Partida Rol por web

No he visto a Lady Erika desde que desembarcamos del barco. Supongo que aún lo andará buscando, o mas bien su padre buscará lo mejor para ellos- comentó- las mujeres nobles son moneda corriente para sellar alianzas entre casas, no tienen mas valor a excepción de en Dorne. Allí una mujer puede ser heredera sin problema alguno, algo con lo que yo estoy de acuerdo.

Y no hubiera sido un buen marido para Lady Erika. Se hubiera aburrido bastante conmigo. 

Vuelvo a reír.

-A mí no me parecéis aburrido. Son mucho peores los hombres que sólo alardean de sus virtudes con la espada; la de acero y... la otra, ya me entendéis. Y me temo que a Lady Erika le va a tocar uno de ésos. Pobrecilla... Pero en sus manos está negarse a aceptarlo. ¿De modo que en Dorne las mujeres pueden heredar? Vaya, ninguno de los tutores que mi padre dispuso para mi educación me habló jamás de eso, ¿por qué será? -digo con ironía-. Siempre había tenido a los dornienses por bárbaros, a partir de ahora los veré de otra manera. Tal vez me busque un marido dorniense -bromeo.

Dorne es una tierra reservada, pero te gustaría- dijo- a decir verdad, por tu carácter te moverías a las mil maravillas- añade- y dudo mucho que Lady Erika pueda negarse. Las mujeres nobles poco pueden hacer a los designios de su padre, me temo. 

Y hablando de padres, ¿como se encuentra el tuyo? No ha tenido mas problemas desde nuestro pequeño incidente en la calle ¿verdad?

-Ése es el problema, precisamente. Si todas creen que no pueden imponer su voluntad, nunca ninguna lo hará. Pero en realidad sí pueden. Es fácil coger un caballo y huir, aunque supongo que para eso hace falta valor. Mi padre... bueno, supongo que se encuentra bien, pero la verdad es que no puedo más que imaginarlo porque hace un rato que echó a todo el mundo de su presencia. Esos sacerdotes de los que se rodea son muy aficionados a los numeritos teatrales, y hoy han organizado uno bastante interesante. Le obligan a creer que puede reinar cuando la realidad es que hay decenas de sires por delante de él con muchas más posibilidades, pero tiene que cumplir el pesado papel de Azor Ahai y fingir que lo intentará. Sinceramente, me da pena.

Respóndeme a esto: la noble escapa, ¿y luego que? ¿que hace para ganarse la vida? ¿donde viviría? no es tan sencillo. E incluso si se escapase, su familia no olvidaría eso y muchos enviarán emisarios a buscarla. Al fin y al cabo, que se te escape una hija puede significar una afrenta para la casa. No, no es tan sencillo como lo pintas.

En cuanto a lo de tu padre...- ese si que era un verdadero problema- vas a tener que intentar apoyarle y darle mejores consejos que los sacerdotes, por su bien y el de tu casa. Debes de impedir que Lord Gendry haga algo descabellado. Es difícil, pero puede que a ti te escuche. 

-Seguro que no es ta difícil ganarse la vida, y aunque al final la encontraran y acabara regresando a casa, su padre se lo pensaría dos veces antes de volver a tratar de imponerte algo -digo, encogiéndome de hombros-. Afortunadamente no es mi problema. ¿Dar consejos a mi padre? -suelto una risa amarga-. Precisamente eso es lo que he intentado hacer justo antes de que la loca en armadura que responde al nombre de Alysa haya arrojado su espada frente a mí y me haya llamado blasfema. Muy teatral todo. A veces me pregunto de qué árbol se ha caído esa gente... Lord Gendry ha decidido zanjar la cuestión mandándonos a todos fuera, y aquí estoy: recorriendo la fortaleza porque ni puedo ni quiero volver a hablar con mi padre. La verdad, si quiere hacer el ridículo mañana que lo haga. Cada vez tengo más claro que sólo escucha la voz de R'hollor -digo con desprecio-. Aunque tal vez vos... Tal vez a vos os tome más en cuenta. Al fin y al cabo sois aprendiz de maestre, nada menos que del maestre Tyrell, y os agradeció mucho que me atendiérais en el barco. Si quisiérais hablar con él...

Niega con la cabeza- dudo mucho que vuestro padre me haga caso. Por mucho que sea el aprendiz del maestre Tyrell, no soy mas que un simple aprendiz. 

Aún así y todo, intentaré hacer lo que pueda por él, pero dudo que sirva para algo- al fin y al cabo, si le piden su consejo, él debe darlo- siempre y cuando me pida consejo. Siento no poder hacer mucho mas.

-No os preocupéis -digo con un suspiro-, no puedo exigiros a vos algo que deberían estar haciendo los consejeros de Lord Gendry. Bastante estáis haciendo ya escuchando mis quejas. Además, me temo que ya es demasiado tarde. El funeral es mañana, y supongo que tras la ceremonia se leerá el testamento de la reina y comenzará la carrera por el trono. Sólo espero que no sean muchos los que le pasen por encima a mi padre. Lord Gendry es un hombre sabio y justo, pero la fe de R'hollor es como un gusano, le corroe poco a poco la voluntad hasta convertirlo en una simple herramienta de los sacerdotes. Todo es culpa de esos malditos embaucadores...

No conozco como esta la situación política actual, pero dudo mucho que el testamento vaya a resolver esta situación. Las casas grandes lucharán por el trono, y el resto de casas intentarán aliarse con la que mejor le convenga. El juego de tronos empezará mañana y esta claro que tu padre será otra pieza en este enorme tablero- dice- Solo espero que sepa lo que hace- haré lo que pueda por aconsejarle, pero su situación es bastante complicada.

