Partida Rol por web

Al final resultó que era un hombre. No dejaba de ser peligroso pero su factor de riesgo era inferior que el de una de esas cosas. Además ya no estaba sola, estaba con otro hombre que curiosamente también portaba una arma escondida igual que ella. Parecía que todo ser humano superviviente se había aferrado a las armas para aumentar su sensación de seguridad.

Con un poco de suerte el hombre se dirigiría hacía el pub y quedarían todos felices. En cambio si se dirigía hacia allí tendrían que amenazarle para que se fuera. Aquel era un pastel bastante pequeño que no se podía dividir entre tres.

Miró a Deivid:

-Eso solo un hombre. Parece que hoy es un buen día para salir de excursión Dijo para remarcar la obviedad. No, no perdemos nada. Vayamos a mirar si existe esa puerta de salida. Pero antes de salir quiero mirar si queda algo de valor en la cocina. Somos dos y si no lo hacemos nosotros se lo quedará el.

Dicho esto indicó con la cabeza de salir de allí hacia la puerta de la cocina. Así pues empezó a caminar de cuclillas, amparada por el material de la cafetería, de forma silenciosa hacía la puerta de la cocina sin esperar la contestación de Deivid. Ya se había hecho a la idea de ir allí y no quería esperar a que la convencieran de lo contrario.

Eran dos, y parece que se han adentrado en la comisaría porque ya no los escucho, entrar por la puerta me dejará muy expuesta y quizá son sean de fiar. No he sobrevivido a toda esta mierda yendo de frente, ni siendo legal.

Miro a los lados y busco una ventana abierta, una puerta trasera, quizás localizar las voces. Me asomo con cuidado de no ser vista, a la puerta para ver si los localizo y sé más o menos cómo hacer acto de presencia sin quedar expuesta. Si son polis tendrán armas de fuego y puntería, y a mí la segunda s eme da jodidamente mal. Yo soy un animal de proximidad.

- O no te encuentras a nadie en mucho tiempo o ves a tres personas en un día. Maravilloso. - Dijo con un notable tono de sarcasmo en esa última palabra. No se fiaba, como era de suponer, que ese hombre fuese alguien bueno. Parecía que iba al pub y, de todas formas, era mejor no arriesgarse. - Hm, claro. Bueno, de valor... Podríamos comprobar si los refrigeradores siguen funcionando. No estoy seguro de ello, la verdad, pero de ser así tal vez podríamos acceder a alguna comida que fuese guardada ahí. - No sé si la electricidad sigue funcionando o no en todo el mundo pero no perdemos nada por verlo, ¿verdad...? Bueno, que sea lo que tenga que ser. - Pensó para sí mismo mientras caminaba en cuclillas, al igual que la chica, despacio y con sigilo para evitar que nadie les escuchase. 

Un vez allí y oculto tras una pared al lado del marco de la puerta se puso en pie. - Bien, ¿comprobamos lo que dije o buscamos otra cosa? No sé si tu has valorado esa opción, nunca se sabe. De todas formas es posible que haya algún material que no se estropea, como el aceite por ejemplo, y que podríamos aprovechar para varias cosas. - Él sí esperaría a que ella contestase. No quería hacer nada sin consultarlo con ella primero, como si fuese su líder y el nada más que un subordinado o un compañero que no sabe muy bien cómo moverse. 

Doug interpreto acertadamente que aquel hombre le cedía el arma. La recogió junto con la munición guardando el arma en la mochila y las balas en un bolsillo. Luego, dejando el armario a James, examino el cadáver del sheriff y el contenido de los cajones.

Coño, espero que tuviese un problema de alcoholismo se dijo mientras abría los cajones esperando encontrar una botella de whiskey o bourbon.

Por ultimo, busco las llaves del vehículo del sheriff. Con un poco de suerte tendría un maletero surtido.

Brian tenía las llaves del coche a buen recaudo y bastantes materiales, fuera la noche era bastante fría y parecía que no tardaría en llover ya que el cielo se había nublado. Al salir a la calle se da cuenta de que hay mas sonidos de los que esperaba en la ciudad, no está realmente seguro de que es lo que pasa, pero vienen de la zona de la comisaria y de la zona en donde están la cafetería y el pub.

El armario tiene en su interior un par de escopetas y munición suficiente para 10 disparos, además de una pistola de 9 mm con munición para 15 disparos y un par de esposas, al fondo pueden ver un chaleco anti balas, pero parece algo viejo y realmente grande por lo que no podrían usarlo.

Mientras tanto el cuerpo del hombre tiene otras llaves aparentemente de un coche, en los cajones puede ver una serie de documentos e informes, uno de ellos le llama la atención ya que tiene como titulo

"Informe sobre la muerte de Muller por asfixia repentina"

Además encuentra una caja de donuts que deben tener al menos un mes.

