Partida Rol por web

El león recibe un terrible tajazo en las tripas cuando salta por encima de Ide Zhuo que le repercute en su aterrizaje y posterior recuperación para evitar el filo de la katana de Takeshita que corta, echándose a un lado, el costado de la bestia.

Esta da un paso tembloroso y un rugido agonizante, mas parecido a una súplica, sale de su garganta...

Es entonces cuando un frío sobrenatural invade la capilla. La presencia del fantasma impone respeto y una voz, ruge como la del león;

-¡¡QUIETOS!!- Os dice. -Mi nombre es Yasuki Takeda y la bestia que cuida de mi cuerpo es mi hermana, Yasuki Minoko.- Tras un segundo de silencio continúa. -Los dos imploramos vuestra ayuda.

El azulado fantasma efectúa una reverencia a la espera de una respuesta.

El salto del león pasó ante las narices de Mausuko sin que pudiera reaccionar, a diferencia de sus compañeros que parece que no les pilló tan de improvisto cómo a ella. Al ver al fantasma la piel se le erizó. Y las palabras del compañero de clan en parte la inquietaron y en parte la tranquilizarón. Ella estaba convencida de que ese animal no estaba corrompido. Y se había preguntado una y otra vez los motivos que tendría para atacarlos, cuando realmente no habían hecho nada. Parece que el marco del puzle empieza a terminarse y dislumbrar los esbozos del paisaje. - Cuando oigamos las palabras de Yasuki Takeda empezaremos a entender que es esto. -

- Soy todo oidos Yasuki Takeda-sama. - Dijo Mausuko inclinandose en señal de respeto y adelantandose a la respuesta de sus compañeros.

Zhuo estaba perpleja ante la visión del fantasma. Era la primera vez que veía a un ser semi-etéreo. Miró su cimitarra con cierta duda. A su lado acudía su yegua cuando se recordó a si misma que ambos esperaban también su respuesta.

— Ignoro por completo si vuestro estado es una maldición. Pues me han enseñado que, sea cual sea la muerte de los hombres, todos serán juzgados frente a los kamis de la muerte. Es obvio que ninguno de los dos ha sido juzgado por nuestros dioses. Pero soy samurái, y no puedo negarme a ayudar a quien pide ayuda más aun dentro de nuestras tierras, aunque se trate de un posible enemigo. ¿De qué se trata?.

La reacción del león me dejó estupefacta pero no llegué a desenfundar la katana confiando en que no fuera necesario, al fin y al cabo no era una bushi, por lo que sentía ciertas dudas por empuñar la espada de un samurái caído.

Afortunadamente, el contrataque del Kakita volvió a hacerlo caer, haciendo que fuera innecesario tomar una decisión al respecto. Aunque tampoco estaba preparada para saber cómo debía reaccionar ante lo que vino a continuación.

La aparición del fantasma de Yasuki Takeda consiguió volviera a sentir aquel miedo irracional. Un miedo del que únicamente podías acabar huyendo o quedarte petrificada, lo cual no era bueno con la otrora Yasuki Minoko rondando, pero aquella sensación no duró mucho, pues pronto Takeda solicitó nuestra ayuda captando toda mi atención.

El cortesano Doji permaneció en silencio y en segundo plano, se negaba a adoptar la postura servil que habían tomado sus compañeros frente a alguien que ya no estaba en aquel mundo. Desconocía de quíen se trataba y si era un kami o un oni. Sin embargo las armas que bailaban en ese momento eran las suyas. Tras envainar la wakizashi habló:

-Lamento interrumpir a mis colegas, pero me gustaría Yasuki-san antes saber qué es lo que os ha dejado en esta situación. Perdóname si os parezco demasiado directo, incluso desconfiado ante alguien como vos, más a mis ojos inexpertos de igual manera podríais ser kami que oni.

Me quede paralizado ante las palabras del fantasma. No estaba seguro si creerlo o no, pero estaba seguro de que mi hoja no había sido forjada para atacar a una hermana que trataba de defender a su hermano.

Envainé mi katana y esperé. Tampoco tenia pruebas que demostraran que decía la verdad. Podría tratarse de un oni intentando engañarnos.

No bajé la guardia, pero me acerqué al fantasma. Estaba claro que si alguien tenía las respuestas era él.

