Partida Rol por web

Y voló... El martillo voló. Memorizó la dirección en la que había ido y volvió a la vorágine de enemigos que lo acosaban.

Como si de una sucesión de malos presagios se tratara, vio una rebanadora orca golpear en su dirección, y trató de esquivarla, o desviarla con el escudo... Un hilillo de sangre empezaría a emanar de donde había recibido el impacto, e instintivamente el joven enano se llevaría la mano a la hebilla del cinturón donde tendría el arma de reserva, el hacha. Con un movimiento rápido lo sacaría y agarrándolo fuerte lanzó un grito de ánimo a los suyos, y con rabia debido al golpe que acababa de recibir fue a atacar al brazo izquierdo de uno de los orcos, con una fuerza bestial que haría trastabillar hasta al mas fuerte de los guerreros allí presentes. 

Tras el golpe, miraría otra vez alrededor para percatarse de que esa leva de campesinos del pueblo no terminaba de llegar, y que tenían a todo el mundo encima. Por suerte en el otro flanco habían acabado y ahora vendrían en su ayuda. Esperaba que fuera pronto. Porque sino les iba a caer una tunda importante. Gritó para instar a todos a llegar cuanto antes.

- ¡SEGUID PELEANDO, YA LLEGA LA AYUDA!

No sabía si era cierto, pero tenían que seguir peleando. No había otra.

Resisto nuevamente la carga de los orcos y puedo resistirla, por lo que mantengo mi posición sin inmutarme demasiado. Un golpe resuena contra mi armadura pero no es capaz de causarme daño en lo más mínimo. Voy a decir algo ofensivo cuando veo que el martillo de Grii vuela por los aires. No me distraigo mucho en eso pues veo que el enano saca un hacha, hablo en voz alta para los presentes, utilizando la lengua enana:

 - "Si alguien pierde su arma, que saque el hacha de reserva que llevo en la espalda."

Lanzo dos golpes con mi arma, que impactan, derribando a otro orco muerto. La situación a nuestro alrededor es preocupante pero sé que conseguiremos resistir. El resto del grupo parece estar despejando su sector y no tardarán en abrir brecha en nuestros atacantes. Solo tenemos que tener la fortaleza para resistir y estoy seguro de tenerla.

La defensa en el puente y alrededores, especialmente por parte de los enanos, estaba siendo magnífica, más estaba claro que no podrían aguantar mucho más. Especialmente si estaban a punto de ser flanqueados por bandadas de murciélagos gigantes.

Gerard observó rápidamente la situación en la zona en la que él estaba combatiendo, notando que apenas quedaban goblins contra los que luchar y que, además, estos estaban ya comenzando a huir. Eso hizo que el caballero tomara una decisión.

- ¡Monseiur Kantor! - exclamó mientras daba la vuelta a su montura para que se le escuchara en mitad de la batalla - ¡Encárguese junto a la infantería de terminar con la escoria goblin! ¡Jinetes, conmigo, aprisa! - animó a sus hombres, cargando hacia los murciélagos que parecían estar rodeando a su distante compañero elfo - ¡Aguantad, monsieur Fanel! ¡Vamos a ayudarle!

Uno de los pieles verdes bajò a uno de los lanceros que Gurnik tenía a su izquierda, y el próximo hachazo claramente iría a parar ahi... El hachazo pegó limpio en el piel verde y sangre asquerosa salpicó por todos lados.

Resistió el embate de los que venían por delante mientras su hacha seguía danzando...

Segundo hachazo , segundo golpe, y el piel verde caía a los pies de Gurnik..

"Ahora ya sabes por que me llaman RevientaCraneos, escoria!!" -replicó el envalentonado enano.

Cada vez había mas enemigos abordando a nuestras tropas, entre esqueletos, goblins, orcos y ahora bandas de murciélagos gigantes, estaba claro que en poco tiempo seríamos superados. Algo tendríamos que hacer si queríamos salir airosos de la situación, que mis poderes llegaran a funcionar sería de gran ayuda para mis compañeros. Con una pequeña plegaria al padre invierno, me concentro en atraer el frío hacia mi, el frío me inunda y por una vez creo ser capaz de sentir los vientos de la magia.

- Por fín.

Pequeños copos de nieve se forman a mi alrededor cuando la humedad del ambiente empieza a helarse, a partir de ahora sería mas fácil para mi llegar a lanzar hechizos. El frío era mi ambiente y única manera de canalizar mi poder. 

El iniciado asintió, y echando un breve vistazo alrededor. La batalla no iba bien, lo que hizo que la sangre le ardiera, mientras una recta furia lo embargaba, descargando un terrible golpe contra uno de los goblins que quedaban. 

La elfa en vista de que la fuente mágica estaba más allá de su alcance decidió concentrar en seguir atacando al grupo de goblings que todavía tenía a tiro. Sacó una nueva flecha, apuntó y la soltó. Al igual que la anterior el impacto no fue limpio así que dudó si tomarselo con más calma.