Malcolm camina con precaución hacia la comisaria, aparentemente no hay nadie, cuando llega cerca puede darse cuenta que en sus alrededores esta la chica que vio hace un rato, ella parece que también ha escuchado los ruidos que provenían de allí y parece que está buscando una forma en la que entrar o al menos observar que no sea por la puerta principal, sin duda las voces que escucho están dentro ya que ha escuchado un sonido como de alguien en el interior y por lo tanto no había sido la chica, debía haber alguien mas dentro.

La comisaria no era demasiado grande, en su exterior había un coche de policía, era la típica comisaria del Sheriff de ciudad pequeña, posiblemente trabajarían allí el Sheriff y tal vez un hombre mas ya que no era un lugar demasiado grande.

Al entrar en la cocina pueden ver como no es demasiado grande, lo justo para servir comidas pero nada especialmente grande. Tras un mes la mayoría de las cosas se habían puesto malas y no eran aprovechables, además por desgracia no había electricidad en el lugar y no se mantenían las cosas en las cámaras conservadas. Tras buscar un rato pudieron encontrar algunas latas y comida que no estaba en mal estado, en total los dos pudieron encontrar comida para 10 días. Tal y como habían supuesto había una puerta trasera esta estaba abierta, pero entonces vieron algo en la cocina que no esperaban, había dos cuerpos, uno llevaba ropas de cocinero y el otro de camarero, parecía que habían muerto allí mismo y ambos estaban en un estado de composición que indicaba que llevaban allí al menos un mes.

Con cuidado y precaución la chica llega a una ventana y comienza a mirar, dentro puede ver que es una comisaria típica de pueblo, pequeña y no especialmente equipada, es entonces cuando ve a los dos hombres, ambos entran en un pequeño despacho el cual seguramente debe ser el del Sheriff, Dev no puede ver que es lo que están haciendo dentro pero escucha el sonido de unas llaves y un armario abrirse

Doug acerco el donut a la nariz, inspiro y tras un segundo le dio un bocado. Un donut es un donut. Aunque este estaba reseco y con una ligera capa de lo que probablemente era polvo. He comido cosas peores.

Mientras hacia un esfuerzo por tragar aquel pedazo de "autentica bollería americana", ojeo el expediente. Asfixia repentina. Quizá fuese uno de los primeros casos del virus. O quizá alguien que se había atragantado con una rosquilla. Alzo la vista lo suficiente para ver las escopetas en el armario y trato de tragar la masa que tenía en la boca, pero acabo escupiéndola sobre el suelo entre toses.

- Ostia. - Dijo mientras se recuperaba, mirando el donut que aun sostenía en su mano con aire desafiante - Parece que estamos de suerte ¿eh Jimbo?

Volvió la vista hacia el expediente, y comenzó a leer mientras daba un nuevo mordisco.

- Si, no hay mucha munición, pero algo es algo.- Cogió la 9 mm y se la guardó detrás del pantalón junto con las esposas. Luego le dio una de las escopetas a Doug con 5 cartuchos.- ¿Echamos un vistazo a las celdas?.- Dijo James mientras cargaba su escopeta.

-Comprovemos-lo. Dijo asintiendo con la cabeza. -Antes de que se una más gente a nuestro amigable campamento. Contestando el sarcasmo de Deivid con complicidad.  Una vez contestado entró a inspeccionar.

Al principio había parecido descorazonador y que todo lo que encontrarían allí sería muerte y podredumbre. Sin embargo habían conseguido reunir comida para 10 dias. Nada mal si lo juntabas con las pocas botellas que habían conseguido antes. No era comida de gourmet, mayoritariamente latas, pero no se podía pedir más en aquel momento. Ahora mismo eran los ricos del nuevo mundo.

Además también se habían encontrado la puerta de detrás abierta tal y como había pensado Deivid. Sin duda había sido una buena idea. Un minipunto para el.

Sin embargo algo le hizo taparse la boca, y la nariz, para no gritar. Encontrarse dos cuerpos de sopetón no es algo a lo que uno se acaba acostumbrando. Llevaban tiempo muertos así que tampoco es que corrieran más peligro de lo que ya corrían en su día a día.

Miró a Deivid. -Con permiso. Dijo mientras se ponía manos en acción en rebuscar entre las ropas de los dos cadáveres. Uno de los dos tendría que hacerlo, y prefería no esperar. Así pues aguantando las arcadas y con fuerza de voluntad inspeccionó rápidamente los bolsillos.

Estaba satisfecho con su batida, pero algo dolido por el forzoso recuerdo de lo sucedido hacía cosa de un mes. Pero se concienció de recordarse que todo lo hacía por ellos, que no le perdonarían que se dejara morir sin luchar, sin buscar respuestas, sin dar el todo por el todo. Cargado con su flamante botín, salió al exterior y se detuvo a escuchar los sonidos nuevos. Probablemente serían cazadores de humanos buscando supervivientes pero, ¿y si era todo lo contrario? De todas formas no podía ir con todo aquello. Se dirigió hacia donde tenía la mochila con sus objetos de valor, guardó todo lo necesario - si no podía con toda la comida y el agua, dejaría lo restante en un escondite - y con ella a la espalda, se dirigió hacia los sonidos.

