Partida Rol por web

Flamo no tardó en fijare en las cualidades y el físico de aquellos seres, pudo identificarlos sin problema como los habitantes locales del planeta Felucianos, trató de recordar alguna cosa acerca de ellos, pero tan solo le vino a la memoria que no podían hablar el lenguaje común; por lo que comunicarse con ellos sería algo difícil.

Nugirrha había dejado a uno de los felucianos bastante tocados y Flamo había sido el encargado de rematarlo con su primer disparo y de herir a otro de ellos con un segundo disparo [1]. Val y Zex trataban de hacer algo contra ellos, pero o bien sus armas lograban detener el ataque de la muchacha o el agotamiento de la selva evitaba un impacto certero de Zex.

Marco por su parte no lo dudó y sacó su blaster abriendo fuego contra uno de los Felucianos. Estaba muy cabreado con aquella maldita selva, llegar allí le había dejado bastante tocado y no iba a permitir que unos bichos peludos les dieran por saco. Un primer disparo impactó directamente en el pecho de uno de los felucianos haciendo que cayera al suelo. Un segundo y tercero anuló a otro de sus compañeros.[1]

Tan solo quedaba uno de ellos que parecía enfrentar directamente a la wookie, preparando un nuevo ataque...

La naturaleza de aquellos seres seguía siendo un enigma, pero lo que estaba claro era que sabían luchar. Era necesario afinar los sentidos y las armas. Y eso es en lo que falló Nugirrha cuando intentó dar un nuevo golpe. Se dejó llevar por la furia del combate y el palo gaffi ni siquiera rozó al ser que tenía más cerca. El peludo ceño de la wookiee se frunció más si cabe, y sus dientes se apretaron con rabia.

El feluciano al ver que sus compañeros caían ataca con más fiereza, consciente probablemente de que no tiene escapatoria y que su suerte va a ser la misma que la del resto. Logra golpear con su espada de hueso a la wookie, que a pesar de su gruesa piel recibe un corte en su pecho. Es superficial, pero suficiente para causar dolor...

Flamo apretó los dientes. Estaba furioso. No con el feluciano, no sólo. Con todo el planeta, con aquella vegetación explosiva, aquel bosque endiabladamente tóxico, aquel planeta hostil que no dejaba de intentar matarlos. También con Organa, y con aquella misión suicida a la que prácticamente les había empujado.

Empuñó su bláster de muñeca y se acercó al último enemigo que quedaba en pie. Enzarzado como estaba con la wookie, apenas pudo percibir que Flamo le apuntaba, situándose paso a paso a su espalda. De verdad que no quería herir a la wookie. Contuvo la respiración y disparó. 

El sonido del bláster fue acompañado de un gruñido sordo, a la vez que el último cuerpo caía al suelo. Se había terminado. 

Hubo un momento de silencio. Flamo miró a sus compañeros, sin saber muy bien qué decir. El bláster humeaba y le quemaba en la mano; era la primera vez que mataba. 

Recuperando la posición con presteza tras su traspiés en el fango, Val se disponía a defender a Nugirrha a quien el último feluciano en pie había atacado con fiereza tras verse superado y con sus compañeros caídos hundiéndose en las aguas a sus pies, cuando Flamo se interpuso en su camino.

Apareció de la nada, sigilosamente colocándose a espaldas del contrincante de Nugirrha descargando su arma sobre su espalda. El sonido del disparo fue seguido por un ahogado grito mientras ponía fin a la vida de su enemigo, pero la ex-militar dudaba que aquello hubiera terminado, así que inmediatamente después de la caída del feluciano Val se puso en guardía.

-Buen trabajo mercader – felicito la mujer sin perder tiempo en celebraciones, oteando el horizonte de la jungla en busca de más enemigos – no bajéis la guardia, pueden tener amigos cerca...maldito planeta

Nugirrha respiraba pesadamente todavía asimilando lo que había sucedido en la inesperada batalla. Miró a Flamo y le hizo un gesto de agradecimiento con la cabeza. Seguidamente se observó la herida. Era poco más que un rasguño, así que no le preocupó demasiado.

