Partida Rol por web

Cuanto más hablan mis compañeros de sus trabajos y de su propósito en el castillo más me extraño. Ya no le veo sentido a la razón por la que nos habían traído aquí, pero tampoco me importa. Lo importante es que estoy aquí y quiero disfrutar y aprender todo lo posible.

El trabajo de Abie me ha sorprendido un poco. A simple vista parece una chica normal. Empiezo a entender lo de la grabadora y las fotos, está trabajando. Yo no creo en cosas paranormales, ya que nunca he vivido ningún suceso extraño, pero tampoco juzgo a las personas que creen en ellas.

Justo cuando iba a responder una voz se adelanta a mí y Sir Gawain, el dueño del castillo escarlata supongo, entra y se presenta. Me quedo de piedra al ver la vestimenta. Lleva cota de malla! Es perfecto! Intento disimular la emoción y la sonrisa que se acaban de dibujar en mi cara, tengo que mantener las formas, pero la verdad es que ardo en deseos de hacerle mil y una preguntas a aquel curioso caballero sacado de la Edad Media. En vez de eso espero pacientemente a que tome asiento e inaugure la cena.

Opto por empezar probando la ensalada que tiene muy buena pinta, dándome cuenta por primera vez desde que llegamos al castillo del hambre que tenía. No se muy bien por donde empezar la conversación, pero mis ganas de saber me pueden, como siempre.

-Muchas gracias por la invitación Sir Gawain, me llamo Nick Anderson. Tienes un... perdon, tiene usted un castillo precioso y muy bien cuidado si se me permite-Comento nervioso y excitado a la vez. No se si debo tratarle con cortesía o si prefiere que le tratemos como a un igual, así que prefiero no arriesgarme.

Tras mi pregunta, Nick responde que es un estudioso de la Edad Media, Abie es experta en fantasmas y supongo que sucesos paranormales en general, y Jessica, Gabriel y Jennyfer parecen estar un poco descolocados como el resto de nosotros. No hemos venido a trabajar, tan sólo a desconectar de la vida cotidiana durante un par de días; al menos eso parece.

- He aquí otra persona que huye de su trabajo -asiento quedamente, manteniendo mi sonrisa dirigida a aquellos que conversan conmigo- Hasta he conseguido apagar mi teléfono, todo un logro para mí.

Me sigue pareciendo una delicia que nadie me haya reconocido. Podré disfrutar de verdad de unos días tranquilos y sin agobios.

Una voz irrumpe en mis pensamientos, respondiendo a lo que Abie había explicado sobre su trabajo. Es una voz joven, firme y a la vez afinada de una manera que solo entiendo al dirigir mi mirada hacia la entrada del salón y ver de quién se trata. El señor del Castillo Escarlata, Sir Gawain, ha hecho al fin su aparición, pasando tras el asiento de Abie y mío para llegar al suyo. Cuando hace esto, lanzo una mirada de incertidumbre a mi compañera pero nada digo sobre ello. Al menos ahora no.

- Está más que disculpado... -respondo mientras mi vista no se separa del dueño del lugar, aún algo desconcertada- Nos ha dado tiempo a disfrutar de la peculiar decoración del lugar -comento en un intento por romper el hielo entre todos, echando un vistazo al resto de mis compañeros.

Tras ello, llevo lentamente mi mirada hacia el anfitrión de la cena, esperando a que empiece a comer para hacer lo propio. Sin embargo, no puedo evitar preguntarme si es verdad que pensará conocernos un poco mejor durante la cena, o si sabe ya lo que tiene que saber, o si sencillamente es un Lord excéntrico que hace esto demasiado a menudo y ya no le encuentra magia a las presentaciones. Mi pasado como periodista me insta a que empiece a conocer algo más sobre este peculiar Sir Gawain, su excéntrica manera de vestirse como antaño y sobre su modo de vida, tan solitaria e incomunicada; por otra parte, mi experiencia con gente de todo tipo, me dice que aguarde al momento indicado.

- Mi nombre es Irina Kazkov e imagino que es a vos a quien he de agradecer tal peculiar invitación a tan singular lugar, me temo, ¿no es así? -pregunto a Sir Gawain. Aprovecho tras la presentación de Nick para hacer lo propio y empezar a husmear. Seguro que todos estamos deseosos de husmear, así que, ¿para qué esperar?