Justo cuando había decidido cambiar mi posición y atacar al León, veo como éste cae malherido de nuevo justo al llegar al suelo. Ahora no había duda de que es lo que había que hacer: cortar su cabeza y darle sepultura.

Sólo su grito desgarrador. Tan triste, casi humano, lleno se súplica y acompañado de una atmósfera de misterio, hizo que mantuviera la calma.

El espíritu del cangrejo que allí se encontraba hizo su aparición tratando de poner algo de paz en tan desequilibrante combate con aquella criatura. Lo que nos contó parecía increíble. Historias que sólo se cuentan a los niños para que se vayan a dormir.

-"Nos pide ayuda. Son hermanos. Increíble." resoban estas palabras en mi mente.

-"Las tierras Unicornio siempre están rodeadas de misterio y sorpresas." sonreía.

Esperaba ansioso escuchar su historia.

La armadura de bambú brilló sobre la piel del monje mientras la bruma se arremolinaba hasta formar un espectro en la capilla de la Fortuna de la compasión.

Yûki no podía creer lo que estaba sucediendo, esto sobrepasaba sus conocimientos sobre el Orden Celestial, pero no se amedrentó ni cuando sus tatuajes volvieron a la normalidad.

Con voz firme se dirigió al recién llegado, haciendo caso omiso de las palabras de los que se encontraban a en las inmediaciones del aparecido.

-“Yasuki-san, antes de ofreceros nuestra ayuda incondicional para que podáis llegar a vuestro lugar de descanso antes de volver a la rueda de la vida, sería un acto de cortesía por vuestra parte indicarnos a los aquí reunidos en presencia de Jizo-Kamisama, cual es el motivo de vuestra permanencia en este mundo y la razón por la que os encontréis tan lejos de vuestras tierras frente a la muralla del Carpintero. En segundo lugar deberíais ordenar a vuestra custodio que cesase en sus intentos por causarnos algún tipo de mal y se serenase. Por último, y no por ello, menos importante; ¿De qué se trataría vuestra petición?”

Tiro heráldica y Teología. También tiraré investigación para tratar de saber si miente en algún momento.

Tiro también etiqueta para que no suene como una amenaza, sino como un acto de conciliación.

Vuestras dudas serán respondidas, pues tenéis derecho a saber la verdad.

-Fui elegido como representante de mi clan junto a mi hermana Minoko. Íbamos de camino hacia la ciudad de Okami para ofrecer un regalo de bodas al hijo del Daimio Shinjo Mune cuando una tormenta nos obligó a refugiarnos en esta capilla. La tormenta se alargó hasta la noche, cuando apareció un viajero harapiento que nos pidió cobijo, comida y poder compartir nuestro fuego. Debido a mi arrogancia me negué a compartir cobijo y comida con un mendigo, echándolo afuera de la capilla.
Durante dos días la tormenta nos retuvo aquí y durante dos días el mendigo estuvo esperando mi compasión afuera. Al amanecer del tercer día me desperté junto a una bestia azul, un león Shisa, mi hermana. Me levanté dispuesto para la batalla y entonces pude ver mi cuerpo, yaciendo en el mismo lugar en que me dormí la noche anterior. El mendigo se encontraba a la puerta de la capilla y sus palabras resonaron en mi mente:
"Tú, hijo del cangrejo, no conoces la humildad, la compasión ni el camino del bushi. Sea esta mi voluntad, que tu hermana sea la bestia que te cuide y tú duermas por siempre hasta que una persona os ayude a encontrar la humildad que os falta. Ella recibirá el desprecio que me diste y solo cuando alguien humilde afronte dos pruebas en tu nombre, solo entonces, podréis descansar."

El guerrrero cangrejo palidece aún más si cabe al recordar su fracaso como persona y samurái. Pues en los preceptos del bushido, la compasión ocupa un lugar importante, tanto como el valor o la cortesía.

-Mi hermana no es consciente de su ser, pues es un león Shisa y solo defiende aquello que se le ha asignado si es perturbado.- Señala la katana que tiene en mano Yasuki Ashikako. -Pues es tal la devoción de los leones Shisa que jamás se arriesgarían a atacar a nadie que no perturbe su custodio.-

-Ahora que ya sabéis nuestra historia,- dice con voz melancólica -por favor, ayudadnos.- Vuelve a inclinarse ante vosotros con una reverencia, profunda y de un tiempo suficiente para dejar claro que es sincera. 

