Partida Rol por web

Intenté que no se notara la irritación en mi rostro cuando escuché las palabras de Sir Edmund. Ganas tuve de irme de allí y dejarlo a su suerte, pero, mi deber me lo impedía.

-Haré lo que pueda, Sir- dije, mirándolo, seria-. Pero, no esperéis que los mate, ni que los destroce, y mucho menos que los descuartice- añadí, arrugando la nariz, molesta.

Dirigí mi vista a Elad y le indiqué que se quedara allí, atendiendo, si era menester, a aquellos hombres.

No me gustaba aquel hombre y menos cómo trataba con tanta falta de cortesía a su escudero. Resoplé y azucé al caballo para llegar a la altura de aquellos hombres que intentaban llevarse los caballos.

Sin bajar del caballo, recorrí con mi mirada sus ropajes y sus sucias caras, al tiempo que escuchaba las palabras de uno de ellos.

-No os confundáis- indiqué, mirándolo, seria, acariciando el cuello de mi caballo para tranquilizarlo-. No soy un caballero, sino una dama que viene a rendir cuentas a aquellos que han robado a Sir Edmund- dije, sin apartar la vista de ambos hombres.

"Aunque no se la merezca", pensé, aún recordando las palabras del caballero dirigidas a su escudero.

-Devolved lo que no es vuestro y podréis marcharos en paz- prometí, aunque no estaba muy segura de si podía hacer aquello. Seguramente, Sir Edmund, después, me lo recriminaría. 

El caballero ríe desafiante al ver que también fallas y, deteniendo su montura a tu lado, inicia un intercambio de espadazos

La criatura retuerce sus manitas y esboza lo que parece una sonrisa Un poco de esta sabrosa, deliciosa, crujiente empanada, mi buen caballero...

Y haciendo un gesto con la mano añade Y no os penséis que soy un goblin ladrón y desagradecido... esos primos nuestros siempre nos traen mala fama. Nosotros los duendes somos gente agradecida, y para nada gorrones...

Ríe pícaramente mientras se acerca otro paso, con las manos abiertas para demostrar sus buenas intenciones

Además, si yo estuviera invitado hoy a comer a Kennilworth, no necesitaría desayunar tanto... Allí la cocina es de-li-cio-sa! dice mientras sus ojillos te miran para ver si ha captado tu atención con sus palabras

En cuanto te ve llegar y te identificas, el que está en mitad del camino hinca la rodilla en tierra, mientras con su otra mano sujeta unos gastados aperos de labranza.

El otro, más joven, se te queda mirando y, a un gesto del más mayor hace lo mismo

Os ruego que nos escuchéis, noble dama, pues las doncellas de Kennilworth tienen fama de justas... ÉSto no es lo que parece... empieza a decir, cuando el otro le interrumpe

¿Para qué va a creernos? Es una más de ellos y según su ley, hemos agredido a un caballero, y ya sabes lo que eso significa dice el más joven que, alzando la vista orgulloso añade

Pero si alguien ha de cargar con las culpas de eso que llamáis crimen, seré yo. Él tiene esposa y dos hijos, y en el fondo todo ha sido por culpa mía...

Sir Robert intenta devolver el golpe, pero los ataques del caballero negro le complican mucho su acometida. 

El caballero negro te alcanza con su ataque, aunque el daño nio es nada grave, por suerte...

Tu enemigo se carcajea ante tu fallo, tanto, que comete uno similar al tuyo y no te acierta ni por asomo...

Sorprendido de que el duendecillo conociera su paradero, Sir Edmund aqueó una ceja. No sabía si podía fiarse de la criatura, y por un instante miró al bosque, quizás esperando encontrar decenas de ojitos brillantes espiándole. Nada.

- ¿Tan obvio es mi destino, duende? - dijo, pellizcando un buen pedazo de empanada y lanzándoselo al pecho con suavidad. Su escudero Robert relajó la postura, aunque dirigió su montura cerca de la de su señor por si las moscas - En verdad me dirijó hacia Kennilworth, ¿qué sabes de mi viaje?

