Partida Rol por web

El viejo Land Rover traquetea por causa de los baches de la carretera que conduce a Bangui. Salió del aeropuerto hace algunos minutos y se dirige hasta la ciudad, a pocos kilómetros. Benjamín Kein viaja en uno de los asientos traseros. A su lado está sentado un soldado francés. Delante, piloto y copiloto también son militares. El conductor es negro, podría confundírsele con un nativo de República Centroafricana. 

La escolta y transporte de visitantes por parte de militares de la embajada francesa, pertenecientes a la OTAN, no era muy común. Pero sí posible sobre todo gracias a la universidad de Clarence Johnson. Eran una especie de protegidos en medio de aquella guerra civil. Recogieron a Kein en el aeropuerto. Estaba atestado de gente. Algunos de ellos intentaban colarse en algún avión para huir, sin mucho éxito. Benjamín Kein había sido testigo de un par de brutales palizas a dos hombres por parte de las fuerzas de seguridad Centroafricanas en el aeropuerto. Estaba el ambiente caldeado en el país. Como en tantas otras ocasiones.

Después de un breve tiempo de camino, se encuentran con un control por parte de las fuerzas rebeldes que tienen sitiada la ciudad. No se enfrentan a los soldados del vehículo de Benjamín y consiguen continuar sin detener el vehículo hacia el interior de la ciudad. Donde espera Clarence para recoger a su viejo amigo.

Después de atravesar la peligrosa entrada, llegan al centro de Bangui. Hoy está más tranquilo de lo habitual y los ciudadanos civiles intentan continuar con sus vidas diarias. Puede que la calma no dure mucho tiempo, pero es algo a lo que tristemente están acostumbrados. 

Han quedado en el centro de una plaza circular. El Land Rover se detiene al borde de lo que podría ser una acera. Los militares bajan del vehículo con sus armas portadas y lo rodean, mirando hacia los alrededores. Sólo su presencia es disuasoria. En el otro extremo de la plaza, Clarence baja de otro viejo 4x4 aparcado al borde de la acera. Cierra las puerta del conductor, mira a ambos lados, y cuando se cerciora de que no lo atropellará ningún coche, corre trotando hacia donde estás, con una sonrisa en la cara. Ahí descubres que tu amigo sigue siendo aquel chico alegre y generoso y que éste peligroso país no ha conseguido cambiarle. 

-¡Benji! ¡¿Cómo estás?! -Te pregunta con una gran sonrisa que contrasta con la seriedad de los militares que te acompañan. Clarence te da un fuerte abrazo. Está deshecho en alegría. -Tiene muy buen aspecto. -Piensa Clarence. 

-¿Qué tal tu viaje, ha ido todo bien? -Te pregunta haciendo un leve gesto hacia los soldados, con una mano puesta sobre tu hombro.

-Bien, aunque estoy un poco contracturado por todas esas horas sentado en el avión-Contesta Ben devolviéndole la sonrisa- Sabes muy bien que no estoy acostumbrado a viajar largas distancias-Dice aun sonriendo. -Además estaba un poco nervioso, no sabía cómo te las estabas arreglando sin mí, pero veo que lo estás haciendo muy bien ja,ja,ja-Bromea Ben mientras palmea la espalda de Clarence

-Ja, ja, ja, ja. Hay unos chicos que me quieren pegar, por eso te invité a venir, ja, ja, ja. -Bromea Clarence recordando cuando os conocísteis. 

Se acerca al Land Rover y agarra tus maletas para ayudarte. Habla a los militares diciendo algo francés e indicándoles que ya está el equipaje fuera del coche. Ellos montan en el vehículo para marcharse. 

-Vamos, Ben. Tengo el coche allí. Lo complicado es entrar en la ciudad. A mi me acompañaron los militares. -Te va explicando mientras caminais hasta su 4x4. -A los rebeldes no les gusta que nadie meta las narices en sus cosas. Además desde que empezó todo ésto, nos han trasladado a una aldea de refugiados Pigmeos, que además está cerca del yacimiento en el que trabajo. Te van a encantar. 

Llegáis al vehículo y Clarence mete tus maletas. Te indica que subas a su lado. Él se sienta en el asiento del conductor y comienza a circular cuando te subes. 

