa de monje cuya capucha tapaba su cara al completo se empezaba a hacer visible al tiempo que Gawain empezaba a caminar hacia la pared.- Ha cerrado las puertas de esta habitación. Solo cuando haya siete elegidos se abrirán.- sin más, Sir Gawain se esfumó atravesando la pared.

Si se contasen verían que con la aparición de Temperance eran ocho. Ni más ni menos. ¿Qué significaba aquello? Estaba claro. Sangre debía ser derramada. ¿Pero quién sería el desafortunado cuya aventura terminase ahí?

La figura encapuchada terminó de hacerse visible para todos los presentes y en su mano derecha portaba una daga impregnada en sangre. Comenzó a caminar lentamente hacia los invitados portando el arma con el filo hacia abajo.

Entonces desapareció. ¡¿Dónde se había metido?!

El peligro y la tensión se mascaban en la sala. ¿Quién sería el asesinado y quienes serían los siete elegidos para llevar a cabo la mayor y más peligrosa aventura de su vida?

¡CUIDADO NICK!

El monje se acababa de colocar a su espalda con la intención de apuñalar. Todos podían verlo claramente pero las voces no salían para avisarle. Nick se dio cuenta al ver las miradas dirigidas a él y se giró, pero justamente ahí desapareció el extraño asesino nuevamente.

Jessica agarró con más fuerza el brazo de Jennifer, casi haciéndole daño, algo mareada por el alcohol de la misma manera que Jennifer y Gabriel que ya no se creía tan confiado como al principio. Crono, cuyo corazón latía a demasiadas revoluciones se acercó el reloj al oído con la intención de intentar calmarse mientras Nick aún estaba ahogado del susto a su lado, Temperance miraba a todos los sitios, asustada y preparada para actuar, Abie intentaba abarcar con su cámara al tiempo que su mano temblaba casi sin control toda la escena e Irina tragó con dificulta paralizada.

No tuvieron que esperar mucho más a la llegada del asesino. Jennifer lo vio... vio una mancha borrosa delante de ella...

Y sus reflejos sin ser malintencionados... hicieron que tirase de Jessica y la colocase como escudo en un último esfuerzo por mantenerse viva.

El cuchillo atravesó el pecho de Jessica con violencia. Era su fin.

Cuando apareció el tio friki tuve que hacer grandes esfuerzos para contenerme y no empezar de nuevo con mi retaíla de exigencias (esta vez mucho menos amables y sutiles). Que no me hubiesen hecho caso antes y hubiésemos seguido andando me había sentado peor que una patada en el estómago. Pero, por suerte de todos, la extraña historia que empieza a contar el supuesto medieval hace que pronto me olvide de lo que acaba de pasar.

Cuando termina, estoy tan alucinada que no sé ni cómo me tengo que sentir. Sé que estoy sorpendida y ofendida, al igual que extremadamente molesta. - ¿Te crees que nos vamos a creer esa sarta de mentiras? ¡Eso es que eres más gilipollas de lo que pensaba!.  Después de esa estúpida historia, ya no había modales que guardar. Miro al resto buscando algo de apoyo, pero el repentino apagón de la chimenea vuelve a cortar el hilo de los acontecimientos. Y entonces, llega él. Al parecer, las fotos de Abbie eran ciertas. Nos había alertado a tiempo pero ninguno habíamos sido capaces de evitar caer en la boca del lobo. - Esto es absurdo... - me digo. Pero en el fondo, siento miedo. Un miedo que se incrementa cuando veo el puñal tan cerca de Nick. Miedo que continúa creciendo con el fuerte apretón de Jessica, y que termina por controlarme cuando la amenaza se acerca hacia mi.

Pero nunca llega. Mi cuerpo tiembla tanto que siento que me voy a romper. Mis manos continúan sujetando el cuerpo de Jessica. Y aunque no lo veo, siento el puñal, así como el lugar de mi cuerpo que era su verdadero destino. El peso de Jessica empieza a hacerse cada vez más insoportable y, de forma inconsciente, me echo hacia atrás, dejando que caia al suelo. Es entonces cuando realmente me doy cuenta de lo que acaba de pasar. - L-la... la he... m-matado.... - balbuceo llevándome mis temblorosas manos a la cara. Me duele tanto la cabeza que siento que me va a estallar. Y solo puedo pensar en una cosa. - El siguiente en caer serás tú, Sir Gawain.