Miré cómo se arrodillaban, sintiendo, sin poder evitarlo, algo de orgullo por el hecho de que mi condición les hiciera actuar así, y escuché sus palabras, atenta.

Abrí la boca para contestar al hombre, pero la cerré en cuanto el joven también habló. Sopesé lo que decía, sin pestañear ni dar muestras de duda.

Yo podía ser orgullosa, pero sentía que tenía buen corazón y era justa, como bien señaló aquel hombre.

Me bajé del caballo y me acerqué a los hombres con el fin de no intimidarlos por estar sobre el noble animal y ellos, en una condición tan baja.

-Levantaos- ordené, mirándolos-. Y, ahora, explicadme ahora por qué habéis sustraído los caballos de Sir Edmund- inquirí, frunciendo el ceño-, si es que eso tiene alguna explicación como bien decís- clavé mi mirada en el hombre mayor a la espera de una respuesta-. Y vos, no interrumpáis- señalé al joven-. Dejad que se explique. Después, si lo creo necesario, os escucharé a vos también- prometí-, ya que decís que todo ha sido por vuestra culpa...-repetí sus palabras, con el ceño fruncido.

Robert aprovecha el fallo cometido por el guerrero para devolver el golpe. Esta vez su espada logra traspasar sus defensas y herir al guerrero. 

El duende ríe divertido, mientras da un suave mordisco a la empanada

Como yo pensaba, buenísima! Y haciendo un gesto con la mano como para darse importancia añade Nosotros, los de la Corte de las Hadas, sabemos muchas cosas...

Y alzando una ceja responde a tu pregunta De tu viaje... uhmmm... sé que iréis en busca de las cinco, pero vosotros seréis cuatro. Nacidos el mismo día, algo muy muy curioso, formaréis una buena hermandad. Y sé que cuando os parezca que todo ha terminado, no habrá hecho sino empezar...

Se te queda mirando sonriente y, encogiéndose de hombros ríe ¿Qué quieres? Los de nuestra especie debemos hablar así! Entre críptico y enigmático, para que nos valoréis más...

Y mirando al gran trozo de empanada que aún te queda y al pedacito que se va a poner en le boca Pero si tú eres generoso, yo puedo serlo también...

Furioso por verse herido, de un tajo que ciertamente te parece más serio de lo que sería habitual por tu golpe, el caballero negro vuelve a descargar tu espada contra ti...

El caballero esbozó una socarrona sonrisa, partió un trozo para su escudero y pegó un último bocado a la empanada antes de lanzarle el resto al pequeño duende. Aunque le había costado un par de liebres, bien sabía que la información en una tierra desconocida era un bien preciado. Además, tratándose de la Corte de las Hadas, sólo la Diosa sabía qué podía ocurrir.

- Ahí estás - dijo, abriendo los brazos en señal de ausencia de más comida - Me has dejado sin almuerzo, pequeño duende. Espero que lo que tengas que decirme sea de valor.

Aunque sus palabras no tenían intención de resultar amenazantes, Sir Edmun se dio cuenta de que quizás el faérico ser podría tomárselo a mal. Inconscientemente, se puso nuevamente en tensión.

Un golpe potente del guerrero, pero Robert no se queda atrás y lo devuelve con furia, volviendo a traspasar las defensas del caballero negro y volviendo ha hacerle un nuevo corte. 

Que la Diosa os sonría por vuetra generosidad, y El que Siempre Retorna infunda valor y fuerza a vuestro brazo! dice el duende, cazando al vuelo la empanada...

Da un bocado que saborea, y no parece haberse tomado a mal tus palabras

Os enfrentaréis a unos maléficos canes que acechan cada noche a alguien de buena estirpe, y aunque se les combate y mata con acero, será vuestro valor, la energía de vuestros brazos y la generosidad quienes les harán más daño, porque la jauría de la Corte Oscura odia esas virtudes... explica moviendo un dedo, como si fuera un maestro enseñando a su alumno

Y mucho más adelante, cuando cada uno intente encontrar su rumbo en la senda tenebrosa, confiad en vosotros mismos, ya que dentro de cada uno de vosotros tendréis la clave para salir con éxito de esa otra aventura... añade devorando otro buen bocado de empanada

Para tu sorpresa, el golpe yende la armadura del caballero negro, brotando gran profusión de sangre y haciendo que caiga de su montura entre estertores...

