Partida Rol por web

Finn Lenguadeplata, "disfrazado" de Goblin se encontraba doblemente avergonzado, primero por parte de su fiel montura que se estaba burlando de él y de su "brillante" idea de disfrazarse con una de las túnicas, y en segundo lugar por el hecho de que Dalfrid le superara al poder leer el libro escrito en goblin.

-¡Bah!. -Comentó molesto- ¡Los profundos pensamientos de mi listeza no los podréis comprender!. Todo es un buen plan muy bien hilado... pero no perderé mi tiempo en explicarlo a gente que no aprecia mi presencia disfrazada.

Con esto dicho, Finn Lenguadeplata volvió a mirar hacia las puertas, buscando una por la que atravesar y poder dar buen uso a su disfraz sin las quejas y burlas de su montura o el resto de su equipo de aventureros.

En principio todos sabéis lo que han podido escuchar vuestros compañeros, se supone que os informan hablando bajito. Ya que estáis todos en la misma sala.

Ante la revelación de lo que estaban escribiendo los goblins, no pudo hacer mas que encogerse de hombros.

-O puede que simplemente quieran ampliar un poco su menú, que no parece ser muy extenso.

Dijo con una pequeña sonrisa.

Alaia al escuchar a los goblins aviso al grupo con la mano y hablando bajo.

-Tsss, creo que detrás de esta puerta hay una gran presencia de mal, puedo sentirlo, concretamente puedo oirlo... y olerlo. Quizás sea una buena idea hacerles una visita sorpresa.

Finn se pone una túnica mugrienta y se encamina hacia la puerta 3, de la cual parece no haber salido ningún ruido. Parece que, por el momento, esta puede ser la opción más segura para continuar el camino. 

Tras las puertas que he investigado tiene pinta de haber prisioneros, pero parecen estar protegidos por alguien poderoso. Quizá deberíamos dejarlo para más adelante, así no nos enfrentamos a la vez a una horda de goblins y a un troll o vete a saber qué. Puede que sea buena idea seguir a Finn a través de la puerta a la que se ha acercado Karel, ya que no ha escuchado nada. Con un poco de suerte, este es el camino más despejado.

Tras acercarme a la puerta, hago un gesto al mediano con la mano para que pase él primero.

Adelante, Finn. Vestido con esos harapos es menos probable que te ataquen nada más verte si abres la comitiva.

Viendo como al menos uno de sus compañeros le envalentonaba en su idea, este alzó la cabeza con aún más aires que antes y atravesó la estancia hacia donde este se encontraba y atravesó aquella puerta que le habían abierto para él, tridente robado en mano, para que el disfraz fuera aún más auténtico.

-Alaia, sígueme de cerca con las manos en la espalda. -Ordenó el Mediano apuntándola con el tridente y luego señalando hacia aquella nueva sala- Así creerán que tengo un rehén y lo que es mejor, en caso de problemas, pueden atacarte a ti mientras yo escapo, quiero decir... me reposiciono.

- Esas setas... ya he visto alguna vez sus usos... y no son para nada bueno - dijo Buri mientras estaba distraído y veía que el resto estaba intentando encontrar algo que él no comprendía por las puertas.

Se sentó en la silla y apoyó su hacha en la mesa. Rasgó un trozo de tela y comenzó a limpiar el hacha.

- ¿Troll? ¿Decís que puede haber ahí un troll? - dijo Buri, que estaba acabando de limpiar orgullosamente su hacha tras un trabajo bien hecho - ¿En qué puerta está? ¡Que me lo cargo!

Se levantó de un salto, ya que no le llegaban casi los pies al suelo (a pesar de ser una silla goblin).

- ¿Entonces? A esa puerta dices ¿no? - dijo señalando la puerta de la que todos estaban hablando (3) - Apartad que ya voy.

Se dirigió decidido a la puerta, extendió su mano para abrirla y se detuvo un instante antes.

- Vas a entrar o voy yo - inquirió a Finn para que se decidiese... volvía a estar ansioso por más batalla. Se apartó un poco de la puerta y esperó a que le dijese algo el mediano.

-¡Que ya entro! ¡Que ya entro!. -Comentó molesto por la impaciencia del enano- Lo que hay que ver... darle prisa a un anciano... en mis tiempos existía el respeto... y la tradición de tirar burros del campanario, eran buenos tiempos...

Con esto dicho, Finn avanza a la nueva sala.

Tras haber investigado las cuatro puertas que dan a la sala en la que se encuentran los valientes aventureros, deciden que la puerta que da hacia el sur, que parece la más tranquila, puede ser su mejor alternativa, para comenzar la exploración. Finn que se ha puesto un vestido, no muy limpio, de goblin, abre la comitiva con un tridente y lleva a Buri como prisionero.

Dalfrid se dedica a estudiar lo escrito en los pergaminos que tenían los chaman goblin.

No hay nadie en esta sala, lo que más llama la atención es un libro sobre una mesa en una de las paredes. Hay otras tres puertas que dan a esta sala.

