Partida Rol por web

Arya se siente algo turbada cuando le dice que esa misma tarde debe ir a Altojardin.

Pero bueno cuanto antes se vaya antes volvera, o por lo menos eso intenta pensar.

Una vez casi en la puerta, escucha al soldado, la advertencia de que debe tener cuidado y que no es sitio para una mujer, la deja algo pertubada pero no lo da a demostrar.

Entonces se vuelve y le dice no se preocupe tendre cuidado ademas cuando llegue a Altojardin no parecere una montaraz ya que debe aparentar ser una joven que esta de paso y debere estar a la altura asi que este atuendo solo sera para el vieje.

Dicho esto intento salir por la puerta, y no se si el soldado querra decirme algo mas.

-Quisiera acompañar a Robert –intervengo, quizás algo apresuradamente-… si me lo permites. No en calidad de representante, claro, todo el mundo sabe cuál es mi condición… Tan sólo para apoyar a mi hermano en sus tareas y deberes.
No tengo ninguna intención de perderme lo que ocurra en torno a la muerte de la reina y el consejo sobre su sucesión. ¿Cuántas veces en la vida se tiene la oportunidad de ver algo así? Desembarco del Rey va a estar en ebullición estos días… Miembros de todas las Casas asistirán al funeral; viejos amigos, antiguos enemigos se reencontrarán, surgirán nuevas alianzas… La Casa de la Luz no puede permanecer ajena a todo eso. Pero Robert… él es como padre. Es honesto, es firme, es justo… pero no es listo. Si no le acompaño, no sacará nada de este viaje.
-Estoy segura de que podré serle muy útil –añado, mirando a mi hermano con una sonrisa.

Llamas a la puerta de la sala y una voz ronca te dice que pases. La sala en la que entras es de grandes dimensiones pero su tamaño apenas se percibe por la gran cantidad de objetos que riegan la habitación. Ves grandes mesas llenas de probetas, pócimas y frascos llenos de líquidos de colores. Por las paredes cuelgan grandes mapas de todo el reino anotados con una letra apenas legible. En el suelo se amontonan montañas de libros de diferentes tamaños y con cubiertas de distintos materiales desde piel de huargo hasta un libro forrado con seda de gran calidad. Para rematar el desorden la habitación está repleta de plantas y jardineras que riegan el suelo con sus hojas y flores marchitas.

Es tanta la multitud de objetos que están dispuestos por el cuarto que no eres capaz de encontrar al hombre que te ha hecho llamar hasta que este se levanta, saliendo de detrás de una pila de libros.

¿Eres tu Lucyen Atreides? -pregunta el hombre, un anciano de ojos cansados con una pequeña barba blanca en la que el polvo y algunas hojas se cobijan.

El soldado no te dice nada más y continua con su labor mientras tu sales de la habitación. Tienes sólo tres o cuatro horas para prepararte para la misión asi que sabes que debes actuar rápido y recoger todo lo que puedas necesitar y toda la información útil.

No -contesta vuestro padre -no irás con Robert a Desembarco del Rey Sylven. Robert se queda aquí como regente de la Casa de la Luz mientras yo marcho a la capital del reino. Esta ceremonia puede ser el inicio de una nueva era y debo estar presente. Irás conmigo hija mia, serás mis ojos y mis oidos fuera de las ceremonias pomposas que se realizarán y te sentarás a mi lado, observarás y aprenderás en la reunión del consejo.

Tu hermano siempre te había amado y siempre te trataba como una igual aun con tu estatus de bastarda. Aun así, en ciertas ocasiones vuestros lazos de hermano no eran tan fuertes como para controlar la envidia y los enfrentamientos. En ocasiones como esta.

No padre, no me quedaré aquí mientras tu marchas a Desembarco con tu hija bastarda -responde Robert furioso, sus manos apretadas fuertemente y mordiendose el labio tras cada frase. Aun así, lleno de furia, es incapaz de mirarte cuando habla mal de ti, de su hermana -yo soy tu hijo legítimo, el primogénito. Soy yo el que debería acompañarte. Deja a Lady Water al mando con la ayuda y los consejos de Elwood y Melara.

