Partida Rol por web

El foso del diablo

Escena 4. Café de Hospital

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23/09/2019, 03:04
Narrador

Hospital de Aberdeen. Aberdeen.

Miércoles 26 de octubre de 1927

15:32 de la tarde

La sala de espera de la tercera planta de Hospital de Aberdeen no difiere demasiado en aspecto a la de cualquier otro centro sanitario británico. Todo es aséptico en este lugar. Un impoluto y bruñido suelo de mármol blanco dota a la estancia de una luminosidad extra al permitir que la luz de las lámparas que cuelgan del techo reboten sobre él. Así mismo, los altos zócalos del mismo veteado material contribuyen a esa atmósfera de luminosidad divina. Las paredes y el techo, blancos y radiantes como vestidos de novia, rematan la pulcritud reinante con su níveo aspecto y la homogeneidad de su superficie. Los demás elementos de la escena, papeleras, bancos, puertas y ventanas, aunque tengan colores diferentes al de la nieve, también contribuyen a ese idea de pureza extrema por su impoluto aspecto.

Es por todo ello que, en este panorama, cualquier mancha, por minúscula que sea, parece tener dimensiones gigantescas y confiere al entorno un toque impuro. Bien es cierto que los hospitales, pese a estar vestidos de refulgente blancura, están construidos para albergar, tratar y erradicar la impureza, pero la pequeña mancha de humedad que asoma indiscreta por una de las esquinas de esta habitación es lo suficientemente poderosa para echar por tierra aquel artificioso concierto armónico de ablución cromática y bondad, gracias, precisamente, al entorno inmaculado que la rodeaba.

Catherine lleva un buen rato hipnotizada por esa mancha, inmersa en sus pensamientos, por una vez lejos de muebles renacentistas y muñecas de porcelana, enmarañados en un mar de agoreras sensaciones. A su lado, sentadas en el mismo banco que la anticuaria, tres mujeres más, Juliette, Annemarie y Eleanor, aguardan en silencio, cada una con la mente absorta.

Juliette, aunque de forma imperceptible, canturrea algo. Una canción lejana, reminiscente, con sabor dulce y roce cálido. Una canción de cuna. La que le cantaba su madre cuando, por las noches, las pesadillas no la dejaban dormir.

Annemarie, por su parte, no para de palparse nerviosa una pequeña herida que tiene en la frente. Mientras lo hace, su rostro muestra una expresión de duda que va en aumento, como también aumenta, por la continua fricción, la rojez del contorno de la brecha.

Eleanor, quizás de las cuatro féminas la que ofrece un rostro más sosegado, no piensa en palabras o imágenes, sino en sensaciones, concretamente en sabores. Su paladar le recuerda una compañía y, aunque un atisbo de remordimiento asome tímidamente desde el fondo de su mente, el bienestar que siente es amplio.

Las tres dan un respingo cuando, de repente, la puerta de la sala de espera se abre y, tras ella, aparece Alfred en compañía de un hombre vestido con bata blanca. Los dos intercambian unas pocas palabras y, cuando han concluido su conversación, el desconocido vuelve por donde ha venido, dejando al crítico de arte a solas con las cuatro mujeres.

"Amigas mías, gracias por esperar. Me complace comunicaros que no hay nada de qué temer. El pastor está muy agotado, pero se encuentra bien. Hasta nueva orden permanecerá en el hospital, procurando retomar fuerzas. Por lo visto, acceder a que nos acompañara en este viaje no resultó ser buena idea."

Las mujeres abandon sus asientos y se disponen alrededor del hombre, mientras cada una de ellas expresa su alivio y alegría al escuchar las nuevas. El londinense responde a sus palabras de ánimo con una sonrisa de gratitud hasta que, pasados unos minutos, las interrumpe.

"Señoritas, ¿qué os parece si continuamos con la conversación en otro lado?¿Os apetece un café?"

La idea es recibida de buena gana y las cinco toman las escaleras hasta el piso inferior donde se halla la cafetería del hospital. No les resulta difícil encontrar una mesa libre y, tras pedir sus consumiciones, la compañía de Londres toma asiento.

"Y bien, ¿cómo ha ido el día?"

Notas de juego

Empezamos con la segunda parte de la aventura. Es el momento de poner puntos en común, formular hipótesis y trazar un nuevo plan de actuación.

