Partida Rol por web

- ¿Estás seguro? - Le preguntó Yutake. - Estás malherido y además, yo conozco mejor a Tatomo. En caso de llevar a cabo ese plan, debería ser yo quien hablara con él. ¿No creéis?

Yutake se mostraba realmente preocupado por Yoshitomo. Sus argumentos eran además, bastante razonables, sin embargo, la estrategia de Yoshi dependía mucho de la reacción de Tatomo y si este se mostraba poco colaborativo o incluso hostil, tendrían que recurrir a otra estrategia.

- Sea como sea... - Intervino de nuevo. - Estaría bien tener acordado que hacer si no quiere colaborar. - Miró a la reservada Minako y le preguntó directamente. - ¿Tú qué dices?

Minako se frotaba la parte dolorida con frecuencia, asegurándose de que nadie la estaba mirando cuando lo hacía. Por suerte podía usar la lanza como bastón y eso la ayudaba a disimular un poco mejor. No estaba bien, pero lo último que quería era añadir otra preocupación al grupo.

Como era habitual en ella, había permanecido al margen de la conversación, limitándose a escuchar lo que el resto tenía que decir. Al menos hasta que le preguntaron directamente lo que pensaba.

Miró a cada uno de sus acompañantes. Curiosamente, los tres habían sugerido ser ellos los que iniciaran el acercamiento: Yutake conocía a Tatomo, Yoshi ciertamente parecía el más inofensivo de todos y era el que más probabilidades tenía de hacer que bajara la guardia, y Takeshi tenía una cierta ventaja con la distancia que le daba su arco. Las tres sugerencias tenían sus partes buenas, aunque ninguna estaba exenta de riesgos.

Pasa de nuevo la mirada por cada uno de los tres, indecisa. La preocupación por el bienestar de sus compañeros es evidente en su rostro y queda claro que reflexiona varias veces antes de por fin decidirse a hablar.

- Es... difícil de decir. Estoy de acuerdo en que deberíamos tener decidido qué hacer en caso de que... bueno, de que tengamos que usar la fuerza. De hecho casi me preocupa más lo contrario, añade con una cierta vergüenza, me preocupa que esa sea la única opción, que hagamos lo que hagamos al final tengamos que reducirlo por las malas. Si ese fuera el caso, lo ideal sería intentar cogerle por sorpresa. Esa va a ser nuestra mejor opción para evitar que nadie salga herido innecesariamente, ni siquiera el propio Tatomo.

- Creo que tu criterio es ahora nuestra mejor opción, concluye mientras responde a Yutake. ¿Crees que va a estar dispuesto a hablar, a colaborar? ¿o por lo contrario no va a ceder bajo ningún concepto? Nosotros no lo conocemos, con lo que tu opinión es la más valiosa que tenemos ahora.

- Creía conocerlo, pero... - Dijo tras reflexionar unos momentos ante la pregunta de Minako. - Ahora ya no lo se... 

Se notaba que Yutake tenía dudas y era normal. El conocía a Tatomo, pero nunca hubiera sospechado de él, que fuera capaz de llevar a cabo una traición tan grande a los suyos y no podía concebir que pusiera en peligro incluso a su abuela por oro, o lo que fuera que le habían prometido los enemigos de Sakuraio.

- Puedo intentarlo, pero no aseguro nada. - Concluyó.

- Puedo seguirte escondido entonces, y dispararle desde las sombras si se pone agresivo - sugirió Takeshi - si logro darle en un brazo o la pierna podriamos capturarlo.

- Bien... - Yutake tomó aire. - Lo intentaré entonces...

Tragó saliva y con paso decidido, comenzó a caminar hacia el interior de la cueva. Tatomo no podía estar muy lejos. Yutake lo sabía. Ya había estado allí y conocía aquellas grutas. No eran mucho más largas de lo que ya se habían adentrado y sólo quedaba acceder a una cueva un poco más grande donde brotaba de la tierra, el manantial que nutría al río de la mayor parte de su caudal.

- Tatomo ya no puede estar muy lejos... - Dijo Yutake.

