Partida Rol por web

Darius corre atraves de la jungla. La mayoria de mujeres se van quedando atras pese a ser muy rapidas. Darius corre motivado por su ansia de libertad y eso le hace casi inmune al cansancio pero cuando siente que ya no le persigen no puede por mas que bajar el paso, fatigado.

Justo en ese instante se siente observado, se gira y encuentra a una mujer armada con una espada y una larga lanza a su espalda.

- Estas en una isla... por mucho que corras no tienes escapatoria... - Negue poniendo los ojos en blanco - ¿Lo hacemos por las buenas o por las malas? - Le pregunto acercando me de forma lenta.

Mi ropa era sencilla, un simple "bikini" de metal y las botas aparte de una capa a mis espaldas.

Darius se giró lentamente, con las manos alzadas a las costados, y una sonrisa incrédula en los labios.

- Mierda. Musitó al ver las armas que portaba aquella mujer.

- Sois rápida señora, y seguro que sabéis usar eso. Con la cabeza señaló la larga lanza que llevaba la guerrera en sus manos.

- Como podéis ver, estoy en desventaja, y la verdad, no me apetece morir. No después de volver a sentir el sol sobre mi piel, y reconfortando mi corazón. Hizo una pequeña pausa. - Hablando de piel... Miró a la mujer mientras asentía con la cabeza a una cuestión que el mismo se había formulado mentalmente.

- Parecéis tener una piel muy bien cuidada, algún día deberíais contarme el secreto, pues una piel cuidada, es una piel hermosa, y la vuestra, voto a bríos que lo es...  Intentaba recupera el aliento, y recurría a su incansable verborrea.

- Y ahora, si me disculpáis, noble señora... Hizo una leve reverencia, sin dejar de observar a la mujer. - ... Tengo que irme, pues, lamentándolo mucho, me esperan en otro lugar. Con una sonrisa dulce en los labios, se dispuso a dar media vuelta y largarse de ahí.

- ¿Y a donde iras? La isla es nuestra no tienes escapatoria, otra de las chicas ya te habria erido y llevado de nuevo a los calabozos, yo te doy la opcion de ir andando y no esposado, de termianr en una habitacion y no en un frio suelo de piedra- Lo mire de forma directa jugando con mi espada en mis manos - Es mi ultima oferta, y te aseguro que estoy siendo mas que amable - Pues como no me gustara su respuesta mi lanza atavesaria su pecho sin dudarlo.

Darius congeló el movimiento de media vuelta después de escuchar a la mujer. Volvió a mirar a la guerrera con la sonrisa en los labios, pero esta vez era más forzada. Continuaba con las manos alzadas junto a su pecho.

- Que cabeza la mía, no me esperan hasta dentro de unos días, no se porque tenía tanta prisa... No dejaba de mirar las manos de la mujer, que manejaban lúdicamente aquella afilada espada.

- Apuesto a que podríais partir en dos un jabalí con eso. Asentía con la cabeza mientras señalaba con el dedo, aun mostrando las palmas de as manos, la espada. - Seguro que si....

- Y con respecto a vuestra invitación, no necesito pensarlo mucho, os acompañaré gustoso.

Darius permaneció quieto, con aquella sonrisa algo forzada, esperando que la guerrera le mostrara el camino. Prefería no hacer ningún gesto que se pudiera interpretar como hostil o de huida. No era bueno tentar a la suerte.

Comienzo andar vigilando que me siga - Si has pensado en quitarme el arma y escapar te diria que te lo replantearas, las unicas embarcaciones estan muy bien vigiladas y es la unica forma de salir de aqui, y por ahora no hemos matado a ningun esclavo, pero uno que nos atacara te aseguro que no saldria bien parado - Le informo volviendo hacia la fortificacion.

- ¿Cual es tu nombre? - Le pregunto mirandolo de reojo.

- ¿Mi nombre? Pareció algo sorprendido ante la pregunta. - Darius, me llamo Darius.

- Y en cuanto a quitaros el arma y atacaros... Hizo un gesto negativo con la cabeza. - No sabría que hacer con una espada, mucho menos enfrentarme a una poderosa guerrera como vos...

Darius caminaba detrás de la mujer, como esta le había indicado.

- ¿Y vos? ¿Puedo saber vuestro nombre? No quiero ofender ni nada, y entendería que a un prisionero no se le revelara. Mantenía su sonrisa, aunque intentaba hablar con cautela, pues las amenazas de la mujer aun resonaban en su cabeza.

- ¿Así que sois buenas marineras? Dijo Darius cambiando de tema. - ¿También os dedicáis a la pesca, además de a la guerra? Pues es evidente que domináis el arte de la espada...

Veo que le sorprende que le pregunte por su nombre y en parte es logico pues la situacion era extraña para el.

- No sois esclavos corrientes, no os tenemos aqui por entretenimiento, habeis sido elegidos y entre vosotros encontraremos a los futuros padres de nuestros hijos, todas somos hermosas y fuerte, ¿Porque? Porque esto lleva haciendose muchos años, mi padre tambie era une sclavo al principio - Comente cogiendo un fruto del bosque y llevandome lo a la boca.

- A diferencia de muchas d emis hermanas no os veo como juguetes, ni escogere al primero que vea, el hombre que comparta cama conmigo para engendrar a mis ojos tendra que ser algo mas que un fisico o un guerrero, por eso te he preguntado tu nombre, sois personas no solo prisioneros - Recalque cogiendo otra fruta y lanzandosela, lo mas seguro es que tuviera hambre.

- Leina, ese es mi nombre - Le respongo dando otro bocado a mi fruta - ¿A que os dedicabais Darius? Y no, yo no me dedico a la pesca ni a la caza, aqui cada una tenemos nuestro oficio.

