Partida Rol por web

Sigo al resto del grupo en silencio. Ya se han presentado públicamente varios, aunque no he tenido el tiempo de quedarme con sus nombres. Yo todavía no lo he hecho, ni tengo mucha intención de hacerlo por el momento. No he venido precisamente a hacer amigos.

Llegamos a la puerta y nadie nos abre. Miro con preocupación cómo Gabriel carga con mi equipaje. No me siento bien así, pero no me atrevo a decirle que lo deje.Las puertas siguen sin abrirse y el abarrotamiento en la entrada empieza a agobiarme.

Haciendo caso omiso a las conversaciones y a la inminente tormenta me alejo unos metros del resto del grupo. No entiendo por qué están tan ansiosos. Nos acabarán abriendo la puerta, y si nos mojamos no pasará nada, es agua no ácido. Respiro hondo y me apoyo en una de las columnas de la entrada. Parece que mis ganas de pillar cama van a tener que esperar.

Miro -por mirar- hacia lo alto de la puerta mientras espero a que nos abran. De mientras, un chico me pregunta si me ocurre algo, por mi reacción de antes tras uno de los primeros relámpagos.

- ¿Hm...? -le miro sin entender primero a lo que se refería- Oh, antes... No, no me ocurre nada, gracias -sonrío cortésmente- Solo que me pareció ver... -pongo cara de incredulidad- Es una tontería. Con la luz del relámpago me pareció que alguien nos miraba por la ventana, una mujer o algo así, pero al segundo ya no estaba. Fue un efecto óptico, me temo, aunque me pilló por sorpresa -hago una pausa volviendo a mirar hacia la puerta, con gesto paciente. Añado, tras lo que dice el otro chico sobre una sombra en la pared- De haber alguien, lo hay. Pero parece que se estarán vistiendo adecuadamente para la ocasión.

Ya podrían haberlo hecho antes...

- Por mi parte sí, vengo por trabajo. De hecho, pensé que era el motivo de la invitación, formar un equipo multidisciplinar para... ¿venderlo? - se encogió de hombros justo en el momento en el que empezó a tronar y acto seguido, sacó la grabadora -. "A pesar de que las verjas se han abierto, nadie acude ni nos abre la puerta y el clima tampoco acompaña nuestra permanencia en el exterior, tiene toooda la pinta de que va a llover. Podría tratarse de una maldición que se activa al acercarse al castillo..." - miró en derredor antes de apagar la grabadora -. ¿Ningún experto en maldiciones budú o cosas por el estilo? ¿No? Bueno, tenía que intentarlo - de nuevo, volvió a conectar la grabadora y acercársela a los labios -. "Parece que aquí no hay nadie - o eso creía hasta que empezó a oír el comentario de sus compañeros -. O quizás nadie vivo. Primeros avistamientos de una mujer en una habitación y una sombra cerca de la capilla. ¿Cuál será la trágica historia de este lugar?"

Sus ojos se movieron con avidez hacia los dos puntos señalados por Irina y Nick pero sin llegar a ver nada, con un hormigueo de excitación y nervios recorriéndole el organismo.

- ¿Qué es lo que habéis visto exactamente?

Estoy bastante seguro de lo que he visto pero el comentario de Gabriel me hace dudar. Puede que las sombras me hayan jugado una pasada, aunque no estoy muy convencido. La chica con la grabadora me hace volver de mis pensamientos. Es graciosa y espontánea, me cae bien.

-Pues... Ha sido bastante rápido. Cuando el rayo ha caído me ha parecido ver como una sombra que corría por aquella pared de ahí-Le indico señalando con un dedo hacia una de las ventanas del castillo.

En realidad no estoy asustado, esa sombra podía haber sido cualquier cosa, pero me ha sorprendido bastante.

-El castillo, por lo que sabemos, está habitado, así que tiene que haber gente ahí dentro. La silueta femenina pudo haber sido la dueña observando la calle y al ver que nos estábamos mojando ha podido salir corriendo a abrirnos la puerta.-Intento razonar.-Espero que no tarde mucho, quiero sacar varias fotos antes de irme a la cama!