¿Lady… Water? ¿Qué ha sido eso, sarcasmo? ¿Lo ha dicho para herirme? Si incluso padre es capaz de ver que Robert no sirve para lo que hay que hacer en Desembarco del Rey, es culpa de Robert, ¡no mía! ¿Por qué carga contra mí, cuando yo me he ofrecido a ayudarle?
“Su hija bastarda”… sí, eso soy.
Miro a Robert. Sus palabras me han dolido, pero de ningún modo voy a dejar que él lo vea. Suelto una risilla, apenas audible, pero me cercioro de qué él sí la ha escuchado.
Si quieres que las cosas sean así entre nosotros, que lo sean. Pero será porque tú lo has decidido, hermano.
-Me siento honrada de poder acompañarte, padre –digo-. Es una buena decisión permitir a Robert permanecer aquí, en Rocadragón. Una oportunidad para que aprenda y demuestre que será capaz de dirigir esta Casa… como hijo legítimo que es –remarco esas palabras y lo miro de soslayo-. Yo, por mi parte, estoy feliz de viajar contigo a Desembarco del Rey, y me esforzaré para ayudarte en cuanto sea necesario.

Las palabras de la alta sacerdotisa sucitan un gran cambio en la paz mental de Den. En especial cuando se dirigen a su persona. Era como si su meditación fuese una vela y hubiese sido apagada por la fuerza de las llamas de un dragón.

Den inclina su calva cabeza y hace una genuflexión ante la voz tan aterciopelada como su túnica.

Mi señora Melara! Soy sirviente suyo tanto como del señor de la luz. ¿En qué puedo ayudarle?

¡Basta! No toleraré peleas entre mis hijos -grita Gendry golpeando la mesa que tiene al lado con su puño enguantelado -Robert, tu te quedas aqui, debes aprender para algún día poder defender con orgullos los títulos que tengo. Debes ser un buen Señor de la Casa de la Luz y debes tener fé como posible Azor Ahai. Algún día blandirás a "Dueña de la Luz" -Gendry desenvaina la espada sagrada que brilla con la luz del día que entra por las ventanas -tu hermana jamás podrá aspirar a estos títulos ya que es una Water pero sigue siendo de nuestra familia así que trátala como tal.

Y tu, mi querida hija, vendrás conmigo, quiero que veas la miseria que crece detrás de las murallas de nuestra casa, quiero que veas su corrupta fé y que, por fin, abras tus brazos al Señor de la Luz y creas en él con más fuerza. Se de primera mano que no eres una devota ejemplar -te explica señalando acercándose a ti y señalando con un dedo el corazón en llamas que tienes en tus ropas.

Robert agacha la cabeza ante vuestro padre y guarda sus réplicas y protestas. Tras unos instantes se acerca a ti y te ofrece su espada -Hermana, siento todo lo que he dicho, quiero que tomes mi espada "luz eterna" y que la lleves contigo a Desembarco del Rey. Defiende a padre con ella y a ti misma, enseñales a las otras casas que la sangre del Azor Ahai corre por tus venas. Cuando vuelvas de tu pequeña aventura podrás devolverme el arma.

Te he visto en las llamas, se que el Señor de la Luz te habla igual que a mi y te ha dado información -dice Melara, la bella alta sacerdotisa del culto a R´hollor -quiero que me digas todo lo que sabes.

Mi señora, lo que vi no fue más largo que un par de parpadeos. En el primero vi la tumba de Danaerys Stormborn. En el segundo vi a sus dragones separarse, R'hllor no me concedió la sabiduría para determinar sus destinos.

Ella ve todo con la luz verdadera, si pudiera compartir conmigo una veinteava parte de sus conocimientos, sería el hombre más feliz de todo poniente.

La admiración de Den por Melara perspira por cada poro de su piel, de hecho fue al verla y al escucharla que decidió dejar la orden de los alquimistas.