Darius tomó la fruta que le había lanzado Leina. Solo había probado una mísera hogaza de pan desde que despertó preso, así que aceptó con gusto el ofrecimiento.

- Soy poeta y músico, y vivo de los "donativos" de mecenas generosos. Dio un bocado a la fruta que llevaba en las manos.

- En verdad parece que he tenido suerte, si se le puede llamar así, de toparme con vos, Leina, pues parecéis una mujer propensa al diálogo. Darius miraba distraídamente a su alrededor, contemplado el paisaje y el lugar por donde caminaban.

- Hay algo que me gustaría preguntaros, y no pretendo ofenderos. ¿Que aréis conmigo, con los otros hombres que estaban en las celdas, cuando lleguemos a donde sea que nos dirigimos? Puesto que habéis dicho que elegirías hombre con el que yacer, ¿He de suponer que elegiréis entre uno de nosotros?

A Darius le había parecido oír algo cuando despertó en la celda, pero las palabras de aquella guerrera, tan directas y sin tapujos, le desconcertaron enormemente. No parecía que buscara un esclavo, sino una pareja para concebir.

- Y ahora que lo pienso ¿Que será de mis compañeros de huida? En su voz se vislumbró algo de preocupación por aquellos hombres.

Me pare en seco mirandolo cuadno me conto su oficio con los ojos bastante abiertos - No duraras ni dos dias aqui... - Le susurre con media sonrisa - No se porque estas aqui mejor dicho - Me habia quedado quieta mirandolo - Se os ha escogido por vuestros dones pero esto ser auna lucha, tendreis que ganaros el ser el padre de nuestros hijos y eso suele ser en la arena, luchas entre vosotros, pruebas, loq eu apso en los baños habia sido la primera... - Le explico terminado mi fruta y tirando el carozo al suelo.

Darius se detuvo cuando Leina se paró en seco, algo aturullado por sus palabras.

- Pues si que lo tengo jodido si, esos tipos eran unos bestias ¿Y dices que tendré que enfrentarme a ellos en la arena? El hombre parecía divertido y contrariado. - Pues menuda jodienda.

- Supongo, que no me podré rendir. No, claro que no Darius. Se contestó él mismo. - Porque nadie querría ver a dos tipos luchar, si uno se rinde antes del primer espadazo, menuda tontería. Darius volvió a mirar a la mujer. - ¿Y si los mato mientras duermen? ¿Serviría? No, claro que no, no me hagas caso.

- ¿Entonces la huida era una prueba? Ya me parecía que era todo muy fácil. Dijo entre murmullos.

- Dime, ¿Cual era la acción correcta?

- Ambas - Conteste sin mas - Estaba claro que era una trampa, el intentarlo demostraba inicativa y valor y el quedarse sensatez - Le esplique suspirando un segundo y mirando un segundo de reojo el fondo con la fortaleza.

- Puedes matarlos mientras duerme, puedes rendirte, hacer lo que gustes, esto no significa que gane el mas fuerte, si no lo que nosotras veamos en vosotros, lo que nos haga elegiros, yo no busco al mejor guerrero, no quiero un hambre para defenderme eso lo se hacer sola, pero muchas otras si buscan eso, se limitan a ver el envoltorio y no el interior. No quieor un cabeza hueca que solo sabe coger un arma.

- Bueno, gracias por todo esa información, seguro que me será muy útil. Ya no te molesto más con mis preguntas y charla, he quedado saciado de respuestas y me cuesta asimilarlas.

Tras decir esto, Darius guardó silencio, pues necesitaba meditar en todas aquellas cosas, y en la suerte que correría en días venideros. Desde luego no sería una estancia ociosa.

Había estado en sitios peores, y siempre se las había apañado bien, esperaba que aquella situación no fuera distinta. Aun que en aquellos momentos se sentía de lo más jodido.

¿Puedes jugar un poco mas con el? Ahora estan todos ocupaditos XD

Darius caminaba en silencio tras la poderosa amazona. Su mente había divagado unos instantes con toda la información que aquella mujer le había proporcionado. Pero tras digerir todo aquello, el hombre no pudo más que contemplar silencioso a la guerrera que tenía delante.

Sin duda era una mujer hermosa, y aunque sus armas eran lo suficientemente disuasorias como para intentar alguna tontería, Darius no pudo evitar el observar sus curvas y gráciles movimientos.

Ibamos en silencio, ya casi habiamos llegado y cuendo lo mire de reojo vi como observaba mi cuerpo y sonrei de medio lado.

- ¿Ves algo que te guste? - Le pregunte sin tapujo alguno, pues aqui era yo la que tenia las riendas del carro y eso me daba bastante poder sobre el.

- Todo lo que hay ante mis ojos me agrada ¿Como podría no ser así? Darius habló con Leina, más no podía apartar la mirada del va y ben de sus caderas.

Una señal de alarma se activó en la cabeza de Darius. Una señal que le indicaba no seguir por ese camino, pues si la mujer se ofendía, podía acabar muy mal.

Ayyy, pero Darius tenía una debilidad, y si algo le hacía perder la cabeza era una mujer hermosa. Y la mujer que tenía delante, además de hermosa, era honorable y hablaba con propiedad. ¿Que más se podía pedir? Tal vez una cosa más, que no estuviera armada.

Me quede mirandolo, desafiante, esperando ver que hacia, sin moverme de mi posicion pues tenia intelecto y aquello me gustaba pero no parecia tener una de las cosas que mas me atraia de un hombre, valor, valor y locura...

Mis ojos lo recorrieron sperando que continuara el camino o actuara como un hombre, queriendo tantearlo como llevo haciando con ellos desde que llegaron.