Iba a contestar a la extraña chica* preguntándole más respecto a su trabajo cuando el señor del castillo hizo su aparición estrella. Una aparición digna de un Lord, estoy seguro que mi abuelo estaría orgulloso de su forma de presentarse ante nosotros. Que se presentara como Sir me hizo ver un puente tendido entre él y yo, una conexión que no esperaba que nadie más en la mesa tuviera.

Volví a levantarme y me acerqué hasta el caballero alzando mi mano noblemente y se la ofrecí con una leve inclinación de mi tren superior, tal y cómo me habían enseñado en la escuela de pequeño. -Sir Gabriel McTavish, de los McTavish de Glasgow. -no me gustaba presentarme por mi título pero era algo muy descortés entre Lores no darse a conocer.-Muchas gracias por su invitación y debo decirle que me gusta su castillo, aunque puedo asegurarle que mi abuelo Sir Sean McTavish se lo pasaría en grande contando viejas andanzas familiares por él. -me reí levemente y volví a mi sitio esperando que el resto obviase mi título y me tratase como uno más pues eso es lo queme consideraba.

Seguíamos conversando en la mesa y asentía con una sonrisa a lo que decía Irina que algunos habíamos venido a desconectar y le dije con una voz suave. – Todo un merito que tenga el móvil a pagado, eso tendré que hacer para desconectar el movil de una vez.  Mientras que seguían conversando una voz femenina se escucho no me dio tiempo saber quién era, y dijo descubrir si había fantasma. Me que un poco tenga y se me puso la cara un poco pálida.

Me abanique con una hoja que saque de mi bolso paraqué se me fuera un poco el susto, cuando llego un señor unas vestimento un poco formal y casual, pero di por hecho que sería el dueño del castillo y que nos invito a la pasar estos día agradables en el castillo, se presento y se quedo con nosotros para conocernos. Y le dije uno tono suave y firme.  –Es un placer conocerle Sir Gawain, asido muy corta la espera. Y tiene usted un castillo extraordinario, por lo poco que he visto, y gratificante verlo en el perfecto estado que está este castillo. Le mire y saque una sonrisa muy dulce y angelical.
 

Un teatrero patético y retrasado. Eso es lo que es nuestro anfitrión. Observo cada uno de sus movimientos hasta que llega a la silla de la preidencia. A pesar de que son varios los que han empezado a hablarle, cuando me mira me limito a mostrar una sonrisa cordial. No seré yo la que se ponga a amenizar esa velada, tengo demasiadas cosas en las que pensar. Por lo pronto, me dedico a intentar descubrir más cosas de por qué estamos aqui. Aunque había aceptado sin reservas la invitación, ahora estaban empezando a entrarme dudas de si realmente yo debía estar aquí.

Por inercia cojo la copa de vino y le doy un trago. Si sigo quedándome quieta y callada como una estatua voy a parecer gilipollas. - O todavía más gilipollas - me digo.

Una mirada de hito en hito reveló la extrañeza que el chaval sentía hacia aquel hombre. Sin duda, no era lo que esperaba. Si bien pensaba que vendría un hombre anciano vestido elegantemente, no fue la edad de su anfitrión lo que más le sorprendió del recibimiento. ¿Cota de mallas? ¿Jubón? ¿Qué significaba todo aquello?

Crono intuía que aquel nombre no vestía así de continuo, y que ese especial recibimiento sería algún tipo de ritual, o constumbre. Quizá fuera simplemente un poco extraño y le gustara dar esa extraña sorpresa a sus pocos invitados.

Sea como fuere, al menos parecía cordial. Se sentó junto a ellos e instó a los presentes a conocerse mejor, a dejar de lado sus diferencias, aunque él no parecía el primero en contar nada. Una vez los demás se hubieron presentado, Crono abrió la boca, antes siquiera de comer nada.

-Yo soy Crono... Crono Cooper. Pero supongo que ya lo sabe, ¿no? Es decir... ¿fue usted quien envió las invitaciones?