¡Nos leemos!

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23/09/2019, 12:39
Alfred Lean

Empezaré yo si les parece.

Repasé mentalmente los acontecimientos en la casa McBain para ordenarlo, ya que habían ocurrido varias cosas.

La casa estaba vacía, pero parecía que alguien había estado allí no hace mucho. Encontramos un árbol genealógico de los McBain, en el que constaba mi amigo Edward. La mayoría de McBains hombre habían muerto jóvenes, y no constaban los nombres de los cónyuges.

Tomé un sorbo de café para aclararme la voz

Encontramos un escrito del padre de Edward en el que explicaba algo sobre su esposa. Una especie de locura sobre que ella no era ella y que se estaba transformando en una especie de criatura extraña. También encontramos referencias a Escocia en un apunte en el árbol "Vestigium Scoticum" que aquí la señorita Juliette consiguió determinar que significaba "Rastro escocés". Supongo que se referiría al origen de la familia pero no descubrimos más por esto. Sólo una foto de Edward de bebé con sus padres.

Miraba a la cara a las 3 mujeres que me miraban atentas a la explicación

Después ocurrió algo extraño. Annemarie sufrió una especie de ataque por el influjo de alguna substancia que la obligaba a mirar en el interior de un tónel, como si estuviera hipnotizada. Al final no supo explicarnos que había dentro, sólo que algo húmedo la golpeó y la dejó inconsciente. Tuvimos que salir de allí deprisa porque una señora empezó a llamar a la puerta y no queríamos que nos descubrieran

Me callé para que el resto diera su opinión o añadiera algo.

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24/09/2019, 19:53
Eleanor Harris

En esos momentos en el que el silencio era sustituido por los pasos cortos de las enfermeras paseando de un lado a otro en los pasillos, de los familiares de pacientes nerviosos cuchicheando para no molestar a los que descansaban y el reloj parecía que avanzaba marcha atrás, Eleonor buscó la calma entre sensaciones que todavía guardaba en su paladar y conversaciones de vidas pasadas.

Estaba sentada en uno de los incómodos bancos de madera con el bolso sobre su regazo, guardando silencio simplemente esperando a cualquier tipo de noticia. Su mirada pasaba por uno y otro lado, dedicándole unos minutos a la herida que su buena amiga AnneMarie tenía en la frente hasta en la mancha de humedad de la pared. Y era allí donde su mente divagaba, donde notaba ese pequeño cosquilleo de sus dedos, colocándolos como si tuviera un lápiz invisible entre ellos dispuesta a escribir en el papel de sus recuerdos.

George le había hablado muchas veces de eso, conocido como el “síndrome de escritor”, el hecho de tener esa necesidad de escribir cuando un destello de inspiración surcaba como una estrella fugaz por su cabeza, algo que parecía tan estúpido que le sacaba una discreta sonrisa de finos labios. Si estuviera en su casa posiblemente le diría que tenía razón, sobre todo porque inconscientemente una de sus manos se adentró en su bolso para sacar un bloc de notas algo desgastado, uno de los primeros que se compró y con un rodaje de varias páginas arrancadas y otras llenas de ideas inconexas, esperando tener un punto de inflexión donde unirlas.

Ahora hacía lo mismo, escribiendo palabras sueltas que en su cabeza tenían forma: Hospital, cena, pescado,  misterio, muerte… Inmediatamente tacha las que sean de recuerdos reales al saber que no quería, no debía escribir sobre experiencias personales. Inventa un personaje carismático, la historia de una enfermera sin nombre, rodeada de muerte hasta el punto de que acaba casándose con la propia parca.

Las ideas macabras y escabrosas volaban y volaban, dándole forma y sugiriéndole cientos de escenarios que podría incluir… Desconectó de su mundo cuando escuchó la puerta, dando un respingo y cerrando ipso facto el cuaderno, como si quisiera esconder sus más oscuros secretos del ojo humano. Miró de soslayo el reloj para cerciorarse que se había sumergido en el mar de inspiración durante casi una hora, sin saber qué había pasado a su alrededor.

Guardó todo en el bolso y se puso en pie, juntando las manos en el regazo para acercarse al crítico de arte y escuchar las nuevas buenas.