Maldito seáis mil veces vos y vuestros compañeros. Pero esto de hoy no es sino una minúscula victoria, así que no os alegréis, pronto deberéis combatir a la oscuridad y se cambiarán las tornas!!! dice entre balbuceos... ya que es obvio que está muriendo

Hizo una leve reverencia con la cabeza para agradecer los consejos al duendecillo y aferró nuevamente las riendas.

- Habéis sido muy amable, buen duente, al aconsejarme sobre mi camino - dijo, mientras sonreía a Roberts a su lado, que observaba aún al faérico ser con suspicacia - Ahora si me permitís, me quedan algunas leguas aún por recorrer, y el tiempo vuela.

Esperó por si el duende quería decirle algo más, y si no, seguiría su camino hasta su destino. Le había llamado la atención que supiera tanto sobre la misión que incluso él mismo desconocía, y se preguntó quiénes serían esos cinco, y los tres restantes que, junto a él, saldrían en su busca.

El más mayor se levanta con una sonrisa nerviosa y va de inmediato a besarte la punta de la bota, un gesto que parece repugnar al más joven

Mil veces mil  gracias, bella doncella. Seguro que sabréis juzgar lo ocurrido con justicia... que no era nuestra intención dañar al caballero en ningún momento al decir las últimas palabras mira al más joven, con una mezcla de enfado y reproche

Pues veréis, bella doncella, mi nombre es Geoffrey, y él es Matthew, mi cuñado, y vamos buscando trabajo como jornaleros para alimentar a nuestra familia... que ahora nos espera en Hamley Down, una aldena cercana que seguro conoceréis...

Ciertamente, Hamley Down es una aldea que está algo al norte y donde sabes que a veces van temporeros en busca de trabajo

Pues bien, nosotros fuimos a quitar unas piedras y ayudar a desarraigar unos tocones de arbol a una finca cuando al regreso, y atajando por el bosque vimos al caballero y su escudero, que parecían andar perdidos pues cabalgaban obviamente en círculos...

En cuanto nos vio nos pidió ayuda, y nos ofreció una suculenta recompensa si le guiábamos hasta el camino, cosa que hicimos encantados y de buen grado...

Geoffrey se detiene un instante como para coger aire, valor o las dos cosas y prosigue

Y al llegar al camino, se rió de nosotros cuando le demandamos el pago acordado, diciéndonos que su ilustre compañía ya había sido una suculenta recompensa para nosotros, pobres patanes...

Aquí he de reconocer, bella doncella, que perdí los nervios y le alcé la voz, y fue entonces cuando el noble me cruzó la cara dos veces burlándose de nosotros...

Mi cuñado Matthew, que tiene un temperamento más fuerte que el mío, cogió lo primero que vio, una piedra del camino y se la arrojó al noble, con tal mala fortuna que le dio y le descabalgo...

Y entonces no sé qué mal demonio me debió aconsejar a escuchar las palabras de mi cuñado, de coger sus monturas y dejárselas atadas en Ymris Fountain, para que debieran andar unas leguas y aprendieran a no reírse de nadie, noble o plebeyo...

Y ciertamente, a unas dos leguas más al sur hay una fuente, llamada Ymris Fountain, quye se dice fue creada por el mismo Merlín, donde los viajeros abrevan a sus caballos y refrescan sus gargantas

Tras esto Geoffrey vuelve a hincar la rodilla, esoerando tus preguntas o palabras

Robert de su montura mientras se acerca al caballero, el cual se encuentra claramente en las últimas. 

Que venga pues esa oscuridad. Le haré frente y acabaré con ella- replica. No sabía a quien se refería con eso de compañeros, al fin y al cabo iba solo en este viaje y a sus amigos los había dejado bastante atrás. 

En cualquier caso el combate estaba acabado. Esperaría a que el soldado muriese para hablar con la pastorcilla, así como para registrar las pertenencias del hombre.