Después de hablar, se dio cuenta que quizá había sonado un poco ofensivo, quizá directo. Ya no había vuelta atrás y las palabras ya volaban en el aire, pero por un momento su cara tornó carmesí. Al menos, esperaba que su excentricidad evitara que se sintiera ofendido por aquellas palabras.

A pesar del pequeño sobresalto por lo inesperado de la voz, Abie recibió sus palabras con interés y entusiasmo. Una visita nocturna y guiada, seguro que a esa hora había más movimientos en caso de que el castillo estuviera encantado. Cosa que no dudaba.

En cuanto el hombre pasó por detrás suyo, captó la mirada de Irina y le dirigió un leve asentimiento mientras sus dedos toqueteaban nerviosamente la grabadora. En la mesa no es de buena educación, pero tengo que acordarme de registrar esto. Sobretodo las pintas del tipo, tan fuera de lugar y pasadas de época...Su mente, adaptada a ver fantasmas por todas partes, ya empezaba a sospechar del mismísimo propietario.

La gente empezó a presentarse, algunos discretamente, otros de forma más llamativa como el recién descubierto Sir Gabriel. Otro Sir. Otro atractivo que sumarle al chico, aunque no por el dinero o la fama o incluso el poder, simplemente porque lo del título resultaba interesante y fuera de lo común, incluso algo exótico.

Por su parte no se presentó, su anfitrión la había llamado por su apellido así que estaba claro que sabía quién era.

- Un placer - esa fue su respuesta escueta ante la presentación, dándole mayor importancia a la comida. O eso parecía, pues estaba planteándose cómo hacer cierta pregunta sin sonar maleducada. Dejó pasar cinco minutos antes de dirigirse a él con una sonrisa cordial en el rostro -. Y dígame, Sir Gawain, ¿no tendremos el honor de conocer a su esposa?

Bueno, algunos habían visto a una mujer ¿no? O era su esposa o entre las cientos de otras posibilidades existentes ella se quedaría con la de que era un fantasma.

La sala queda en silencio momentáneamente cuando Gabriel extiende la mano hacia Sir Gawain que parece dudar unos segundos. Podéis percibir que se ha quedado mirando dubitativo la mano. ¿Será escrupuloso? ¿No le gustará el contacto humano? Lo cierto es que con o sin esfuerzo finalmente le estrecha la mano. Un apretón fuerte y seguro.

- Encantado, Sir Gabriel. Por favor, tome asiento y disfrute del banquete.

Aunque su tono es amable, su expresión continúa siendo seria. Vuelve a mirar a los demás y comienza a entablar conversación con vosotros comenzando por corresponder a las palabras del interesado Nick.

- Gracias, caballero Nick, aunque si le soy sincero debo admitir que aún no es mío el castillo a pesar de que me tomé la libertad de invitarles aún sin permiso del propietario. De alguna manera se puede decir que cada cierto tiempo puedo tomarme mis libertades.- mira a Jessica y le señala el vino para que se sirva más si lo desea, de forma cordial pero siempre si perder su seriedad en el rostro.- Espero que todo esté a su gusto, señorita Kazkov. Tengo entendido que está acostumbrada a lo mejor de lo mejor. Me alegro de que aceptase la invitación. Su presencia es de lo más agradable.- su mirada se pasea por Jennyfer, deteniéndose mínimamente, como escrutando su actitud pero sin aparentar reproche en su actitud.

Espero que sepa comportarse llegado el momento...

- Encantado, caballero Cooper. Sí, fui yo quién decidió invitarles y les agradezco que hayan decidido acompañarme estos días.- señala a la deliciosa carne asada que desprende un olor de lo más agradable hacia Crono y pasa a mirar a Abie- Eso espero, señorita Bell. Eso espero.- detiene su mirada, sosteniéndosela a Abie otros segundos. ¿En qué pensará?-Bien, cuéntenme. ¿Qué lugar les interesa más conocer?

Cuando te estrecha la mano la sientes terriblemente fría. Es algo tan helador que de no ser porque el contacto dura pocos segundos, el frío podría haber penetrado en tu piel.

