Partida Rol por web

Lanzó una mirada de reproche y enojo hacia su padre y cuando Eduard la tomó del brazo, ella se resistió tirando con fuerza hacia el lado opuesto

- Sueltame cretino -dijo logrando que Eduard la soltase- no necesito que me digas a donde ir. Asegúrate de no estrellar el helicóptero, no quiero que mi padre quede además de viudo, huérfano de hija - mientras caminaba,se quedo pensando un momento si existia eso acaso.

El anciano tomó una magdalena y se la metió a la boca, jurarían que estaba sonriendo mientras la masticaba, no respondió ni al reclamo de Eduard ni a la protesta de su hija.

- Klaive-silencioso tendrá listo el puente lunar para que ustedes partan lo antes posible -se sirvió un vaso de leche y empezó a beberlo, manchando un poco su espesa y larga barba gris- Disculpen, lo necesitaba, estaba algo agotado por un viaje imprevisto -miro a Tyler serio.

- Kanku-dai no podrá acompañarlos directamente, ella ya se encuentra en la umbra siguiendo su camino... -deja el vaso vacío sobre la mesa- tiene que descubrirse a sí misma antes de acompañarlos. O eso es lo que ha dejado entender Zarpa-Mayor, quien ahora mismo la vigila desde la umbra -responde a sus miradas de preocupación con palabras de aliento, la presencia de alguien del rango de Zarpa-mayor debería bastar para calmarlos un poco- pero no interferirá a menos que la vida de Kanku-dai esté verdaderamente en peligro -levanta sus ojos ancianos, esta vez, su mirada sabia luce cansada.

- Esperamos que no tarde más de la cuenta, pero de ser así, Zarpa-mayor la conducirá directamente hacia yellowstone. Sana, salva y seguro con el mismo temperamento que ya le conocen -se quedo de pie, limpiándose la barba de los restos de magdalena y la leche- ¿Alguna pregunta Círculo de Plata? -otra vez aparecía esa expresión de severidad en su rostro.

Obviamente, no quería aguarle la fiesta a Amber, así que me callé después de sentenciar que empezaba el espectáculo.

Habíamos esbozado el escenario. Trazado las líneas fundamentales de nuestro siguiente paso. Me sentía feliz y exultante, contagiado por las buenas vibraciones de nuestra Galliard.

Me sentía casi invencible.

- Estamos de acuerdo entonces. Será Jane quien decida, sabiendo que sea como sea, cuenta con nosotros.- Concluí, convencido.

Volvíamos a ser el grupo de estudiantes universitarios que siempre habíamos sido y, en una mañana extraordinaria, estábamos sacando todo lo que llevábamos dentro, alentándonos unos a otros.

"Somos un grupo de juguetes rotos... Individualmente, quizás progresaremos, pero esta terapia de choque, esta impresionante demostración de curación del alma está siendo maravillosa."

- Cierto, Tyler.- Asentí. Era consciente de lo que nuestro Alfa había querido decir con aquello de "quienes tengáis familia, tenéis que protegerla" pero no estaba dispuesto a aceptar eso.- Todos nosotros protegeremos a nuestras familias, aunque tengamos que buscarlos en el mismísimo Infierno.

Mi semblante se endureció un poco, consciente de que donde quiera que estuviesen los míos, estaban allí por mi culpa. Y, si había que prepararse para la Guerra, era mi deber decirles a la cara lo mucho que les quería y lo afortunado que era.

Aunque, claro, nada podría arruinar este día, y la cara de asombro de Tyler al escuchar que Amber también había pasado una noche toledana, bien merecía una foto.

- Ya ves... Va siendo hora de hacerle una visita a como quiera que se llame...- Intenté imitarba Marlon Brandon en El Padrino, pero la revelación de la identidad del noviete de nuestra rastafari de ojos azules me robó las palabras de la boca....

-¿¡Como!?- Estaba asombrado y, en un primer momento, tremendamente celoso y enfadado... "Eduard... De todos los chicos posibles... Claro que, ¿quien soy yo, precisamente yo, para cuestionar los designios del amor? Hay que joderse..."- ¿¡ En serio!? Lo hacéis a propósito...

Me acerqué a ellos, rojo de ira... Pero incapaz de contenerme más, solté una risotada alegre...

- Vaya dos... Habéis ido a escoger a dos de las personas que peor me caen del Protectorado...- Solté un bufido resignado y les sonreí a ambos.- Esta bien. De acuerdo... Algo habréis visto en ellos... Pero lo digo muy en serio... Como os partan el corazón, me van a oír.