Yasuki Taeda dijo:

— Ahora que ya sabéis nuestra historia, por favor, ayudadnos.

La historia sonaba patética. Zhuo, como samurái, creyó sus palabras pero poniendo en duda todo aquello pues le parecían exageraciones. Le resultaba exasperante que un "elegido" de su clan se humillase de tal forma ante un puñado de desconocidos. Más aún, le parecía tremendamente vergonzoso que no hubiese puesto en su lugar al mendigo, y obligado a romper la maldición que sobre ambos pesaba. "Siempre es lo mismo", se dijo con el ceño fruncido. "Unos tienen que pagar los vasos rotos por otros". Y se preguntó quién era más necio, si el muerto samurái o ellos por escuchar al difunto samurái. "- Sea como fuere", pensó. "Ella necesita ayuda, pues su coraje a través de sus muertes es realmente encomiable".

— ¿Cómo?. — Preguntó sin bajar la guardia. — ¿Cómo podemos ayudarte?. ¿Qué quieres de nosotros?.

¡Vaya historia! conocía a muchos grulla que hubieran acabado igual debido a su arrogancia... Las palabras del espectro fueron directas a mi corazón, porque yo podría estar en su lugar.

Oculté mis sentimiento y me centre en los hechos, en la estrategia, en la solución... Su arrogancia fue la causa de su dicha, así que suponía que se redimiría haciendo lo contrario pero... eso no encajaba con... - Perdonadme, Yasuki Takeda-sama, estoy dispuesto a ayudaros y por eso os digo que vuestra hermana estaba intentando cazar un ciervo de blanco pelaje, tan blanco como el de los nobles grulla. No estoy seguro de si ese es su cometido o su prueba ya que, por la historia que nos habéis contado, lo que os falta es humildad* y eso creo que va en contra de cazar tan bello animal.- 

Hice una pequeña pausa y continúe -Pero, como os he dicho, estoy dispuesto a ayudaros. Siempre y cuando esté dentro de mis posibilidades.-

-Los leones Shisa no tienen necesidad alguna de comer o dormir.- dijo sin demora -Tampoco aquellas personas a quienes protegen, pues es tal su dedicación que transmiten su fuerza vital al protegido.-

El fantasma desaparece un instante para reaparecer de nuevo frente a Ide Zhuo.
-La fortuna de la compasión fue quién transformó a mi hermana y me dejó en el letargo de un largo sueño en el que no puedo descansar. Sufro por ella,- dice mirando al león -sufro por mi clan, mi vergüenza y por tu propio clan al que no pudimos homenajear adecuadamente. Completa mi viaje unicornio y honra a nuestros clanes.-

El fantasma vuelve a desaparecer reapareciendo al lado de su cuerpo.
-Es por eso que Jizo Kami sama, con su infinita compasión, legó dos pruebas para que pudiéramos, arrepentidos, descansar en paz. Al principio me mostraba arrogante con los visitantes, amenazándoles si no nos ayudaban. Poco a poco la gente dejó de transitar esta capilla y el sendero fue cubierto por el bosque.-

-La primera prueba es la compasión del alma, pues solo un alma compasiva y con intenciones de ayudar, puede acercarse a mi cuerpo sin que mi hermana lo ataque. Debéis calmarla y ayudarla.- 

El fantasma queda inmóvil, contemplando como la bestia que es su hermana comienza a jadear y a recuperarse.   

Yûki escuchó las palabras del espectro con serenidad, sin duda deseaba volver al circulo de almas, para poder reparar el daño hecho con anterioridad por sus méritos própios.

Por un momento sintió compasión por los hermanos congregados en la capilla y tomó una decisión. Él había movido el cuerpo del difunto minuot s antes y él debía expiar su culpa para con los hermanos cangrejo. Tenía algo en mente, así que tomó cartas en el asunto.

