Partida Rol por web

El Heredero de Piedra

2.- Empezando el camino

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13/02/2012, 16:06
"Extranjero" Jack

La visión de la posada alegró al hombre de mar, demasiado acostumbrado a que el velero lo llevase a destino. Se moría de ganas de descansar y darle un respiro a sus pies.

Durante la mayoría de días que había vivido, lo hizo descalzo. En su lugar de origen la tierra era tan fina que nadie conocía los zapatos y en el barco... Bueno, si sabes esquivar los tablones astillados el pié desnudo era el calzado con mejor agarre.
Pero Flira era una tierra hostil: Sus caminos estaban repletos de molestas piedras que se hacían notar incluso a través del zapato (y qué decir cuando una de esas zorras se metían dentro), el suelo, lejos de ser una agradable alfombra de fina tierra, era duro como si se tratase piedra. A Jack le dolían las piernas por esto.
¡Y estamos hablando del camino! Fuera de él plantas puntiagudas crecían masivamente y demoníacas hojas en forma de aguja descansaban en el suelo, dispuestas a amargarle el viaje a Jack.

Pero he aquí una posada de suelo cuidado... y jarras de licor para hacerle olvidar la jornada.

Por eso no le importó recoger lo que a la mula se le había caído ni se le pasó por la cabeza amonestar la despreocupación de Raúl.

Dentro de la casa les esperaba cerveza, una amable hoguera y gente a la que preguntar... Bueno, esperaba algo más de juerga, pero quizás durante la noche se llenaría la posada de borrachos y puteros.

-¡Una cerveza para una garganta seca! -pronunció el hombre de color como si estuviera lanzando algún hechizo. Se acercó a la barra con total familiaridad. No tenía ganas de esperar a que el posadero les llevase la bebida a la mesa

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14/02/2012, 08:37
Octavio, el posadero de las Cinco Jarras

 El hombre sonrió con más ganas y se apresuró para ir atender a los viajeros.

 - Por supuesto. Adelante, adelante, no se queden en el umbral.- Hace con un gesto convidando a los reciénllegados a pasar y tomar asiento.- Siéntense donde les vaya mejor. Personalmente les sugiero cerca del fuego, pero sientense donde más gusten.

 Sacando una jarra de latón, con capacidad para medio litro, lo llenó del contenido de uno de los toneles que había detrás de la barra. Dejándola en esta ante el hombre de tez oscura.

 - Aquí tiene, señor.

 Mirando al resto pregunta.

 - ¿Les sirvo un poco de guisado, pan y encurtidos? también hay un una tarta si quieren para más tarde, de franbuesas.

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14/02/2012, 08:44
Director

 Los dos otros hombres, sin alejarse del fuego se os quedan mirando un poco mientras toman de sus propias jarras y se comentan cosas el uno al otro.

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14/02/2012, 08:54
Director

Paso a paso Iasana fue siguiendo el camino que la tendría de conducir hacia el encuentro con el cubil de la criatura, en los bosques del este. Pero antes de que eso sucediera aún faltaba, cuanto menos, un par de días. Antes podrían descansar en la posada de las Cinco Jarras.

Junto con los últimos rayos de sol que el día tendría,  se dibuja en el horizonte, a la vera del camino, la gran figura de aspecto recio de la posada las Cinco Jarras. Pues constaba de un cercado de piedra de unos tres metros de altura. Pegadas a los muros, en la cara interior del complejo, había varias construcciones de talante humilde, pero suficientemente bien cuidadas, más de la mitad de ellas servían para hospedar a los viajeros, también había un amplio establo, del que salía algún relincho ocasional. Pero lo que destacaba especialmente era la edificación central. Una enorme construción de una sola planta, pero con un techo altísimo de algún tipo de paja o matorral.

O eso recordaba por haber pasado ya alguna noche en el pasado en la posada, pues era de lejos el mejor refugio donde hospedarse siguiendo esa ruta en muchas millas a la redonda.

 Finalmente tus pasos te alcanzaron hasta las puertas de madera que cerraban el único acceso al complejo. No era de estrañar que lugares tan solitarios como este tuvieran alguna clase de defensa. Junto a esta había una cadenilla unida a una pequeña campana para llamar la atención.

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14/02/2012, 18:54
Nuño Aguasfrias

- Benditos dioses! ¿Que le a ocurrido a tu posada? Pues parece que la muerte se haya llevado a toda tu clientela, y solo te dejase las sobras... Miró decepcionado y asqueado la gente que no había en el local.

- Tras lo que tengas amigo. Dijo Nuño volviendo la atención al posadero. - Tal vez después de llenar el estómago pueda regalaros unas canciones y unas rimas. Añadió como quien no quiere la cosa, pero dejando a la vista el laúd que portaba.