En cuanto recuperara el resuello querría continuar avanzando sin demora. La agradable impresión que le había producido Felucia en un primer momento se había disipado por completo.

Arma en mano, Zex se aproximó a los cuerpos de los "felucianos" para comprobar que estaban muertos, en este planeta nunca se sabía. Luego miró para la wookie pero parecía que estaba en perfecto estado.

-¿Todo bien Nurgi? - preguntó para confirmar.

Por suerte Val ya estaba en guardia. No podían permitirse otra emboscada. Mientras Flamo parecía cariacontecido por el disparo realizado.

-Enhorabuena, has acabado con el último.- sonrió mientras le palmeaba el hombro.

Siguiendo el consejo de la mercenaria, Zex continuó durante un rato en silencio, observando el entorno. Nunca se sabía de donde saltaría la próxima sorpresa del planeta.

¿Todo bien Nurgi?

La wookie contestó afirmativamente con la cabeza y un ligero gruñido agudo. 

La sangre del último feluciano brota de su cabeza tras recibir el disparo de Flamo, cuando veis como los otros comienzan a levantarse. Parece que tan solo habíais conseguido aturdirlos... sin llegar a matarlos como a este último. Rebuscan entre las aguas del pantano y sacan sus armas. Justo cuando parecen dispuestos a abalanzarse sobre vosotros un hombre sale gritando de entre unos hongos cercanos.

- ¡ Haya paz ! ¡ Por favor, detener la lucha ! - 

El hombre es un humano de mediana edad, con la cara marcada por una cicatriz y un pelo gris encrespado. Detiene su carrera entre vosotros y los tres felucianos, que parecen parar ante sus palabras. Se miran entre si, pero no parecen seguir con su ofensiva...

Cuando el nuevo invitado ve el cuerpo inerte en el suelo y la sangre al rededor del feluciano cierra los ojos y da un suspiro. 

- Por favor - Vuelve a repetir mirándoos...

No parecía haber una segunda acometida por parte de un segundo grupo de nativos, justo cuando Val pensaba que podían respirar tranquilos los que yacían en el suelo, supuestamente muertos, comenzaron a moverse.

-¿¡como es posible que...!?- la pregunta de Val murió en el instante que el primero de los felucianoos logro dar con su arma.

No vaciló, en cuanto vio que la intención era continuar el combate aferro la empuñadura de su espada tomando posición. Lista para degollar al que se le pusiera delante sin pestañear. Entonces aquel inesperado grito den básico la desconcertó, buscando con sus pupilas heterocromas el origen de aquella voz. Cuando estas se posaron sobre aquel hombre a la carrera, interponiendo su cuerpo entre ambos grupos, no pudo más que refrenar sus instintos para no terminar cercenando algún miembro del recién llegado.

La adrenalina corría por sus venas a gran velocidad, pidiendo a gritos que dejara actuar a su cuerpo a voluntad, en lugar de eso trato de hacer uso de la razón. No bajo la guardia. En cuanto vio a los nativos responder ante la petición de aquel hombre bajo ligeramente su espada, manteniendo una actitud defensiva que le permitiera responder de ser necesario. La tensión se estaba presente en cada músculo del cuerpo de Val, apreciándose en el perfil de su mandíbula.

-esta bien...pero no pienso guardar mi arma hasta que alguien no explique que esta pasando aquí – dijo con firmeza clavando su mirada bicolor en el hombre – nos han atacado sin una maldita provocación...- era una obviedad para ella pero prefirió remarcarlo con un tono bastante malhumorado

Sabía desde el primer momento que aquel paseo por la jungla le traería muchos quebraderos de cabeza, esperando que estos fueran solo con el planeta o los imperiales, pero aquello ya superaba los limites de lo increíble.

La naturaleza pacífica de Zex hizo que con la llegada del humano bajase el arma, y su cuerpo procedió a relajarse ligeramente. Parecía que habían encontrado a una especie de "nativo" de su propia especie. Era extraño la cantidad de sorpresas que escondía el planeta. Por momentos el mismo te mataba y asfixiaba para a continuación tratar de revolver tu cerebro cuando menos lo esperabas.