Seguía detrás de Jennifer estaba amojonada con todo lo que estaba ocurriendo, conto la historia el señor, y era un poco tétrica, ya que hacía muchos años que este castillo permanecía  cerrado y luego lo volvieron a abrir, también llego una nueva huésped , y el señor nos dijo que solo abría siete elegidos.

No sabía en sitio me había metido, estaba un poco mareada por haber bebido el whisky de Gabriel, se notaba que era de buena cosecha porque me iba a dejar  k.o cuando se agarre mas fuerte a Jennifer y de golpe estaba totalmente en forma de escudo, y noto como algo me apunta directo en el pecho, estaba agonizando cuando veo a todos mis compañeros y le digo mis últimas palabras.

-Joder tengo frio, no sé quien me ha disparado, pero solo os digo que salgáis con vida de este castillo, y que mi cuerpo sea llevado a mis padres.

Poco tiempo.

Todo sucedió en demasiado poco tiempo. El chico nervioso todavía se veía bajando las escaleras, siguiendo a los demás invitados en la tarea de no alejarse del mayordomo. "Las sombras iban a cubrir el castillo", no era una consigna tranquilizadora.

Volvieron a la sala donde les había recibido aquel desubicado caballero. Volvieron allí, sí, y la comida ya no estaba, y todo el ambiente de una perspectiva de un par de días tranquilos tampoco. El silencio atronaba a Crono, mucho más que un espectáculo de fuegos artificiales. Tan sólo su reloj parecía estar ahí para calmarle, pero incluso su voz parecía más tenue en aquellos momentos.

El criado abandonó la sala, dejando a los ocho parados, quizá asustados, pero sobre todo, confusos.

Y entonces Gawain comenzó a hablar. Y con cada palabra que decía la mente del físico se oscurecía. Miró a su camiseta y casi le dieron ganas de emitir una carcajada por la ironía del asunto. 

Toda aquella historia de fantasmas y amoríos, de magia y hechicería, de pasados oscuros y almas sentenciadas no tenía cabida en su mente. No... todo tenía que ser una broma. Una broma pesada... quizá era un fin de semana en un castillo de terror, como ya había pensado... 

¿Pero entonces cómo conseguían lo de las fotos? ¿Como aparecía aquel supuesto monje sin que estuviera?

Un truco de óptica, tiene que ser eso... No hay otra explicación, los fantasmas no existen, los fantasmas no existen los fantasmas no... ¡Como coño ha aparecido ese hombre aquí dentro! ¡¡PORQUÉ COJONES HA CRUZADO ESE HOMBRE LA PARED!! ¡¡¡ES IMPOSIBLE!!!

Estoy soñando, que alguien me pellizque...

Temblaba. Crono temblaba. Y un par de gotas de sudor frío recorrían su frente. Tenía los hombros encogidos, haciendo que sus brazos se cerraran frente a él doblados delante de su pecho. Su mano derecha serpenteó por su cuerpo, sin alejarse pero buscando el tacto dorado de su amigo. La otra, inconsciente también, buscaba a Nick, tratando de encontrar otra manera de tranquilizarse, el calor de otro cuerpo vivo...

Un cuchillo silbó muy cerca. Crono tragó saliva y alzó los brazos poniéndolos frente a el, doblados, acercando el reloj a su oído. El sonido del segundero casi era silenciado por su corazón. Aquella máquina tendría que estar trabajando a marchas forzadas. Y eso no podía ser del todo bueno... un problema más a la colección.

Un chillido.

y...

Los acontecimientos se sucedieron de forma tan precipitada que empezó a marearse mientras intentaba que todo quedara registrado en su cámara. Se sentía un poco ahogada mientras escuchaba las palabras de Sir Gawain, con una mezcla de sorpresa, entusiasmo y algún eco de sus recuerdos. No era una historia nueva, sabía que el dolor provocado por la muerte inesperada de uno o ambos amantes siempre dejaba huella en un lugar, pero lo del hermano con poderes le añadía un toque elegante y tétrico a la historia. Ella sabía de fantasmas, no de magia.

