Partida Rol por web

La anciana no se inmuta ante las palabras de la elfa y sin embargo comienza a hablar diciendo cosas inconexas y fuera de sentido.

-Los angeles querrán mataros y los que no llegan a serlo os ayudaran. Dime elfa, ¿seras capaz de sobrevivir a la ira de un recién nacido? Alza el dedo índice de su mano derecha hacia gilraen, señalándola. – Dime, ¿sereis capaces? ¡Y tu! Girándose para observar ahora a Ireth mientras vuelve a utilizar de nuevo ambas manos para sujetar su peso sobre el palo de madera. - ¿¡Sabes que tu Diosa es un recipiente que engendrará demonios?! Nada de lo que obviais es real, nada es lo que parece… esta noche intentarán frustar el exilio de los ciudadanos zorianos… vosotros que no perteneceis a Zoria pero teneis potencial podréis detenerlos… aunque solo retrasareis una tragedia menor de lo que aún nos espera por llegar…

Según iba hablando su entonación se iba haciendo cada vez más histérica y asustada, al final, de puro pavor, apenas era capaz de sujetar su propio peso y caer al suelo.

Ireth se estremeció con aquellas palabras, y porqué negarlo, se asustó... y también se ofendió al escuchar que la Diosa a la que veneraba sin descanso iba a engendrar demonios... pero se balancea sobre la abuela cuándo ve que a esta le flojean las fuerzas y va a caerse.

¡Vaya con cuidado! - rápidamente, la joven elfa sale del baño, con la toalla alrededor del cuerpo y empieza a dirigirse a ella - ¿Está bien, señora? No debería esforzarse tanto... - miró a los demás, sin comprender porqué aquella mujer había soltado aquel montón de palabras... de tonterías; mientras seguía caminando a paso rápido hasta que llegó hasta ella y la sostuvo - Se... ¿Se encuentra bien...?

No iba a preguntarle sobre lo que había dicho, para Ireth no eran más que eso: tonterías. Y no le hacían ni pizca de gracia. Por primera vez se podía ver en su mirada una pizca de enfado.

No puede evitar reirse por lo bajo y tomarse todas esas palabras como una pequeña, absurda y pesada broma.
¿La ira de un recién nacido?
¿Está diciendo que no puedo enfrentarme a un bebé...?
Sale de los baños al igual que la otra elfa, sujetando bien la toalla y dirijiendose a la anciana.
Está usted ya muy mayor para esto, señora...- y por raro que pareciera en ella, sonríe dulcemente de nuevo.

¿Quiere que le acompañemos a su casa para que descanse?, le vendría bien.

-Sois como los demás…¡No quereis oírme! Exclama la anciana que difícilmente sujetaba ya su propio peso y finalmente se sienta de medio lado en el suelo y acerca su mano derecha al agua.

-Nada es lo que a vuestros ojos parece ser… Entonces introduce su dedo índice en la superficie cristalina de las templadas aguas y todo a vuestro alrededor se distorsiona. Una nube de gas verdoso y hediondo comienza a propagarse por la instancia y el agua antes transparente y limpia, adquiere el aspecto de un embalse estanco y putrefacto. Las paredes igualmente se tranforman y las columnas se deterioran, donde antes había mármol y piedra lustrada, ahora aparece como si de un mausoleo abandonado se tratase y el olor a carne chamuscada, a sangre seca y coagulada, a muerte, os sobrecoge y satura vuestras fosas nasales. Y del fondo de esa agua putrefacta comienzan a surgir huesos.

Súbitamente en la superficie opaca de la piscina emergen brazos huesudos, falanges al descubierto se abren como si intentaran coger algo mas haya de la superficie, o como si fuese la superficie misma lo que buscaran, extienden sus manos desprovistas de carne al haber llegado a su objetivo fuera del agua, y detrás de esas manos y brazos, surgen los muertos.

El hedor, el gemido a muerte y desesperación se extiende en los refinados baños de Zorria cuando los muertos salen a la superficie como autómatas; en sus cuencas vacías se vislumbra el brillo rojizo del odio y el ansia de tener lo que en su día perdieron. El deseo de poder arrebatar lo que ellos no podrán volver a tener jamás, la vida.

…y más muertos emergen.

Se estremece al ver tal imagen, y enseguida va a coger todo su equipamiento, incluyendo el arco, echándose por encima una capa y preparándose para lo que podría ser una futura batalla.
Esto no nos está dando gracia alguna, ¿se puede saber qué quiere?
Mira de reojo a todos los muertos que salían de la piscina, ¿como podría haber hecho todo eso una simple anciana?

Miro a la señora con ironía en la mirada.

Señora, si no hablase de forma tan extraña, claro que prestaríamos atención, pero como habla de forma tan mística, no entendemos nada y por eso no le prestamos atención .

La clériga abre los ojos de par en par, completamente sorprendida por la mujer y los cuerpos putrefactos que empiezan a salir del agua... el hedor se vuelve insuportable... pero Ireth sabe muy bien qué es lo que tiene que hacer.

Deja a la mujer anciana apoyada a donde sea, y sino al suelo, y corre hacia el banco dónde tiene el medallón sagrado... susurra unas palabras... y señala a los muertos vivientes que hay cerca... el medallón desprende una potente luz...

Me encontraba acomodada, escuchando a la vieja sin prestarle demasiada atención... Bah! cuentos de vieja, se le ha ido un poco la olla...
Cuando de repente veo como se transforma todo y empiezan a surgir muertos, salgo corriendo del agua putrefacta, aguantando una arcada y me dirijo corriendo a por mi arma para enfrentarme a esta nuevo peligro

Salgo corriendo del agua y sin mirar a atras cojo mis pertenencias para enfrentarme a este nuevo peligro.

La entrada de la mujer me sorprende, aunque sigo relajado y meditando en un alejado rincón. Es, cuando la oigo de hablar, cuando me perturbo, y me acerco al lugar en el cual se encuentrar los demás. Me acerco lo suficiente como para no perderme detalle, e intervenir si fuese preciso, aunque, de momento, permanezco en silencio, observando a la anciana y cualquier movimiento extraño que pueda realizar. No puedes fiarte ni de tu propia sombra...

Tras pasar la tarde realizando algunas compras en un mercado, me dirijo a los baños que es nuestro centro de reunión por las tardes. Me desprendo de mis atuendos y con una toalla en torno a mi cuerpo, me acerco a tomar un relajante baño. Una extraña mujer entra en el recinto con extrañas palabras, que acaban convirtiéndose en extraña situación. La belleza del lugar ha sido convertida en ruinas y la vida floreciente en decrepitud. Unos muertos surgen de la piscina y comienza el frenesí, cada cual recuperando sus armas y objetos que puedan servir para repeler este inesperado ataque. Nunca había visto a tantos humanos muertos..........que volvieran a la vida.

Corro para hacerme también con la espada y trato de que ninguna de las criaturas pueda salir de la piscina.