Partida Rol por web

Altdorf, Año 2522 del Calendario Imperial.

Tributes, últimas horas de la tarde.

La discusión en el callejón había durado más de lo esperado y Gustav y Joss caminaban en silencio, mientras se dirigían taciturnos a El Gato Manchado, la taberna en la que se habían conocido la noche anterior.

El paseo a través de las calles de la ciudad fue pesado y deprimente. Al ya mal estado anímico del grupo, ahora se había sumado el cielo gris ya oscurecido, en donde las nubes, de manera implacable, lo habían cubierto todo dejándo las calles con un aspecto frío y siniestro del que había carecido al inicio del día.

Los ciudadanos se apresuraban a volver a sus hogares y a cerrar sus comercios, pero algunos de los que ahora terminaban su duro día de trabajo, se acercaban a comentar las últimas noticias del día a alguna taberna, antes de volver a la seguridad y el confort de sus casa, con la esperanza quizás, de darle algo más de sentido a sus afanosas y grises vidas tras los muros de Altdorf, muy diferentes de las que llevaban los nobles del palacio Imperial.

El enano y el humano entraron en la taberna que ya conocían. El lugar seguía siendo sucio, maloliente y oscuro, apenas iluminado por unos pocos faroles y velas. Las mesas y taburetes bajos, comenzaban a llenarse con los primeros parroquianos, pero el humo del tabaco todavía no había empezado a viciar el aire y el poco serrín del suelo todavía conservaba algo de su seca dignidad.

Johannsen buscó una mesa, o aún un par de taburetes vacios, donde esparcir su cuerpo algo dolido y diluir su mente, algo confusa e inquieta, con algo de cerveza o un vino caliente. No le apetecía entablar mucha conversación en aquel momento, y aunque a sabiendas que el matador no era el mejor de los conversadores tampoco, si le pareció que le debía un poco de calido compañerismo al pelirrojo guerrero...porque, por extraño que le pareciese, pensaba que el más temerario, bruto y salvaje de los integrantes de aquel extraño grupo...era el que mejor le caia. Quizás debido a su, a veces, insultante sinceridad.

- Me imagino que querras un gigantesco pichel de cerveza, no Joss? Esta primera, la pago yo...amigo.

Joss lanzó una mirada furibunda al interior de la taberna antes de escupir en el suelo y gruñir con su característico toque personal. Escuchó las palabras de Gustav y algo parecido a una sonrisa pareció entreverse bajo la espesa mata de pelo de su barba.

-Acepto tu amabilidad humano le dijo con su ronca voz Porr Grrungny que mi gaznate necesita algo de cerrveza cuanto antes. El día ha sido penósamente larrgo y un poco de eso que llaman cerrveza en este lugarr me vendrra bien, a pesarr de su sospechoso olorr parrecido al de los emplastes de orín y barro que usamos los nuestrros parra cazarr hombrres rrata.

Miró a un lado y a otro y cuando pareció encontrar u lugar adecuado le dijo a Gustav:

-Irre ocupando esa mesa de allí, tendrremos una buena perspectiva de la entrrada a este cuchitrril y la parred nos cubrrirra las espaldas, ya no me fío de nadie en esta ciudad que los humanos llamais civilizada. Y dicho aquello, dejó que Gustav fuera a por esa cerveza con la que acompañar el tiempo que tuvieran que esperar a sus compañeros, mientras él se dirigía a ocupar una mesa baja de taburetes bajos en un rincón al fondo de El Gato Manchado.

El muchacho se acercó a la barra y pidio dos picheles de cerveza. Mientras se la servian, intentó buscar con la mirada, sin mover mucho la cabeza, algo, o alguien que pudiera parecerle sospechoso...es decir, MÁS sospechoso de lo habitual en un antro como aquel. Cuando tuvo las dos jarras en las manos, se dirigió a la mesa donde se acomodaba Joss, y ne ese trayecto, también aprovechó para ver lo que alli se congregaba, no fuese que alguien..."conocido" merodease el lugar. Una vez sentado, alzó su jarra y le paso la otra al recio enano, y se dispuso a brindar:

- Por los camaradas en combate, mi buen enano! Pues al final, no nos queda más que los que nos acompañan cuando van mal dadas!! SALUD!

Joss acompañó el brindis con energía y las dos jarras chocaron con tal fuerza, que por un momento ambos compañeros pensaron que no aguantarían y estallarían en mil trozos. Pero aquellas jarras estaban habituadas a ese tipo de trato y resistieron con entereza el brindis, esparciendo en el golpe algo de espuma en el aire, que acabo mojando la mesa.

-¡SALUD! Dijo el matador, tras lo cual bebió un trago largo de su jarra, luego la dejó en la mesa y eructó sonóramente. Bien, bien... dijo mientras se quitaba los restos de espuma de la barba con una mano Sigue parreciendome una cerrveza penosa, perro despues del día que hemos tenido, siente fenomenal sentirrla rremojando el gaznate. Dime Gustav ¿Qué piensa de lo que llevamos hecho del trrabajo? ¿De verrdad crrees que es posible que aquellos hombrres trrbajarran parra Schöderr?

Gustav dio un generoso sorbo a su cerveza, y luego se quedó un instante pensativo...

- No se me ocurre otra razon por la cual nos estuviesen siguiendo, la verdad. Aunque ahora que lo pienso friamente...como sabían, si es que trabajaban para Schöderr, que eramos nosotros los que estabamos investigando... o alguien se lo ha soplado, o ya nos espiaban de antes y no nos percatamos...o no trabajan para ese tio...estoy algo confuso, la verdad.