Gracias a Dios.- Respiró hondo al saber que todo había sido sólo un susto. Accedió agradecida el descansar con un cálido café entre sus manos, asintiendo a la sugerencia y caminando junto a las chicas tranquilamente.

Al llegar a la cafetería se sentó con cuidado de no hacer ruido con la silla, levantándola y procurando no arrastrarla en el suelo. Se acomodó como pudo, dejando el bolso a su lado y pidiendo un café para la larga charla que tenían pendiente.

Escuchó atentamente las palabras de Alfred mientras su bebida venía, agradeciendo al camarero con una sonrisa y esperando unos segundos antes de darle un trago, sabiendo lo caliente que estaría.

Veo que ha sido una tarde productiva.- Miró a AnneMarie al escuchar sobre su “incidente”, si es que podía llamarlo así, colocándole una mano sobre su brazo preocupada.- ¿Te encuentras bien? ¿Qué te pasó? – Conocía la fortaleza de su amiga, sorprendida por lo sucedido.

Mientras respondía o no cogió el segundo turno de palabra, intentando organizar todo lo ocurrido para no perder ningún detalle importante.

Catherine y yo fuimos al archivo de la comisaría.- Echó una rápida mirada a Catherine, esperando que ella confirmara sus palabras y pidiéndole que interviniera si se saltaba algún dato.- Nos atendió la señora Gladys, la persona encargada. Por desgracia no pudimos encontrar demasiado, ya que al no tener una firma expresa nos negó el acceso.- Prefirió ahorrarse los insultos e injurias que la mujer vertió sobre ellas, sabiendo que no saldría nada bueno de ahí.- Sin embargo pudimos escuchar una conversación. El documento de Mortimer Drake todavía no estaba archivado porque el inspector se lo pidió, así que todavía debe de seguir en el carrito.- Dejó lo restante a ese misterio a su compañera, al fin y al cabo ella había tenido que marchar y desconocía qué había pasado con el archivo.

Después acudí al almuerzo con el señor Howell. Fue bastante agradable, y me comentó sobre asuntos curiosos relacionado con Drake.- Tenía la garganta seca por hablar tanto, dedicando unos segundos de descanso para beber un sorbo a su taza de café.- Conoció al señor Drake hace un mes, cuando se mudó. Comentó que era un hombre… peculiar, huidizo. Al parecer, antes de que desapareciera, algunos vecinos percibieron la presencia de “merodeadores”, unos hombres desarrapados que viajaban en un camión con olor a pescado. Nadie sabía quién era, sólo deambulaban constantemente la zona. Dijo que ya no los vio, y desconozco si tendrá algo que ver sobre su desaparición.- Parecía que meditaba sobre algo en concreto, una alocada idea que al final terminó por soltar.- Supuestamente la policía estaba al tanto de estas personas. Me sorprende que, cuando fuimos a la comisaría, no los mencionara.

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26/09/2019, 17:47
Juliette Moreau

Poco más puedo añadir pues mi compañero Alfred lo ha resumido de excelente manera - aunque no era cierto del todo, podría haber añadido lo que ví, pero tenía miedo a que me tomasen por loca - siento no ser de más ayuda.

Habían sucedido muchas cosas en aquel sitio y la verdad es que prefería olvidar aquel asuntillo que había vivido, al echar la vista atrás ya no sabía que había visto, quizás el estrés y la tensión me habían jugado una mala pasada y había visto algo que en realidad ni siquiera estaba ahí, tal vez sí...o tal vez no, siempre me quedaría la duda, por mucho que me pesase.

¿Tenéis algo pensado para hacer a continuación?

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27/09/2019, 15:30
Annemarie Kavanagh

Desde que Alfred diera testimonio de lo acontecido en la casa MacBain y hablara sobre lo ocurrido con aquel barril, Annemarie no deja de mirar al hombre con los ojos entornados, visiblemente molesta. Cuando Juliette corrobora la explicación del crítico de arte, la trotamundos emite un sonoro chasquido con la lengua como señal de hartazgo y, de un empujón, se levanta de la silla.