-Esas gentes son expertos en plantas, en el bosque. En botánica natural. Verás como te curan esas contracturas. Son geniales. Bueno, ¿qué? ¡Cuéntame cómo estás! ¡Te veo muy bien! -Te mira con una amplia sonrisa. 
 

-Sacando el hecho de que todavía no encuentro una señora Kein-Empieza a decir Ben-Tampoco es que me falten candidatas-Aclara con una sonrisa-Estoy bien, de hecho estoy muy  bien-Agrega mientras mira por la ventana- conseguí el empelo de guardabosques y tengo lo que siempre soñé, una pacifica vida entre los árboles. Salgo a cazar los fines de semana y los demás días  que no tenga responsabilidades como guardabosques la paso deambulando por la arboleda, tomando siestas en el pasto o simplemente apreciando la naturaleza en todo su esplendor- dice mientras cierra los ojos y junta las manos- incluso ahora puedo oír el trinar de las aves y ver la luz colarse a través de las hojas de los arboles, he incluso si me concentro lo suficiente puedo sentir la tierra fría y la humedad del roció en mis manos- Comenta mientras frota sus dedos- Es simplemente maravilloso- Ben se mantuvo callado y con los ojos serrados por unos segundos, sin perder la enorme sonrisa que obtuvo, casi sin darse, cuenta cuando hablaba del bosque, de repente abrió abruptamente los ojos y llevándose una mano a la cabeza dijo-Perdón Clarence, me deje llevar un poco, sabes que cuando empiezo a hablar de algo que me apasiona es difícil que me callen ja,ja,ja- se disculpo Ben- Dejemos de hablar de mí y dime amigo que es de tu vida, ¿hay alguna señora Johnson que deba conocer?- Comenta Ben en un modo picaresco. 

Te mira sonriente mientras conduce. -¿Tomando siesta en el pasto? Ja, ja, ja, las serpientes deben de ser amigas tuyas para no haberte atacado ya. -Bromea. -No tengo señora Johnson. ¿Te cuento un secreto? No me gustan las negras. Hay una chica atractiva en la aldea, pero es una monja católica. Una misionera. Así que no hay nada que hacer. 

Entre bromas salís de la ciudad. Tropezáis con otro control poco después de salir de Bangui. Ésta vez Clarence les dice algo en francés y os dejan pasar. Uno de los hombres te mira fijamente desde fuera, con un fusil AK-47 entre los brazos. 

Llegáis a la aldea de refugiados sin incidentes.

Os recibe un grupo de mujeres pigmeo y algunos compañeros de Clarence de la facultad. También ves a la guapa monja misionera. Los amables compañeros de Clarence te ayudan con las maletas y te instalan en la choza que Clarence comparte con Dorian, otro compañero.

En cuanto estás instalado, Clarence hace pasar a un anciano pigmeo. Entra por la puerta de la choza un hombre delgado, de un metro y veinte centímetros de alto, con poco más que un taparrabos, el pelo canoso y cara sonriente. Lleva en las manos un cuenco con lo que parecen hojas verdes húmedas en algún ungüento.

-Twa te va a tratar esas contracturas. Es todo un artista. -Te dice Clarence. 

Cuando se acerca más el sonriente pigmeo, observas que lleva colgadas en el cuello un par de bolsitas de cuero arrugadas y unidas entre sí. Tienen el aspecto de dos higos secos. El hombre coloca el cuenco en el suelo, a tu lado, dispuesto a untarte con ese aceite y esas hojas. 

-¿De enserio?- dice Ben abriendo los ojos-Pues muy bien, soy todo tuyo doctorbrujomago- exclama ben abriendo los brazos, la verdad las contracturas no dolían tanto pero sí que eran molestas además no quería perderse la oportunidad de aprender un poco de esa medicina tradicional, mientras Ben era atendido le iba haciendo preguntas que Clarence traducía lo mejor que podía.

Ben no pudo evitar notar el extraño colgante que llevaba el pequeño hombre y en un arrebato de curiosidad le pregunta a Clarence- Clarence ¿Qué es eso que lleva Twa en el cuello? No logro adivinar que es.    