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14/02/2012, 17:14
Iasana Ranackver
Sólo para el director

El camino la fue llevando y cuando el día casi se había acabado por completo, Iasana se encontró frente a la puerta de la posada.

La construcción le llamó la atención. Era bastante más grande de lo que se esperaba y se la veía muy sólida. Aunque no aparentaba ser lujosa, tenía las dependencias bien organizadas, o eso es lo que parecía desde el exterior. Por un momento se vio tentada de entrar en el establo, para tener una idea de que clase de gente se encontraba allí y si estaba guardado el carro de la compañía, pero enseguida desistió. Llevaba muchas horas en la ruta y lo único que quería en ese momento era un buen plato de comida caliente y un sitio cerca del fuego. Aunque el otoño recién comenzaba a asomar, su falta de calor corporal la hacían ansiar estar frente a una acogedora chimenea para espantar el frío que sentía.

Observó la puerta y vio la campanilla para llamar. Inspiró hondo y se aseguró de sentirse preparada para enfrentar nuevamente el contacto con un tumulto de gente antes de tirar del cordón. Cuando se sintió lista, jaló la campanilla y llamó.

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14/02/2012, 21:52
Liam Davenport

El capitán había estado muy callado durante todo el trayecto. Había estado pensado en la pregunta que le había hecho Jack: como acabar con el basilisco. Y la verdad es que no tenía respuesta alguna de como conseguir recuperar al heredero de piedra sin perder algún compañero en el intento.

La llegada a la posada fue como un descanso para su abrumada mente, ya que en la comodidad del local podría relajarse durante unas horas y puede que, a la mañana siguiente, estuviera más lúcido para encontrar soluciones.

Así pues, entre comida y bebida, le alegró escuchar la propuesta de Nuño de cantar algunas canciones al finalizar la cena.

-Puede estar convencido que nuestro bardo tiene un don especial para rimar. Puede preparar más bebida y esa tarta que vende, que seguro acabará en nuestras panzas.

Notas de juego

Perdón por el retraso e intentaré postear con algo más de ritmo

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15/02/2012, 13:32
Octavio, el posadero de las Cinco Jarras

 A duras penas pudo evitar dar la razón al juglar el posadero.

 - Pasen ahora mismo les sirvo.- Dijo mientras se puso manos a la obra entrando en las cocinas.

 Alregresar, portaba una marmita de tamaño pequeño en una mano y una colección de cuencos bajos en la otra. Los repartió y sirvió un guiso de carne de ternera con verduas bastante cargado. Luego salió una mujer, de unos treinta y largos trayendo un pan redondo, cucharas, jarras y algunos embutidos, para deseaparecer de nuevo en las cocinas. Una vez todo servido el tal Octavio os comenta.

 - Espero que todo esté de vuestro gusto, viajeros. Coman y beben para dejar atrás la pesadez del camino. Luego, una vez con el vientre lleno, y tal vez tras alguna canción, les podré explicar el porqué de la posada medio vacía. Buen provecho señores.

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15/02/2012, 13:39
Rubén Montealto

 Un chaval de unos diecisiete años o así abré un ventanuco practicado en la puerta para otear el exterior y posar su mirada en ti.

 - Buenas noches, ¿qué desea? Quiero decir que es muy tarde y no solemos abrir la puerta a forateros a estas horas.

Notas de juego

 Creo que te confundiste un poco con la descripción. Hay una baja muralla cercando todas las dependencias de la posada, tras esta muralla, ahora cerrada, están los establos, las habitaciones y la posada en si.

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15/02/2012, 15:58
Nuño Aguasfrias

Nuño sonrió, aunque no tanto como hubiera querido, y mucho más forzado de lo que hubiera supuesto al entrar en el local. Con aquella escasa clientela, y sin una oferta formal de pago, estaba seguro que no recibiría moneda alguna por exhibir sus dotes musicales. - Claro, será un placer...

Así que Nuño comió y bebió, saboreando la comida y paladeando la bebida. Seguramente, en su cabeza danzaban alguna que otra rima, algo satírico tal vez, con respecto a lo traslúcido del caldo, pero nada dijo.

Una vez acabado de comer, se limitó a coger su laúd, y subiendo sobre una mesa, no fuera que alguien se perdiera el espectáculo, empezó a tocar.