Apenas tuvo tiempo de entender lo que les encomendaba cuando empezó a temblarle el pulso. Se había preparado para eso, había leído y se había documentado minuciosamente pero nunca había visto como un hombre atravesaba una pared ni como lo que hasta entonces no dejaba de ser una curiosidad registrada en unas fotos o en un vídeo tomaba forma ante ella. Era espeluznante y el aura de maldad que le rodeaba era demasiado. Se quedó paralizada, parecía que lo único que reaccionaba instintivamente era su mano, que como una extensión de sus ojos, buscaba de forma anhelante la oscura figura que de repente, desaparecía de detrás de Nick.

Y sin más...

Sabía que su cámara nunca reflejaría tan fielmente lo que sus ojos captaron a continuación. La expresión de pánico de Jennyfer, el gesto casi inconsciente de sus brazos al protegerse con lo único que tenía a mano, el cuerpo de Jessica. Oyó como la daga se introducía con fuerza en la caja torácica de la chica con un penetrante sonido viscoso que no podría olvidar en su vida.

De repente, todo se estaba volviendo rojo, su visión y la ropa de Jessica aunque la chica perdía poco a poco el color en los brazos de Jennyfer. La moribunda murmuró algo aunque en su bloqueo le pareció que las palabras de Jennyfer resonaban en la estancia.

Y estaba muerta, sin apenas dejarse notar. ¿Así muere la gente?, pensó confusa. ¿Así moriré yo? Estaba asustada, muy asustada, aunque una vocecilla, sin duda una que la impulsaba a la supervivencia, le estaba diciendo con tono mordaz Vamos, mejor ella que tú, ¿no? ¿Qué te apena tanto? No la conocías, no es peor que ver una película de miedo, y esas te encantan.

A medida que más íbamos conociendo sobre el castillo y sus habitantes más convencida estaba de que allí estaba sucediendo algo que escapaba a toda razón, a todo en lo que creo real, a todo lo fantasioso que nuestras mentes era capaz de asimilar. Pero aunque no puede ser, ahí está la misma figura que en las fotos de Abie. La chimenea se apaga y la estancia queda en semi-penumbra. Trago saliva, mirando a mi alrededor para confirmar que mis compañeros están ahí, pero mis ojos se abren de par en par. ¿Es eso que porta un cuchillo? Hace ademán de atacar al chico pero finalmente... Desaparece. La tensión en la estancia se podría agarrar con las manos y estrujarla con fuerza. Me quedo paralizada, tratando de controlar mis sensaciones para percibir si vuelve a aparecer o si se ha marchado, pero justo entonces vuelve a aparecer. Y justo entonces, se lleva la vida de Jessica.

Es un espectáculo hipnótico y en gran parte traumático para mí y supongo que para todos los presentes. De su herida brota a borbotones su sangre, así que por fortuna su agonía dura apenas unos segundos. Ha sido rápido. Ha sido... No, esto no tiene que ser así. El charco de sangre que hay bajo su cuerpo me atrapa y me produce un fuerte mareo. Retrocedo lentamente sin apartar la vista del joven cadáver hasta toparme con la pared. Me deslizo hasta el suelo, quedando de cuclillas con la espalda apoyada contra el muro de piedra y la cabeza hundida en mis rodillas, cubriéndolas con ambas manos. Intento mantenerme serena, intento mantenerme entera, pero tanta sangre... tanta sangre... es tan roja... y significa el fin. Para Jessica y para todos nosotros.

- Esto no tiene que pasar, no puede estar pasando... -digo con apenas un hilo de voz. No puedo moverme, paralizada por la cantidad de sangre que Jessica ha dejado tras su apuñalamiento- No, no, no...

Tal hecho da un giro brusco a nuestra situación, dejándonos en una posición muy delicada y frustrante. ¿Por qué nosotros? ¿Por qué ahora? ¿Y por qué se me ocurrió aceptar la invitación?

