Partida Rol por web

El foso del diablo

Escena 5. Tripas de Pescado

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21/11/2019, 23:10
Alfred Lean

Notas de juego

Correcto

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22/11/2019, 16:52
Narrador

Notas de juego

Necesito que hagáis una tirada de Ocultarse, con un bonus de -30, ya que, teniendo en cuenta que os encontráis en una zona muy poca iluminada, es relativamente fácil dar con un lugar donde esconderse. Con que uno de los dos supere la tirada, será suficiente. Os recuerdo el formato de la tirada:

Motivo: Tirada de Ocultarse para no ser vistos por el conductor del camión.

Cantidad: 1

Caras: D100

Modificador: -30

Sacar: Igual o menos que

Dificultad: (el porcentaje en la habilidad Ocultarse que tenga cada uno de vosotros)

Desglosar: Sí

Oculta: No

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22/11/2019, 17:12
Alfred Lean
- Tiradas (1)

Motivo: Tirada de Ocultarse para no ser vistos por el conductor del camión.

Tirada: 1d100

Dificultad: 10-

Resultado: 78(-30)=48 (Fracaso) [78]

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22/11/2019, 22:00
Juliette Moreau
- Tiradas (1)

Motivo: ¡Ocultarse!

Tirada: 1d100

Dificultad: 10-

Resultado: 69(-30)=39 (Fracaso) [69]

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26/11/2019, 20:48
Narrador

Los faros no tardan mucho en definir las siluetas de Alfred y Juliette que, todavía demasiado atemorizados por todo lo recientemente acontecido, son incapaces de reunir la concentración suficiente para hallar un escondite adecuado. A unos diez metros de la bocacalle donde la pareja, con poco acierto, se pretendía ocultar tras unos cubos de basura, el vehículo, un destartalado camión muy parecido al que los investigadores vieron estacionado próximo a la finca MacBain esa misma mañana, detiene su movimiento e inunda el silencio reinante con el crepitar ahogado de su motor. Así permanece, misterioso y amenazante, mientras que tanto el olor a pescado como la angustia que sienten los londinenses se hacen cada vez más y más palpables.

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27/11/2019, 23:57
Juliette Moreau

Nos habían pillado, no habíamos sido lo suficientemente hábiles como para escondernos a tiempo, mi corazón iba a mil por hora ¿era así como terminaría nuestra historia? 

- Alfred... tengo miedo...  ¿tienes algún plan? ¿alguna idea de como salir de esta? ¡haz algo, por descabellado que parezca!

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28/11/2019, 08:50
Alfred Lean

No habíamos conseguido ser lo suficientemente rápidos para ocultarnos de nuestros perseguidores. Un camión nos amenazaba desde uno de los extremos del callejón.

Ninguno en especial. ¡¡¡Corra, Juliette!!!

La cogí de la mano sin mucha delicadeza y la obligué a correr. No sabía si podría hacerlo muy rápido con el calzado que llevaba, pero no podíamos enfrentarnos en un combate a unos tipos que tenían pinta de participar de forma habitual en trifulcas de taberna.

No mire atrás y corra.

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02/12/2019, 01:12
Narrador

Sin mediar más palabras, Alfred y Juliette se cuelan en el callejón que tienen a sus espaldas y empiezan a correr. No miran atrás, pero son capaces de percibir el sonido de las puertas del camión al abrirse y, tras un instante, cerrarse con un sonoro portazo. Eso hace que, todavía más atemorizados, aprieten el paso y se adentren sin pensarlo en la oscuridad del polígono industrial, perdiendo la poca noción del espacio que les queda.

La huida es dificultosa. No sólo la pronunciada penumbra que lo cubre todo sino la multitud de cubos de basura, pallets y restos varios que cubren el asfalto entorpecen esa desenfrenada carrera por la vida.

Notas de juego

Necesito que cada uno haga una tirada de Destrezax5 con un penalizador de +20, ya que es complicado correr por los callejones del polígono sin tropezar con algún obstáculo.

