Partida Rol por web

La cosa se estaba poniendo fea de verdad. La caída del capitán era lo último que esperaba, por lo que intentó ser prudente y rematar al ya lastimado esclavo...
Pero subestimó a su oponente y lo que tenía que ser un contundente tajo contra un adversario inmóbil acabó siendo un intento de rectificación del trayecto del arma para alcanzar a aquel objetivo que se esforzaba en mantener la distáncia

El líder de los esclavos no era lo que Iasana esperaba. A decir verdad, ella no sabía que esperaba encontrar, pero estaba segura de que cuando vio a ese ser bajito y repulsivo se llevó una gran sorpresa. De todas formas, no era momento de ponerse a pensar en qué hacía ese enano allí, había que actuar.

Buscando la fuente de su poder comenzó a concentrarse, pero antes de que pudiera alcanzar su nirvana, Nuño pasó por su lado y atacó al enemigo haciéndole un feo corte. Ouch... eso debió doler. En vez de seguir con lo que tenía planeado, la joven maga dio un paso hacia atrás para evitar la línea directa del combate. Si el juglar podía hacerse cargo de aquel, mejor. Sus energías eran escasas como para andar malgastándolas ante cada contratiempo.

 La oscura hoja del machete mantuvo lejos de sí al pobre diablo que se desangraba entre alaridos, el cual terminó por caer de rodillas sujetándose el muñón sanguinoleto que era su brazo.

 Los otros dos esclavos esgrimieron sus garrotes contra el peligroso forastero de tez oscura, dos fuertes golpes alcanzaron a Jack, uno entre las costillas (-2 pv) y otro en un hombro (-3 pv), haciéndole cerrar los dientes y espabilándole para contratacar. El foratero estaba muy maltrecho.

 A escasos metros, el ser atacado por Nuño, sacó un arma parecida a un cetro, por un lado había enrollado un látigo mientras que por el otro había un tizón afilado y de aspecto cruel. Sin dudarlo azuzó este contra el maldito juglar. Tras una finta, en la que cayó Nuño, el mezquino enano de tez oscura clavó la púa de su arma contra el desprotegido pie del trobador arrancándole un grito (-2 pv), sin lugar a dudas estaría algún timepo sin bailar.

 Nuño arrancó a lanzar juramentos cuando el enano le clavó el atizador en el pie.

 - Eso ha sido un golpe bajo.

 Dijo poniéndose casi a pata coja, sintiendo un lacerante dolor al apoyar el pie. A pesar de ello de las ingenió para descargar un golpe vertical que alcanzó a su adversario, haciéndole un rasguño (-1 pv) bajo la armadura de cuero de este. Sin lugar a adudas Nuño no tenía la fuerza de Liam o Jack en sus brazos.

El combate se estaba volviendo más duro para la compañía. Los esclavos luchaban con fiereza, azuzados por el terror que les imponía su amo. Este último tampoco se quedaba atrás. El enano, en una maniobra sucia, logró alcanzar al bardo, dándole un fuerte golpe, mientras éste intentaba defenderse como podía.

La maga se encontró sumida en un dilema moral. Si no hacía nada, podía que aquel ser terminara dañando seriamente al bardo. Por otra parte, usar su magia en aquel momento podría significar gastar su último cartucho y no quería enfrentarse al basilisco totalmente desarmada. ¿Qué hacer?

Que sea lo que los dioses quieran

Sin perder de vista al enano comenzó a conjurar un hechizo. Haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, reunió el poder que le quedaba y lo concentró en la figura de aquel rastrero esclavista. Si los dioses le sonreían, aquel estoque sería el último movimiento que haría en un buen rato.

 Haciendo gala otra vez de su poder arcano, la enigmática hechicera logró canalizar su voluntad en aquel ser, el cual fue tomado por sorpresa, sin ser consciente de lo que ocurría a su alrededor el oscuro enano apenas alcanza mirar hacia la hechicera antes de caer derrumbado en un profundo sueño, atestiguado por unos sonoros ronquidos.

 Tras este hecho, un momento de pausa se posa sobre la escena, los esclavos al ver como el esclavista cae dormido, sueltan los garrotes y hacen ademán de querer escapar por el túnel. ¿Qué harían Jack y los compañeros ante este giro del destino?

Agotada, Iasana recostó su espalda contra la pared más cercana. El hechizo había funcionado, pero también había agotado sus energías. Un frío intenso la invadió. Necesitaba estar junto a un fuego y beber una taza del té de hierbas que cada noche se preparaba antes de ir a dormir. Pero aunque el enemigo había sido derrotado, todavía quedaba la parte más difícil de la misión. Suspirando y arropándose aún más en su pesada capa, la joven se reincorporó y se acercó al enano para ver si llevaba consigo algún amuleto mágico o alguna esquela que pudiera darles una idea de quién estaba detrás de todo aquello.