Dicho lo cual, me acerque a ellos y me uní al abrazo en grupo.

- Bien, intrépido líder... Ahora que ya sabes a lo que hemos dedicado la noche, va siendo hora de que nos cuentes tú si has... Triunfado.

El conejillo levantó las patas delanteras para mirar mejor a quien se dirigía a ella en voz, la conejilla movió el hociquito rápidamente de un lado a otro, temerosa, retrocedió unos pasos al ver tu figura lobuna y luego, corrió pegando un brinco dentro del lago.

Al asomarte te diste cuenta que dentro podías ver otro paisaje, suelo, árboles, una cerca y a la coneja saltándo para alejarse de ti. ¿qué rayos era ese lugar?

¡Ja! Por supuesto. Aprovecha la luz del sol, estaba convencida. Creo que meneo un poco la cola de pura alegría. Sigo sin saber dónde estoy ni a dónde narices ha ido el conejo. Según experiencias previas, lo más seguro es que al País de las Maravillas, donde beberé té y me querrán cortar la cabeza. Nada que no fuera a ocurrir en la corte de Wyrmfoe. En fin. Ladeo el hocico, dubitativa. ¿Y si es una trampa? Parece demasiado fácil, demasiado deseoso de complacer mi ego...por otra parte...igual es alguna anomalía que se le escapa incluso a Abbot. Oh, sólo por eso casi valdría la pena saltar a Malfeas, sólo para que explique a mis hermanos qué ha sido de mí.

Si, definitivamente es hora de lanzarme. Literalmente.

¡Allá voy! ¡Espéreme señor conejo!

Frío.

Tu cuerpo primero se mojó con el agua de aquel estanque.

Frío.

El agua estaba helada y tras mover las patas dentro para llegar hasta el otro lado,

pronto te hallaste sin suelo, una caída libre de la que de alguna forma el conejo se había librado.

Pero tu cuerpo listo para el combate y listo para la reacción, giró imposiblemente, como lo haría un gato. Usaste tu cola para guiar tu cuerpo, tu pelaje estaba húmedo pero no lo suficiente como para impedirte realizar aquella maniobra.

Caíste primero golpeando las ramas de un árbol y luego sobre una mata de heno que amortiguó tu caída, aunque el dolor seco nadie te lo quitaba. Saliste de aquel montículo, sacudiendo tu pelaje.

Hacía un frío seco en el otro lado, sobre tu cabeza estaba el lago y a través del lago se veía aquel imposible sol ¿sería un sol? ¿sería helios?

Algo se movió detrás de ti, pero no viste nada al girar tu cuerpo para buscar de donde provino aquella silueta amorfa. Atenta, caminaste un poco hasta dar con un sitio que parecía ancestral.

Estaba semi-oscuro, pero Selene, ahora si, era la que iluminaba con su luz plateada la zona. El frío persistía allí.

De pronto viste una silla hecha de pura roca, fría, gris, abandonada... el verdor que lucía estaba cubierto por nieve y la niebla que empezaba a cubrir el lugar.

El alborozo de aquel desayuno y del reencuentro con unos sonrientes Will y Helen, fue bruscamente interrumpido por un carraspeo rasposo, que hizo que se me erizasen los pelos de la nuca en cuanto lo reconocí.
Un sonoro exhabrupto escapó de entre mis dientes, mientras me encogía, azotado por un escalofrío.

Me dí la vuelta, encarandome al recién llegado y, sorprendido por la pareja que le acompañaba, tardé un instante en responder a su saludo.

- Buenos días, anciano Abbot.

Mientras el anciano Garou se disponía a explicarse, note la más profunda mirada de desprecio que me habían dirigido desde que había pisado el Protectorado y noté como la Rabia estremecía mis músculos.

Había reconocido a Eduard, que apenas nos dirigió una mirada de pasada antes de guiñarle un ojo a Amber. Pero no tenía ni idea de quién era esa muchacha que me miraba con tanto desprecio, haciéndome sentir mucho más sucio e incómodo de lo que estaba.

Ni siquiera la secreta satisfacción que podía ofrecerme la idea de hacer de polí bueno y polí malo con Tyler, acojonando un poquito al hermano de Matt me tranquilizó.

- No me jodas...- Entre dientes, pero perfectamente audible, se me escapó la opinión que merecía aquel encargo del Viejo, la identidad de la chica, el papel de Eduard, la ausencia de Jane, apartada de nuestro lado sin siquiera darnos la oportunidad de despedirnos y la volatilidad de la compañía de alguien tan desagradable...