Lo que si hizo, viendo a Resha en la distancia fue comentarle acerca de la presencia captada, quizá Aenalor también lo hubiera percibido y pudieran hacer algo al respecto.

-¡RESHA, CERCA DE LA CASA, TRAS EL PUENTE, LA MANIPULACIÓN DEL SHYSH VIENE DE AHÍ. - gritó tratando de hacerse oir entre el bullicio del combate.

Aenalor optó por olvidarse de los goblins que huían y se dirigió hacia donde estaban los esqueletos, con la intención de ayudar a destruir ese flanco que les estaba haciendo polvo a los guerreros del puente. Mientras lanzaba ese hechizo, una parte de su mente divagó un instante y le dio lo que podría ser una gran idea. Los pieles verdes eran conocidos por su cobardía y, con suerte, podría hacer huir a unos cuantos de ellos.

La batalla parecía dar un nuevo giro con la aparente victoria en el flanco derecho de la batalla, mientras que el izquierdo las cosas mejoraban a momentos y en otros empeoraban por completo. Por suerte ya Sir Gerard y los jinetes a su mando cabalgaban para ayudar siendo seguidos por un pequeño contingente de los soldados imperiales.

En el puente la batalla claramente se declinaba en favor de los orcos sin la ayuda de Fanel y los ballesteros, eso a pesar de que entre los enanos, en cosa de poco tiempo se habían cargado a un total de cinco orcos. Por su parte, los orcos se habían llevado ya consigo a otros tres de los milicianos y trepados sobre el puente ya tres de ellos habían logrado cruzar las defensas y empezaban a rodear a los enanos que pronto sucumbirían ante la furia verde si no eran socorridos.

En los flancos del puente, una sangrienta batalla de desgaste se estaba librando. Los esqueletos habían caído casi por completo, pero aun muy alto coste, menos de la mitad de todos los lanceros que se suponía reforzarían los flancos y retaguardia de las defensas del puente, habían caído. A la derecha, un contingente de murciélagos gigantes había atacado la torre de vigilancia causando estragos y logrando derribar a uno de los ballesteros. Mientras en la superficie, el resto se mantenían aun ocupados combatiendo a los esqueletos sobrevivientes. A la izquierda el enemigo había sufrido mas con apenas un esqueleto en pie y varios murciélagos caídos. No obstante los jinetes luchaban prácticamente a la defensa y Sir Steffon había caído de su corcel quedando inconsciente tras un ataque por la espalda a su corcel.

El río la batalla había terminado con una contundente victoria a pesar de las bajas que si bien no eran cuantiosas, si habían sido altas. Al final, los goblins que se retiraban de la batalla cruzando el río de regreso, habían sido abatidos por los magos, Seiger y los ballesteros imperiales.

Ahora era momento de mover las fuerzas hacia el frente izquierdo. En base a la prontitud de reacción y a su estrategia, la victoria imperial podría conseguirse, aunque el costo seguía pareciendo demasiado alto.

La batalla continúa pero ya estamos perdiendo mucho terreno. Hemos aguantado estoicamente y hemos logrado hacer lo que muchos considerarían imposible cuando se trata de resistir contra tantos enemigos, pero antes o después, la suerte se acaba.

Lanzo mis golpes para rajar a mis enemigos y así conseguir que sean menos cada vez. Lo suficiente como para poder salir de ahí con vida.

De pronto, la carga me llega y no soy capaz de mantener mi posición a pesar de mis esfuerzos. Las cosas comienzan a ponerse negras.

Los estaban apabullando, y para colmo, cuando miró hacia su derecha vio como los que estaban en el río cuando los goblins huyeron perdieron el tiempo en seguirlos en vez de socorrer a los que estaban en el puente, en inferioridad numérica, y a punto de ser rodeados.

- ¡POR EL AMOR DE VALAYA Y DE TODOS LOS ANCESTROS, NECESITAMOS REFUERZOS EN EL PUENTE YA O...!

¡¡PAM!!

El golpe de una de las armas de los orcos le devolvería a la realidad. Las piernas le temblaron por un momento pero rápidamente apretaría el mango del hacha y miraría a Sargón con una sonrisa en la vorágine de la batalla. Su siguiente acción sería otro hachazo devastador en dirección a los orcos. 

Si no vienen a ayudarnos, van a acabar con nosotros. Eso sí, nos llevaremos a un buen número a la tumba...

Levantó el escudo y pensó en su clan. En Cragmere, en la misión que se había autoencomendado... Su historia no iba a acabar ahí. No era su hora.

Aenalor sabía que su idea no iba a ser muy buena, puede que no funcionara, pero si era así y la voluntad de los orcos del puente decaía, entonces podría salvar a todos sus compañeros de esos malditos pieles verdes.