- Deberíamos dejar el tema de las apariciones para otro momento e intentar buscar una forma de entrar - le digo al resto elevando la voz lo suficiente para que se percaten de quien les habla. Estoy detrás suyo y el ruido de los truenos no ayuda. Tanta cháchara sin sentido está empezando a ponerme nerviosa. - Por mi parte no tengo problema en intentar mirar si hay otra entrada a lo largo de la fachada. - Me ofrezco voluntaria directamente. Viendo lo nerviosa que se ha puesto la gente con las supuestas figuras no espero que sean muchos los que decidan acompañarme.

Mientras algunos discuten sobre diferentes impresiones o visiones que han visto Nick e Irina, Crono se centra en cómo la lluvia que es cada vez más intensa cae sobre él y Jennifer opta por ofrecer una nueva alternativa por si no abren las puertas.

No obstante, a la quinta vez que la mano de Irina golpe la puerta se escucha el abrir de un gran cerrojo y las robustas puertas comienzan a abrirse poco a poco.

El castillo está abriendo, por fin, sus secretos a los invitados.

En esta ocasión se trata de un mayordomo el que ha abierto la puerta. Anciano, de pelo blanco, tez blanquecina, arrugas en el rostro y casi se podría decir que extrema delgadez. Mantiene la mirada hacia abajo al hablaros:

- Bienvenidos al Castillo Escarlata. Por favor, pasen.

El hall principal es asombrosamente grande. Altos techos de piedra, cuatro puertas -cada una en una esquina de la cuadrada sala- una escalera principal vestida con una alfombra roja que se bifurca un poco más arriba y que dará acceso a los pisos superiores y una chimenea encendida a la derecha y justo encima, a varios metros de ella un escudo con dos espadas bastardas haciendo una equis. La sala está iluminada con candelabros individuales de pie dispuestos estratégicamente para que no haya zonas de oscuridad total en la sala.

- Síganme a la sala del comedor si son tan amables. Pueden dejar sus equipajes aquí.

Comienza a caminar y se mete por la primera puerta de la izquierda donde hay un pasillo vacío prácticamente que lleva a una única sala, al fondo. El comedor.

Se trata de una sala bastante amplia y bien iluminada con una mesa rectangular de madera clara en el centro. Si se cuentan las sillas hay exactamente nueve. En las paredes se cuentan con cinco retratos de cuerpo entero de personas con aspecto noble de la época que parecen clavar sus miradas en todos. Otra chimenea encendida mantiene el calor en la sala pues la piedra es fría. Observais que en la mesa ya está preparada la mesa para la cena y que hay mucha comida, con muy buena pinta, servida en bandejas. Carne asada, ensaladas, revueltos, pescado, fuentes de frutas y vino y agua.

- Tomen asiento, por favor. Anunciaré su llegada al señor.

- No me extraña que le costase tanto abrirnos la puerta - pienso molesta al ver al anciano. - Si todos los servicios van a ser como este, ya podemos prepararnos.

Una vez dentro, observo con asombro la grandeza del castillo. Visto desde fuera me daba la impresión de que el interior sería menos amplio. Sea como sea, no me gusta nada. Ni la ostentosa decoración, ni el abarrotamiento de objetos ni el señorialismo que desprende la estancia. Todo el camino hacia el comedor me mantengo en silencio enumerando todos los fallos que le saco al lugar. Frunzo el ceño molesta conmigo misma. - ¿Hay algo más a lo que le quieras ponerle pegas? - me digo irónica.

Los cuadros de la sala me producen escalofríos. - Qué manía tienen estos nobles con mostrar constantemente su poderío Por suerte, la suculenta comida que nos han preparado me permite dejar a un lado esa actitud pedante e infantil que mantengo desde la llegada. Antes de sentarme me acerco hasta Gabriel, que sigue con mi maleta. - Gracias - le digo con una sonrisa amable. Tras eso me acerco hasta la mesa para ocupar uno de los asientos.