Así que, en cuanto el anciano señor Abbot se dirigió al buffet para desayunar algo, le tomé la palabra e hice mis preguntas.

- Con el debido respeto, Anciano Abbot, yo tengo un par de preguntas.- Pude ver como el viejo zorro sonreia, masticando su magdalena, mientras la pareja de Parientes discutia. Mi rostro reflejaba un cierto disgusto por el trato que Eduard esta dispensado a la tal Angelines... Un malestar un tanto culpable, pues una parte de mi apreciaba que Eduard no se dejase pisotear ni por Abbot ni por la niña.- Quisiera saber porque no se nos ha dado la oportunidad de despedirnos de Kanku-Dai... Y si escoltar a estos dos firma parte del castigo que nos prometieron por insolentes, irrespetuosos y, en definitiva, ser el Círculo de Plata. Gracias.

Por un instante tengo la horrible sensación de haberme equivocado. Como me ahogue por chula y por arrogante Halcón no me dejará cruzar a las estancias de mi gente en la Patria Ancestral. Y le rompería el corazón a mamá...mamá...si muero tragada por un estanque mentiroso, que mi último pensamiento sea para ella. Aunque debería maldecir al conejo por engañarme.

Plaf. Vaya golpe. ¿Qué acaba de pasar? Parece que tenía razón, he cruzado a otro lado. ¿Será acaso el otro lado? ¿Estoy en el mundo físico o en algún reino umbral? ¿O en mi propia mente en plan Inception? Nunca debí ver esa peli, ya me lo advirtió Ty ¿Dónde narices estoy?

Miro alrededor. Me parece que esto no es Kansas, que diría Dorothy. Mierda. No tengo manera de saber dónde narices estoy, ni siquiera si dicho "dónde" es un lugar físico, espiritual o una paja mental.

El frescor del aire es delicioso, no obstante, y me llena de vitalidad. El paraje conecta con mi espíritu Garou, la majestad de las rocas milenarias, la colina nevada, iluminada por el sol del invierno...el trono. Pues sólo puede ser un trono.

No quiero tocar nada, pero por alguna razón, no tengo miedo del Wyrm aquí. Tal vez sea la luz, que me llena de esperanza, o tal vez la majestad del lugar, que me infunde valor, pero echo el hocico hacia arriba y aúllo.

- Detrás de ti - dice una voz, pausada, tranquila, seria, una voz profunda, que se mecía como una diente de león al viento.

Al voltear frente al gran asiento de roca encuentras sobre otro gran asiento de madera labrado, a un hombre de mediana edad según parece. Pero brioso en su mirada y espíritu.

 Te observa el pelaje, las patas, el morro, los ojos.

- ¿Quién eres tú? -pregunta directamente- Estás ante Jonathan Constantine ¿sabes? -sentado como estaba, se inclinó ligeramente hacia ti.

Pero escuchar sus palabras era difícil, sus brillantes ojos azules te atrapan, cautivantes, sabios, parecidos pero diferentes a los tuyos. Sostiene un viejo tomo polvoriento entre sus manos.

El mismo que el de tu sueño.

Tras el abrazo, que termina siendo a tres bandas, Amber se burla de la posibilidad deesa conversación de hermano con su chico. Me echo hacia atrás en el asiento, recuperando mi taza con cara de circunstancias.

Desde luego, lo que es el amor... -Digo en plan profundo- Ya confía más en su templanza que en mi mala leche, debería sentirme ofendido... -Bromeo, guiñando un ojo a Alex- Pero le montaremos la escena igualmente... por si acaso. -Añado con una pícara sonrisa.

Así que el hermano de Matthew... No es que sepa nada de él, pero bueno. Algo habrá visto Amber en él, que es lo único que importa. Esa sonrisa, la que no desaparece de su cara, eso es lo que de verdad importa.

¿Eh, qué...? -Alex me pregunta por mi noche, y yo agacho la mirada, avergonzado, dando un sorbo al café con una tonta sonrisa- He pasado la noche con Eve, sí. Ha sido... maravilloso. -Digo con la mirada perdida en la espuma del café- Luego hemos venido a desayunar, he tenido una agradable charla con su hermano, hemos visitado a sus padres... En fin, no os aburriré con los detalles. -Digo alzando las cejas, con una sonrisa de medio lado.

