Partida Rol por web

HAN PASADO UNAS POCAS HORAS Y YA ES MEDIODÍA. HOWARD Y NICK SALEN DE LA CASA EN DIRECCIÓN A LAS COCHERAS.

Las cocheras son un edificio alargado de tres grandes puertas de doble hoja. Parece ser del mismo estilo y época que la propia mansión, solo que construida de forma menos sólida. El tejado parece combado sobre la puerta central y en general toda la estructura tiene un aspecto ruinoso.

Howar comienza a andar junto a Nick, bordeando la estructura para hacerse una idea global del edificio y observar si tiene alguna entrada trasera o ventanas por las que colarse. Chico, me quiere sonar que dijeron que las puertas estaban atascadas aunque parece que solamente es la principal, ¿no? dice Howard liándose otro pitillo y rascándose la cabeza. La verdad es que con tanto estrés ya no sé lo que era cierto y lo que no...

El edificio mide unos cuatro o cinco metros de fondo por entre 12 y 15 de largo y 4 de alto. Las tres puertas son del mismo tamaño y sólo hay algunas ventanas pequeñas a más de dos metros de altura, sin póstigos, que algo de luz dejarán entrar.

Como dije, el tejado está algo combado sobre la puerta principal, que está atascada, aunque imaginas que con un par de buenos empujones de los tuyos se abriría. Las otras dos se pueden abrir sin problema. Todas dan al mismo espacio, una única sala abierta que ocupa todo el edificio y que está llena a rebosar de muebles, cajas, baules y todo tipo de trastos viejos.

Está claro que revisar todo esto os llevaría mucho tiempo y más la zona central, más oscura por la puerta cerrada.

Nick, agarra fuerte ese mazo, dejemos al menos esa puerta abierta para que entre luz. dice Howard dirigiéndose con paso firme hacia la entra central.

Me acerco a la puerta central, y después de estudiarla detenidamente y comprobar que no se trata de forzar la cerradura, sino del techo, me decido por levantar con fuerza la maza y golpeo varias veces la puerta. Espero no echarla abajo, Blarie. Puede que las visagras estén oxidadas y se rompan.

Con parsimonia y eficacia, empezáis a golpear la puerta central con ánimo de abrirla para ver mejor. Poco a poco, se va desplazando la puerta, dejando un hueco cada vez más amplio. Satisfechos y sonrientes por vuestro esfuerzo, os animáis a golpear con más fuerza hasta que, por fin, desatrancáis ambas jambas y tiráis con fuerza hacia el exterior. ¡Ya está! Las puertas centrales están abiertas de par en par...

...las puertas centrales...

...justo debajo...

...del centro del tejado...

...tan ruinoso...

...que estaba combado...

...apoyado...

...justo encima de las puertas centrales.

¡CREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEECKKKKKKKKK!!!!!!

De repente, todo el tejado empieza a doblarse, a combarse sobre su centro, ahora que uno de sus apoyos, las propias puertas centrales, ha desaparecido. Asustados al ver lo que es inevitable, os apartáis a un lado, alejándoos lo suficiente para ver, a salvo, cómo la estructura entera de las cocheras se derrumba sobre sí misma, aplastando gran parte de lo que hay debajo.

Osties! Apártese jefe! al ver cómo la estructura se viene abajo siento un escalofrío. Y miro con pesadez la maza. Creo que acabamos de hechar a perder cosas importantes, ¿no? Una vez parece que se estabiliza la chatarra que se ha formado me acerco y comienzo a mirarla. Quizás necesitemos un tractor, o el coche, para retirar el techo. Pero mejor esperar a mañana por la mañana, que se va a hacer de noche, y si llueve..

No estáis solos mucho tiempo más. Segundos después del desasntre, Vermont desde la casa y Karl desde el exterior, llegan a observar lo ocurrido. Karl parece sincera y terriblemente desolado y pálido.

Muchacho! digo mientras me acerco a Karl y le toco el hombro. Fué intentar abrir la puerta y venirse todo abajo! Luego comienzo a liar un cigarrillo.. Al ver a Vermont le hablo. Puede que parte de las cosas que había dentro ahora sean sólo chatarra. Pero quizás aún se pueda sacar algo en limpio.

Chicos, tranquilos, no pasa nada. dice Howard alejándose unos pasos para observar el desastre con algo más de perspectiva. Se lía un cigarrillo mientras observa la escena y, después, con cara de preocupación, añade. Creo que lo mejor será ahora ir a comer. Así aprovecharemos para calmarnos y reponer fuerzas y dejar que todo este polvo se asiente para poder dedicar la tarde a examinar este jaleo...

-Pe-pe-pe-...- dice un espantadísimo Karl, con las manos en la cabeza.

¡Hey, Karl! saluda Howard intentado tranquilizar al guardés mientras se acerca a él. Intentamos abrir esa puerta y... parece que el tejado no aguantó. ¿Había algo de importancia... ahí... ahí debajo? pregunta señalando el montón de escombros.

doy una rápida calada a mi cigarrillo y observo largamente la escombrera que se ha formado. Si había algo de valor ahí, espero que fuese pequeño. y río bajito.

Aún jadeando por la carrerita desde la segunda planta, Vermont repone un poco el fuelle con las manos en las rodillas mirando alternativamente el derrumbe y a Karl, el derrumbe y a Howard...

...madre mía... no quisiera estar en la piel de este tipo...

-Ok Nick, luego podremos empezar a remover algo de todo esto, a ver que encontramos - y le guiña un amistoso y animador ojo.

Asiento, y me quedo mirando al guardés, que tiene el rostro realmente desolado.

MIentras responde, Karl se frota incesántemente la barbilla -¿De importancia? Es viejo todo pero es recuerdos de Van Laaden. No sé cómo tomará sr. Maurice esto.-

Nicht um dieses, mein Freund sich sorgen. le dice Howard a Karl intentando quitar peso al asunto. Wir sprechen mit deinem Chef und wir nehmen alle Schuld an.

Después mira al resto del grupo y al guardés de nuevo. Veo que ya es mediodia, ¿qué delicias nos ha preparado esta vez su amable esposa, Karl? tras lo que comienza a ir hacia la casa, esperando a que el resto le siga.

Vermont, con cara comprensiva, da un par de palmaditas en la espalda a Karl:

- No se preocupe, todo se arreglará.- Y sigue los pasos de Howard hacia el interior, pensando en si le dará tiempo a tomar una rápida ducha con la que eliminar el sudor, aclarar los embarullados pensamientos y, de paso... calmar esa zozobra que le invade al pensar en la nota y la habitación sellada.