Partida Rol por web

El Día de los Héroes

Asahina Yugure

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02/08/2010, 10:37
Asahina Yugure

-Por las sedas, sin duda. El kimono es la primera impresión que uno muestra en la corte, y con su confección, su textura y su dibujo se pueden decir muchas cosas. Hemos de elegir bien, buscar la armonía de colores, la belleza de los bordados, y la riqueza de la tela. Sin ser ostentoso, sin embargo. El justo punto que equilibra la elegancia, diferenciándola de la mera ostentación.

El paseo era una delicia en sí misma, no hacía frío pero tampoco el sol agobiaba, y el mar cercano traía tanto la fragancia del aroma salitre como el rumor de las olas inquietas. Yugure devolvía los saludos, con inclinaciones de cabeza, algunas palabras, y sonrisas que brotaban sin esfuerzo de su estado de ánimo, alegre e ilusionado.

-Seguiremos con los complementos cuando sepamos exactamente qué necesitamos por el tipo de telas que hayamos adquirido. Si encontramos una seda azul celeste con grullas de alas extendidas en vuelo, deberemos buscar complementos blancos, mi niña. Si la seda es blanca con flores de cerezo rosadas, el rosa será el color a buscar.

Iba mirando en dirección a las construcciones de la Villa en cuanto entraron en ella, orientándose por las calles de losa cuidada, y deslizando la vista por los primorosos parterres. Los tejados de madera pintada de rojo apuntaban al cielo, que contrastaba, azul y limpio como un cristal a la brisa de la mañana.

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05/08/2010, 09:10
Director

En cuanto os internáis en la zona mercantil tienes la sensación de zambullirte en un océano pulcramente caótico de gente ordenada y eficiente. Todos los colores se dan cita en las calles, así como los olores, y por lo que puedes suponer de los puestos de comida los sabores también han acudido. Un murmullo educado se alza como un zumbido suave, el murmullo de las transacciones, de las conversaciones, de las charlas matutinas, de los debates y los coloquios. No sólo ha acudido aquella mañana, o el resto de mañanas, gente con intención de comprar o vender, si no que las gentes de los alrededores se acercan para ver a conocidos, dar un tranquilo paseo por el bullicio y tomar algo mientras conversan. Un espectáculo de caos social y artesanía se despliega ante vuestros ojos.

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05/08/2010, 09:17
Mitsugi Meguriko

La joven aquí sí que sabe desenvolverse con soltura y se abre camino con tranquilidad entre las abarrotadas calles. Cuando os encontráis en la conjunción de las tres calles donde están los principales mercaderes de telas se detiene y te pregunta.

-Yugure-sama, en esta primera calle el principal mercader trae tejidos de tierras Mantis, es un hombre honrado de dicho clan al que conoce mi padre. En ésta segunda hay un sastre que sólo trata con el mejor género y trabaja mucho el corte tradicional. Y en ésta tercera hay un joven sastre experto en las últimas tendencias y también un mercader de nuestro clan que trae telas y estampados de tierras Doji.

Te mira con sus grandes ojos interrogantes.

-¿A cuál deseáis visitar primero?

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20/08/2010, 12:00
Asahina Yugure

Los ojos brillantes de la muchacha se reflejan en los negros lagos de las pupilas de Yugure. Sonríe, también ella está entusiasmada. Una inclinación de cabeza, y una mirada larga, de párpados entornados, hacia el fondo de la calle. Pensativa. No quiere gastar dinero innecesariamente, pero tampoco quedarse corta, a medias, sería un insulto para sus anfitriones presentarse inadecuadamente, y una deshonra para sí misma y su Casa. Si existe una ocasión para vestir su natural belleza, es ésta.

-Iremos primero a visitar ese comerciante Mantis que tu padre conoce. Puesto que le tiene por un hombre honrado y recto, nos dará la pauta de lo que podemos esperar adquirir, y del coste. Y, tras haber visto lo que puede ofrecernos, iremos a ver a los otros dos artesanos. Si todos están bien surtidos de telas y diseños, y ninguno de ellos se muestra abusivo en sus precios, quizá podríamos adquirir algunas prendas en cada uno de los talleres. ¿Qué te parece? Vamos, no nos entretengamos. Aún es temprano, pero no quiero demorarme...