A nuestra espalda se oye un carraspeo. Me giro y veo a Thomas Abbot, por lo que ne apresuro a dejar la taza sobre la mesa y ponerme en pie. Al hacerlo, veo la llegada de Will, en la grata compañía de Helen. Les hago un gesto para que se acerquen y atiendo a las indicaciones de Abbot, esperando que desvele algo acerca de Jane. Sin embargo, me sorprende ver que nos presenta a su hija, y habla de las palabras del rey. ¿Qué palabras? Oh, joder, cuando nos justificó por nuestro desconocimiento de las costumbres de la tribu... ¿De eso va todo esto? Proteger a dos parientes en Yellowstone... No, ni de coña, eso es la excusa para encalomarnos el marrón.

Como si no tuviéramos suficiente con tener que hacer lo que sea para lo que se esté reclamando gente allí, representar a este protectorado, y conseguirle ese orbe al Adren...

Y a la chica, por cuya mirada ya me temo lo que nos espera, se une ¿Eduard? Oh, joder, esto se pone cada vez más interesante. Sobre todo cuando no se corta un pelo en corregir al viejo, ante lo que sólo puedo mirar a Amber de medio lado con una amplia sonrisa.

Ahora lo entiendo todo...

Al contemplar la escena que monta la hija de Abbot con Eduard, no puedo evitar mirar a Alex y darle un pequeño empujón con la cadera.

Algo me dice que después de esto Eve te va a caer un poco menos mal... -Bromeo con mi amigo, a pesar de que la cosa se pone cada vez más sería. Y que, nos pese lo que nos pese, no nos vamos a poder negar.

Señor Abbot... -Tomo la palabra tras las explicaciones que nos ofrece acerca de Jane. Me tranquiliza saber que esa prueba a la que se enfrenta estará controlada por alguien experto que sabrá cuidar de ella. Como yo no he podido. Aunque, al igual que a Alex, me resulte molesto no haber podido despedirme de ella. Claro que acusarle de hacernos "cargar" con ellos como castigo es... muy propio de Lex-talionis- Les agradecemos las molestias que se están tomando con Jane. Y, desde luego, haremos todo lo que esté en nuestra mano para proteger la integridad de esos dos parientes. -Me da que uno de ellos va a contar con escolta personal todo el tiempo que pueda- Pero también debemos aclarar que seguramente no podamos dedicarnos a ello a tiempo completo. Bueno, nadie nos ha especificado para qué se nos requiere en Yellowstone, pero supongo que tendremos tareas que cumplir allí. -Y tenemos que conseguir un maldito orbe del que no sabemos nada, por cierto- ¿Hay algo acerca de nuestros deberes allí, o sobre lo que les ocupa a ellos, que podamos saber para facilitarnos la tarea?

Me demoro tomando el desayuno mas de lo que habría deseado, y cuando regreso a la habitación Helen ya esta levantada.

- Te dejé una nota, respondo señalando la mesita cuando dice que no sabía si buscarme o esperarme, - igual me retrase un poco al pillar el desayuno, no sabía que te gustaría, he traído un par de cosas

Antes de que pueda dejar el desayuno sobre la mesa, me sorprendo al escucharla, - ¿tiene un hermano? no se porquela imaginaba hija única. Escucho preguntándome que querrá Desmond, siento curiosidad, igual necesita que arreglemos algo antes de marcharnos, y me siento inclinado a buscarle, hasta que Helen comenta que no le apetece, - no tenemos que ir ahora entonces, digo sonriendo, - ¿has descansado? No se dónde están la verdad y esperaba encontrarme con alguno desayunando, pero no, podemos ir a buscarlos.

Cuando se acerca a mi, no se que hacer con el desayuno, pero Helen encuentra la solución adecuada. Rozo uno de sus dedos con la lengua cuando introduce el trozo de bizcocho en mi boca, para sonreir después cuando recibo su beso. - Si, será mejor que vayamos, digo masticando.

Abbot baja la mirada para ver a Alex - Dime media luna ¿Dónde aprendiste que velar por la seguridad de un pariente es un castigo? -Abbot levantó una ceja, cuestionando ya la clase de adiestramiento que han recibido algunos de los integrantes de la manada y que ya va identificando. No puede evitar mirar a los ojos de Tyler, el alfa y preguntarse cuánto es que sabe aquel joven que ha llegado con algunos miembros prometedores y otros totalmente ignorantes- ¿crees que es que los mayores nos lo tomamos contra los más jovenzuelos? ¿te parece sabio y justo decir eso por inferencias Philodox? ¿Quién es tu mentor?

Dejo que Alex pensara unos segundos y luego prosiguió hablando

- Creo que no ha quedado claro que, la única que necesita protección es Angeline -toma otra magdalena- Sombra ha sido entrenado desde muy pequeño y es perfectamente capaz de velar por si mismo ¿no mencioné que ha integrado una manada? Es un joven un poco arrojado, pero dentro de sus posibilidades creo que puede mantener el paso de cliath.