Me quedo sin habla cuando Gabriel hace pública su verdadera identidad. Porqué no lo habrá dicho antes? Bueno... le habría acribillado a preguntas, así que igual es normal, no debe ser cómodo. Decido no comentar el tema hasta más adelante cuando no haya tanta gente. Sin embargo, me doy cuenta de que Gawain vacila a la hora de devolverle el saludo a nuestro recién descubierto Sir. Tal vez sea protocolo.

Noto como mi pierna empieza con los movimientos involuntarios habituales en mi cuando me excito. Tengo demasiadas preguntas pero no se cuando hacerlas. Espero a que nuestro anfitrión hable con todos los presentes y entonces pregunta sobre los lugares del castillo que nos gustaría visitar esa misma noche. No puedo tener más suerte! Pensaba que la visita iba a ser el siguiente día por la mañana y dudaba que pudiera dormir en un lugar tan interesante como el castillo escarlata sin hacer una escapada nocturna para investigar. Sin embargo, parece que después de cenar no vamos a ir a nuestras habitaciones, sino que nos va a enseñar el castillo! Respondo a la pregunta de forma impulsiva y brusca:

-Las habitaciones principales y la biblioteca! Tiene mazmorras? Patio de armas? Las almenas que he visto antes también, debe haber unas vistas increíbles desde allí.-Respondo de carrerilla, olvidándome por completo del protocolo.-Se ve que este castillo está cargado de historia, me encantaría que nos contases las batallas que tuvieron lugar aquí.

Al terminar de hablar me doy cuenta de con quien estoy hablando y me entra un repentino calor en las mejillas. Acto seguido miro al plato, avergonzado por lo que había dicho y esperando que Gawain no se lo hubiera tomado como una ofensa.

-Perdóneme, no pretendía ofenderle.-Intento disculparme.

No parece ofenderse en absouto. Ha escuchado al tiempo que cogía una tostada de pan con aceita y se la colocaba en el plato y una vez termina la acción que tanto parecía apremiarle mira a Nick y le responde sin variar el tono.

- No es mala elección, sin duda. Las habitaciones principales están en el tercer piso y son dignas de admiración; lo mismo o incluso más ocurre con la biblioteca, que se encuentra en el segundo piso. Ahí podrá encontrar más de un libro sobre historia sobre el castillo. No soy muy bueno contando historias. De hecho solo me sé una y no dude en que se la contaré llegado el momento.- ¿Qué historia será?- Como todo castillo tiene sus mazmorras y les recomendaría que pasasen por ahí antes de... que termine la visita.- parece algo sediento por unos instantes. Traga saliva y mira hacia la copa, pero no hace ademán de ir a cogerla y beber un sorbo de vino- Las almenas son peligrosas. Si quiere una buena vista le recomiendo que vaya a los torreones. El del Este tiene unas vistas que le encantarán. Es un lugar... romántico. En alguna ocasión que vinieron otros invitados, una pareja que se conoció aquí subió allí arriba y se profesaron amor eterno.- baja la mirada unos instantes, algo... ¿apenado? Y vuelve a mirar a Nick- ¿Y usted, señor Anderson? ¿Ya tiene un vínculo amoroso? - mira a los demás al momento, pasando una mirada por cada uno de vosotros.- ¿Y los demás?

¿Por qué le interesa tanto este tema? ¿Y por qué ese brillo oscuro y triste en su mirada?

Poco a poco la conversación va tomando su ritmo y por lo general el ambiente es relajado. No le hago ningún feo a la cena y me sirvo un poco de carne asada acompañada por una guarnición de ensalada; para beber, agua. El resto de invitados van haciendo lo propio pero a su ritmo. Hay quién tiene más interés por charlar ahora mismo que en cenar, y es lógico. Hay un halo de misterio e incertidumbre que rodea este lugar, esta situación. Por que pensándolo bien, ¿qué sabemos de este lugar? ¿Y de sus habitantes? ¿Y del motivo de tan singular celebración? ¿O acaso sabemos por qué nos han invitado precisamente a nosotros?

En este caso, Nick es el primero en entusiasmarse y en cuanto escucha la pregunta del anfitrión sobre qué nos gustaría visitar él empieza a desmelenar su lado más salvaje que un historiador experto en Edad Media pueda tener: Se sabe ya los lugares que quiere visitar, y seguramente que ya tenga en mente una ruta tras lo que el Sir le responde. Y por qué no, seguro que tiene muchas más preguntas relacionadas con la edificación, es de esperar. Aunque lo que no es de esperar es la pregunta que Sir Gawain lanza tras una dirección curiosa que toma la conversación.