Estábamos empezando a mojarnos por culpa de aquella tormenta a punte de estallar y justo cuando iba a contestar a la idea de ir a buscar otra entrada la puerta se abrió dejando ver a aquel decrépito mayordomo. Joder, qué pinta de estirado tiene,seguro que por gente así la gente noble tiene mala fama. Yo mismo tenía mayordomo pues alguien tenía que encargarse de la gerencia de mi hogar y ayudarme con todas mis responsabilidades... pero Alfred era un tío encantador y un cachondo mental que siempre tenía un comentario jocoso en la boca para sacarme una sonrisa los días de mucho estrés.

Dejé mis maletas y las de Jennyfer dónde indicaba el cara-palo y seguí a mis compañeros admirando la decoración de la casa. Muy soso para mi gusto... aunque el tema medieval siempre me ha llamado la atención. Mucho había discutido con mi abuelo para retirar poco a poco las armaduras y los escudos de armas de la mansión, pero poco a poco la tecnología iba relegando las cosas anacrónicas a una sala especial que yo llamaba cariñosamente "la Sala de las batallitas" dónde mi abuelo se enfrascaba en profundas lecturas y me contaba historias familiares acompañados de un buen vaso de whisky. -No hay problema, un verdadero placer haberte ayudado. -comenté a Jennyfer sonriendo y sentándome en el centro de la mesa, a una distancia equidistante de todos para ir conociendo al resto de mis compañeros.

Justo cuando iba a decir que era mejor idea esperar porque el dueño del castillo acudiría a la entrada principal para recibirnos se abre la puerta. Debería haberme imaginado que tenían mayordomo, teniendo este castillo deben estar forrados. Entro en hall y que absolutamente impresionado. Es más grande que el hall de otros castillos mundialmente conocidos. Observo las paredes de piedra intentando localizar alguna pista que me ayude a identificar la familia de la que ascienden los herederos del castillo. Mi mirada se cruza con el escudo y las espadas y me fijo en el blasón. No lo reconozco de primeras, así que saco mi cámara de fotos y saco una discreta foto para poder chequearlo más tarde en mi habitación.

El mayordomo nos indica que le sigamos al comedor así que dejo mi pequeña maleta en el suelo y le sigo. Camino en silencio, mirando al techo con la boca ligeramente abierta, maravillado por la estancia. Al entrar en el comedor mi asombro va en aumento. Es todo muy antiguo, pero está muy bien cuidado. Hay cuadros se nobles en las paredes. Se nota por la pose erguida, los ropajes caros y las caras serias de las personas que aparecen retratadas. Casi no oigo al mayordomo marcharse, pero cuando se va vuelvo a sacar la cámara y saco nuevas fotos a los cuadros y la estancia. Hago las fotos sin flash, para no dañar los antiguos cuadros.

Para cuando he acabado de sacar las fotos los demás participantes ya se han sentado, así que me dirijo a la mesa con una sonrisa en la boca. -Esto es genial!-Dije con una sonrisa de oreja a oreja mientras me sentaba refiriéndome a la estancia, ya que aún no había mirado a la comida.

Las historias del juego de sombras desaparecieron tan pronto como la puerta del castillo se abrió con el chirriar característico de las bisagras oxidadas. Cielo encapotado, tormenta eléctrica, sombras en las ventanas, puerta chirriante y ahora, cómo no, un mayordomo calavérico que parecía haber sido desenterrado hace un par de días. Demasiados elementos de una película de terror, comenzó a pensar Crono.

¿A lo mejor la visita era algo parecido a una cámara oculta? Pero en ese caso no podrían controlar la tormenta... a no ser que fuera ese día porque habían buscado una fecha con alta probabilidad de relámpagos

Con todo aquello en la cabeza, Crono fue todo lo obediente que pudo. Siguió al señor estirado por los suntuosos pasillos admirando aquella muestra de arte. Cada cuadro, cada muestra de poder representado en un artículo de lujo era digno de ser observado al menos durante un tiempo. Crono empezaba a pensar que no tendrían suficiente tiempo como para admirar todas las bellezas del castillo, pero al menos intentaría sacarle todo el jugo disponible.