Dio un mordisco a la magdalena y continuó

- Nosotros no le ordenamos al mundo espiritual cuándo debe de hablarnos o cuando nos llama, no, los espíritus no comprenden de sentimentalismos, no piensan como nosotros -dio otro mordisco a la magdalena- En cuanto a lo que harán en yellowstone, habrá un concilio dirigido por cinco clanes, se hablará también de lo que sucede en la zona. El resto lo averiguarán allá. Se les ha encomendado una tarea, es menester de ustedes ver como cumplirla. Angeline irá a encontrarse con alguien en yellowstone, lo único que tienen que hacer es cumplir con sus obligaciones como lo harían si encontraran a cualquier pariente en cualquier lugar del planeta. Velar por su seguridad y su vida.

Camino pensativo recordando las palabras de Zarpa-mayor, mientras miro buscando a mis hermanos, joder, ¿dónde se han metido?. Parto el bizcocho como antes hizo Helen, y ahora soy yo el que le ofrece un pedacito, debería haber pillado otro trozo, - vamos al comedor a por otro trozo, no queda lejos de aquí.

Cuando llegamos al comedor, veo a Ty, a Alex y a Amber, busco con la mirada a Jane, pero no la veo. Alzo la mano efusivamente para saludarles dispuesto a gritarles para llamar su atención, hasta que me fijo en sus caras y reparo en la presencia de uno de los ancianos. Bajo el brazo entonces mientras nos acercamos a ellos, sintiéndome como si llegase tarde a clase.

En silencio, trato de no llamar mucho la atención, para no distraer al Anciano. Me sorprende cuando nos dice quien es la joven, ¿su hija? ,parece muy viejo para tener una hija tan joven. Miro a los demás buscando una sonrisa cómplice. Pero pronto desaparece mi sonrisa cuando comprendo realmente la responsabilidad que supone.

Mientras hablamos llama a alguien que se aproxima, lo miro con curiosidad, fijándome en el maletín, mientras trato de recordar quien es, por suerte no tarda en presentarse. Miro la mesa, aun quedan algunas porciones de bizcocho, no se si debería comer alguno, pero el trozo de antes me estuvo tan rico, que no puedo resistirme, de modo que me inclino sobre la mesa, tomando con cuidado uno de aquellos trozos, para partirlo por la mitad ofreciéndole una a Helen - ¿quieres un trocito? y dándole un bocado al mio. Sonrío al escuchar el tono burlón de Eduard, para darle seguidamente otro bocado al bizcocho.

Veo entonces como se acerca a Amber para besar su mejilla y una sonrisilla tonta aparece en mi cara, ¿en serio? Pero pronto mi expresión cambia al escuchar las palabras de la muchacha, joder, vaya genio se gasta, menos mal que no tenemos que aguantarla en el viaje, aunque luego alli... termino de engullir el resto de bizcocho que me queda, y sacudo las manos en mi pantalón retirando las miguillas que han quedado adheridas a mis manos.

Puente lunar, abro los ojos al escucharlo, pero entonces nos vamos ya, miro a Helen, creí que igual esperábamos unos días, que podríamos estar tranquilos. Y mi sorpresa aumenta al enterarme de que Jane, no estará con nosotros durante el viaje, en cierto modo me molesta no poder acompañarla, que tengamos que ir separados, ¿y si necesita nuestra ayuda, no deberíamos estar con ella? Miro a los demás, que sin duda alguna pueden adivinar mis pensamientos.

Tras las palabras del Anciano, Alex y Ty se pronuncian, y no tarda en responder de nuevo el Philodox, de un modo bastante tajante, que parece no dejar lugar a ninguna otra pregunta.

La aparición repentina me dice que se trata de un espíritu. Puede ser un niño de Kaos travieso que quiere gastarme una broma, o incluso una artimaña feérica, tal vez, en el peor de los casos, se trate de un esbirro del Wyrm. Pero no lo creo, no en este lugar tan hermoso y bajo la luz del sol. Lo más probable es que sea un fantasma, si de mi mente o de la Umbra, lo sabremos en seguida.

Me inclino respetuosamente en mi forma de loba. Su examen me hace sentir en cierto modo incómoda, como un caballo en un mercado, pero también me posee cierto orgullo fiero: seguro que paso la prueba, todos dicen que mis formas lupinas son hermosas como la aurora.