Esta vez no acompañó la música con su divina voz, dejó que las notas y acodes fueran el único sonido que ayudara a digerir la comida a sus compañeros de viaje, así como a los escasos ocupantes del lugar. Nuño lo sabía, la canción no era de las más animadas, ni de las que más jolgorio permitían hacer. Es más, era una canción extranjera, de lejanas tierras, de habitantes con gustos distintos a los su audiencia actual. Era muy probable que pocos la hubieran oído, y menos probable que les gustara. Con un poco de suerte, harían una petición para la próxima canción, y ahí es donde sacaría el oro.

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15/02/2012, 16:26
Iasana Ranackver
Sólo para el director

El joven mozo la recibió con desconfianza, cosa que extrañó a la maga. El camino era bueno, y tampoco era tan tarde... ¿qué temían en las Cinco Jarras que se protegían cerrando a cal y a canto las puertas? ¿por qué una muralla tan alta? Supongo que lo sabré cuando entre... si es que me dejan pasar.

Meditó unos segundos antes de responder. No sabía qué debía contar a ese chiquillo, no estaba segura de cuanto quería develar en aquel lugar. Por fin, se decidió a decir la verdad... aunque contada a su manera.

-Buenas noches, busco alojamiento para esta velada. Estoy al servicio de Lord Torquemar, para hallar a su hijo. Debía reunirme aquí con mis compañeros hoy, no sé si ellos habrán llegado ya.- sin agregar nada más, la mujer sacó de su bolsa la carta que le había dado Torquemar y enseñó su sello al mozo de cuadra a modo de prueba de lo que decía.

Notas de juego

Sipi, me había hecho una idea errónea de la muralla (pensé que era una especie de cerco de piedra pero que estaba abierto, no que enmarcaba todo y que tan solo se podían acceder al resto de las dependencias por la entrada de la campanilla ^^

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15/02/2012, 21:22
"Extranjero" Jack

El olor del guiso actuó como tonificante. Ahora con cerveza en mano y la perspectiba de una gustosa cena parecía que el tormento del camino hubiese sucedido hace meses.

Se sentó a la mesa junto sus compañeros y no pudo evitar lanzar una mirada a la mujer del posadero, pero no la aguantó demasiado, no era bueno buscarse problemas por mirar demasiado la mujer de otro... si es que estaban casados.

Así que Jack se bebió su cerveza, comió con ganas el guiso y se bebió otra cerveza... y otra, mientras el bardo rompía el incómodo silencio con su música.

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15/02/2012, 23:16
Rubén Montealto

 El joven miró la misiva lacrada, paseó su mirada por ella, pero no pareció cambiarle demasiado el gesto en cuanto escuchó las palabras de que se tenía que reunir con un grupo el joven.

 - El grupo, a sí, sí que ha venido un grupo de viajeros, con un juglar entre ellos. Espere, ahora abro la puerta.

 Se cerró el ventanuco y tras unos sordos sonidos fruto del entrechocar de maderas, una de las dos hojas de pesada madera se abrieron.

 - Adelante, bienvenida a las Cinco Jarras, viajera, pase sin temor. Esta noche no la asaltarán bandidos ni lobo alguno.

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15/02/2012, 23:20
Octavio, el posadero de las Cinco Jarras

 El hombre les sirvió otra ración de guiso mientras los platos se fueron vaciando y trajo otra frasca de vino tinto para acompañar la cena, se sentó en una mesa cercana, sentado hacia los comensales y les preguntó. El hombre sacó una pipa de madera, cargó persimoniosamente la cazoleta con hierba fresca y la encendió con una tea ardiente.

 - Así que viajando por el camino real, sin lugar a dudas hay que reconocerles su valentía. ¿Son mercaderes?

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16/02/2012, 03:11
Iasana Ranackver
Sólo para el director

La joven mujer aguardó a que el mozo revisara el pergamino y luego volvió a depositarlo dentro de su bolsa de viaje. Al parecer, tanto su explicación como la muestra del sello habían sido suficientes para que las puertas de la posada se abrieran para ella.

El mozo corrió los cerrojos y la dejó pasar. Las palabras de bienvenida fueron desconcertantes. ¿Bandidos y lobos? ¿Qué pasa aquí? Mientras cruzaba la pesada puerta, y observaba cuidadosamente a su alrededor, dentro de la muralla, decidió hacer un intento de averiguar un poco más.

-Acabo de llegar a la zona... ¿Han habido incidentes en los caminos?- Iasana intentó sonar despreocupada, como quién habla del tiempo o del precio del pan, pero la curiosidad ardía fuertemente en su interior.

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16/02/2012, 07:58
Rubén Montealto

 El joven terminó de colocar una pesada tranca tras las dos hojas de madera de la puerta cunado Iasana le preguntó.

 - Así es señora.- Dijo mientras se fregaba las manos tras poner la tranca.- Hace algún tiempo que las cosas no van demasiado bien.