Sólo deseó no equivocarse.

Cuando pudo observar aquella horrible escena hizo una mueca de asco. - Míralo por el lado bueno, chica, no parece que sea reciente. Podemos estar algo tranquilos en respecto a eso, no creo que su asesino esté cerc-¿¡ en serio vas a revisar su ropa!? - A él le daba demasiada repulsión el hacer eso, no sería capaz. Tal vez tendrían algo de utilidad, sí, pero también olían de una forma que echaba para atrás a cualquiera. Él se mantuvo a un lado, mirando de vez en cuando hacia la puerta por si venía alguien, no fuese a ser que los pillasen en esa particular escena.

- Yo me quiero ir ya de aquí, tal vez si hay más humanos tengan la misma idea que nosotros de venir a la cafetería. No quiero presionarte ni nada pero si encuentras algo cógelo rápido y salgamos por la puerta... - El hecho de haber visto a aquel hombre antes no le inspiraba la suficiente confianza como para estar tranquilo en la cocina. Aún tenía su arma en la mano por lo que si alguien decidía interrumpirles podría amenazarle para ganar tiempo e irse, o disparar e intentar matarlo si no surtía efecto el miedo. 

Pensativa, miro la escena, solo son dos, no parece haber nadie más, éste se supone que era un lugar seguro, quizás ellos sepan algo. O quizás no, no lo sé pero he llegado hasta aquí, y tengo tiempo que perder hasta que él me encuentre, porque va a volver, tiene que volver, no puede dejarme tirada ahora, y no le habrá pasado nada.

Suspiro, pensativa, mirando la entrada del pueblo, y sin nada que perder, porque nada me queda, termino entrando por la puerta, con el arma en la mano, aunque sin apuntar, y sin levantarla. Joder, espero que no me desvalijen.

Parecía que su destino no era otro que cruzarse con la muchacha, a pesar de que no quería, o más bien, no sabía como hacerlo. Un montón de gilipoyeces se le pasaron por la cabeza, del tipo ¿Que le digo? ¿Que hago? ¿Y si sale huyendo?...

Aquella era una de esas situaciones, de las cuales su psicóloga le ayudaba a tratar

Malcom, si quieres hablar con un chica, se educado, no digas cosas raras, como por ejemplo, he ido a la guerra y he matado a 100 árabes, ni cosas por el estilo, empieza por un  hola, ¿Que tal? y similar.

Joder, era todo tan fácil en su consulta...

Finalmente, hecho un manojo de nervios, se acercó a una distancia prudencial de la joven, cogió una piedrecita, y se la lanzó, para llamar su atención, llevándose el dedo a los labios, antes de que la muchacha girase la cabeza, haciendo el gesto de silencio.

Doug dejo el zarrapastroso Donut mordisqueado. Alargo el brazo para coger la escopeta que James le tendía. La examino comprobando que estuviera en buen estado, y después la coloco en la mochila de forma que solo asomaba la culata del arma.

Voy a leer esto - dijo recogiendo de nuevo el expediente - Ve tu delante.

El expediente no era demasiado interesante, hablaba de que la persona en cuestión había aparecido muerte de repente, que estaba tan normal y se cayó al suelo asfixiada, según contaba los testigos decían que estaba normal. El informe del médico decía que había sido una especie de parada completa, el corazón y todos los órganos se pararon de pronto, según indicaba el médico nunca había visto nada igual, lo que si llamo la atención del policía era que la fecha era de una semana antes de que los Zaruk difundiesen el virus, pero en ese momento algo pasa, una mujer aparece con un arma en la mano por una de las ventanas.

Los dos hombres tenían en los bolsillos lo que cabria esperar, algo de dinero, un móvil ya sin batería y unas llaves, nada especialmente interesante ni llamativo o útil, el camarero también tenía un abrebotellas y un par de libretas de esas que usan para tomar las notas de lo que quiere la gente. Cuando Deivid se asoma a la puerta le parece ver algo, no está totalmente seguro, pero a lo lejos le parece ver un hombre que se acercaba, lo que si tenía claro es que se dirigía a la zona, pero no sabía si le había visto o no, llevaba en su espalda una mochila bastante cargada aparentemente.

El hombre caminaba con precaución hacia la zona, atento a lo que podría encontrarse, llegando cerca de la cafetería cree ver algo, con precaución se acerca, y de hecho estaba en lo cierto, no en la propia cafetería, sino en la zona de atrás, en la puerta de servicio pudo ver movimiento dentro, debía ser la cocina y había movimiento de al menos un par de personas, parecía que trataban de no dejarse ver, por el lado de la cafetería, pero no estaban muy pendientes de si podría llegar alguien por la puerta trasera, es entonces cuando alguien se acerca y parece que vigila la puerta.