Y parecía que no era el único que pensaba así, Nick estaba sacando fotos a cada uno de los cuadros que veían por los pasillos y las estancias. El chaval se acercó a él antes de sentarse, procurando que cuando todo el mundo se hubiera sentado a comer, quedaran sus sillas una al lado de otra, quería hablar con él de su interés, pues parecía el único que verdaderamente compartía su pasión.

Se acomodó en el asiento y antes de siquiera oler el majestuoso festín que tenían ante ellos, preguntó  a Nick en un tono algo bajo de lo normal, debido quizá a una timidez inusitada.

-¿Me dejarás ver esas fotos? La verdad es que a mi también me apasiona todo esto...

Casi le decepcionó que la puerta fuera abierta por alguien tan normal. Tan normal y tan decrépito, claro. Ah, hubiera sido genial que se abrieran solas. Y peligroso, se obligó a recordarse, tal y como siempre le advertía el profesor Felton.

En cuanto el hombre les indicó que dejaran la maleta, Abie depositó al lado de las demás su pequeña bolsa de viaje y siguió con su bolso. Aunque decir bolso no era más que un eufemismo para la bolsa, casi del mismo tamaño que la que había dejado, con todas las cosas necesarias para su trabajo ahí.

- "El lugar es opulento y sobrecargado, en un intento de respetar el aire de época pero dejándose mucho dinero innecesariamente. Es horriblemente feo...me encanta - la chica miraba entusiasmada hacia cada rincón mientras rebuscaba con una mano en su bolsa, en pos del mayordomo -. De momento no hay rastros ni nada que parezca indicar la presencia de no-muertos en el castillo. Por ahora, voy a sacar fotos".

Pronto intercambió la grabadora por una cámara de fotos polaroid, con la que empezó a tomar instantáneas por doquier. Se fijó especialmente en los lugares que retrataba Nick, tomando una foto ella también. Estaba examinando las fotos que salían de la cámara, primero borrosas hasta irse definiendo, cuando se sentó delante del sitio que posteriormente ocuparon Nick y Crono.

- Oye, ¿Nick, verdad? ¿Tu cámara es digital? Es que me gustaría poder contrastarlas - le dirigió una sonrisa encantadora en medio de una cara que reflejaba verdadera curiosidad y entusiasmo.

Tras insistir e insistir, finalmente un mayordomo de la propiedad nos abre la puerta. Al verle, casi me da lástima haber insistido tanto. Me imagino al pobre hombre medio sordo, con paso lento, tratando de apresurarse para abrir la puerta mientras yo no paraba de llamar.

- Gracias -respondo con una sonrisa cuando nos da la bienvenida y me adentro junto al resto al interior del castillo.

La primera impesión que percibo es la de opulencia, la de un ambiente señorial, un lugar cargado de recuerdos vívidos de una familia que ha querido conservar su esencia a lo largo de los siglos, algo muy loable. En cierto modo, una pequeña parte de mí siente envidia en ése sentido. Mi familia es bastante reducida y atrás hemos dejado nuestras raíces. Jamás podremos tener algo tan palpable para que las futuras generaciones no olviden quiénes hicieron que su existencia tuviera lugar. Carraspeo sutilmente, tratando de alejarme de mis pensamientos y mis sensaciones.

En el lugar que nos indica dejo mi maleta y mi bolso; imagino que ahora llevarán nuestro equipaje a nuestras habitaciones. El mayordomo nos hace ir al comedor, en donde todo está ya servido. Nick y Abie van haciendo fotos, y parecen realmente entusiasmados, como Crono, pero finalmente se sientan en la mesa. Al ir tras ellos, me siento junto a Abie; no tengo ninguna preferencia en dónde sentarme. El mismo mayordomo dice que va a buscar a su señor y nos deja a solas con el banquete. Echo un vistazo por la mesa, para ver los diferentes platos que nos ha preparado.