 El joven parecía un poco decaído.

 - El clima está un poco raro, estas últimas semanas las cosas han cambiado. En lugar de continuar con la bonanza del verano las cosas estan un poco... pochas. Por un lado se han avistado vagabundos y algunos maleantes por los caminos. Gente con poco remordimiento para aligerarle a uno la bolsa. Al principio eran algún caso aislado, pero poco a poco las cosas han ido... a peor. Parece como si la puerta del purgatorio se hubiera quedado abierta y unos cuantos se escaparan.- Te comenta esperando ser servicial.- Por eso me sorprendió que andara usted sola por los caminos a esas horas, señora.

 Con un gesto te señala la posada para acompañarte hasta ella, la penumbra es cada vez mayor y él se brinda a acompañarte con una lámpara mientras te dice.

 - Y no solo eso, el tiempo también está raro. Hace un par o tres de semanas un vendabal asoló la zona fueron un par de días bastante terribles, tuvimos que hacer algunas reparaciones en las Cinco Jarras. Y por lo que dicen los cazadores, algunos bosques de pinos de los alrededores fueron barridos por esos vientos, dejando amplias zonas de árboles caídos.

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17/02/2012, 02:50
Iasana Ranackver
Sólo para el director

Al escuchar las palabras del joven, algo en el interior de Iasana se removió. ¿Habrá sido...? No... no es posible... yo estaba lejos de aquí... ¡yo no tuve nada que ver! La mujer intentó convencerse de que su fracaso en dominar al rayo no había tenido consecuencias tan nefastas. No soy tan poderosa... no, aquí hay algo más... algo en el aire.

Con calma en la voz, sin reflejar la turba de emociones y sensaciones que sentía por dentro, continuó la conversación sin dar muestra de ningún tipo de afectación. -Es raro eso que comentas... mi viaje fue por demás tranquilo, casi ni crucé con gente de camino hasta aquí. Es cierto que ese hecho me llamó la atención, pero no creí que la situación estuviera tan complicada. Ahora comprendo por qué aquí están tan celosos de la seguridad.

Una vez la puerta estuvo cerrada, la arcanista se dejó conducir por el muchacho. Deseaba cuanto antes tomar una comida caliente y descansar, pero todavía le quedaba presentarse ante el capitán de la guardia de Torquemar, algo que aumentaba el nerviosismo que sentía luego de las noticias vertidas por el mozo de cuadra. -Gracias por dejarme pasar. Sabiendo lo que ahora sé, no me hubiera gustado pasar la noche fuera de esta muralla.

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17/02/2012, 08:37
Rubén Montealto

 El joven asintió ante tus palabras.

 - Parece ser que, de momento, donde hay más problemas es en la parte del camino de aquí para Benedinburg. De Torquemar hasta aquí está un poco más vigilado por la milicia provincial de Toquemar. Pero de todos modos, los comerciantes se resisten en cruzar el camino real desde hace cosa de un par de semanas. Pues ya corre algún rumor acerca de algún asalto a algún comerciante. Por eso no se debió cruzar con mucha gente por el camino... y por eso no encontrará mucha gente esta noche en las Cinco Jarras.

 Abriendote la puerta de la posada, en un burdo intento de galantería por parte del mozo, te sonríe.

- Pero no temáis, señora, esta noche podrá descansar sin temor.

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17/02/2012, 08:46
Roberto el guarda

 Los otros hombres se acercan a la mesa, el que tiene pintas de hombre de los montes portando una jarra, y el que tiene aspecto de guarda portando una pipa de madera. Este último señala con la boquilla de la pipa al juglar.

 - Parece que sí sabéis manejar el instrumento, maestro. ¿Conocéis más canciones?

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17/02/2012, 10:19
Nuño Aguasfrias

- Mercaderes? No buen señor. Contestando al primero. - Otros asuntos nos llevan por estos lares, y me da en la nariz, que no distan mucho de los mismos que hacen que vuestra posada esté tan... Hubiera dicho aburrida, sosa, vacía, muerta. - ...tan poco concurrida.

Desde su posición elevada encima de la mesa, sonrió alegre al segundo hombre que se había acercado hasta allí. - Por supuesto buen señor. Dirigiendo su atención a este. - Muchas canciones pueden fluir de este mágico instrumento. Con un movimiento grácil, fluido y mil veces practicado, Nuño se sacó el sombrero emplumado que llevaba, y lo depositó frente a él. Una señal inequívoca que reclamaba monedas. - Alguna petición especial? Y mientras decía esto dejó que sus manos recorrieran el mástil del laúd, arrancando acordes y notas melancólicas.