"¿Vínculo amoroso? Alguien hace años ya se encargó de enseñarme de una manera muy peculiar que el amor solo dura lo que dura la ilusión. Cuando estás sumido en el amor, crees que es lo más puro y verdadero que puedes llegar a sentir en toda tu vida. Después de la tercera paliza, te das cuenta de que el amor solo te nubla el juicio. Y así es como aprendes cómo no volver a caer en la trampa..." pienso mientras mi mirada queda perdida en la ensalada de mi plato. Una parte de mí desde luego desearía que todo fuera distinto. Pero no es así.

Finalmente, llevo mi mirada hacia nuestro anfitrión, dibujando una tenue sonrisa, gesto que parece ser producto más de la cortesía que de lo inspirador del tema de conversación, para responderle:

- El único vínculo que tengo ahora mismo es conmigo, me temo. Aunque como se suele decir, nunca digas nunca. Quién sabe lo que nos depara el mañana, ¿no es así? -digo en un tono que ni es animado ni es melancólico; un tono demasiado neutro, como quien gusta de controlar la situación.

Espero que esta respuesta le haya satisfecho a nuestro peculiar Sir Gawain.

Le mantuvo la mirada a Sir Gawain, preguntándose por su misteriosa respuesta. Le había hecho una pregunta directa y el hombre la había obviado optando por una frase enigmática. ¿Eso espero? ¿Cómo puede esperar a que conozcamos a su esposa sin saberlo con certeza? Su mente fantasiosa le susurraba al oído una historia de amor y drama, con la convicción de que todos los que habitaban el castillo eran fantasmas. Intentó refrenarla, a sabiendas de que debía evitar dejarse llevar por historias infantiles o opiniones personales para centrarse en los hechos.

Pero cada vez que abría la boca el halo de misterio que rodaba a su anfitrión aumentaba. Ella hubiera querido esperarse a que el hombre les explicara más detalles sobre el castillo y su historia antes de decidirse por qué prefería visitar, pero nuevamente había esquivado el hecho de dar información sobre el lugar a la par que enviaba información equívoca sobre él mismo al hablar de romanticismo con pena y preguntar sobre ni más ni menos que vínculos amorosos. Y a la mierda la educación y la discreción, sí señor.

- ¿Cómo va eso de obtener información personal de nosotros sin decirnos nada de usted, Sir Gawain? - aún así, no le molestó la pregunta, no tenía nada que esconder, y por eso su tono de voz no reflejaba otra cosa que diversión. Pero tenía claro que si él preguntaba sin reparos sobre la vida privada de cada uno, ella no iba a prestarle tanta atención al decoro y a lo que era adecuado o no decir.

Mira a Irina una vez que habla y parece suavizar su expresión ligeramente antes de que la voz de Abie le distraiga. Le responde con el mismo tono amistoso que ella ha usado.

- Todo a su tiempo, señorita Bell. Después de cenar podrán asearse y cambiarse en sus respectivas habitaciones y más tarde les contaré mi historia, justo en el momento en que nos reunamos para el comienzo de la... aventura. Y estoy seguro de que captará todas sus atenciones.

Ha sonado amable; no obstante sigue con ese misticismo que para nada tranquiliza.

Tuerzo la boca al escuchar las palabras del tal Sir Gawain. - El asunto es no dejar a uno hacer lo que le apetezca - me digo molesta. Ahora resulta que tendría que unirme al resto cual campamento adolescente para escuchar una retaíla de historias que en el fondo ni me van ni me vienen. Cojonudo.

Hasta este momento había basado mi presencia allí en picar algo de comida, escuchar y analizar a cada uno de los presentes. En principio, formar parte de la conversación estaba entre las últimas opciones de la lista. Pero por desgracia, tanto misticismo y parafernalia había acabado por activar mi curiosidad. - ¿Y no nos va a adelantar nada sobre esa aventura?