Se centró en sus pensamientos, recordó los diferentes sonidos que había escuchado durante su vida buscando uno en concreto, uno que había escuchado alguna vez en algún momento y se centró en él mientras canalizaba los vientos de magia. Mientras unía los hilos necesarios centraba su mente en ese sonido de los cuernos de caballería incitando a una carga, intentó que ese sonido viniera desde el otro lado del ría, como si fueran a realizar una pinza sobre los orcos. No era mucho; pero tendría que valer.

Aquel flanco ya estaba seguro, pero la cosa en el puente no iba tan bien. Necesitaban refuerzos ya, así que el sigmarita echó a correr en dirección al puente, con el martillo listo. Debían contenerlos allí. Es cierto que la superioridad numérica de los pieles verdes ya no era tan abrumadora, pero aún así, lo mejor era mantener aquel embudo todo lo posible. 

El combate se tornaba dificil para los enanos en el puente, y Gurnik lo sabía, siguió lanzando hachazos a diestra y siniestra mientras intentaba aguantar la embestida...

Sus pies se plantaron firmes, mientras su voluntad se acrecentaba mas y mas por instantes, vió como los otros enanos eran empujados hacia atrás y las palabras brotaron de su boca como una palabrota:

"Vamos hermanos, esto no es nuestro final!! NO LO ES!"- vociferó.

"Y ustedes , cochinos pieles verdes, escoria de la humanidad!".

Su concentración en la pelea aumentaba, a medida que los pieles verdes caían. Su primer hachazo partió por la mitad el orco que tenia a su izquierda y su hacha siguió rebosando de sangre, buscando nuevos objetivos.

Su segundo hachazo falló por mucho uno de los pieles verdes que amenazaban su sector del puente.

La magia al fin había acudido a mi pero eso no sería suficiente para ganar la batalla, muchos hombres habían muerto y no parecía que hubiéramos contenido el ataque. Según como me gritó Aría el mal que había convocado a los muertos se encontraba al otro lado del río en la casa que había sido abandonada a la llegada de los orcos. Matarlo podría servirnos para rebajar la presión que sufríamos.

- Donde estas engendro. Por mas que Aria me lo dijera, no podía encontrar el origen del mal y sin verlo nada podía hacer. Tendría que conformarme con atacar a las criaturas que si que veía. Intento extraer magia del ambiente frío que he invocado para ayudarme en el siguiente hechizo que realice.....pero ni aun así lo consigo.

La elfa, todavía con la vista puesta en su objetivo, espoleó su caballo para acercarse a distancia de tiro. Si conseguía abatirle quizá la superioridad numérica que estaban provocando los no-muertos desapareciera. Lo que supondría un vuelco a su favor de la batalla.

Gerard estaba viendo claramente como los enanos no iban a aguantar mucho más en aquél puente y no le extrañó. La repentina aparición de los no muertos les había privado del apoto de Fanel y otros y, aunque se los estaban quitando de encima bastante bien, las bajas entre los imperiales estaban siendo cuantiosas, por desgracia.

El bretoniano sabía que tenía que ir a ayudarlos, pero antes había que ahuyentar a los murciélagos o se quedarían atrapados entre los orcos y las malditas criaturas. No podía consentirlo.

Claro que los demás sí podían ir.

- ¡Yo me ocupo de los murciélagos! ¡Intentad ir al puente a apoyar a los enanos! - gritó a sus compañeros, esperando que algunos lanceros también le hicieran caso.

El puente había caído, ante la marea del ataque de los orcos, los enanos y las defensas imperiales cedieron ante el dolor y el cansancio. El enemigo había conseguido por fin cruzar el puente, y solo era gracias a que entre los enanos y los imperiales se habían cargado a seis orcos en el proceso, que la maltrecha línea de defensa seguía resistiendo. Por su parte, las imperiales en el puente seguían sufriendo, los orcos habían matado a otro miliciano y también a un lancero campesinos, lo que sumado a los ataques de los esqueletos y murciélagos restantes, empezará a dejar muy mermadas las defensas.

Con la batalla terminara en la orilla este del rio, muchos refuerzos empezaban a llegar ya a la batalla en el puente, lo que dejaba con pocas posibilidades a los orcos de lograr ganar la batalla si no aniquilaban a las defensas actuales en poco tiempo. Sir Gerard por su parte, al mando de la caballería auxiliar había cargado contra los murciélagos acabando con dos de estos. Fanel por su parte hizo lo suyo pues se le daba fácil abatir a cosas a la distancia.

Todo aquello apuntaba a una casi segura victoria, pero a un muy alto coste. No obstante las buenas noticias llegaron desde la retaguardia del enemigo. El sonido de un contingente de caballería que se acercaba a la carga dejaba en claro que venían mas refuerzos, probablemente inesperados. El efecto contra los orcos sería el del yunque y el martillo. Por ello al escuchar aquel estruendo, los pocos que quedaban parecieron titubear, y de hecho el contingente mas retrasado había empezado a retroceder en un claro gesto de tener intensiones de retirarse.