Vuestro turno

Nada más comunicarles que no había oído nada tras la puerta, Finn, Brent y Buri fueron hacia allí y la abrieron, para ver qué había en su interior. Pero a mi la idea del mediano de hacerse pasar por un enclenque y apestoso goblin no me gustaba. Nada olía peor que esas criaturas y se darían cuenta enseguida del engaño por el olfato tan bueno que tenían. Quizá si le hubiera meado a Finn en una pierna podría haber pasado, pero así... no lo veía. Además, que cuando Brent dijo que se oían quejidos y que podrían estar los prisioneros en la otra sala, mi prioridad se volvió clara.

-"Alaia, Dalfrid, venid conmigo. Si tras esa puerta están los prisioneros, es nuestra oportunidad de sacarles de aquí. La zona de arriba está libre de paso y podrán escapar. También puede que haya alguno que quiera unirse a nosotros y luchar contra estos engendros del mal. Para eso habéis traído al burro con las armas, ¿no? Bien seguidme." Les dije al resto del grupo.

Me acerqué a la puerta por donde Brent había dicho que estaban y abrí con mucho cuidado la hoja, para meter la cabecilla y echar un vistazo de lo que hubiera al otro lado.

Un momento Karel, estoy... -estaba claro que estaba estudiando a conciencia uno de los pergaminos, como tratando de comprenderlo bien-. De momento me quedaré estudiando ésto unos minutos -anuncié-.

Finn estaba molesto, de hecho, estaba bastante molesto por el hecho de no haber sido capaz de leer ese estúpido libro que le había robado a aquel goblin, por lo que al ver que había otro libro en la sala y como Brent lo pedía, este volvió a hacer el truco para atraer el libro hacia sí mismo.

-Palabras mágicas por aquí, blablabla... -Comentó desganado pasando de largo del libro, de la mesita y de todos- Total, ese libro está en un idioma inventado seguro, como los otros. Si no ulula no es algo que me interese.

En verdad le interesaba, pero su ego era lo bastante grande como para arriesgarse a no tener un libro con tal de no volver a admitir que no sabía leerlo. El mediano mira las dos habitaciones nuevas, descartando la Sala 5 porque ya la había descartando antes y se dirige a echar un vistazo en la Sala 6, junto con Brent.

Alaia miro al recio rucio y le dio un par de golpecitos cariñosos en la cabeza.

-Voy a irme, pórtate bien y avisa si estas en problemas.

Le dijo con suavidad mientras se iba al lado de Karel.

-Yo no tengo problema en ir ya, o si quieres nos esperamos a que Dalfrid acabe de leer el libro.

Dijo sacando la maza y dándose un par de golpecitos con ella en el hombro.

-Espero que no estén muy heridos, creo que mi diosa esta hasta los ovarios de que le pida cosas hoy y como mucho me concederá un favor más, mejorando temporalmente la salud de un aliado y ayudándole a combatir. Y os preguntareis, ¿Cómo sabe qué favor le va a conceder? Pues porque todos los días me concede los mismos favores, así que ya me los sé de memoria.

Suspiro mientras se encogía de hombros.

-Siempre podemos tratarlos con vendas, tampoco es que me apetezca tener en la conciencia que alguien murió por decidir combatir a nuestro lado, es nuestra faena después de todo, no quiero que me demanden por daños y perjuicios, por dejar a alguien hacer algo que no es de su competencia… Sea lo que sea lo que acabo de decir.

Karel piensa que es el momento de liberar a los prisioneros, que podrían estar tras la primera de las puertas que se encontraron al bajar (1) a este nivel. Y pide ayuda a Dalfrid y Alaia, se dirige a la puerta y la entreabre para ver que hay en su interior. Alaia se le une, tras tranquilizar al burro, que sigue donde terminan las escaleras, el animal agradece la atención del clérigo, y se queda allí a esperar su regreso. Ambos podéis escuchar los pasos de algo muy pero que muy grande dentro de la sala 1, también algunos lamentos y quejidos, que podrían ser de los prisioneros.

Dalfrid esta estudiando uno de los pergaminos que tenían los chaman, y tiene que descartar el moverse en este momento a ningún sitio. A pesar de que se va adaptando a la forma de escribir de los goblins, tratar de memorizar un hechizo es difícil y se la ve muy quieta y concentrada en la tarea.

Buri esta como pasmado donde se quedó cuando, también algo ido, entró en la sala donde está la mesa con el libro. Parece que le ha dado un aire.

Brent se centra en tratar de descubrir que podría haber tras cada puerta, la primera piensa que dará al mismo lugar que la 2, y al pasar cerca, unos ruidos de chapoteos confirman esta idea. Tras la siguiente (6), escucha también algún chapoteo y unos extraños gruñidos. Y tras la última de las puertas (7) se escuchan movimientos y conversaciones, en goblin, naturalmente.

Finn trata de atraer el libro hacia él, pero falla, y esto le deja frustrado, de forma que pasa del libro, y se dirige hacia la puerta de enfrente, desde la que puede escuchar algunos chapoteos y los extraños gruñidos.