Tras estrechar su mano vuelvo a mi sitio con aire desconcertado y confuso. Me sienté mirando al resto de los presentes y comienzo a cenar en silencio, escuchándolos hablar mientras mi mente bullía intentando qué había ocurrido. ¿Cómo puede ser   que esté tan frío? Ni siquiera la gente con problemas de circulación... Bah, no seas rayao Gabriel, seguro que es porque viene de estar fuera o de coger algo del congelador.

No obstante no dije nada y bebí de mi copa de vino intentando desechar mis pensamientos. Seguro que la chica esta de los fantasmas nos ha metido el miedo en el cuerpo. Si, debe de ser eso. La idea de visitar las mazmorras de noche no me gustaba. Siempre he asociado el concepto de las mazmorras con asuntos tétricos. De echo las mazmorras de mi hogar era el único sitio que evitaba pisar. -El trabajo impide que pueda conocer a ninguna mujer. De echo hacía mucho que no me reunía con tanta gente sin contar las reuniones a las que tengo que acudir. -comenté con aire apesadumbrado en respuesta a la pregunta de Sir Gawain.

Miro fijamente y molesta al supuesto 'Sir' al ver que no responde a mi pregunta. - Que pasa, ¿yo no tengo rango suficiente para recibir una respuesta? - pienso molesta.

Intento pasar del tema centrando mi atención en otra cosa. Por casualidades de la vida, esa 'cosa' resulta ser Gabriel. El chico me había caído bien. Por el momento, había sido el único, por mucho título y rango que tuviese su familia. Sigo dándole vueltas al asunto cuando, de repente, veo algo que no me cuadra. Me inclino hacia delante por inercia intentando corroborar que lo que estoy viendo es cierto.

Sin previo aviso me inclino hacia Gabriel y le pego un manotazo, evitando que se lleve a la boca lo que acaba de comer. Tras eso, me levanto de la mesa horrorizada, mirando a todos los presentes. - ¿¿¿Pero es que quieres matarnos??? - grito al aire.

La reacción de Jennyfer al darme aquel manotazo me dejó estupefacto. -¿Se puede saber que te ocurre? -pregunté visiblemente molesto. Yo había sido un amable y correcto caballero con ella por lo que no entendía a que venía aquel acto. -¿Por qué dices que van a matarnos? -no comprendía nada de lo que estaba ocurriendo pero ya estaban siendo demasiadas cosas que me escamaban en aquel lugar. Habrá que estar con diez ojos para intentar discernir qué cojones está pasando.

Me quedo un tanto pensativa cuando nuestro anfitrión nos va soltando a cuentagotas lo que está programado para hoy. Cena, un rato para nosotros en nuestras habitaciones, luego narración de historias varias y luego una aventura nocturna. Pensaba que el objetivo principal de aceptar la invitación y llegar hasta aquí me iba a servir para relajarme: sin horarios, sin presiones, sin problemas... Qué equivocada estaba.

La acción de Jennyfer me sobresalta, haciéndome salir precipitadamente de mis pensamientos. Miro a Gabriel y a ella alternativamente, con cara de no entender nada. Ella está de pie y Gabriel está como el resto, sin dar crédito a su reacción.

- ¿Qué pasa? -finalmente pregunto sin entender nada.

El cambio de tema no me ha gustado. Mi trabajo no me suele dejar mucho tiempo para tener relaciones, por lo que me cuesta mucho mantenerlas. Además, la gente suele preferir tenerme como amigo, tal vez porque soy muy hablador y siempre estoy con la sonrisa en la boca, no lo sé. Sea lo que sea, no me cierro al amor, pero tampoco lo priorizo. Cuando venga la persona indicada ya me centraré más en ella.

La conversación sigue y empieza a adquirir un tono diferente, cada vez menos formal y más misterioso. Escucho a mis compañeros hablar sin prestar especial atención. No puedo evitar pensar en las historias que nos quiere contar nuestro anfitrión. Espero que la visita empiece pronto. Miro a Crono, ya que hace mucho que no ha hablado. Es un chico tímido y me imagino que este tema tampoco le entusiasmará demasiado. Le sonrío levemente para intentar hacerle sentir más cómodo.

En ese momento la chica que ha resultado ser algo arisca se levanta y le da un manotazo a Gabriel.

-Pero qué...?