Clarence mira a Twa y le pregunta, mientras éste te extiende el ungüento por la espalda. Estás sentado, Twa colocado detrás de tí, masajeando y tu amigo agachado frente a tí.

Clarence le habla en una especie de mezcla de dialecto francés y un idioma que crees que es el que hablan los pigmeos. 

Twa le contesta con un marcado acento pigmeo articulado con clics y chasquidos, mezclado con un chapurreo que parece francés. 

-Dice que es un regalo. Y lo ha acariciado con dulzura, jajaja. Se ha puesto serio. Creo que no le ha gustado demasiado la pregunta. Desde que estoy aquí llevan extraños regalos. Yo supuse que era normal pero Anna dice que antes no los tenían. No sé. Bueno, ¿Entre todo ese equipaje que has traido está incluido tu rifle de caza? ¿Qué te parece si salimos mañana y de paso te enseño el yacimiento en el que estamos trabajando? 

Te pregunta con una sonrisa ilusionada.

-Claro que si- dice Ben mirando a Clarence con ilusión- Lucy esta impaciente por cazar un leon- Comenta mientras apunta con un rifle de aire, le emocionaba pensar que clase de retos tendria que afrontar para conseguir cazar a uno de esos magnificos animales-De paso tengo mucha curiosidad saber en que andas trabajando- dice Ben bajando el imaginario rifle, cuando de pronto un gruñido estruendoso se puede escuchar- Lo ciento Clarence es que estaba tan nervioso por lo del avion que no pude comer nada-dice Ben mientras se lleva la mano derecha detras de la cabeza, estaba sonrojado y antes de que alguien pudiera responder algo otro rugido se hizo presente callando a todos.  

-¡Claro, tienes hambre! Qué descortés soy, jajaja. 

Clarence se levanta, se dirige a una viejo frigorífico y saca algo. Comienza a prepararte lo que parece un sandwich.

-¡Ben, ha sido descubierta una cueva con columnas de basalto en medio del bosque! -Comenta mientras prepara tu merienda. -¿Puedes creerlo? ¡Basalto aqui!. Es impreionante. Eso significa que ha subido magma desde el interior de la tierra y se ha solidificado casi a la altura de la superficie sin existir ningún volcán. ¡Es una aunténtica rareza!. Estamos internándonos hasta ver la profundidad a la que llega y en qué época terrestre se formó el basalto. Son columnas impresionantes, en forma hexagonal. -Twa termina con el ungüento y se marcha de la cabaña de Clarence. El compañero de tu amigo también sale de la cabaña junto a Twa. 

Clarence termina el sandwich y se acerca a donde estás. Te habla ahora con voz baja para que no se le oiga fuera.

-Tienes que verlo, Ben. Mañana iremos a cazar, si quieres, y te lo enseñaré. Está prohibido, está aún sin catalogar ni descubrir. Es peligroso para la gente de a pie, pero irás conmigo. -Sonríe ampliamente, ilusionado.

-Por cierto. Tenemos que ser cautelosos. Los Pigmeos no ven con buenos ojos que cacemos a los animales sin necesidad. Y ven horribles y diabólicas las armas de fuego.  

-Ho bueno, dentro de todo tienen razón en pensar así, después de todo los pigmeos viven en una relación muy estrecha con la naturaleza- dice Ben mientras toma el  sándwich que le ofrece Clarence-parece que la caza del león no podrá ser –piensa un poco triste Ben, tenía muchas ganas de poder poner a prueba sus habilidades pero si eso suponía poner en riesgo a su amigo no valía la pena-es una lástima que Lucy tenga que quedarse en su caja-dice mientras mira una caja de madera alado del equipaje-pero la verdad es que no quiero causar ningún problema, ni para ti ni para mí- dice Ben mirando al suelo mientras le da un bocado a su sándwich y  después de tragar levanta la mirada - de todas maneras no me he tragado todas esas horas en el avión para cazar a un felino súper desarrollado, vine para pasar tiempo con mi mejor amigo- Exclama Haciendo gestos con las mano libre-Mañana nos levantamos temprano y nos vamos a esas cuevas que mencionaste, con todo eso de la lava y de mas que entendí poco, me das un recorrido y después vamos a buscar mujeres- dice ben y luego de una pausa corta agrega- porque si no son animales algo hay que cazar- con una sonrisa picaresca. 