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02/12/2019, 08:37
Alfred Lean
- Tiradas (1)

Motivo: Destreza

Tirada: 1d100

Dificultad: 90-

Resultado: 93(+20)=113 (Fracaso) [93]

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02/12/2019, 23:58
Juliette Moreau
- Tiradas (1)

Motivo: destrez

Tirada: 1d100

Dificultad: 30-

Resultado: 1(+20)=21 (Exito) [1]

Notas de juego

Crítico!!! 

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03/12/2019, 23:18
Narrador

Juliette no tarda mucho en comprender que pretender huir de esos energúmenos sin desprenderse de sus caros tacones franceses es todo un despropósito. Por eso, tras unas pocas zancadas que, por su irregularidad, auguran una clara lesión de tobillo, la cantante se descalza rápidamente y prosigue la carrera sobre el frío y húmedo asfalto. Aunque no pueda evitar reprimir una mueca de desagrado al sentir el tacto rugoso del suelo en su fina planta del pie, la muchacha no se amilana y procura concentrarse en la huida.

Hombre y mujer corren tanto como pueden por la oscuridad del callejón, dejando tras de sí multitud de obstáculos en forma de basura varia que, pese a acabar sorteando, en muchas ocasiones les desequilibran y, por consiguiente, les hacen perder ventaja. Continúan sin querer mirar atrás, pero son capaces de escuchar, cada vez más cerca, el eco de los pasos acelerados de sus perseguidores.

De repente, la francesa, que únicamente tiene ojos para tenerlos fijados en las trabas del camino y en el oscuro horizonte de ese interminable callejón, siente un estrepitoso ruido metálico a su lado. Instintivamente, gira la cabeza y ve a Alfred tendido en el suelo entre dos enorme cubos de basura volcados. Aminorando el ritmo, pero sin dejar de moverse, la mujer no pierde de vista a su compañero, deseando con toda su alma que este se incorpore cuanto antes y siga corriendo. No obstante, un tenue gemido de dolor le indica que probablemente al crítico de arte no le sea fácil continuar corriendo.

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04/12/2019, 08:50
Alfred Lean

Corre Juliette. Ponte a salvo.

Intenté levantarme pero me dolía la pierna. Me había golpeado con esos cubos al caer y notaba como una punzada de dolor me llenaba la rodilla. No sabía si podría correr en ese estado.

Busca ayuda y avisa a la policía. No sé si seré capaz de seguir tu ritmo.

Esperaba que en cualquier momento llegaran los hombres del almacén y me atraparan. Seguramente le matarían o le torturarían para saber de donde habían salido.

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04/12/2019, 22:22
Juliette Moreau

Al quitarme los tacones noto el frío y húmedo suelo en mis pies desnudos, no puedo evitar sentir repulsión y que un ligero pensamiento sobre arruinar mi pedicura perfecta pase sobre mi mente. A pesar de ello consigo mantener un buen ritmo aunque los pasos de nuestros perseguidores no parecen alejarse.

Un gran estruendo me hace temer lo peor, nos han atrapado y estamos muertos... pero la realidad dista un poco. Alfred está en el suelo, intento gritar que se levante y corra pero me doy cuenta de que está herido, mi mente valora un millón de opciones y la única solución viable me rompe el corazón.

Freno mi carrera un segundo para girarme y con lágrimas en los ojos escucho las palabras de mi acompañante -Encontraré ayuda, volveré a salvarte, lo juro... resiste por favor, resiste... -  Sin poder contener las lagrimas me giré y seguí corriendo con la esperanza de poder huir o al menos de encontrar a alguien que me pudiera ayudar. 

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11/12/2019, 01:25
Narrador

Alfred se retuerce de dolor entre la basura vertida por los cubos metálicos mientras se sujeta con fuerza el tobillo lesionado. Con serias dificultades, se arrastra por el mugriento suelo hacia la pared del callejón, albergando la vana esperanza de encontrar escondite en la penumbra que esta proporciona y pasar así desapercibido. Tras él, el sonido de los pasos de sus perseguidores cada vez se hacen más nítidos.