Sin que nadie pudiera preverlo, de detrás de un saliente en el túnel que se dirigía al fondo del pasillo, surgió una figura de un joven corpulento. Su mirada era fría y llena de ira. Sus ojos se clavaron sobre Yutake, quien iba al frente del grupo, con la clara intención de parlamentar con él. No obstante Tatomo, no tenía esas intenciones.

- ¿Qué haces aquí Yutake? - Le preguntó mientras le apuntaba, pues esgrimía un arco y tenía una flecha cargada.

No espero la respuesta. Soltó la cuerda y una flecha voló directamente hacia el joven Yutake clavándosele en el costado. Yutake, sorprendido acabó en el suelo dolorido y totalmente desconcertado por lo que acababa de suceder. Sin duda no se esperaba ese recibimiento por parte de quien fuera su compañero de facultad.

- ¡Tatomo...! - Exclamó Yutake dolorido. - ¿Por... qué? - Dijo con un hilo de voz.

Yutake sangraba de forma abundante, pero ante todo, lo que le mantenía inmóvil en el suelo era más el terror que sentía en esos momentos, que un dolor incapacitante. 

- ¿Qué porqué? - Alzó la voz con la mirada desencajada por el odio. - ¡Siempre fuiste tú quien se llevó los halagos! - Le recriminó. - ¡Yutake el guapo! ¡Yutake el buen deportista! ¡Yutake el músico! ¡Incluso sacabas mejores notas que yo en la facultad! - Negó con la cabeza y acto seguido escupió contra el suelo. - ¡Siempre estuve en un segundo plano! ¡Incluso mi abuela hablaba mejor de ti que de mi! ¡Su propio nieto! - Cargó una nueva flecha. - ¿Por qué dices? ¡El imperio Towutuwa me dio una oportunidad de hacer algo relevante! - Se acercó unos pasos a Yutake sin dejar de apuntarle. - ¡Seré rico Yutake! ¡Rico! ¿Lo entiendes? - Sonrió y lanzó acto seguido una carcajada que retumbó por todas las paredes de la cueva con un eco ensordecedor. - ¡Tendré mujeres, una mansión, buena ropa! - Arrugó los labios y frunció el ceño, devolviendo una nueva mirada a Yutake, esta vez de desprecio. - Lo tendré todo... - Concluyó.

Takeshi dejó salir la flecha un segundo más tarde que Tatomo, y la misma también encontró su blanco.

Yoshi dio un respingo y se quedó de piedra cuando vio la flecha clavarse en el cuerpo de Yutake. Aquello no iba según lo planeado. Y claro, a el no le habían hecho ningún caso. ¿Quien iba a hacérselo?

En aquel sitio el estaba de más. La antorcha que portaba Yutake se había caído al suelo, dejando más sombras que claros. Era la oportunidad que estaba esperando. Sus ropas oscuras le permitieron escabullirse a la vista. 

Su primera reacción, escapar. Dejar aquella guerra que no era la suya y encaminarse a una zona libre de conflictos. A fin de cuentas, el no era ningún valiente. Pero después dejó su mirada caer sobre Takeshi y Minako. Aquellos habían sido sus compañeros por unos días y no podía abandonarles. Las guerras internas de Yutake y Tatomo eran sus propios asuntos, pero los había alcanzado. 

Escabuyéndose como un ratón, intentó ganar la espalda a Tatomo para... no sabían bien para que. Para poner un final a todo esto. No sabía como, su daga había aparecido en su mano. ¿Tendría el valor de usarla?

Vale, que te parece si me guardo el ataque. En mi siguiente acción querría atacar y, con algo de ponerlo bonito, ataco a la cuerda del arco de Tatomo, dejandolo desarmado. Y posiblemente se lleve una hostia, pero es lo que más le pega al personaje. 

Aparentemente el plan era bueno, y todos podrían tener su parte: Yutake y Yoshi se podían acercar a hablar con Tatomo, Takeshi se escondería para sorprenderlo si fuera necesario y Minako permanecería en un segundo plano para actuar en caso de que algo saliera mal. Sin embargo, como el anciano Okura decía muy a menudo, ningún plan sobrevive al contacto con la realidad.