-¿Quién eres? .- Preguntó directamente sin más dilación, después de que Val dejara claro que el grupo no estaba para bromas. Cuanto antes pudieran saber cosas sobre lo que estaba sucediendo mejor. -Una buena explicación puede evitar que continúe el derramamiento de sangre. -añadió.

Nugirrha tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para contenerse. Cuando un wookiee entra en combate su cabeza se suele nublar completamente entrando en un estado de furia irrefrenable. Por suerte, el momento de pausa que hubo tras el certero disparo de Flamo sirvió para que Nugirrha se calmara un poco. Aunque todavía sentía la sangre bullir en sus venas, permaneció en guardia pero sin atacar, esperando las explicaciones de aquel anciano.

Los felucianos parecen relajar sus posturas cuando ven al hombre y al ver vuestras reacciones generalizadas. El hombre da un nuevo suspiro y toma una postura algo más erguida.

- Gracias - Dice haciendo una pequeña reverencia con la cabeza - Mi nombre es Vazus Mandrake. Vivo con ellos - 

En ese momento se gira hacia ellos y emite una serie de sonidos ininteligibles. Los felucianos guardan sus espadas y se acercan unos a otros mientras profieren guturales sonidos entre ellos.

Vazus Mandrake os mira de nuevo - Os encontráis cerca de su aldea, los felucianos son muy territoriales. Han sufrido mucho desde hace mucho tiempo. No suelen recibir bien a los forasteros... Lo que me lleva a preguntaros a vosotros también. ¿Que os trae por este planeta? - 

Sus ojos se entrecerraron con suspicacia ante la reacción de los felucianos, finalmente, y tras las palabras del hombre que siguieron a su presentación, ella también guardo su arma.

-Lamentamos el malentendido, Vazus Mandrake. Nuestra intención no era acercanos a su aldea, puedes transmitírselo a tus amigos...- continuo saliendo de las aguas, comprobando que todos sus compañeros estuvieran bien - orientarse entre todo este exótico follaje es algo complicados y hemos debido desviarnos de nuestro camino eso es todo – contesto de manera elusiva a su pregunta directa

Sus pasos, medidos con cautela y sin perder de vista a los felucianos, la llevaron junto a Nugirrha

-¿todo en su sitió preciosa? - se intereso por su peluda compañera con ligera preocupación. Luego volvió su atención al hombre con una idea rondando su mente – tan solo necesitamos reorientación, quizá usted o ellos, puedan echarnos una mano con eso y les dejaremos atrás como si no les hubiéramos visto

Flamo todavía estaba asimilando la posible muerte de aquel feluciano, aquel nativo al que había fulminado con su blaster. Es cierto que había entrado en acción anteriormente, pero lo de las granadas y los soldados imperiales era diferente: los había aturdido, herido a lo más, pero definitivamente no había acabado con la vida de nadie. 

De todos modos, aquel momento de estupor no duró demasiado. Pronto se vio interrumpido por la aparición súbita de un humano. Y, gracias a los dioses, venía en son de paz. Val ya había tomado la palabra cuando Flamo reaccionó por fin. Adivinó las intenciones de su compañera y le quiso echar un cable. Al fin y al cabo, quizá pudieran sacar algo positivo de aquella situación. 

- Las intenciones de mi compañera son sinceras -el mercader se aclaró la garganta. -Discúlpeme, mi nombre es Flamo O'Shill, lamento todo este malentendido. -volvió a enfundarse el bláster, accionando el seguro en señal de amistad. -Nos marcharemos lo antes posible, con tal de no volver a molestar a los habitantes de este bosque. Entendemos que la presencia de forasteros les incomode. 

Flamo fue a darles la espalda, con intención de fundirse en el bosque y desaparecer. Pero antes volvió a girarse sobre los talones. -¿Porque, si no me equivoco, nosotros no somos los únicos forasteros con los que se han cruzado, verdad?