Entonces, como salida de la nada, una mano sucia de uñas negras como el carbón, prendida a un brazo esquelético y embozado en una harapienta tela marrón, se extiende ante el desvanecido crítico de arte y, sin esperar invitación, se aferra con firmeza a su torso y lo ayuda a incorporarse. Entre quejidos y sin nada que perder, el hombre se deja a la voluntad de su desconocido salvador que lo guía, a través de cajas de cartón vacías y porquería, hasta una puerta desprendida de sus goznes al otro lado de la calleja.

Ambos la atraviesan y, bajo una desvencijada escalera de caracol, el enigmático individuo deja reposar el cuerpo de Alfred que, ayudándose de la escasa luminosidad que proporciona un candil situado sobre uno de los escalones, es capaz de contemplar a su héroe.

Un anciano desdentado de pelo cano y piel castigada por las inclemencias del tiempo le observa sonriente y con los pómulos y los ojos enrojecidos. Su vestimenta, un traje harapiento y sucio pasado de moda, no desentona con la gorra cubierta de mugre que lleva calada hasta las orejas. Con una tenue palmada al aire, el hombre consigue llamar la atención de Alfred y, de repente, se pone a recitar de forma teatral una serie de versos.

"Mas ¡bien estás comparado conmigo!
Es el presente tu único enemigo:
pero ¡ay! ¡yo miro hacia atrás y veo, amigo,
un sombrío camino!
Y, si miro adelante a oscuras sigo,
porque miedo me da cuanto adivino."

Dicho esto, el que parece ser un vagabundo se esfuma tras la puerta y, pasados unos minutos, cuando Alfred todavía no ha tenido tiempo de asimilar lo que acaba de ocurrir, vuelve a hacer acto de presencia. Con una sonrisa amarillenta y llena de huecos, el hombre se acuclilla ante el londinense y le susurra al oído. Al hacer tal gesto, un penetrante olor a güisqui barato inunda las fosas nasales del crítico de arte.

"Tranquilo, los he despistado."

Notas de juego

Necesito que Alfred haga una tirada de Conocimientos.

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11/12/2019, 01:47
Narrador

Desconsolada, pero con la firme intención de cumplir con la palabra dada a su compañero, Juliette sigue corriendo por el asfalto hasta alcanzar un cruce que la introduce en un nuevo callejón. De esta manera, calle tras calle, casi al borde de la extenuación, consigue atravesar varias manzanas del polígono industrial. No obstante, su pobre preparación física no le posibilita seguir manteniendo el ritmo y, cuando comprueba que sus captores ya no la persiguen, decide detener su paso tras unos grandes cajones de madera para recobrar el aliento.

Al verse libre de sus perseguidores, la francesa es incapaz de reprimir cierto sentimiento de culpa, pues su mente considera muy probable que el fin de su hostigamiento se deba a que Alfred, metros atrás, haya sido trágicamente interceptado por los rufianes. Nerviosa, sin saber a dónde acudir, la muchacha reemprende la marcha con paso dubitativo.

De repente, en el momento en que la desesperación empieza a apoderarse de ella, la brisa trae a sus oídos un enigmático rumor a violines.

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11/12/2019, 09:25
Alfred Lean

Me sentía un poco atemorizado por el vagabundo que se me acercaba desprendiendo aquel tufo a alcohol del malo. No sabía si me daba más asco la presencia del viejo o estar sentado encima de.... mejor no saberlo.

La cuestión finalmente era que estaba más o menos a salvo. Los secuaces del almacén que me perseguían habían pasado de largo y ahora faltaba por averiguar las intenciones de aquel viejo decrépito. Quizás en el fondo no fuera más que un pobre diablo que había caído en desgracia.

Hola. Me llamo Alfred

Intentaba ser amable con él. Con el dolor que me subía desde el tobillo, tendría que intentar confiar mínimamente en él para que me sacara de allí. Temía que iba a pasar la noche con él.

¿Quién eres?

- Tiradas (1)

Motivo: Conocimientos

Tirada: 1d100

Dificultad: 85-

Resultado: 33 (Exito) [33]

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12/12/2019, 21:43
Juliette Moreau

No puedo contener unas silenciosas lágrimas que caen por mis mejillas, la culpa me embarga pero no puedo permitirme que se oigan mis llantos, mis perseguidores parecen haberse quedado atrás pero el miedo a que puedan oírme y que dejar atrás a Alfred no haya servido de nada me fuerza a mantenerme en silencio.