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22/08/2010, 10:23
Director

Camináis por la primera de las calles, en la que hay gente de todo tipo y seguramente de todas las procedencias. Pasáis por delante de varios establecimientos ambulantes de comida, localizados en pequeños carritos con tejadillo. Es normal ir comiendo por la calle y al pasar frente al puesto de lo que seguramente es un pescador ya que toda su mercancía procede del mar, se os hace la boca agua. Pero os concentráis en vuestra tarea y Meguriko te guía hasta un establecimiento de fachada llamativa, recargada con carteles que anuncian ofertas en muchos vibrantes colores de pintura. El interior es igualmente llamativo. Un hombre delgado, moreno y apuesto se encuentra detrás de un mostrador lleno de telas de colores chillones y dispares, pero de indudable calidad. Está charlando con lo que parece otro mercader, de procedencia Unicornio, seguramente, ya que te fijas que lleva calzado apto para montar.

El hombre moreno y apuesto interrumpe a su interlocutar tras unos segundo, al fijarse en tu daisho. Sale de detrás del mostrador y hace una profunda inclinación.

-Buenos días y bienvenidas a mi establecimiento. Soy Yoite Nikiru. ¿En qué puedo serles de ayuda?

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25/08/2010, 18:10
Asahina Yugure

-Buenos días, buen hombre. Soy Asahina Yugure, hija del taisa, la familia de la hacienda de la colina sobre el mar. Esta muchacha es mi asistente, Mitsugi Meguriko-san, cuyo padre te conoce y te tiene por un comerciante honrado. Por eso quiero ver tus telas, las mejores en primer lugar. Si son excesivas para mi gusto, ya te indicaré.

Yugure se señaló a sí misma, discretamente, con un gesto apenas esbozado, pero claramente indicador de su estilo, sobrio aunque elegante y delicado.

-Ya ves qué me gusta. Colores suaves, bordados estilizados. Sedas, desde luego. Necesito completar mi ajuar para la Corte de Invierno, y puesto que he sido llamada por la Familia Kakita, debo presentarme con un atuendo que les honre, honrándome así a mí misma. ¿Qué puedes mostrarme...?

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29/08/2010, 08:56
Director

El comerciante hace una reverencia.

-Será un honor Yugure-sama. Comprobará que mi género no decepciona.

Nikiru-san te va mostrando algunas telas pero le adviertas de que son demasiado llamativas y entonces el hombre va suavizando el tono de los tejidos que te muestra. La calidad de las seda es innegable y tras un rato comienza a enseñarte telas coloridas y muy hermosas. Hay una de fondo compuesto por varios azules y con crisantemos que llama tu atención, ya que es un motivo clásico aderezado por colores de insólitas variantes y vibrantes. También encuentras una tela con un motivo tan bello que te sobrecoge. Los colores en los que está decorado son más apagados que el resto de sus tejidos, y de hecho parecen acuarelas, siendo los primordiales azul marino y color sienna claro. El motivo recoge escenas marinas, olas, espuma, y unos acantilados donde se intuyen unos enamorados, coronados por gaviotas de esbeltas figuras que vuelan en un mar de nubes elegantemente dibujadas. El conjunto refleja serenidad y es imposible no imaginarse el ronronear del mar al ver esa tela tan elaborada.

El resto de telas se te antojan demasiado llamativas y que apagarían tu belleza en comparación, en vez de realzarla.

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29/08/2010, 20:09
Asahina Yugure

Las pupilas de Yugure acarician, vuelan a través de la mirada como lo haría la propia Mariposa Azul si pudiese liberarse de su atadura corpórea, y pudiera sumergirse en los paisajes que, cual ventanas, abren bellos escenarios a los sentidos.

-Esta seda me gusta, Nikiru-san. Y también esta otra, aunque no quiero comprar más de lo que puedo permitirme, así que os voy a dejar la discusión de los precios, que no dudo que deberán ser los justos, con mi asistente. Pero permitidme primero unos momentos a solas con ella.

Yugure sale del pequeño taller, con Meguriko. Abre su sombrilla, y se aparta ligeramente del establecimiento, para hablar con la muchacha.

-Me gusta especialmente la seda de tonos apagados, la encuentro exquisita. Negocia un buen precio por ella. No quiero que el comerciante lo sepa pero esa vamos a comprarla. La otra, la de crisantemos, ha de dejarla a un precio muy conveniente para que nos la llevemos. Lo dejo a tu criterio, sé que te han estado preparando con cuidado para ello, así que confío en ti. Pero ten en cuenta que deseo ver las otras tiendas también, prometen estilos distintos, y no quiero ser apresurada en mis decisiones. Siempre podemos volver para llevarnosla.