"¡Ya está bien! Os dije a los dos que no me ocurría absolutamente nada. Quise mirar lo que había dentro de aquel barril por pura curiosidad. ¡Por necesidad me atrevería a decir! Estaba claro que lo que me propinó este golpe - la mujer muestra la herida que tiene en la frente - estaba dentro de aquel tonel y no creo que fuera rocambolesco pretender echar un vistazo dentro. No hubo nada que me sorbiera el coco y, por descontado, ninguna sustancia me hizo caer en ningún estado alterado. Me ofende que penséis algo así de mi."

La trotamundos increpa a Alfred y Juliette en pie, ante la mirada atónita de Catherine, Eleanor y los ocupantes del resto de mesas de la cafetería.

"Quizás si vosotros dos hubierais demostrado algo más de arrojo a la hora de buscar, ahora tendríamos alguna pista más que seguir."

Dicho esto, una enojada Annemarie vuelve a sentarse y apura su taza de café.

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27/09/2019, 15:34
Alfred Lean

Annemarie se había molestado por nuestro relato de lo sucedido en la casa McBain, pero sinceramente creía que no me había extralimitado en mis apreciaciones de los hechos.

Annemarie, creo que sabiendo lo que sabemos de este caso, debemos ser cautos con lo que descubramos. Por eso he comentado lo que Juliette y yo percibimos o sentimos de aquel acontecimiento del tonel. No es ningún desprestigio ni nada parecido haberse sentido indispuesto por lo que fuera que la atacó en la casa. Solo quería trasladar a nuestros colegas que tenemos que andar con pies de plomo y ser cuidadosos. Podríamos estar en peligro y hay que decirlo claramente, sin secretos.

Haciendo memoria, recordé nuestro episodio en la casa antes de entrar que Juliette y yo nos cogimos del brazo cual pareja normal al ver una camioneta extraña

Por otro lado, señorita Eleanor, nosotros también vimos un vehículo sospechoso rondando por la casa McBain. Y tiene razón, despedía cierto olor a pescado podrido, pero no pudimos ver a sus ocupantes. Huyeron antes de poder fijarnos en ellos.

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29/09/2019, 21:41
Eleanor Harris

Estaba claro que algo le había pasado a su amiga, accidental o no, pero insistir en el tema cuando la sangre todavía estaba caliente sólo dispararía la bala que siempre tenía guardada en el cargador Annemarie. Con cuidado y una sonrisa conciliadora, Eleanor volvió a depositar de nuevo la mano sobre la de su amiga aunque, en esta ocasión, no dijo nada. Había veces que el silencio era la mejor compañía y, en esta ocasión, claramente lo necesitaba.

Tal vez esos hombres vuelvan.- Respondió a Alfred, tomando con su mano libre la taza para darle un sorbo.- Puede que estuvieran buscando algo por la zona, así que posiblemente no será la única vez que los encontremos. ¿Tal vez deberíamos vigilar la casa? Si están rondando esa zona, deben buscar algo.

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30/09/2019, 09:26
Juliette Moreau

Resoplo, Annemarie saltaba a la de menos, y al final me iba a hacer perder los nervios a mi también, pero respiré hondo y logré tranquilizarme antes de hablar.

Sí, coincido, deberíamos hacer algo, vigilar la casa o intentar charlar con los merodeadores. ¿Y después de todo lo que hemos averiguado cuál creéis que debería ser nuestro siguiente paso?

Yo no alcanzaba a ver por donde debíamos continuar, quizás ellos pudiesen proponer algo...

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30/09/2019, 16:18
Catherine Baker

La mujer había permanecido en silencio todo el rato,aún estaba preocupada por el cura y apenas prestaba atención a su alrededor.Él lo había notado también,allí sucedía algo 

Catherine carraspeó para aclararse la garganta y miró algo avergonzada a su amiga Eleanor antes de hablar

-"El caso es que al final conseguía acceder a ese documento que Gladys nos negaba"-dijo mordiéndose el labio y apartando los ojos de Eleanor-"No vi mucho  pero al menos algo conseguí.Al parecer Mortimer Drake fue encontrado sin vida en las escaleras del primer piso de la casa MacBain, en Albury Road.Según el forense alguien  le acuchilló varias veces con algo afilado aunque no se ha encontrado el arma del crimen aunque a su lado había una escopeta vacía,quizás para defenderse o algo así.El caso es que su mujer desapareció y sigue sin dar señales de vida por lo que creen que es la asesina de Drake"-explica la anticuaria mirando a cada uno de ellos mientras habla

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30/09/2019, 19:19
Alfred Lean

Estábamos algo atascados y no sabíamos por dónde continuar la búsqueda. Repase mentalmente lo que habiamos descubierto en la casa y cai en la cuenta de un detalle que se me había escapado.