Nada más verlo quedó claro que Tatomo no estaba muy dispuesto a escuchar, o puede que ni siquiera estuviese en sus cabales. Atacó a Yutake casi al instante, y a partir de ahí todo se volvió la confusión y el desorden propio de un combate entre personas que claramente no estaban preparadas para ello.

Con torpeza debido al dolor de la caída anterior, Minako se acercó cojeando. No estaba en su mejor forma, y lo sabía. Lanzó con dificultad un golpe intentando enredar el arco de Yutake en la punta de su lanza, para desarmarlo, pero sus movimientos eran demasiado predecibles. El hombre esquivó sin problemas su lanza, y eso sólo hizo que la chica se sintiera aún más avergonzada. Era el momento en que sus compañeros dependían de sus habilidades, y al parecer ni su cuerpo ni su cabeza estaban respondiendo como deberían.

Yoshi pareció desaparecer. Lo que no era realmente difícil cuando nadie te está mirando. Cuando no eres importante. Caminó entre las sombras y por entre las rocas hasta llegar a Tatomo. Su plan era sencillo. Sorprenderle por detrás. Aunque le atormentaba que hacer... tanto lo atormentaba que terminó apareciendo a la luz, a unos pasos de Tatomo por equivocación. 

Maldita, maldita sea, se dijo.

Tragó saliva y se dispuso a hacer lo mejor que podía hacer en aquella situación. Después de todo no era un guerrero. Pero se podía llevar un golpe que salvase a otro. Comprar tiempo. Eso era todo.

- ¡No podréis conmigo! - Alzó la voz Tatomo. - ¡No tenéis ni idea de con quién estáis tratando! - Fue entonces cuando Tatomo soltó una carcajada que demostraba que no estaba en sus cabales. - ¡Muahahahahahahaha!

El eco de la risotada se escuchó por toda la caverna de manera ensordecedora. Mientras tanto, Yoshitomo se movía en las sombras tratando de ganarle la espalda a Tatomo y así, con un poco de suerte y cogiéndole desprevenido, poder desarmarle.

- ¿Dónde te crees que vas, enano? - Alzó de nuevo la voz Tatomo al localizar a Yoshitomo. - ¡No eres más que una rata! - Le increpó.

Fue entonces cuando dejó caer el arco y se hizo con una lanza larga que se hallaba contra una de las paredes de la gruta. No tuvo en cuenta a Yoshi, sino que arremetió contra Minako, pues Takeshi se encontraba en un segundo plano con el arco.

Cuando Tatomo atacó a Minako, haciéndole daño, Takeshi se enfureció y dejó caer el arco al tiempo que saltaba sobre Tatomo y sacaba su daga, clavándola en su costado. - Déjala en paz, eres un imbécil fracasado. 

- ¡Jajaja! - Río Tatomo. - ¡Mira a quien tenemos aquí! ¡Si es el bueno de Panocha! - Se carcajeó. 

Fue entonces cuando la daga de Takeshi cortó de forma veloz, la mano de Tatomo quitándole las ganas de reír. 

- ¡Será lo último que hagas! - Le amenazó enfurecido.

Cuando Tatomo la ataca, Minako se da cuenta de que no va a poder esquivar sus ataques. Está demasiado torpe y dolorida como para evitar los lanzazos del hombre. Sin embargo eso no evita que pueda luchar, simplemente tiene que hacerlo de manera diferente. Quizás no pueda evitar sufrir daño, pero sí puede aguantarlo. Ahora la cuestión es quién de los dos caerá antes, si ella o su adversario.

El hecho de que se esté enfocando en ella y no en Yoshi o en Takeshi es un alivio. Es su deber protegerlos, para eso está aquí. No le importa salir herida si con ello cumple con su obligación.

Devuelve el golpe mientras adopta una postura desafiante. La mirada seria de la chica se clava en Tatomo, y su lanza encuentra su objetivo y logra herirle.

- Ni siquiera puedes derribar a una mujer herida, el tono de su voz es desafiante, frío. Déjalo estar o el próximo golpe no será tan leve.