Me ha hecho una pregunta. Decido responder en Elevado. Empiezo a pensar que debería aprender la lengua de los espíritus. Tal vez le pida a Will que me lo enseñe.

- Mi nombre es Jane Kershaw, si le place a mi señor, la Nación Garou me conoce como Kanku-dai. Soy una Cliath nacida bajo la luna llena y amparada bajo las alas de Halcón.

Alzo la mirada para preguntar:

- Perdón, mi señor, si os he importunado a vos o a esta tierra magnífica con mi irrupción, he llegado siguiendo un sendero de enigmas, persiguiendo a la luz del sol.

— Kanku-dai —repite lentamente, como si estuviera buscando tu nombre dentro de su mente, buscando la familiaridad, la procedencia— He preguntando quien eres no cómo te llaman pequeña cliath, pero suena oriental ¿provienes de las tierras de oriente, Kanku-dai? porque no llevas un nombre de los tuyos —preguntó recostándose nuevamente en aquel sillón natural, disfrutando de la vista, del cielo iluminado por Selene y del Sol, arriba en el cielo de agua, a través del lago.

Constantine tenía una apariencia santa, señorial, sus ojos azul brillante seguían observándote. Dejó aquel tomo que leía sobre la mesa, estaba desgastado, con las hojas que pugnaban por aferrarse para no caer fuera de la tapa. Algunas páginas parecían verdaderamente viejas.

En los brazos laterales de la silla frente a ti, podías ver un tallado que reconociste inmediatamente.

Me alzo con mi forma humana, no recuerdo dónde escuché que es de mala educación mostrarte en una forma diferente a la del miembro de mayor Rango que se dirige a ti. Será una tontería, pero por si acaso...

- Soy una Ahroun de la Nación Garou - digo alzando el hocico, y una vez reconozco la runa tallada me siento lo bastante segura como para contestar:-, soy una Colmillo Plateado del Aullido Austero, nacida en Australia y acechada por los fantasmas de los Bunyip. No pertenezco a las Cortes de Oriente, aunque he dormido bajo sus techos. Mi Rango es Cliath, y aunque fuera Anciana me someto a la corona de mi Casa, aunque soy muy joven como para escoger Logia aún.

Omito lo de "Renovadora", no parece el tipo de individuo que apreciaría algo así.

- En uno de mis sueños, una figura sombría me habló de una hermana, una figura que sostenía el mismo libro que sostenéis, mi señor. Tal vez por eso los derroteros del camino me hayan traído aquí.

Me siento en la hierba, frente al trono de piedra.

- Si no es descortesía, mi señor, quisiera saber con quién estoy conversando en este lugar para mí desconocido.

La comisura de sus labios se eleva ligeramente — Kanku-dai perteneces a mi casa y no sabes quién soy ¿Dónde creciste y porqué no sabes de los tuyos? —repite lentamente, como si estuviera buscando tu nombre dentro de su mente, buscando la familiaridad, la procedencia— Pasaste mucho tiempo entre extraños y los tuyos te son ajenos -parpadea lentamente, aquel gesto no corresponde a la edad que aparenta- Soy Jonathan Constantine, pequeña Cliath, Camarada-de-Halcón, hijo del rey Byron I y de Annabelle Mayfield, Alfa de la manada "Eclipse-total" ¿no oíste mi historia?

El hombre levantó una mano al cielo y de repente allí pudiste ver a un jovencito que se parecía mucho a quien estaba sentado delante de ti. Estaba frente a un sujeto atavíado de lujosas prendas, una corona y una gran capa azul profundo que resaltaban sus ojos azul brillantes, semejantes a los que te miraban. Tenía un aspecto que revelaba que quizás años anteriores hubiera gozado de mejor salud, en un ataque de inexplicable y sin sentido, extendió sus garras y asestó un golpe mortal a un hombre, tras ello, aquel Rey perdió su rostro de ira y pasó inmediatamente al de llanto.

— Mi padre perdió la razón, el mismo mal que afectó a su congénere Morningkill. La demencia de nuestra tribu —te miró a los ojos, reflejándose en ellos— Yo era solo un fostern entonces, pero tuve que ponerle remedio, no tuve otra opción.

Lo siguiente que viste, fue a aquel mismo joven lanzando un reto, un duelo a muerte. Padre e hijo, cambiaron a sus formas de guerra, luchando ferozmente, mordiendo, desgarrando, aullando de dolor y sangrando. Pero solo el joven quedó de pie, debilitado, profundamente herido, prevaleció.