Mientras se agachaba, vio como los esclavos se rendían e intentaban huir. -Déjalos Jack... por si solos son inofensivos. Ayúdame a amarrar a este que está aquí, porque el hechizo no durará demasiado tiempo- la joven, con manos expertas, comenzó a rebuscar entre los bolsillos y la armadura del enemigo caído.

-Chicos, tenemos que actuar con celeridad. Nuño, ¿puedes ver qué ha ocurrido con el capitán? No creo que esos miserables hayan sido capaces de acabar con su vida, pero si está grave, no vamos a poder trasladar la estatua y su cuerpo al mismo tiempo.

 Antes de que Jack se lo pensara mucho los esclavos huyeron como alma que lleva el diablo lejos de esa cueva y de su amo y señor.

 A pesar de que los fuertes golpes que les atizaran, solamente usaban garrotes y palancas, y ninguna de las heridas de Jack o Liam resultaba muy peligrosa en sí misma. Al isleño y al capitán, y tomar el descanso que tanto les parecía convenir a todos, parecía que el grupo se recuperaba bastante bien. Durante ese tiempo aprendieron al esclavista al que despojaron de sus armas y bienes, dejándolo solo con la ropa y los cueros que vestía.

 Entre sus pertenencias el grupo encontró la curiosa ballesta, una pequeña obra de artesanía, una ballesta ligera, hecha en un metal oscuro, ligero pero duro, que tiene una especie de cargador en la parte superior, en el que se ven varios cuadrillos listos para ser recargados, entre sus bolsillos hay un par de cargadores más con cinco pivotes cada uno. Los cargadores en si ya son una obra de artesanía de metal pulido y labrado. Luego está esa especie de látigo con el tizón en el otro extremo, un arma peculiar, sin duda. Finalmente tiene varios efectos personales, una falquitrera con hierba, una pipa, oro y algún tipo de comida que desconocéis.

 Los últimos minutos los pasaron en silencio, acompañados por el rumor del agua, que llegaba del oeste.

El dolor de los golpes hicieron que el marino tardase en entender qué había pasado. Igualmente, una vez huyendo, era muy difícil que volvieran. Conocía muy bien la vida del esclavo: Si volvían lo más seguro era que su amo los matase... lentamente. además, no tenía nada en contra de esos pobres desgraciados. Si los había atacado era por supervivencia. Otra cosa era el esclavista... Jack se encargó de amordazarlo y se aseguró de que estuviera incómodo. También le tapó la boca con una bola hecha de trapo... lleno de sangre. Inmediatamente se encargó de las heridas. Quería ponerse de acuerdo con el capitán y coordinarse. Con un poco de suerte ya habrían acabado cuando el enano se despertara. Esperaba que cantase.

Una vez el enemigo estuvo seguramente atado y amordazado, la maga comenzó a estudiar las pertenencias del esclavista. Aunque las armas tenían una exquisita confección, ninguna de ellas representaba nada para Iasana. Lo mismo podía decirse de las escasas posesiones que llevaba consigo. Aquello no le daba ninguna pista acerca de quién era y por qué estaba allí, o ante quién respondía. Por lo visto, solo quedaba esperar a que despertara y que respondiera algo en el interrogatorio.

Sin nada más que hacer por unos minutos, la joven se sentó cerca de sus compañeros a descansar lo que pudiera y recuperar fuerzas para lo que estuviera por venir.

A Liam le duele todo el cuerpo. Su rodilla hinchada le hacía cojear. Su aspecto era lamentable pero estaba acostumbrado a recibir golpes, pero el golpe más fuerte era haber atentado contra los esclavos que habían atacado movido por sus instintos de supervivencia. Se sentía miserable y sus ojos delataban su pesar. Su rostro estaba contraído revelando la profunda congoja que atenazaba su espíritu. - Si ya os encontráis en condiciones de continuar podemos seguir - dice con voz cansada - tenemos una misión que cumplir y debe hacerse - hace una pausa para masajearse el hombro izquierdo - pero esta vez haremos las cosas de forma coordinada sin precipitarnos, mi dejé llevar por mis impulsos y ya veis el resultado.

 Tras atar al enano, y amordazarlo, este se despertó confundido al inicio, paseando su mirada sobre unos y otros no terminando de comprender hasta que finalmente comprendió. Forcejeó las ataduras e intentó de gritar, todo inútil. Mientras el tipejo se contorsionaba, Jack y Liam se atendieron las heridas más feas...

