Partida Rol por web

Diana escuchaba la voz del walky que estaba puesto a máximo volumen para que se pudiera escuchar sobre el estruendo de aquél "coche". Se ponía nerviosa, no sabía cómo iban a ayudar más que aquello. Dar la vuelta con el coche y acercar otra vez el stryker era arriesgado. No solo por que era volver a hacer maniobras frente a miles de esas cosas, sino que podrían volver a atraer otra horda tras ellos y juntar la que tenían delante con la que les seguía los pasos. - ¡Tom! ¿has escuchado?¿Qué debemos hacer? Volver a hacer esa maniobra será muy peligroso y a parte quieren que abramos camino apartando la valla.  - Por suerte ella no tenía la última palabra, personas mucho más expertas en mantenerse serenas en momentos adversos darían con mejores soluciones. 

Mis uñas se clavan en su espalda mientras los jadeos se diluyen con el resonar de la lluvia del grifo al caer en el suelo, o con el acuoso sonido de mi sexo jugando con el suyo. Es tan perfecta la situación, no sólo porque estoy con la persona que me gusta, que alimenta mi corazón de buenos momentos, sino por ser la esperanza nítida de una realidad destruída. Estamos juntos, en cuerpo y alma, en sentimientos, desde la atracción que nos consume en este acto donde follamos y hacemos el amor como si nada. Allí ajenos a lo que sucede afuera, ajenos a lo que puedan decir si nos escuchan, sólo por ese instante de egoísmo, por ese minuto de libertad mientras soñamos entre los dos y vivimos la sexualidad con la plenitud que nos pertenece como derecho. 

Lo amo, y gracias a este amor es que la entrega es única, inolvidable al sentir que esto va más allá de un revolcón indecente. Pero como la intensidad misma es la que dirige cada segundo vivido, mis ojos se pierden en los suyos, jugando con ese diálogo no verbal que nos invita a más, como cómplices y testigos de las sensaciones que nos lideran. Regreso a su boca, sólo para decirle de mil formas cuanto lo quiero, cuanto lo necesito en mi y a mi lado mientras esos embistes me matan, a un punto donde puedo alcanzar otro orgasmo junto a él de forma natural. 

Ese beso en el cuello, aquel susurro que es música para mis oídos hacen que termine por subir a su cintura así puede estar al completo en mi cuerpo apoyando la espalda sobre la pared que ya de fría no tiene nada mientras que las piernas lo rodean. Siento como su hombría ahora golpea con fuerza, sujeto su rostro, lo contemplo con mis pupilas dilatadas y el cabello pegado al rostro. - Te quiero... ahm.. me puedes... Soy tuya, siempre. - confieso entre jadeos. - Ni yo de ti mi amor. Ni... ahm, ni yo de ti. 

Escuché lo que decía Staci, que aunque no se explicó bien, logré deducir lo que quería decir. Ya llevábamos un trecho guiando a los muertos fuera del puerto. Aunque hubiera querido seguir avanzando un poco más, esta información me hizo cambiar el rumbo.

-"Jack, vuelve a entrar y siéntate. Los demás, agarraos fuerte. Vamos a volver y a acabar con el último reducto de muertos y abrir esas puertas."

Di media vuelta y aceleré de vuelta al puerto. La velocidad era endiablada y en pocos minutos estaríamos frente a las puertas.

Llegamos a toda velocidad, como una tormenta de verano, rugiendo el motor y con la música a todo trapo. Éramos el vendaval que se llevaría todo por delante: muertos, vallas, puertas, coches... En la antigüedad se podría buscar un simil, en el libro de la Biblia: en el apocalipsis. Seríamos los cuatro jinetes de la perdición, de este siglo.

Nada más divisar las puertas, enfoqué con la mira y disparé dos misiles aire-tierra hacia las puertas. Haría llover cachos de carne vísceras y gusanos sobre todo el mundo.

Habíamos conseguido pastorear una buena masa de zombies a una distancia razonable del puerto. Tom llevaba el stryker a la velocidad adecuada, la música sonaba con la potencia suficiente para atraer a esas cosas y yo abría fuego a los que se despistaban y amagaban con volver hacia nuestro grupo. Después de un viaje con tantos imprevistos me resultaba extraño que un plan estuviera saliendo tan bien.  

Un plan que no era mío, sino de Tom. ¿Y si él nos hubiera guiado desde el principio?. 

Sacudí la cabeza y me eché una mano al rostro, pinzándome los ojos. 

- Joder... - dije en voz baja para mí mismo. Siempre hice las cosas lo mejor que pude, no debía castigarme tanto....pero no podía evitarlo. 

Abajo me pareció escuchar la voz de Staci a través del walkie de Diana, pero desde aquí no pude entender sus palabras. Instantes después noté un brusco cambio de dirección y Tom ordenó que bajara, cosa que hice.  