"Tendría que haberme ido cuando lo dije... Tendría que... que..." mis pensamientos se mezclaban sin poder controlar su orden. Todo es tan absolutamente surrealista, pero sin embargo, tan real que asusta.

Escucho la historia de Gawain entusiasmadísimo. Creo que la historia es un preámbulo para hacer más interesante la visita. Está muy bien montada para captar toda nuestra atención y la verdad que conmigo lo consigue. Ha convertido la visita en algo más que escuchar y atender. La ha convertido en algo interactivo en la que tenemos que encontrar a "su amada" y salvarla de su hermano malvado. Me pongo a pensar en las distintas zonas en las que debería buscar. Tal vez sea una gincana...

De repente la chimenea se apaga e interrumpe mis fantasías. Cuando Gawain dice "ya está aquí" y veo al monje en la esquina me empiezo a poner un poco nervioso. ¿Cuándo ha entrado aquí? No le he oído entrar. Además, es como si fuese incorpóreo... Qué clase de truco es este? Para confirmar mis peores pensamientos Gawain decide atravesar la pared, diciendo que hasta que no seamos 7 no se abrirán las puertas de la habitación. Siete... y somos ocho. Me pongo tenso de repente y observo al monje, que ya ha terminado de materializarse en la estancia... Con una daga! Se pone a andar hacia nosotros y de pronto desaparece. Me quedo mirando el lugar en el que un segundo antes se encontraba el monje, sin entender lo que pasa.

Sin embargo, siento las miradas de todos los presentes mirándome. No, no me miran a mí... Joder! Me giro rápidamente esperándome lo peor. Soy capaz de ver el monje. Soy capaz de ver el cuchillo a menos de un metro de mí, justo detrás de mí. Pero una milésima de segundo después ya no está. Me quedo completamente paralizado, mirando a la pared incapaz de reaccionar. Escucho como de fondo una voz lejana que se lamenta por haber matado a alguien y un susurro casi inaudible, diría que de mujer. Pero tampoco les presto demasiada atención. Aún estoy en shock. Es esto lo que se siente cuando vas a morir? 

Las palabras de Irina hacen que me recupere lo suficiente como para ser capaz de girarme con asombrosa parsimonia. La escena que veo es horrible. Jessica está en el suelo, tumbada sobre un charco de sangre. Los demás están aterrados. Yo sin embargo estoy aún como ausente. Incapaz de asimilar lo que está pasando. incapaz de asimilar la muerte de Jessica. Incapaz de decir nada. Solo puedo pensar en lo cerca que he tenido esa daga. En lo cerca que he estado de la muerte.

Sangre... eso es todo cuanto pudo procesar mi cerebro. La sangre que no para de brotar del cuerpo de Jessica, emanando como si de una fuente se tratase. Todo ha ocurrido tan deprisa que no he tenido tiempo a reaccionar. Noto mi cuerpo lento, aturdido, cuando sólo he bebido un par de tragos de mi botella.

Nick casi muere, Jennyfer también y Jessica está muerta... ¿Qué será lo siguiente? Aún en shock dejé la botella encima de la mesa y forcé a mi cuerpo a caminar a junto de la mujer con la que más trato había tenido, que además era la que más me necesitaba en el aquel momento. No era momento de tener miedo, aunque si lo tienes, ni de dejarse llevar por el pánico, aunque ahora mismo echarías a correr sin mirar atrás. 

Me acerqué hasta ella con el rostro desencajado y apreté su brazo para llamar su atención centrando su mirada en ella obligándome a no mirar hacia la pobre Jess, que yacía a nuestro lado. -No... tu no has matado a nadie Jenn. Ha sido ese monje el que blandía el puñal, no tus manos. Tu sólo estabas en el peor lugar y en el peor momento. Pero no te machaques por eso y agradece que sigues viva. Agradécelo e intenta seguir adelante porque entonces lo que ha ocurrido será en vano.