— Lo nuevo vence lo viejo. Es el pensamiento que trate de impartir en mi casa, para sobrevivir y quitarnos de encima aquel mal, era necesario renovar los cimientos.

Las imágenes desaparecieron y el tamborileo con sus dedos el brazo del sillón natural.

— Bunyips... En mi territorio reinaba la tolerancia hacia los otros cambiaformas y seres sobrenaturales, algo que no gustaba a los otros reyes ni al resto de garou tradicionalistas de mente obtusa —el tono en el que usa aquellas palabras es de fastidio, de indignación.

Se pone de pie, es bastante alto, lleva sus manos detrás de su cuerpo cerrándolas en puño. Camina despacio observándote y rodeándote. Se interesa por tus últimas palabras, toma el libro que tiene entre sus manos — ¿Este? — lo mueve en el aire y luego lo deja donde estaba antes— Sólo mis familiares pueden entrar a mi reino, este es el lugar de mi eterno descanso... —se aproxima a ti, se acerca— ¿Eres de mi progenie Kanku-dai? ¿Eres mi cachorra? — se arrodilla ante ti, te toma de los hombros y te mira de cerca.

Sientes una ráfaga de aire golpear tu pecho, pero por dentro, entonces sus ojos azules brillantes como el záfiro más perfecto, se encuentran con los tuyos — Respondiste qué eres, qué haces, pero no quién eres ¿qué te decía el sueño Kanku-dai?

Jonathan Constantine, un alfa e hijo de un rey. Debería haber leído algo, si, pero las genealogías me hacían preguntarme cosas que prefería descartar. Bajo la cabeza, e intento que no suene el rencor que siento cuando digo:

- Nací de una madre humana, pero no tuve otro padre que un recinto de la Tejedora donde se acumula la semilla genética de donantes para quienes, como ella, desean hijos pero no esposos. Aquel Garou cuya sangre porto no pensó en las consecuencias de sus actos y crecí sin saber, sin vigilancia y acosada por fantasmas. En mi Primer Cambio estuve a punto de matar a mi madre, mi señor. Es posible que sea ignorante en las costumbres Garou, pero la Nación no hizo nada por mí hasta que no les resulté útil, entended pues mis recelos y mi escaso conocimiento.

¿Por qué le doy explicaciones? ¿Qué le debo a este fantasma? No lo sé. Existe algo tremendamente confortable en este lugar, algo que me llena de serenidad. Es como estar en...casa. Me cuenta su historia. La veo. Pienso en las implicaciones, ¿será tal vez un Renovador, como yo, pero mucho más antiguo?

- No permitir que el pueblo te atienda en la enfermedad - recito -. Es la Letanía, al igual que vuestro derecho a desafiar. No soy Philodox, mi señor, pero encuentro la piedad en lo que hicisteis. No debió resultaros fácil, en especial en los tiempos pasados; aún hoy, los que queremos renovar a la Tribu somos vistos con suspicacia - sonrío cuando menciona a los otros cambiantes -. Habría sido una bendición formar parte de ése territorio vuestro, mi señor. Nacisteis demasiado pronto, por lo que se ve. Y yo demasiado tarde, pues las heridas parecen demasiado profundas, y el daño irreparable. Es difícil no cuestionar los designios de Gaia en horas tan sombrías.

En serio, tengo que dejar de abrirle mi corazón. No hablo con esta libertad con casi nadie; mis hermanos, nuestros mentores, mamá, sensei...¿Por qué me siento tan confiada ante este espectro? Entonces cae la bomba. Sólo sus familiares. Su sangre. Su...¿hija? Me quedo lívida. Más pálida incluso de lo habitual.

- N...no creo que sea vuestra hija, m...mi señor, aunque sin duda debéis ser mi...mi...mi Ancestro - me tiembla la voz -. Si estoy aquí es la única respuesta posible. El nieto de Morningkill dirige a Wyrmfoe ahora, así que es posible que yo sea vuestra...vuestra nieta.

Ante su pregunta, tomo aire. Cálmate, Jane Kershaw. Si de verdad es un espíritu de mi familia, podría ayudarte. Por eso...¿por eso era tan fácil todo? ¿Por eso me inspiraba confianza? Me sentía unida a él a nivel instintivo, espiritual, quizá. Debe ser eso. Espero que sí, y no me haya vuelto blanda o bocazas.