Después de algunos minutos, el enano regresó a la vigilia. La sorpresa de verse atado y amordazado se reflejó en su rostro y en un instante se encontraba debatiéndose para poder soltarse sin conseguirlo, ya que los nudos que había realizado Jack eran muy resistentes.

Iasana dejó que el esclavista se retorciera intentando conseguir su libertad un poco más. No le apetecía tratar con esa clase de seres, eran poco más que repugnantes, así que no le concedería nada. Sin embargo, tenían que seguir con aquello y aquel hombrecito podía aportarles respuestas. Cuando la chica juzgó que había sido suficiente, se acercó a él y le quitó el trapo ensangrentado que le impedía hablar para intentar comunicarse con él.

-Puedes entendernos?- lo increpó fríamente. -Nos gustaría...-sus ojos se perdieron en el techo unos segundos antes de volver a posar su penetrante mirada en él. -...conversar contigo- una sonrisa lobuna se dibujó en su rostro. Quería dejar en claro que no tendrían piedad con él si no se mostraba colaborativo.

Estuvo bien que Iasana tomara la iniciativa con el enano, seguro que podría ser persuasiva. A Jack sólo se le ocurría pegarle una buena paliza al desgraciado antes de hacerle la primera pregunta.
El dolor todavía era intenso en sus heridas, pero el marino intentó sobreponerse y ofrecer la imagen de guerrero imperturbable. Al fin y al cabo habían dejado unos cadáveres de esclavos en el suelo.

Jack se moría de ganas de preguntarle por el basilisco, por los esclavos, por sir Hugo y por él... Pero no sabía cómo empezar sin usar el machete.

Si, ya estaba bien que Iasana lo interrogase...

Liam, Nuño y él harían de muro impasible

 El ser escupió a un lado para expulsar parte de la baba sanguinolenta. Os miró bajo con unos ojos consumidos por el odio que miraban desde bajo de sus pobladas cejas.

 - Comprrrendo.

 Empezó diciendo con un fuerte acento que parecía romper piedras con la boca a cada palabra.

 - ¿Qué querrréis de mí?

Sin dejar traslucir lo que opinaba o sentía, Iasana asintió en silencio al ver que el enano entendía su idioma. Al menos podían empezar a interrogarlo por las buenas. Lo que sucediera luego, dependería de cuan colaborativo se mostrara el prisionero.

-Información- respondió lacónica la maga. -Colabora con nosotros y recibirás un trato justo.- Dicho esto se incorporó cuan larga era para mirarlo desde arriba. Sabía que así podía resultar más intimidatoria.

-¿A quién sirves?- estaba dando por sentado que no era la cabeza de todo aquello. -¿Por qué nos han atacado?- con esas dos preguntas tenía suficiente para descubrir qué actitud tomaría el enano. Si respondía a buenas, podría ir más a fondo. Si se negaba, sería el turno de los hombres de hacerlo cantar.

 El enano, maniatado, dió un vistazo a las ataduras que le mantienen fuertemente atrapado, Jack habías acado buen partido de sus años pasados a bordo de un navío. Finalmente adoptó una expresión más fría, más distante, enfocando la situación como un trámite.

 - Hablarrré, perrro luego me soltarrréis. Me darrréis vuestrrra palabrrra, o no hablarrré.- Su fuerte acento dotaba las palabras de dureza.

 Tras eso aguardó vuestras respuestas antes de proseguir, mirando a cada uno de los cuatro aventureros esperando su asentimiento antres de proseguir.

La joven no perdía el tiempo y fué directamente a lo que interesaba. Pero el gusano parecía que le quedaban energías como para negociar.
-¿Le corto una mano? -el marino quería ayudar- ¿O mejor nos lo llevamos? A fuera, me refiero... Por los gritos.

Jack puso su siniestra sobre su machete (todavía enfundado) como si se asegurara que el arma seguía junto a él.

 Con una frialdad asombrosa, teniendo en cuenta su desfavorable situación, el roñoso enano mira sin pestañear al negro aventurero y dice:

 - Si me vais a matarrr o despedazarrr vivo de todas forrrmas de que sirrrve que hable.- Tras una pausa añade.- Dadme vuestrrra palabrrra, todos vosotrrros, y hablarrré. Sinó nos verrremos en los nueve infierrrnos.

 El enano se expresba correctamente a pesar de su fuerte acento, y sorprendentemente sereno. ¿Acasó sabía algo que los compañeros no sabían? ¿sencillamente era así? ¿Estaba drogado de alguna forma? ¿O, tal vez, esta raza era así de fría y calcualdora?