Y el secreto comenzó a revelarse ante los presentes, un secreto que podría hacer a todos dudar completamente porque escapaba a toda posibilidad a toda razón y lógica, aquel hombre, que delante de ellos les hablaba, era un fantasma medieval que de pronto les encomendaba una tarea, sacar el cuerpo de ella y de su amor para poder tener una paz luego de siglos separados. Las posibilidades de que algo así sea verdad era mínimas, pero no nulas, Temperance seguía los detalles con determinación, debía decir que era mejor de lo que hubiera esperado, habían dos fantasmas, un castillo embrujado y debían sacar dos cuerpos que quién sabe donde estaban y si aún existían luego de tantos siglos. ¿era un juego? ¿a quién le importa? era un excelente argumento para un libro...

Pero las cosas se pusieron más peligrosas de las que imaginó, y realmente si aquel fantasma se podía materializar, ¿por qué no otro espíritu en aquel lugar?. Y cuando Temperance razonó eso, ya era demasiado tarde como para decir o agregar algo más, el fantasma del caballero cruzó la puerta y eso ya le restaba cualquier tipo de falsedad a su argumento. Todo se puso oscuro, Temperance se giró y pudo ver la sombras, que formaban ese cuerpo, y la sentencia... sólo siete... Su garganta se atragantó del miedo, y atinó a echarse para atrás, buscar una de las paredes, e intentar que pasaba, pero aquel ser iba a un lado a otro - un cuchillo...! - salió de sus labios cuando el brillo del filo fue capturado por sus ojos... alguien iba a morir...

Y así fue...

Entre los gritos un cuerpo cayó al suelo y cuando todo terminó, una de las colorinas estaba en el suelo, con el pecho envuelto en una flor roja y un cuchillo que cruzaba su corazón. La escena era dantezca, una de las chicas estaba de pie junto a ella y los demás en estado de shock, a  varios los había amenazado ese monje... ahora tenían razón las fotos, ese ser los obserbaba... y ahora cobraba  a su víctima. La trama se volvió un caso policial, ahora tenían un cuerpo y a toda la gente alterada, seguramente eran sus amigos.

Temperance tragó saliva, y temblando se acercó al cuerpo de la chica,  se arrodilló, la sangre ya manchaba el suelo,el charco de sangre reflejaba las luces que volvieron a encenderse, y el cuerpo de la hermosa peliroja se mantenía  inerte, Temperance temblorosa llevó su mano a su cuello para sentirle e pulso, pero no era necesario,  ya no había vida en ese cuerpo, La mujer llevó sus manos a sus labios, jamás había visto morir a una persona, sí muertos, cuando iba a la morgue a hablar con los forenses para hacer sus libros, pero morir a una persona... Tragó saliva y observó al resto conmocionados, y puso los dedos sobre los ojos de la chica para cerrarlos.. una madre....

- para el que dudaba, ya es obvio que se acabaron las dudas, porque si no es verdad que son fantasmas, tenemos un sicópata asesino...- aún estaba agachada - necesitamos una mortaja para el cuerpo ¿podemos salir? - se puso de pie, mirando a los que estaban más cerca de puerta para que comprobaran si las puertas estaban abiertas. Había que organizarse o sino, iban a morir todos, y Temperance no deseaba morir - niña... escúchame - se giró hacia Agie, y la tomó de los hombros - ese esqueleto, ¿en donde lo encontraste? ¿podría ser el cuerpo de caballero?... - le dijo, estaba segura, pero por dentro estaba muerta de miedo, estaban atrapados...

- debemos salir de esta habitación, cargaremos el cuerpo hacia una de las habitaciones y lo dejaremos ahí hasta poder escapar de este lugar, creo que de momento debemos resolver este misterio... - se mordió el labio inferior mirando al resto de los presentes. 

Soltó una risotada, algo histérica, cuando Temperance la interpeló. Le lanzó el esqueleto encima mientras se separaba bruscamente de la desconocida, que intentaba calmarla cuando estaba claro que estaba más nerviosa que la propia Abie.