-Eh, no, no. Lucy se viene. Vamos a cazar como en los viejos tiempos. Sé que te gustaría cazar grandes piezas y lo haremos. Sólo que sepas que es caza furtiva, pero no te preocupes, creeme. Mañana nos desviaremos unos kilómetros del bosque y podremos cazar leones y rinocerontes. En el bosque hay gorilas, pero se parecen tanto a nosotros, que no me daría placer cazarlos. -Se sienta a tu lado, sin dejar de sonreír, recostado mirando hacia el exterior de la tienda a través la puerta abierta. Fuera se ve una mujer pigmeo comunicándose con un compañero de Clarence mediante gestos. 

-No causaremos problemas. Si los Pigmeos se enteran les daremos una pieza como regalo. Además, a mí tampoco me gusta cómo tratan a sus muertos y enfermos y tengo que soportarlo. Si Ali, la monja, se enterara de tal cosa no sé cómo reaccionaría. -Te mira sonriendo. -Además, ya te he dicho que aquí es difícil cazar mujeres. No hay, jajaja. Sólo prostitutas en Bangui y las ciudades más importantes. Pero créeme, no hagas nada con ellas si quieres permanecer sano.

-Bueno, dejando eso a un lado¿que hacemos ahora?- pregunta Ben mirando a Clarence- falta un rato para que se haga de noche, ademas si hay algo mas que me tengas que comentar sobre la tradicion pigmea que deba saber te lo agradeceria- comenta antes de darle los ultimos mordiscos a su merienda y despues de tragar agrega sonriendo-no quisiera romper una ley sagrada ancestral y terminar como una cabeza reducida adornando una repisa. 

-Jajaja, no te preocupes. Ésta aldea es como Babel. Aquí tenemos que adaptarnos todos y ellos no son menos. Ven, te presentaré a mis compañeros, a las mujeres pigmeo y a los misioneros. Los hombres pigmeo están en el bosque, regresarán al anochecer. Hoy cenaremos todos juntos fuera. Al aire libre alrededor del fuego. 

Cenáis todos fuera. Hay un menú variado porque cada uno ha cocinado algo típico de su país. Los pigmeos hacen ascos al queso, dicen que es leche podrida. En general no les gusta la comida "civilizada". 

Conoces al resto de residentes de la aldea mientras estáis cenando a la luz del fuego y las estrellas. Es una noche algo calurosa pero agradable. Si quieres hablar con alguien en concreto, investigar o hacer algo más, puedes hacerlo antes de que pasemos al día siguiente. Sino, continuamos.

Ben mira a su alrededor y de pronto ve a una mujer blanca y joven con un rosario colgado en el cuello, se acerca a ella y le dice- Hola, por casualidad usted no sera una monja ¿cierto?.

-Vaya, ¿tanto se me nota? Jajaja -Te contesta ella sonriendo con un fuerte acento inglés. Te tiende la mano.

-Soy Ali. Y sí, soy "una monja" misionera. ¿Eres amigo de Clarence, verdad?

Si-Contesta ben devolviendo le la sonrisa y sentándose  a su lado agrega - soy un viejo amigo de Clarece, nos conocemos desde pequeños y el es casi un hermano para mí.

Ben mira a Ali directamente a los ojos por un segundo-se que Clarence dijo que la monja era atractiva pero no me esperaba tanto, creo que la universidad mejoro sus gustos-  y de repente, como si hubiera salido de un hechizo dice-Que modales los míos, mi nombre es Benjamín Kein, puedes decirme Ben si quieres, soy un guardabosques de un pueblito rural que ni siquiera as escuchado hablar, me gusta las artes en todas sus formas y la caza pero por sobre todo me gusta la paz y la tranquilidad- Ben se sujeta el mentón con la mano aparentando pensar, luego asiente y agrega- si eso resumiría quien soy bastante jajaja-ríe ben antes de preguntar-bien, y dime tu, monja misionera ali ¿Quién eres?¿como una mujer tan hermosa como tu termina no solo de monja sino que en el medio de Africa?.