"Como no se dé prisa, me parece a mí que más de uno va a empezar a cenar algo... Qué hambre", pienso furtivamente mientras sigo con el repaso del banquete. Para alejarme de tales pensamientos, miro alternativamente a Nick, Crono y Abie, algo pensativa.

- Creo que vosotros sí que estais trabajando, me temo, ¿no? -les pregunto manteniendo mi sonrisa, aunque la pregunta puede ir dirigida para cualquiera que esté en la mesa ya sentado- ¿Con qué motivo os han hecho venir aquí?

-Es una cámara digital decente, pero tampoco muy cara. No es gran cosa, pero saca fotos bastante buenas-Respondo dejándole la cámara al chico que se ha sentado al lado mio. Se le ve un poco vergonzoso, así que intento ser amable con él-Eh... como era tu nombre? Crono, verdad? Es tu verdadero nombre o es un mote? Si te gustan las fotos puedo pasártelas cuando tenga más tiempo. A ti también Abie, o si lo prefieres te dejo la cámara cuando Crono acabe.

Irina se sienta al lado de Abie y pregunta a ver si venimos por cuestión de trabajo.

-La verdad, yo no lo sé muy bien... Como estoy especializado en la Edad Media y en las costumbres de la época pensé que me habían invitado con algún propósito, pero no se mencionaba nada de eso en la invitación.

Tras un buen rato esperando en el portal del castillo, y Nick había visto una sombras, que le parecía ver el reflejo de un silueta de una mujer... ya no sabia que pensar si esta alucinado o podían haber cosas extrañas en este castillo. Pero me puse a pensar en otras cosas nada malas.
Por fin se abren la puerta del castillo y no recibe un señor que era el mayordomo buen aspecto no tenia, dado que ya era un hombre mayor, nos dio la bienvenida por la estancia en el castillo, y le respondí con amabilidad Gracias.

No me había imaginado nada parecído a un castillo como este era fascinante las paredes y la forma como estaba vestido el castillo, se notaba que era de la edad media pero tenía un buen aspecto, su pongo que le habría reformado algunas estructuras de la casa.  Deje mi equipaje junto a las demás maletas de los invitados. Y me encamine al salón era precioso los asientos de madera y una mesa enorme que hay cogerían casi toda la familia que vivía en este  castillo, me quede mirando a los cuadros y eran vivos retratos de gente importante, di por hecho que serian del dueño del castillo de sus ante pasados.

Sonríe al ver todo el salón comedor, era fascinante y recordé que a una persona le hubiera encantado estar ocupando mi lugar, cogí asiento y me acomode en la mesa y mire todo lo que había en la mesa, no sabía si seria todo para nosotros y si tenía que venir más gente. Pero me espere hasta que nos dieran la orden de empezar a cenar.

Me que observando a los demás y por lo que escuche que algunos habían venido por trabajo, menos mal que mi trabajo se lo había encargado a mi becario, pero tendría que tener el móvil encendido por si surgía un imprevisto. Les dije mirando a los que estábamos en la mesa con los que iba a convivir unos días en este castillo. -Siento la intromisión pero solo deciros que el tiempo que estemos en esta estancia, que nos podamos llevar bien, ya sabemos que no venimos hace amigos. Pero un trato cordial lo podríamos tener todos. Les mire con una mirada dulce y con una sonría agradable.
 

Escuché de forma paciente a mis compañeros de mesa hablar sobre las cámaras y el motivo de su estancia en el el castillo y no pude mirar en deferencia a Irina pues parecía que era la única que venía como yo a desconectar. -No eres la única Irina, yo estoy aquí casi obligado por mi abuelo para que "pueda disfrutar de la juventud antes de que pase volando" -comenté optando por una pose y un tono de voz altanero para imitar la voz de mi abuelo. -Así que aquí estoy, desconectado de la empresa y de todo... a excepción de vosotros, claro. -Sonreí de forma encantadora y miré hacia la mesa buscando cual sería mi primera "presa". No había merendado por culpa de una siesta traicionera con la que no contaba y por su culpa se me había echado el tiempo encima.