Un  momento. En la extraña nota del padre de Edward, había adjuntado una escritura de propiedad y una tarjeta de un abogado. Algo rwspecto a una herencia del tío padre de Edward. Tal vez debiéramos ir a ver a ese abogado y, tal vez visitar la propiedad.

Ahora teníamos una nueva dirección que seguir. Quizás fuera finalmente la buena.

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01/10/2019, 17:20
Juliette Moreau

- Es verdad, ¡vaya memoria la nuestra! Me gustaría ir a visitar lo que Alfred ha mencionado, creo que puede ser un buen paso a seguir, si os parece bien claro está, o podemos volver a dividirnos, como queráis.

Solo esperaba que fuese donde fuese no viese más cosas, extrañas...

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02/10/2019, 10:08
Alfred Lean

Tomé otro sorbo de café esperando la decisión del resto del grupo.

No nos quedan muchas más opciones. Creo que deberíamos ir a ver a ese abogado. Si puede echar luz sobre la casa y sobre las propiedades de Edward, quizás nos abra más posibilidades para descubrir qué se esconde ras todo esto.

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02/10/2019, 18:38
Catherine Baker

-"O saltarnos al abogado e ir directamente a la propiedad"-dijo Catherine tomando un sorbo de café-"Obviamente no me refiero a asaltar el lugar ni nada por el estilo pero ¿y si el abogado estuviera involucrado en la desaparición?Dadas todas las cosas raras que rodean este caso no debemos descartar nada.Podríamos echar un vistazo y si no encontramos nada entonces podríamos visitar a ese abogado"-se recostó en la silla con gesto cansado.El día estaba siendo particularmente largo a la par que emocionante pero sobre todas las cosas seguía pesando más la preocupación y esa extraña sensación que sentía en aquel lugar

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06/10/2019, 20:17
Narrador

Tras verter sobre la mesa de la cafetería toda la información recabada a lo largo del día, el grupo de Londres se deshace en un mar de suposiciones. Hay quien se atreve a pedir otra taza de café para prolongar la charla y así seguir elucubrando sobre verdades escondidas y teorías, algunas con escaso sentido. Tal es el ánimo en la conversación, que poco a poco el cielo de Aberdeen empieza a oscurecer sin que las amigas de Alfred y él mismo se percaten de ello. La repentina presencia de una enfermera les hace salir de golpe de su enfrascado coloquio.

"Señor Lean, su tío acaba de despertar y pregunta por usted. Creo que debería acudir - la sanitaria enfatiza sus última palabras - cuanto antes."

Un gesto de reprobación y apremio puede leerse en la cara de la mujer vestida con cofia e impoluto uniforme blanco. Ello hace que los presentes sientan la urgencia de concretar en ese preciso instante cuál será el siguiente paso a dar.

Notas de juego

Chic@s, hay que decidirse.

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06/10/2019, 20:34
Eleanor Harris

Se había quedado obnubilada con todas las vertientes disponibles, percatándose de que su café se había enfriado. Negó la cabeza cuando la camarera preguntó si quería otro, sabiendo que posiblemente George la regañaría por tomar tanta cafeína ya que tenía problemas de dormir.

Un vaso de agua estará bien, gracias.- Sopesó todas las opciones mientras le traían su pedido, terminando por decidirse por la única que veía viable en esos momentos.- ¿Y si hacemos las dos cosas? Lo que encontremos en la propiedad puede diferir de lo que nos cuente el abogado y viceversa. No creo que debamos dejar suelto el tema de la herencia, puesto que puede ser un motivo sólido.- Sonrió a la camarera cuando le trajo el vaso de agua y retiraba su taza de café, dándole un sorbo antes de depositarlo con cuidado sobre la mesa.- Me gustaría ir a ver al abogado, si no os importa. Cuando publiqué mi libro, tuve varias reuniones con editores y abogados para el tema comercial y creo que sé cómo lidiar con ellos.- Miró a través de la ventana percatándose de que había anochecido a la vez que una enfermera les informaba sobre el estado del hombre, mirando sobre todo a Alfred al ser al que más apremiaban.