Con total seguridad, aquellos habitantes deberían detestar la base secreta del Imperio. Por muy escondida que estuviese, tenía la sensación de que aquella selva escuchaba hasta el más leve aleteo de una mariposa. 

¿todo en su sitió preciosa?

El sonido de la voz de Val relajó a la wookiee, que ahora adoptó una postura más tranquila. Miró a su compañera y sonrió confirmando que todo estaba bien. 

Seguidamente observó a Vazus. Parecía sincero, y lo que contó sobre los felucianos hizo que Nugirrha sintiera empatía con ellos.

Zex guardó el arma mientras escuchaba la conversación. La opción propuesta por la dueña de los ojos bicolor no sonaba mal, pasar inadvertidos pero quizás pudieran utilizar los conocimientos de Vazus para guiarles por el camino. Tener un guía local era algo que podría ayudarles enormemente a evitar más trampas que pueda ocultar el planeta. El piloto decidió seguir en silencio mientras Flamo daba una demostración de carisma y clase social.

El hombre escuchó atentamente las palabras y reacciones de todos, hasta que finalmente fue contestando. Primero mirando a Val.

- Con gusto podremos ayudarles, pero han de tener cuidado. El bosque es un lugar peligroso si no se conoce. ¿Cual es su destino? - 

Escucha entonces las palabras de Flamo, quedándose pensativo unos momentos. 

- En efecto. Hace un tiempo que el Imperio anda por la zona - Los Felucianos se ponen tensos cuando Vazus habla, a lo que se gira y les hace una señal para que se calmen. - No parecéis imperiales. Los soldados de asalto y todas las tropas del imperio no han tratado muy bien a los habitantes de la aldea, para ellos somos todos iguales. Ese es el motivo del ataque. Por el cual me disculpo. -

Mira al cuerpo inerte sobre el lago. Mira a los felucianos y asiente con la cabeza, momento tras lo cual se acercan y lo recogen entre extraños sonidos quejicosos. No os miran, tampoco parecen querer atacaros... solamente se hacen con el cuerpo y lo cargan, alejándose de vosotros a través del pantano...

Tras fragor de la batalla, y ya más relajados podéis comenzar a escuchar algún sonido familiar. Quizá algún paso, algo del ajetreo típico de una zona habitada e incluso algunos lejanos sonidos guturales como el de los felucianos... parecen provenir de la dirección por la que se han ido con el cadáver. No podéis ver nada, pues además de la bruma propia del lugar parece que la luz ha descendido, haciendo que sea un poco más complicado que antes ver en la lejanía...

- Bien - Dice Vazus llamando de nuevo vuestra atención - ¿Que necesitáis exactamente? - 

Aquel planeta le odiaba y él odiaba al planeta. Así de simple, Marco no tenía ningún problema con todo aquello, estaba acostumbrado a vivir en la mierda.

Tampoco sintió reparos en lastimar a esos seres indígenas todo lo que hiciese falta, en una pelea no hay tiempo para ese tipo de preocupaciones. En cambio, sintió una gran sorpresa cuando aquel hombre surgió de la nada. Un humano en medio de aquellos «seres», que para colmo parecían hacerle caso.

Una vez superado el impacto inicial y hechas las presentaciones, Marco decidió que el tipo era sincero y que valía la pena contar con la inestimable de ayuda de alguien que conociese el terreno.

—Necesitamos un guía hasta nuestro destino. Usted parece ser nuestra mejor opción…

A pesar de mostrarse relajado, posó la mano en la culata de la pistola. No tenía intención de hacerle daño a Vazus si se mostraba colaborador, pero si no…ya se vería. El cañón de un arma en la sien solía hacer colaborar a los más pintados, sobre todo si el cañón todavía estaba caliente por el uso.

Claro que eso pondría poner a los felucianos en acción, de ahí que Marco tratase de aparentar ser inofensivo como un perrito de compañía. Siempre sería mejor que el tal Vazus fuese amigable y comprensivo.