-Aciertas en todo menos en una cosa: el juego de tronos ya ha comenzado. Comenzó el día en que la reina murió. Y el problema de la Casa de la Luz es que desde entonces Lord Gendry no ha hecho nada más que sacrificios a R'hollor. No ha hablado con nadie, no ha pactado con nadie, no ha conspirado contra nadie. Nos guste o no, ésa es la única manera de subir posiciones en el escalafón. Bueno, ésa... o mediante las armas. Pero supongo que todos esperamos que no vuelva a declararse una nueva guerra por el Trono de Hierro. En cuyo caso mi padre seguiría teniendo las mismas posibilidades: ninguna. En fin, mi única esperanza es que si no ganamos nada, tampoco perdamos nada.

Creo que queda aún bastante antes de que la cosa se ponga tan difícil que se deba recurrir a las armas. Al menos, así lo espero- dice Lucyen- ¿no has pensado en intentar conseguir algo de información?- le pregunta- sin ánimo de ofender, dada tu condición de bastardo quizás puedas moverte con algo mas de soltura y tus oídos lleguen a sitios donde los de tu padre no puede llegar. Solo por si acaso. 

Absortos en vuestra interesante conversación el tiempo se os pasa volando y el recorrido hasta vuestros aposentos parece acortarse de forma extraordinaria.
Cuando os dais cuenta estais frente al ala destinada a la Casa de la Luz, vigilada por dos guardias que velan por la seguridad de los miembros de esta casa. Ambos guerreros os miran y os abren paso para que podais acceder a vuestras habitaciones.

El mayordomo asiente feliz ante tu petición y se encamina hacia el ala de la fortaleza donde se hospedan los miembros de la Casa Arryn.
Cuando llegais a este lugar ves a una pareja de guardias vigilando el pasillo de la entrada. Os acercais con la intención de pasar pero ambos guerreros desenfundan sus armas y os obligan a dar unos pasos hacia atrás.

Solo pueden pasar aquellos que vinieron con el grupo de la Casa Arryn. Chico, tu estabas con la Casa Lannister. No permitiremos a nadie de otra casa pasar.

El mayordomo trata de todas las maneras posibles de justificar tu entrada pero los soldados parecen estatuas de hierro, firmes, inamovibles y con una voluntad casi divina. Finalmente el mayordomo, cansado de rogar y con sus viejas piernas debilitadas decide llevarte de nuevo al ala de la Casa Lannister.

Sea pues, mañana te espero -dice tu compañero antes de retirarse a sus estancias para descansar.
Las horas pasan y la tarde comienza a desaparecer, dando paso a la noche.

Nada más mi señor, será mejor que descansemos, mañana será un gran día -te contesta el Maestre antes de retirarse a sus estancias.

Saludo a los dos soldados y miro a Lucyen.

-Ha sido un placer hablar con vos, aprendiz de maestre. Si queréis hacerme un favor, dejad de pensar que sois aburrido, ¿de acuerdo? -digo con una sonrisa-. Y sobre lo último que habéis dicho... Sí, por supuesto que lo he pensado. Y lo haré. Que descanséis, espero veros mañana en el funeral si el maestre Tyrell no os impone demasiadas tareas.

Absorto en la conversación con lady Water, no se percata de que habían llegado ya a su ala de descanso.

Igualmente, señorita- responde- yo lo que espero es repetir mas a menudo estas charlas. Son agradables. Por otro lado, dudo mucho que el maestre Tyrell me imponga excesivas tareas dado el acto de mañana. O al menos eso espero yo. 

Buenas noches Lady Water- y realiza una breve inclinación de cabeza en señal de despedida.

No me andaré con más rodeos. La Reunión se celebrará como es la tradición, reunidos en consejo las más nobles casas de Poniente. Lord Mano me ha enviado para pediros que apoyeis el testamento de la difunta reina Daenerys por el bien del reino -te aclara el viejo Lord -no puedo decirte el contenido de este testamento pues lo desconozco. Sin embargo me ha pedido que os diga que si aceptais mandará los mejores curanderos de Poniente y de más allá del mar para tratar de curar a tu padre, quitará el control de la Casa Lannister y les devolverá su explotación de oro de la que tanto se enorgullecía vuestro abuelo. Además le nombrará a usted, mi Lord, o a vuestro hermano, miembros del consejo. Me gustaria que meditara sobre la propuesta y sobre todos los beneficios que le daría esta para su casa

Dicho esto el anciano se levanta y os deja solo con vuestros pensamientos ante la extraña y sugerente petición y propuesta.

Amanece y nada más levantarte uno de tus hombres entra en la habitación tras pedirte permiso -Mi señora, hoy se celebra el funeral de la reina, debemos ir rápidamente hacia el septo de Baelor para ver la celebración desde lo más cerca posible. Dicen que se reunirán en ella el mayor número de casas nobles nunca vistas en un mismo lugar -te explica el hombre con ansiedad y curiosidad.

Todos los hombres de vuestra casa de alto rango que pudieron ser alojados en el torreón son llevados a la puerta de la fortaleza. Una vez allí se reunen con la mayoría de los guerreros de la Casa de La Luz, los guerreros que os acompañaron durante vuestro viaje.

Delante vuestra desfila el emblema de la Casa Arryn, cuyos miembros ya se pierden por la gran calle ondeando en alto sus blasones.

Los soldados de la Reina os hacen una señal y comenzais a moveros, rumbo al Gran Septo de Baelor.