-"Trataré de calmar a la bestia, Yasuki Takeda-dono, ¿Podríais poner la voz de mis acciones para tratar de calmar a vuestra hermana? Llamadla por su nombre y tratad de calmarla como si nada de esto hubiera pasado y solamente de una rabieta se tratase su enfado. Yo me postraré delante de ella y trateré de calmarla. Al resto, solo defenderos, Yasuki Minoko-dono, no es nuestra enemiga".

La leona empezaba a rugir y el monje se colocó delante de ella, trató de extender su calma hacia la leona.

La situación estaba clara, y las sospechas de Mausuko se hicieron realidad. Siempre tuvo la espinita clavada de que quizás no tenían que haberse enfrentado al León, ahora lo tenía claro. Solo quedaba enmendar los errores. Se giro y se percató de algunas cosas. Lo primero que hizo Mausuko fue girarse a Yasuki Ashikako. - Yasuki-sama, por favor, dejad la espada donde estaba y procurad hacerlo con todo el respeto posible. - Mierda, también tenemos que colocar el cuerpo cómo estaba... pero quien es lo suficientemente digno para tocarlo de vuelta. - Una cosa si que tranquilizó a Mausuko parecía que el monje Togashi lo estaba haciendo bien, sus movimientos delante de la hermana de Takeda eran los correctos para tranquilizar a la bestia.

Realmente no se le ocurría que más podrían hacer para solventar esa prueba de compasión del alma, pero una cosa si estaba clara, para que Yasuki Takeda pudiera descansar y viajar al Meido hay que llevar a cabo el ritual pertinente. Así que Mausuko girándose de nuevo ante Yasuki Takeda. - Yasuki-sama no se muy bien cómo ayudaros, pero haré todo lo que este en mi mano, empezando por llevar a cabo el ritual de incineración necesario para honrar su cuerpo. E investigaré todo lo que pueda para ayudar a su hermana.

Tras las explicaciones del fantasma, Zhuo sonrió con cierta malignidad...

— Así que, una fortuna os pone dos pruebas para corroborar vuestro... — alzó la voz en esa palabra... — arrepentimiento, y deseáis engañarlas implorando a otros para que hagan dichas pruebas en vuestro nombre. ¿No es así?. Me temo que eso probaría a vista de las fortunas nuestro — volvió a alzar la voz en esa otra palabra — arrepentimiento (en el caso de que tengamos culpa alguna) y no es vuestro. Sea como fuere, también es cierto que si revelamos la verdad a mi Khan no habría mentira alguna y vuestra alma se contentaría con que hiciera lo que sus mercedes no pudieron. Llevaré el regalo... ¿De qué se trata?. 

Por lo visto Takeda había tenido la mala suerte de cruzarse con una Fortuna y no saber complacerla. Un error que bien podía habernos ocurrido a cualquiera y por el que los dos Cangrejo sufrían sus consecuencias, un error que ahora podía costarnos la vida a todos, por lo que no me quedó más remedio que arrodillarme frente al difunto y devolver la katana a su sitio con el mismo respeto que la había retirado.

- La voluntad de las Fortunas está más allá de nuestra comprensión. Es tan posible que les permita descansar, como que no.

Señalo aún arrodillada a la espera de reacción de la reacción de Minoko, pues bien podría matarme si mi reacción no le resultaba suficiente para restaurar la afrenta.

-Estoy de acuerdo con Ide Zhuo-san, no obstante temo algo, y que seamos nosotros quienes estemos siendo puestos a prueba. Delante tenemos un mendigo -Ruego que disculpe mis palabras Yasuki-san- Se apresuró a añadir rápidamente antes de proseguir. 

-Como venía diciendo, tenemos aquí a una víctima del orden celestial con una situación insatisfecha, ¿tendremos compasión o no de él?...  Por momentos dudo de quién es el destinatario de la prueba.

Recordaba las historias de fantasmas que se contaban a los niños antes de ir a dormir....."Portate bien o te llevará al más allá"....aunque con el tiempo he sabido que parte de verdad hay en esas historias.
-"Para poder ayudaros necesitaremos más información. ¿Qué es lo que tendríamos que hacer?" respondí al fantasma al mismo tiempo que envainaba mi cimitarra.
-"Colocar la Katana del difunto donde estaba y alejaos de él. Debéis demostrar al León que no sois una amenaza." me dirijí a mis compañeros amenazados.