Retomo la marcha como puedo, me duelen los pies, las piernas y todo el cuerpo en general,  estoy convencida de que tengo algo de fiebre pero no puedo permitirme aminorar el ritmo o descansar más. La esperanza de encontrar un alma por las calles casi se ha desvanecido cuando oigo el sonido inconfundible de unos violines, las noches de opera de parís habían agudizado mi oído en cuanto a la filarmónica se trataba. Volví a correr con todas las fuerzas que me quedaban hacia aquel sonido aún sin permitirme gritar, fuera quien fuera podría ayudarme pero era mejor no alzar la voz hasta no verles en persona.

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13/12/2019, 21:27
Archibald Burns

Alfred es capaz de reconocer en los versos recitados por el mendigo la obra del emblemático poeta escocés Robert Burns. Aunque no recuerde demasiados datos sobre su biografía y desconozca gran parte de sus escritos, casualmente el poema "A un ratón , al deshacerle el nido un arado" fue uno de los muchos textos que tuvo que memorizar en sus inicios como actor fracasado.

Una sonrisa bobalicona se dibuja en el rostro del anciano y, durante unos minutos, se limita a contemplar a un Alfred que, tendido sobre un montón de cartones sucios y alumbrado por la tenue luz del candil, cada vez se siente más incómodo por la situación.

"Me llamo Archibald."

Dicho esto, el anciano hace un rápido giro sobre su propio eje y, al finalizar, extiende los brazos teatralmente ante Alfred, sin poder evitar perder el equilibrio y dar un par de pasos hacia atrás para recuperarlo. No obstante, pese al contratiempo, una expresión de orgullo se puede ver reflejada en su enjuto rostro.

"¡Archibald Burns!"

De nuevo con una sonrisa en sus cuarteados labios, el mendigo se vuelve a inclinar sobre el crítico de arte.

"¿Y qué haces por aquí? ¿Por qué motivo te perseguían los hombres del pescado? - el anciano extiende su mano sobre la cabeza de Alfred y le revuelve el pelo amistosamente. "Pareces buen tipo. ¿Me invitas a un trago?"

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13/12/2019, 22:20
Narrador

Juliette sigue la música con el propósito de dar con un refugio donde guarecerse y, sobre todo, pedir ayuda. Sin darse cuenta, su marcha por las oscuras callejuelas del polígono industrial la adentran en un paisaje cada vez más distinto. Las naves y los almacenes, poco a poco, dan paso a un barrio de viviendas bajas y locales comerciales que, aunque mantenga el mismo aspecto vetusto y desgastado que la zona industrial de Aberdeen, ofrece una vista menos inhóspita y oscura.

La francesa alcanza una amplia plaza rodeada de establecimientos de todo tipo, de los cuales únicamente los pubs parecen estar abiertos. En sus puertas, se reúnen grupos de hombres que hablan en voz alta y lanzan profundas risotadas al aire mientras enarbolan pintas de lo que parece ser cerveza.

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16/12/2019, 09:11
Alfred Lean

Sentí un poco de asco cuando el mendigo me tocó la cabeza con esas manos que no sabía por donde habían estado antes.

Creo que después necesitaré una buena ducha y rascarme la cabeza con un estropajo.

El mendigo no tenía pinta de ser agresivo y, por los versos que recitó parecía incluso culto. Lo que ya era extraño debido a la situación en la que estaba. Además, el apellido Burns no podía ser una casualidad. Aunque también podría haber leido los versos en algún periódico cogido de la basura y tal vez adoptara ese apellido. Esta gente a veces pierde la noción de las cosas e incluso olvida quienes son.

Intentaban matarme, Archibald. Estoy investigando la desaparición de un amigo y creo que esos hombre estan detrás de ello. Me pillaron e intentaban quitarme de enmedio.

Le seguiría el juego de momento.

¿Tienes alguna relación con Robert Burns? Recitas sus versos.