Sin duda algo no iba bien. Y entonces una pequeña y egoísta parte de mi se sintió reconfortada al constatar que no solo mis ideas acababan torciéndose. 

Al mismo tiempo que la batalla se desencadenaba en las calles, el Stryker giraba... y regresaba hacia las puertas, aplastando a los zombies bajo sus ruedas. Sus vísceras explotaban en cientos de porciones sangrientas, desperdigándose en todas las direcciones a la vez, mientras sus cráneos resultaban destrozados por el peso del vehículo, que avanzaba sin desfallecer, más como un tanque que como otra cosa.

Al verlo, el padre de Staci detuvo el avance de sus tropas, mientras veían con sorpresa como el Stryker se posicionaba delante de ellos y disparaba sendos misiles contra las hordas.

Por desgracia, los misiles erraron el blanco, yendo a impactar mucho más lejos del objetivo, pero el caos ya estaba formado. Los zombies comenzaron a rodear a toda la caravana, amenazando con desatar el terror, a no ser que alguien abriese aquellas malditas puertas.

En el post de Diana, no ha pinchado a John. Que luego no se entera por qué hemos dado la vuelta, jejeje.

 La situación empezaba a ponerse en contra al grupo. No solo los misiles habían fallado y las puertas seguían en pie, impidiendo el paso, sino que además los zombies empezaban a rodear la caravana. Staci no veía que pudieran quedarse quietos por mucho tiempo más; de lo contrario estarían tan asedeados que al autobús le sería imposible moverse con tanto cuerpo estorbando. por lo que había que arrancar ahora, aún si no se había consensuado un plan.

 Tomando el walkie, la chica prodigio comentó el plan.

- ¡El intento de derrumbar la puerta falló! ¡Tenemos que seguirnos moviendo; si nos alcanzan estamos perdidos! Tenemos que tomar la ruta propuesta por Roan; de esa forma nos mantendremos en movimiento y podremos tener una oportunidad de entrar al puerto.

 Y dicho esto y sin mucha más mediación, Staci tomó la decisión de prender el autobús y seguir moviendo la caravana.

Diana escuchó la voz del Walky del Staci pero no sabía qué responder. - Recibido, se lo comunico al resto. - Grita para hacerse oír sobre el ruido del motor. 

Diana se asoma hacia el conductor para que pudieran escucharla. Ahí atrás no  veía casi nada más que lo que una rendija la permitía.- Han dicho que ha fallado el abrir la puerta, que deberíamos posicionarnos como ha dicho Roam y no dejar de movernos.- Pasa las palabras lo más fiel que puede a su compañero, el como piloto debía tomar la decisión y más cuando los que iban atrás no veían ni un pimiento de la situación panorámica.- Más nos vale abrir pronto la valla o los zombies que nos hemos conseguido alejar podrían volver siguiendo el ruido que estamos provocando con los misiles y los coches. No creo que tengamos mucho tiempo. - Se comenzaba a poner algo nerviosa, sólo recibir notificaciones por aquel aparato y no poder ver el problema real hacía que las soluciones no la aparecieran. 

A la vista de todas las complicaciones que estaba habiendo, el padre de Staci no se lo pensó dos veces.

-¡¡¡FUEGO A DISCRECIÓN!!!

Todos sus hombres dispararon sin descanso hacia la puerta, reventando cabezas y torsos de cuantos zombies encontraron a su paso, creando una auténtica alfombra de sangre, vísceras y miembros cortados y separados de sus cuerpos, enteros o parcialmente descompuestos y destrozados por los disparos.

Y cuando el humo se disipó, la puerta estaba libre para que el Stryker avanzara hacia la puerta y la echara abajo. Todos los que iban a pie empezaron a avanzar y Cameron le hizo una señal a su hija, que llevaba el autobús, para que lo siguiera.

Observé que desde el Stryker habían disparado a las puertas, aunque errando el disparo. Se trataba sin duda de un mal momento para demostrar una mala puntería.

Por fortuna, el padre de Staci y sus hombres dispararon hacia la puerta, destrozando los cuerpos de los numerosos zombies que encontraban a su paso. Uno de los disparos de mi escopeta alcanzó a uno de los infectados en la cabeza, reventándosela al instante. Dejé escapar un grito de euforia por mi puntería, mientras dirigía una mirada rápida a Tessa, que permanecía cerca de mi posición. Pronto estaríamos en un barco, lejos de aquella ciudad que ya estaba sentenciada.

-Sargento, Staci, es hora de avanzar -dije, tomando el walkie talkie-. Que el Stryker vaya delante. Así irá limpiando de zombies todo el camino. Por aquí todos bien, no hemos tenido nada que lamentar.