Notas de juego

Ni idea del número de atuendos correctos para ir a la Corte de Invierno, pero puesto que dura toda una estación, imagino que deberá llevarse por lo menos seis de nuevos, además de alguno que ya posea. Si me equivoco, corrígeme.

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10/09/2010, 23:04
Mitsugi Meguriko

La joven asiente y un -Haré lo qe pueda, Yugure-sama- se escapa de sus labios antes de internarse en la tienda para tratar los precios con el mercader. Mientras, tú te dedicas a observar a los transeuntes de la concurrida calle.

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10/09/2010, 23:13
Director

Siempre te gustó aquella aldea por la viveza de su gente, el arte que se respira en cada detalle, no tan elaborado o artificioso como el de las tierras Kakita, si no más natural y menos solemne. Las tiendas son pequeños mundos de artesanía y buen gusto, así como las casas y las haciendas de los alrededores, y un espíritu de cortesía y amabilidad sinceras se destila de la gente del lugar, en contraste con la educada rivalidad que siempre se ha vivido cerca de tus escuelas, tanto la de tierras Kakita como la de tierras Doji.

Estás absorta en estos pensamientos y comparaciones cuando una mujer que se ha acercado sin que te dieses cuenta te pregunta.

-¿Yugure-san? ¡Cuánto tiempo!

El rostro de una dama de unos pocos años mayor que tú te mira sorprendida y con una sonrisa prendida en su rostro. Te resulta fuertemente familiar, pero no logras recordar de dónde la conoces, y mucho menos su nombre.

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14/09/2010, 21:18
Asahina Yugure

La voz femenina resuena a su espalda, agradablemente sorprendida. Yugure se gira inmediatamente, y se enfrenta a un rostro que, aunque evidentemente conocido, no puede encajar con ningún nombre.

La muchacha sonríe, y hace un gesto grácil de saludo, una inclinación cortés de cabeza, graciosa bajo la sombrilla. Pero aunque su rostro está sereno, en sus pupilas brilla la curiosidad, velada por el esfuerzo de su mente. Intenta localizar a la dama que la conoce bien, situarla en un tiempo y un lugar. No reconocerla es un insulto, pero disimular puede ser aún peor.

-Mi señora. Conocéis mi nombre, y yo vuestro rostro. Pero debéis disculpar a esta muchacha distraída por el gozo de un día de buenas noticias, me temo que hoy mi situación me ha confundido, y no consigo recordar quién sois, por lo que os pido perdón...

Notas de juego

He dudado entre esto o una salida disimulada, sin hacer patente que no la reconoce. He optado por lo que me parece que encaja mejor con Yugure, pero sólo si no entra en franca oposición con la etiqueta rokuganí. Si es así, dímelo, y modifico.

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22/09/2010, 08:42
Director

Por unos momentos ella parece tragarse su sonrisa, pero logra alzarla de nuevo con legancia.

-Es normal que no os acordéis, Yugure-san, han pasado muchos años. Soy Sakiko, tu amiga de la infancia.

Y al pronunciar ese nombre un torrente de recuerdos por fin destrozan la presa del olvido inundando los cauces de tu memoria en un instante. Las imágenes se suceden.

Os encontráis el pequeño grupo de amigas de la hacienda, con seis años, comiendo dulces de judía mientras observáis los puestos de tela. Un niña grande se os acerca, vosotras no queréis que lo haga, ya la conocéis, pero no podéis llevarle la contraria. Toma uno de los dulces de manos de una amiga tuya y se lo come y comienza a decir que las telas que os gustan son horribles y que no tenéis gusto.

Te encuentras en tu acantilado preferido, un sitio algo escondido tras la hacienda de unos amigos de tu padre de toda la vida. Has subido allí para serenarte y contemplar el mar después de una riña de tu padre. Una chica parece haberte seguido y te da un susto simulando un empujón hacia el vacío. Tú, alterada por la discusión te echas a llorar y la increpas. Ella se ríe de ti.

Recuerdas tener siete años y contarles, detrás del pequeño templo de la colina, a tus amigas que te vas a la Escuela de Bushi Kakita. Ellas están emocionadas y apenadas. La infancia se acaba. Al parecer la niña grande os ha espiado y te señala diciendo que eres una bruta que sólo va a convertise en un arma, y que las armas no sirven a la paz.

Al desvanecerse las imágenes el rostro de una dama hecha y derecha, las sustituye. Es algo más alta que tú y sus manos son ligeramente grandes, pero por lo demás rezuma la elegancia de pequeña aldea que se suele valorar por la zona.