Entonces, hijo mio, ya sabrás que la reina ha muerto. Nuestro señor Lord Gendry, el Azor Ahai, parte mañana rumbo a Desembarco del rey, al funeral y al posterior consejo -te confía la sacerdotisa mirándote fijamente a los ojos -el Lord va acompañado por su hija bastarda, Water, una chica infiel que no venera como es debido a R´hollor. Partirás junto al grupo a Desembarco del Rey.

La mujer se acerca a ti, colocando sus manos a los lados de tu cabeza y besándote la frente -serás mis ojos y mis oidos en la ciudad y difundirás la palabra de R´hollor en ese lugar infiel pues así lo ha querido el Señor de la Luz.

Cuando Lord Gendry señala el símbolo del Señor de la Luz en mis ropas, observo su dedo, y aun cuando lo retira, mantengo la mirada en el corazón llameante.
No siento nada al ver ese símbolo. Nada. Quizás es que estoy harta de verlo desde que nací, pero si este corazón en llamas debiera decirme algo, no lo hace. ¿Cómo puede la imagen de un dios verdadero no generar en mí más que indiferencia? ¿Quiere eso decir que no es en realidad verdadero?
Alzo la vista hacia mi padre. En él sí veo sentimientos, pero no puedo compartirlos.
No obstante, sonrío y asiento.
-De acuerdo. Me esforzaré porque así sea -miento.
Después, miro a Robert. Algo en mi interior me duele cuando le veo pedirme perdón y ofrecerme su espada, pero ha sido él quien empezó el enfrentamiento, así que no demuestro ternura con él.
-Gracias, hermano –digo-. Llevaré la Luz Eterna a Desembarco del Rey, pero no esperes que la blanda contra nadie. Sabes de sobra que es demasiado pesada para mí. Además, no todos los conflictos han de resolverse con la espada…

Al sentir la tibieza de los labios de la suma sacerdotisa en su piel, un escalofrío pasa por su espalda. Parte emoción de haber sido escogido para tan importante misión y en parte porque su piel rara vez entraba en contacto con la de otro ser humano, mucho menos una beldad como la que tenía en frente.

Haré esto en conmemoración de R'hllor, del Azor Ahai y enviaré reportes permanentes. Seré sus ojos en Desembarco del rey. Y quien sabe, en el trascurso del viaje pueda despejar las dudas del corazón de la señorita Water y ganar una lumbre más a la gran fogata de las almas que saben la verdad.

Nada mas entrar en la estancia, Lucyen supo que se iba a reunir con alguien de gran sabiduría, habida cuenta de la enorme cantida de libros, compuestos naturales y demás materiales de investigación que se encontraban en la sala. 
No pudo fijarse con mayor exactitud en algunos libros que le habían llamado la atención, puesto que un anciano se dirigía hacia él.

Así es, señor- responde mientras inclina la cabeza en señal de saludo. No dijo nada mas, esperando a que se presentase.

Arya debe de ser a su habitaciion a recoger la ropa de viaje.

Va y una vez dentro, de ella en un baul en el que nadie mira nunca, ella lo abre y saca ropa de noble, para llevarle en Altojardin ya que su apariencia tendra que ser la de una dama de la corte.

Tambien debe cojer una serie de papeles que le digan en que parte de las acciones debe estar mas atenta en esta mision.

Quiere ir a a la cuidad a comprar un perfume para cuando llege.

Quiere ir a la biblioteca, a mirar bien toda las casas que habitan Altojardin para no tener que hacer preguntas indiscretas.

Cuando prepara la ropa sale para la ciudad a la biblioteca para recabar la informacion, solo dispone de dos horas asi que tendra que ser algo corto.

Bien, partimos mañana por la mañana -con estas palabras Gendry pone fin a una posible discusión entre hermanos antes de que comience -Robert, reúnete conmigo en tres horas en esta misma sala, Sylven, tienes el día libre aunque deberías prepararte para el viaje. Ahora partid, yo debo hablar con Lord Elwood y Lady Melara sobre los preparativos del viaje.

Tras estas palabras Gendry forma un corro con sus dos consejeros entorno a una mesa en la que hay un gran mapa de los reinos. Los tres adultos no os prestan ninguna atención ni dirigen su mirada hacia vosotros.