Sentí cómo las uñas de Tessa se clavaban en mi espalda y nuestras bocas se encuentran en medio de sus jadeos. Las palabras de la pelirrosa me dejan claro que no importaba lo que sucediera, ambos estaríamos juntos ante cualquier tipo de adversidad. Y es durante esos instantes de placer que quisiera que fueran infinitos cuando no pudo evitar pensar que no quiero perderla nunca. Aumento la cadencia de mis embestidas mientras el cuerpo de Tessa queda con la espalda totalmente apoyada en la pared, cubierta de gotas de agua y vaho.

El momento clímax estaba llegando para ambos, quienes a lo largo de los minutos habíamos dejado sus caderas a las anchas del deseo, moviéndonos a un compás dirigido por la pasión, y orquestado por la lujuria y los sentimientos que nos había llevado hasta ese momento.

Sintiendo su hombría presionando el sexo de Tessa, percibí cómo me derretía dentro de la chica, alrededor de aquella calidez tan fascinante. Cerré los ojos mientras tensaba mi cuerpo hacia atrás y posaba mis manos sobre los senos de Tess, recorriéndolos en medio de aquella placentera sensación. No fui capaz de esconder una sonrisa de satisfacción, mientras mi respiración se mostraba agitada por la acción del momento. Recuperando el aliento, observé fijamente los ojos de Tessa, viendo en ellos el mismo placer que yo estaba experimentando. No pudo evitar el impulso de robar un beso más de aquellos labios, antes de detenerse a acariciar el cabello de la chica, envueltos aún en esa pasión desenfrenada.

El Stryker avanzó derribando la puerta, abriendo por fin un hueco para que el resto de la caravana enrase en el puerto. Todavía quedaban algunos zombies y Larry entre otros los despachaba sin demasiados problemas. Al final, entre la distracción que había creado Tom y a continuación, los ataques de Cameron y su gente, y el Stryker después, había sido suficiente como para romper la barrera.

Estaban dentro.

Rápidamente, todos fueron penetrando en aquel cinturón que hacía unas horas habían visto imposible, acercándose al muelle, en donde una figura esperaba con las armas preparadas, un joven pelirrojo a quien Staci conocía muy bien.

Su hermano.

-¡Ya era hora! ¡Hemos encontrado una embarcación, aunque no sabía... que ibais a venir... tantos!

Detrás de él visteis un pequeño barco, algo desvencijado, pero que debía valer para llevaros lejos de aquí.

Su padre se acercó rápidamente.

-Tenemos que salir de la ciudad. La volarán de un momento a otro.

Entre disparos y el Stryker que obra por sí solo, logramos avanzar mientras sonrío orgullosa ante la habilidad que tiene mi novio con las armas. Lo bueno es que finalmente hemos llegado a ese punto, a cumplir un pequeño sueño que puede ser bastante grande si todo sale bien. Aunque el mar es jodido, más aún en esa embarcación pero intento ser positiva, al menos de momento. - Estamos cerca, Larry. Muy cerca. - respondo al dejar un beso en su mejilla, emocionada mientras el hermano de Staci nos recibe. 

Ya haciéndome a un lado, espero a que la familia se reencuentre y así poder zarpar cuanto antes. Lo cual voy en pensando en la cantidad de gente que somos, si vamos a entrar y lo más importante... ¿Dónde ir? No soy que lleva el liderazgo aquí, toca ver qué dice el resto y organizar, como todo. - Si van a volar todo... ¿Qué nos asegura que en el mar no nos afecte? - pregunto un tanto preocupada. 

Los dos alcanzamos el clímax en aquel instante que termina siendo simplemente perfecto, está claro que los sentimientos nos envuelven y la sensación en mi interior es tan deliciosa, que anhelo quedarme allí para siempre. Libre de preocupaciones, sin estar pendiente de mi vida o la de aquellas personas que quiero. Sería la perfección, un sueño realidad que en verdad quisiera cumplir con todo lo que ello implique. La cuestión es que ese beso al final me roba la razón, cuando en su afán de corresponder compartimos la dulzura, la intensidad misma del instante y de lo que podemos permitirnos. 

Sólo que sin querer, cuando nuestras bocas se separan lo suficiente, sonrío como tonta enamorada de aquel chico y no puedo evitar en esa posición abrazarlo con ganas. - Te amo tanto, Larry. - confieso sin necesidad de negar esa realidad, que es la mía, la suya y la que tenemos de ahora en más. Posiblemente ahora todos estén acordándose de nosotros, de nuestra ausencia y de los ancestros, me da tan igual porque si no me permito esto una vez, quedaría con la incertidumbre de un mañana sin amor. Y en el apocalipsis, es necesario. 

Y ya con esas ganas de llenarlo completamente de mimos, lo miro a los ojos. - Me quedo aquí hasta el fin de los tiempos, pero... tenemos que ducharnos. Espero que podamos quedarnos unos días, así duermo entre tus brazos y te hago el amor en cada momento a solas. - digo con dulzura, dejando pequeños besos en torno a sus mejillas, en la nariz, los labios. Muy cariñosa, llena de amor, de esperanza.