Ya sentada en la mesa me dedico a observar a los presentes. En verdad, me es bastante difícil determinar si, en el poco tiempo que llevamos juntos, hay alguno que me haya caído realmente bien. Por lo pronto, lo único que tengo claro es que la mitad de nuestro 'séquito' está formado por una panda de frikis. El tal Nick haciendo fotos a todo, cual guiri en su último día de vacaciones, el crío (Cronos) perdiendo el culo por hacer amigos y la pelirroja gafapasta grabando sus frikadas en el dichoso aparatito, obligándonos a todos a escuchar sus superficiales reflexiones. Lo único en lo que de momento estoy de acuerdo con ella era en la fealdad de la decoración que nos rodea.

Resumiendo, un deasstre. Para colmo, me había tocado estar justo enfrente del trío hiperactivo. - Una cena redonda - me digo.

Me retiro el pelo hacia atrás con impaciencia mientras repaso de nuevo tanto la estancia como sus ocupantes. Evito por todos los medios mirar la comida, pues no sé hasta cuando voy a ser capaz de aguantar sin echarle mano. La gente sigue hablando. Me sorprende que a esas horas de la noche sigan teniendo tantas ganas de hacer amigos. Yo solo quiero acostarme de una maldita vez.

- Mi caso también es como el vuestro... - comento continuando el comentario de Gabriel a Irina. Que no tenga ganas de estar allí no significa que no sea capaz de entablar una conversación. - Para desconectar del trabajo. Aunque tampoco hago feos al disfrutar de la juventud - añado con una media sonrisa.

Asintió en dirección a Nick, con ganas de poder comprobar sus fotos.

- Se pusieron en contacto con mi jefe y él me envió aquí para una primera aproximación con el lugar - contestó en respuesta a Irina. Sabía que lo que diría a continuación le iba a hacer perder mucho puntos para los que no habían prestado atención a sus grabaciones pero es lo que ella era -. Los edificios antiguos tienen mucha historia y en todos esos años suceden muertes, pero si el lugar en cuestión es un castillo, seguro que su pasado es interesante y con probabilidad de ser sangriento - tras una breve pausa para que la siguieran, continuó-. ¿A caso alguien sabe por qué le llaman el castillo Escarlata? - se encogió de hombros con soltura -. El asunto es que todas esas muertes dejan huellas y a veces estas huellas deciden hacerle la vida imposible a los habitantes y visitantes en forma de fantasmas - esbozó una leve sonrisa divertida. Era ahí cuando la miraban como si fuera una loca peligrosa y ella estuvo tentada de empeorar su imagen mirando de reojo los cuchillos pero por divertido que fuera, se abstuvo -. Así que ese es el motivo por el que me quieren aquí, averiguar si hay fantasmas. Pero me encanta mi trabajo así que no considero que no vaya a disfrutar mi estancia o mi juventud - concluyó con cierta ironía.

Voz masculina:- Bueno, haya fantasmas o no lo podrá descubrir a partir de la visita nocturna planeada para esta noche, señorita Bell.

La voz anónima proviene de la puerta de entrada en la sala donde podéis observar a un joven caballero vestido de forma medieval como si de un caballero se tratase, observándoos.

Sonríe ligeramente. Una sonrisa encantadora. Entonces se lleva la mano al pecho y os hace una leve reverencia.

- Lamento la tardanza. Espero que se encuentren cómodos.

Camina por el lateral de Abie e Irina con andares elegantes antes de alcanzar la presidencia de la mesa ante la atenta mirada de todos los invitados y los retratos. Os mira antes de sentarse.

- Sed bienvenidos al Castillo Escarlata. Mi nombre es Sir Gawain. Por favor, disfrutemos de esta copiosa cena mientras nos conocemos.

Se sienta para acompañaros pero no comienza haciendo preguntas ni nada parecido. ¿Os conocerá ya a todos y no necesitará saber más? ¿O es simplemente cortesía?

Sea como fuere, al menos ya podéis comer.

Abie e Irina han sentido un frío extraño cuando Sir Gawain ha pasado detrás de ellas.