Notas de juego

Lo siento, se me fue la cabeza totalmente

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07/10/2019, 08:46
Juliette Moreau

- A mi no me importaría ir a la casa y estaría encantada de que Alfred me acompañara, después de todo, ¿ya tenemos experiencia en esos temas verdad? - le guiño un ojo y espero a que los demás propongan lo que quieren hacer a continuación - después de ver a su tío, por supuesto - añado sin quitarle importancia a aquel hecho.

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07/10/2019, 09:14
Alfred Lean

El guiño de Juliette me descoloca un poco. No estaba acostumbrado a esas muestras de afecto tan explícitas en público proviniente de una dama.

Por supuesto. No sería ningún problema. Ya tenemos experiencia en allanar propiedades.

Sonreí de vuelta hacia Juliette.

Podríamos volver a dividirnos como anteriormente. Nosotros a la propiedad y ustedes dos pueden ir a hablar con el abogado. Si la señorita Eleonor tiene experiencia tratando con ellos, puede obtener mejor resultados que nosotros.

Acabé mi café.

Vayamos a ver al pastor y pongámonos en marcha.

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07/10/2019, 13:25
Narrador

El grupo se desplaza a la habitación del pastor Whitmore siguiendo los pasos de la enfermera por los largos pasillos del hospital. Cuando alcanzan el cuarto, se encuentran al religioso postrado en una cama y tapado con una gruesa manta. Su macilento rostro parece recobrar algo de júbilo al ver aparecer a los jóvenes tras la puerta. Una tenue sonrisa se dibuja en su rostro y extiende sus manos hacia su sobrino que se inclina sobre el lecho y besa en la frente a su tío.

Acto seguido, las mujeres, después de respetar el momento de intimidad entre los dos familiares, saludan al anciano con ternura. La última en hacerlo es Catherine que, al mostrarle su afecto al pastor, este parece emocionarse algo más que con el resto. Con el rostro algo compungido, el viejo agarra fuerte una de las manos de la anticuaria y le susurra algo al oído.

Todos los presentes contemplan curiosos el enigmático gesto, hasta que la misma enfermera que les había conducido al pastor irrumpe en la habitación con su acostumbrado gesto tibio.

"Disculpen. El señor Whitmore, aunque se encuentre mejor, todavía está muy cansado y es probable que la multitud empeore su estado. Es de agradecer su atención, pero únicamente uno de ustedes puede permanecer en su compañía. El resto, si lo desea, deberá aguardar en la sala de espera."

Se hace el silencio durante unos segundos en el grupo de investigadores, contrariados y algo avergonzados al no haber contemplado, al hacer planes, la deferencia de que por lo menos uno de ellos se quedara en compañía del anciano.

"Yo le haré compañía. - salta Annemarie con cierto tono desairado y tomando asiento en el butacón que hay contiguo a la cama del enfermo. - Mis compañeras y Alfred tienen cosas que hacer. Así, de paso, - la mujer se señala la herida en la frente - me haré mirar esto de aquí."

La enfermera se la queda mirando y asiente, mientras aguarda a que el resto de visitantes abandonen la habitación.

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07/10/2019, 13:26
Pastor Whitmore

Catherine aproxima la oreja al rostro del anciano y este le susurra con voz entecortada.

"Hija, debemos ser fuertes. El Señor está con nosotros y si nuestros pasos son guiados por la bondad, no tenemos nada de qué temer. Que nuestra entereza proteja a nuestros compañeros para que estos puedan dedicarse a sus asuntos sin preocuparse por los temores que nos atormentan."

Notas de juego

Esto es lo que el pastor te susurra. Claro está, únicamente lo escuchas tú.

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07/10/2019, 13:28
Alfred Lean

Tras despedirme del pastor, me dirijo a la puerta de salida esperando a que salieran las tres mujeres. Evidentemente, los tres preguntaríamos a Catherine sobre las palabras del pastor. Es posible que aquellas palabras modificaran nuestros planes para el resto del día.

De momento teníamos dos destinos que investigar. La propiedad podría ser como la casa de Edward. Tal vez dentro encontráramos algún documento que explicara algo sobre los orígenes de la familia y el porqué de aquellas extrañas desapariciones.