- El sueño me advertía sobre mi hermana, mi señor. Aparecían mis hermanos de otros padres, mi manada, el Circulo de Plata, todos nosotros hijos de Halcón; estaban muertos, caídos en desgracia, sus familias abandonadas a la oscuridad. Una..enemiga política que nos hemos ganado en la corte del nieto de Morningkill tiraba rosas blancas. Entonces una figura familiar, al menos en lo físico, que portaba el libro que lleváis vos, me advertía de que mi hermana me necesita, que sin mi morirá - alzo los ojos y miro a mi Ancestro directamente -. Es lo que soy: una hermana. Y una hija. Y una nieta, por lo visto.

Y una hija. Aunque descubra algo sobre la familia del padre que no tengo, siempre seré una hija de mi madre.

La consiguiente bronca que le cae a Alex tras sus ofensivas preguntas es, en realidad, bastante moderada. Lo cierto es que, cuando veníamos hacia aquí, pensaba que nos iban a caer chorreos mucho mayores. Lo único realmente escalofriante es ver a Abbot preguntando por el mentor de Lex-talionis, porque me temo que Libra-esterlina no va a ser tan moderado como este viejo le diga cuatro cosas sobre su pupilo.

Levanto la mirada al techo y lanzo un suspiro. Los comentarios de Alex y sus consecuencias no dejan de ser una costumbre dentro del Círculo de Plata, algo por lo que sabemos que hay que pasar, y tras lo que, al igual que sucede tras una tormenta, llega un momento de paz.

Bien. -Doy una palmada, una vez el viejo termina de exponer la situación. Aún así, decido hacer un breve resumen- Proteger a Angeline, apoyarnos en Eduard como un camarada más, y representar a este protectorado en un Concilio. Nada de lo que el Círculo de Plata no pueda ocuparse con facilidad. -Digo con aparente convencimiento. Como decía Muhammad Alí, si no eres un campeón, al menos debes parecerlo.

Y sí, le he llamado Eduard, no Sombra...

Bueno, chicos, ya habéis oído. -Les digo a los demás, tratando de ponernos en marcha- Jane se reúne con nosotros en Yellostone, tenemos un Puente Lunar que coger y hay prisa. Si alguien necesita cambiarse, tenemos ropa dedicada de recambio en el maletero del Camaro. -Miro a Will y a Helen, dándome cuenta de que necesitarán un instante a solas. Algo que yo no he podido permitirme con Eve- Os dejamos un momento para despediros, ¿vale? Will, ven a buscarnos cuando acabes... Y, Helen, ¿puedo pedirte un favor? -Pregunto acercándome un poco más a la chica, bajando la voz- Tu prima... Eve estará preocupada, le haría bien que pasaras algo de tiempo con ella... -En realidad, a las dos les haría bien, apoyarse mutuamente. Le doy dos besos a Helen como despedida y una palmada a Will en el hombro- ¡Bien, chicos, a moverse!

Cojo un par de bollos de la mesa, por fin algo sólido que llevar al estómago si me dejan, y me encamino a la salida, dispuesto a coger algo de muda del Camaro, como mínimo una camiseta limpia.

Se queda como está arrodillado frente a ti, sosteniendote, su rostro se muestra preocupado - Yo deseaba hijos pero nunca contraje nupcias. Temía exponerlos a mis enemigos. Engendré muchos hijos, pero se que muchos ya no caminan en el mundo físico -sus brillantes ojos azules como los tuyos continúan mirándote con detenimiento, un rastro de pena pero también de emoción- Ya veo, no sabes... morí joven a manos de mis enemigos. Es confuso aquello.-frunce el ceño, hay dolor en su expresión

- Los historia de los bunyip me atraia, sentía dolor por lo que hicimos en aquella guerra, utilizados como marionetas por nuestros enemigos. Estuve en Australia 2 días. Había una mujer, una científica, educada hermosa y gentil...No eres mi nieta Kanku-dai ¿no reconoces a tu padre? -se pone de pie, se lleva las manos a las sienes, cierra los ojos como si estuviera viendo algo más.

- He recordado, te he visitado anoche ¡debes ayudar a tu hermana Mary o terminará como yo! Tu tienes la inteligencia de mi familia, lo se al mirarte. Tu podrías vencer, rescatar nuestra casa.

Se cruza de brazos afectado, pero hay cariño en su mirada, amor, una lágrima resbala por su mejilla.

- No he sido perfecto, pero tu no fuiste creada con herramientas de la Tejedora. Perdoname, morí sin saber que existías. -El regreso al gran sillón natural que Gaia había dispuesto para el.

Saca un colgante y extiende la mano hacia ti, entregandotelo:

- Acércate a mi, Kanku-dai -su voz se apagaba y volvía a hablar como aquel viento suave que obligaba a Danzar al diente de León.