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25/09/2010, 18:53
Asahina Yugure

Recuerdos. Los recuerdos son retazos de tiempo que vuelan como grullas frente al cielo, trayendo ora felicidad y bonanza, ora aviso de tormentas. En este caso se han consolidado en imágenes ya relegadas, tapices alejados de la joven mujer para retornarle a la niña, una niña que ya era mariposa. Y en esos tapices un moscón zumbando empalagoso. Y picando, de vez en cuando.

Sí, recuerda a la chica en el rostro de la dama. Su mente responde al recuerdo de modo doloroso, pero su alma se aplica enseguida, y vacía los recuerdos para que en su rostro nada se deje ver más que la amable sonrisa que aún mantiene dibujada.

-Oh, desde luego, Sakiko-san. La infancia queda ya lejos, hemos cambiado desde entonces. Mis ojos ven una dama y no una niña, pero me alegra que sigas tan bien.

Una leve inclinación que acompaña su sombrilla, con movimiento armónico y elegante.

-Cuéntame, ¿cómo te han tratado las Fortunas desde que partí de la aldea? Por como te veo, se diría que de modo exquisito. Pero, ¿querrías contarme lo que me he perdido en mi ausencia...?

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02/10/2010, 09:45
Director

Sakiko-san sonríe y parece bastante contenta de que formules semejante pregunta. Sus pestañas revolotean y sus labios se curvan en una sonrisa aún más brillante. Un simple vistazo también podría contestar a la mitad de tu pregunta ya que viste finas sedas y en el pelo luce un tocado adornado con horquillas de maderas finas y elaboradas.

-Asistí por un tiempo en la escuela de cortesanos de la familia Doji antes de que entrases tú, querida -al decir esto te guiña un ojo de complicidad, demostrando que sabe cosas de ti mientras que tú ni siquiera te acuerdas de su rostro-. Pero mi familia me concertó un matrimonio con un importante cortesano que ahora ejerce de magistrado para nuestro clan en esta provincia. Imagínate, después de tantos años alejada de nuestro hogar, volver porque a tu marido le asignan.

Aunque el rostro sigue allí, cualquier atisbo de la muchacha que entorpecía vuestra juventud a cada paso parece haber desaparecido. Pero demasiada experiencia tienes ya como cortesana para saber que la apariencia es frágil e irreal en casi todos los casos.

-¿Cómo váis a pasar el Invierno, Yugure-san? Yo asistiré a la Corte Asahina, después de tantos años en la Corte Doji, mi marido tiene que estar presente al tratarse de su jurisdicción.

No se te escapa el notar que no te hace ninguna pregunta sobre cómo te ha ido, y no sabes si es por desinterés o porque ya lo sabe.

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03/10/2010, 11:19
Asahina Yugure

Bien, parece que su antigua adversaria, o, por lo menos, el moscón infantil, se ha convertido en... otra cosa. No se atreve a pensar en ella como en una mariposa. ¿Una mariquita quizá...? Yugure tampoco está segura de eso, pero esta vez su sonrisa es muy sincera. Asiente a las palabras de la dama, e inclina la cabeza de modo gracioso. Su larga cabellera oscura, no teñida de blanco como otros Grulla, se desliza por el hombro, sobre la seda azul de su kimono.

-Oh, me alegra comprobar que la vida os ha traído ventura tras ventura, Sakiko-san. Se os ve realmente feliz, y radiante. Tampoco yo puedo quejarme, y no lo hago, aunque por ahora el matrimonio es algo que aún no me ha llegado.

Si con ello se refiere a que es mucho más joven, o a que su padre no la ha obligado a tomar marido, o a alguna otra sinuosa intención, no es algo que pueda decirse de ningún modo. Porque la Mariposa Azul sigue revoloteando inocente como una niña.

-En cuanto al invierno inminente, me temo que no vamos a coincidir en la Corte Asahina, mi señora, aunque hubiera sido todo un placer recordar pequeñas anécdotas de nuestra infancia y juventud. Estaré en la Corte Kakita, por primera vez. Precisamente por eso estoy buscando algunas telas y algún complemento para mi ajuar, estoy muy honrada con la invitación del Daimyo, y quisiera corresponder con un atuendo como se merece.

Dirigie un leve gesto a la mujer, apreciativo, aunque sin exageración.

-Sois persona de exquisito gusto, ¿quizá podáis indicarme algún taller que conozcáis y valoréis especialmente...?