- Es de plástico, por el amor de Dios, no es un esqueleto de verdad - empezaba a reaccionar y estaba asustada. Algo que su espíritu de supervivencia no dudó en transformar en furia hacia la nueva que se ponía a dar órdenes -. ¿Te parece que es el momento de arrastrar el cadáver de Jessica, aún caliente, por el castillo? ¿Crees que será más digno que esté en una cama que en el suelo? ¿A caso cambiará algo? ¿Estará menos muerta? - preguntó con veneno. Se acercó a una cortina y la arrancó de un fuerte tirón antes de arrojarla encima del cuerpo. Sin mirar a nadie se acercó a Irina y la levantó suavemente, cogiéndola por los codos. Cuando habló de nuevo, su voz era tierna y suave, apenas audible-. Vamos, Irina. Esto es difícil para todos pero quedarse quieto es lo peor que podemos hacer porque...porque... - tuvo que parpadear un par de veces para frenar unas lágrimas traicioneras que se agolpaban en sus ojos -. No quiero morir. Y tampoco quiero que tú ni nadie más muera, pero no creo que quedarnos aquí sea sensato.

Tomó el esqueleto y lo tiró al suelo, eran precisamente esas reacciones las que le molestaban, desde siempre, antes de ser escritora era abogada, y estaba "entrenada" para reaccionar en momentos difíciles,  y hubiera abofeteado a la chica, pero no lo hizo, si otro hubiera organizado el asunto, ella misma estaría gritando y llorando.

- que nadie más va a morir - le dijo a la chica gruñendo, pero al decirlo, se autoconvenció, ni ella sabía si alguien más le haría compañía a la chica a la que ni sabía el nombre, sólo ahora podía saberlo, Jessica - y tampoco creo que debamos dejarla ahí tirada, muerta, está muerta, pero pidió que sacáramos el cuerpo de aquí... ¿o acaso pretendes llamar a la policía y decirles que un monje loco la mató y que es un fantasma?, por lo menos cubrirla con algo - rodó los ojos y se sacó la chaqueta para ponerlo sobre su cara, mientras la sangre estuviera ahí y el cuerpo, nadie estaría tranquilo.

- si... no es sensato quedarnos, esa cosa o lo que sea, apreció y desapareció...  - pasó su mano por su frente, estaba humedecida por le sudor, ella estaba temblando, y llevó sus manos a su cara, intentando calmarse, intentando razonar, y fue hacia la puerta para mover los pomos y ver si estaba abierta o no. fantasmas... si la chica que gritaba era casa fantasmas, debía ser la primera en querer resolver aquello. ¿y que tal si no lo eran?. Con las manos en los pomos, se giró y miró a su alrededor, ¿y si había una puerta falsa? ¿en que dirección había desaparecido el fantasma?  Fue hasta ahí, cruzando de dos zancadas  la habitación y buscando con ambas manos algo, viendo el polvo, cualquier cosa que le indicada alguna salida secreta... su mente razonaba, primero lo obvio, quizás de fantasmas tenían bastante poco.

En esa esquina no había nada. Ni un saliente extraño, ni una baldosa que se moviera lo más mínimo. Nada.

No obstante, desde ahí parecía como si los cuadros la persiguieran con la mirada. ¿Sería un efecto visual o una nueva amenaza?

Al menos las puertas, como comprobó la mujer, estaban abiertas y podían salir de la sala.

- rayos.. nada...- murmuró golpeando con el puño la pared, la idea de que efectivamente fuesen fantasmas se hacia más fuerte, - maldita sea...- murmuró entre dientes, y se encogió de hombros, esos malditos cuadros... la miraba, desde donde estaban, y no importa hacia donde caminara, esos cuadros... fue hasta uno de ellos y  lo levantaría,  iluminando con su celular, para ver si había algo, quizás era sólo un efecto visual, sólo quizás. Hace lo mismo con las demás pinturas, ignorando al resto de las personas, de momento, debía descartar las cosas lógicas.

Temperance levantó los cuadros, tocó las telas y buscó sin descanso ante la atenta mirada de los demás y de los cuadros, ignorando a todos los presentes.

Pero lo único que consiguió fue algo totalmente inesperado.

Las luces de la sala se apagaron del todo. A la vez. Un acto que algunos de los elegidos ya había vivido anteriormente.

Pero eso no era todo. En medio del silencio el sonido de unas cadenas se escuchó.

"Las velas se apagaron, y el sonido de cadenas inhundó el silencio"