Vuestro turno.

Karel no preguntó, sino que tomó su arma y corrió hacia la sala por la que aparecieron Finn y Brent. Alaia hizo lo mismo, pero preguntó al mismo tiempo, preocupada, como era lógico, por Buri. Sin embargo, yo preferí esperar a ver qué contaban ambos dos. ¿Habrían dejado a propósito al enano guerrero en la otra habitación de la cueva?

¿Qué está pasando ahí? -le dije señalando con la cabeza hacia la puerta por la que ahora cruzaba Karel y Alaia-. Aquí tenemos otra cuestión -me refería al invitado con el que acababa de hablar-, pero antes contadme qué pasa -les dije-.

Karel y Alaia regresaron rápido a la sala en la que había quedado Buri. Y al entrar se encontraron con Buri en el suelo, en un charco de sangre, mucha de él. Pero otra de un goblin que había decapitado, y cuya cabeza se acercó rodando hasta los pies de Alaia. Buri estaba quieto en el suelo, pero no les dio tiempo a ver gran cosa ya que más goblins llegan a la sala.

Uno es de mayor tamaño y se dirige a vosotros.

-¡Arrrrr! ¡Toos nútiles, intusos, intusos!- ¡Rendi o mori!- Y da órdenes al resto de los goblins, luego se gira hacia la puerta 7 y grita: -¡Aleta, Aleta nos atacan!

A las órdenes del que parece el jefe, dos goblins cargaron sobre ellos. Uno sobre Karel y otro contra Alaia. Mientras que dos arqueros comenzaron a dispararles, se habían colocado unos pasos por delante del caído Buri. El Goblin que ataca a Karel falla, mientras que el que esta con Alaia le hace un profundo corte en la pierna izquierda. El arquero que dispara contra Alaia falla, pero el que dispara contra Karel, ensarta la cabeza del goblin que había atacado a Karel, que cae muerto al suelo.

Tras Karel y Alaia, llegaron Dalfrid, Finn y Brent.

Se escuchan ruidos tras la puerta que esta al sur (puerta 7).

Vuestro turno.

Viendo como la situación estaba controlada... no voy a decir por qué bando de la contienda, Heroicamente Finn decidió que lo mejor que podía hacer en esos momentos era dejar que sus compañeros más capaces se encargaran de todo lo relacionado con aquello, a fin de cuentas, el tan solo era un mediano de edad avanzada, no podía ayudar demasiado.

Con el sigilo que se le caracterizaba, este dio unos cuantos pasos hacia atrás y se escabulló a la anterior estancia, a fin de cuentas, tampoco era algo positivo el hecho de hacer ruido y distraer a sus compañeros... y sí, el sigilo era para escabullirse de estos y no tanto de los goblins. No fuera a ser que le echaran en cara cosas... como que era un cobarde, que había dejado atrás a Buri o cosas así quizás ciertas... pero que no quería escuchar.

Alaia sintio el golpe de aquel goblen y grito de dolor, no esperaba un ataque asi, noto como su pierna ardia de dolor y casi pierde la consciencia despues de aquel golpe.

-Mierda...Mierda...Mierda....

Grito preocupada.

No sabia que hacer, se había lanzado a ayudar a Buri sin esperar que le dieran tan fuerte tan rápido.

-Maldita sea Buri... Levanta.

Le chillo mientras trataba de esquivar los golpes de aquellas criaturas que al parecer habian logrado superar al enano.

-Esta... 

Prefirió no pensarlo, aunque una lagrima resbaló por su mejilla de manera insconciente, bien por el dolor de la laceración, o por el de su corazón.

Sea por lo que fuere, sus ojos se empañaron. Aquello podía significar su fin, así que antes de que eso llegase, al menos, trataría de pedirle ayuda a su diosa una ultima vez, y moriría con la idea de que había hecho todo lo posible por que la misión tuviera exito y por rescatar a aquella buena gente.

Había visto lo diestro que era Karel, así que decidió que quizás el era el mas adecuado para recibir su ultima bendición.

Sin el habitual animo que mostraba Alaia solo le dedico una plegaria a su diosa, mas corta de lo habitual.

-Querida diosa, bríndale tu ayuda a Karel y haz que salga triunfante de este combate, y si puedes, pues evita que me maten, me gusta vivir y eso.

No pudo evitar bromear un poco al final, después de todo, ella se comunicaba así con su diosa, no iba a cambiarlo justo al final.

Nada más llegar a la sala me encontré con Buri en el suelo tirado, sin moverse. La vena del cuello aumentó hasta proporciones titánicas y el corazón se desbocó como un caballo salvaje. Ver a un hermano caído, a uno de mi raza, a un amigo abandonado a su suerte me hizo meterme en una especie de trance asesino. Ni siquiera noté los ataques que vinieron hacia mi, solo pensaba en cortar y destrozar, desmembrar y degollar. Poco a poco, fui abriéndome paso hasta Buri. Tenía que ver si aún vivía...

-"Baruk Khazâd!" Grité.