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13/10/2010, 08:37
Director

-Sois demasiado amable conmigo, Yugure-san. Como véis esta mañana no tuve tiempo de arreglarme -algo falso a todas luces dado que luce como una mujer importante-, pero sin duda no puedo dejar de aconsejaros al joven sastre que hay en la calle de al lado, un hombre que se adelanta a la moda y siempre acierta con los estilos que se llevarán en las cortes de ese año. También os podría recomendar gente de Kyuden Doji, pero no creo que tengáis tiempo antes del inicio de la Corte Kakita. A no ser que pretendáis haceros esperar -te guiña un ojo de manera cómplice.

Varias veces ha mirado Sakiko-san por encima de tu hombro y te das cuenta que debe tener algo de prisa. Con un apego sincero parece debatirse entre despedirse o seguir hablando, pero al final vence lo primero.

-Lo lamento hóndamente, mi querida amiga, pero tengo algo de prisa. Os deseo lo mejor para vuestra estancia en la Corte de la familia Kakita, y avisaré a la gente que conozco que estará allí de que se te presente y te ayude en todo lo que necesites y no permita que te aburras. Ya que Benten nunca ha dejado de bendecirte, espero que el resto de las Fortunas hagan lo mismo.

Con una profunda inclinación espera a que tú te despidas y se marcha.

 

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13/10/2010, 08:52
Mitsugi Meguriko

Tu acompañante sale en el momento justo en el que Sakiko-san se aleja, coincidencia tal vez. La joven lleva dos paquetes envueltos en papel de arroz y la sonrisa de quien está orgullosos con su trabajo.

-Nikiru-san dejó a un precio excelente la tela de los crisantemos, y lo mismo con la que os gustaba, Yugure-sama.

Se acerca más y cuando está a un rango en el que es difícil que nadie más os escuche añade:

-Todo por la promesa de que le informaría al finalizar la corte de las tendencias en éstas en el tipo de seda utilizadas. Un truco que me aconsejó Kenkurito-sama.

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13/10/2010, 18:53
Asahina Yugure

Yugure, que se ha despedido como corresponde de su antigua compañera de juegos, y ahora una dama importante, recibe con una risa apacible pero real y divertida el entusiasmo de la joven asistente.

-Te aconsejó con perspicacia y habilidad, Meguriko, sin duda. Y me complace mucho que hayas podido hacerte con esas dos piezas, por un buen precio. Me gustan ambas, y de ellas los kimonos que saldrán tendrán no sólo la riqueza de la seda, además también la sutileza de un diseño magnífico.

Sigue con la mirada la figura de Sakiko, que se aleja, quizá con una dosis inevitable de curiosidad. De pronto, quizá vencida por ella, quizá guiada por una Fortuna, o por un kami travieso y juguetón, inclina la cabeza y baja la voz.

-Mmmm... me pregunto... ¿Ves a esa dama, muchacha? Con discreción, síguela, ve a ver con quién se reúne, pero evita que note que la sigues. No creo que debas ir lejos, a juzgar por el modo en que miraba, esperando ver llegar a esa persona de un momento a otro. Yo voy a estar en la tienda del joven sastre, también ella me lo ha recomendado. Allí te esperaré, mirando sus mercancías. -Y añade, quitándole importancia a lo que le acaba de ordenar- No te demores, si ves que va lejos, vuelve, no es más que una corazonada...

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23/10/2010, 09:53
Mitsugi Meguriko

-¡Hai!

La joven hace una reverencia y con una mirada traviesa en sus vivos ojos se marcha entre la gente, haciendo una parábola para seguir a tu antigua conocida. Lleva los paquetes de seda en los brazos y se mueve como un pez en la corriente, fluida y como si estuviese en su ambiente. Sin duda creció en este pueblo y ha logrado una maestría desenvolviéndose en él.

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23/10/2010, 09:59
Director

Ves desaparecer a tu asistente y te diriges al taller del sastre que te han recomendado. El sol brilla en lo alto, aunque no termina de calentar, entre jirones de nubes algodonadas. La gente a tu alrededor muestra su mejor sonrisa a sus interlocutores, con educación y respeto.

No puedes evitar preguntarte si será igual en otras partes del Imperio. Aunque no se puede decir que no hayas viajado, siempre fue por tareas para tu clan o el Imperio y no tuviste ni siquiera un día libre para pasear y conocer el ambiente y el corazón de los sitios que has visitado.

En el umbral del taller un chico muy joven, de apenas catorce años hace una profunda reverencia y se retira para dejarte paso a la vez que te dice:

-Buenos días y  bienvenida sea, ¿qué podemos hacer por usted?