-A mí tampoco se me ocurre otrra cosa humano le respondió el matador Perro es verrdad que es muy extrraño que Schöderr esté al corriente de nuestrra investigación, ya que no se me ocurren motivos porr el que quisierra mantenerr vigilado a Von Rriedrrisch.

El enano se interrumpió y bebió otro sorbo de su jarra de cerveza antes de continuar hablando.

- A no serr que el Hacket no nos haya contado todo lo que sabe... su extrraña afición porr ese tipo de arrte es muy sospechosa.

Gustav sopesó lo dicho por el matador...y si...?

- Y si nos han contratado para crear una distracción? No se, algun trapicheo de Hacket, que necesite que los ojos adecuados miren en otra direccion...no se, no estoy hecho para estas divagaciones...De momento, lo mejor es esperar a ver que pueden averiguar los otros del tal Leonard de marras...

Y de nuevo volvió a dar otro generoso trago a su cerveza.

En aquel momento de la conversación, la puerta de la taberna se abrió con un sonoro estrépito y entró un hombre de pelo largo y cano enfurruñado que pateó el serrín y las pocas sillas que se encontró en su camino desde la puerta, hasta la barra. Se le veía notoriamente malhumorado y no parecía querer ocultarlo, si no más bien dar a entender a todo el mundo su estado.

-¿Que te pasa Karl? Preguntó el tabernero Cuida tus modales, que el mobiliario de mi taberna no tiene la culpa de que hayas tenido un mal día.

-Sírveme una cerveza Henry, que vengo de un humor... le respondió el hombre. Despues de un día de trabajo asqueroso, uno solo piensa en terminar la jornada para tener un mínimo de tranquilidad antes de ir a aguantar a la vaca de su mujer, pero crees que eso le importa a la guardia de la ciudad? Noooo, que vá, ellos tienen todo el tiempo del mundo para hacernos perder a los demás. ¿Adivinas quién me ha tenido media hora esperando a que terminaran de interrogar a mis compañeros de trabajo para hacerme las preguntas y dejarme marchar? ¡Pues ni más ni menos que La Llama Purificadora!.

El hombre, bebió un trago de la cerveza ofrecida y se detuvo en su relato para degustarla.

-¿La Llama Purificadora? Eso debería preocuparte... le dijo el tabernero Esa gente es peligrosa.

-¿Y a mí qué si lo es? Yo no he hecho nada malo, en todo caso ellos por no dejarme ir a descansar despues del día que he tenido. Le respondió tras beber el trago Se creen que por que tienen la autoridad están por encima de la gente como nosotros y que pueden decirnos qué hacer cuando ellos quieran. Deberían aprende de la Guardia Imperial, al menos ellos son más educados. Claro que seguro que también se les subiría a la cabeza si les dieran el poder que tienen los de La Llama...

El visiblemente enfadado hombre hablaba tan alto que todos los de la taberna podían oir la conversación que mantenía con el tabernero, era evidente que no le importaba lo más mínimo quién pudiera escucharle hablar, bien por la ira que sentía, bien por que las palabras de ambos hombres demostraban que ya se conocían de hace tiempo, y que en aquel lugar el tal Karl se encontraba entre amigos.

Gustav dejo su jarra en la mesa, y se giró como todos los demás ante la irrupción del recien llegado. Al oir lo que decía, inmediatamente se giró hacia su menudo colega, y lo miró con complicidad. Luego su mirada se tornó en preocupación...La Llama purificadora? No le sonaba tal nombre, o no era capaz de recordarlo, pero si habían interrogado a gente de los muelles, era de cajón que era por su culpa. Luego, con un gesto de los ojos, hizo un ademán de interrogación al matador...se quedaban a escuchar, cosa que poidía ser muy util, o debían retirarse prudentemente, pues seguro que la cosa iba con ellos...aunque esto ultimo podía parecer sospechoso.

- Que hacemos, Joss? - sussurró al enano

 Todo esto de investigar le resultaba demasiado tedioso y complejo ¿que hacer?, no era una buena pregunta para Joss que arqueó su ceja derecha mientras apuraba un trago al mejunje similar a la cerveza.

Demasiado osado. Parrece que nos está prrovocando para que nos delatemos. Esperremos un poco más a verr que pasa.

Despues de degustar otro trago de la cerveza que tenía en la mano, Karl siguió hablando con el tabernero, esta vez más calmado.

-Aaaah... esta porquería que vendes nos acabará matando pero que bien sienta despues  de terminar la jornada Le dijo Pues lo que te decía, justo después del mediodía, se ha liado una buena en el puerto, dos muelles más allá de donde trabajo, unos hombres han empezado a pelearse y al final ha tenido que venir la guardia a poner orden. Por lo que parece, ha habido algún muerto, dicen que uno era un guardia Imperial pero no estoy muy seguro, y mientras unos han terminado huyendo de allí, a otros se los han llevado arrestados más tarde. Un buen rato despues, cuando estábamos a punto de terminar la jornada, han aparecido los de La Llama Purificadora, haciendo preguntas y deteniendo a todos los que nos marchábamos a casa para interrogarnos por lo sucedido antes de dejarnos ir, he salido del almacén a las tantas.

-Pues si que es raro que esos hayan ido por allí... debe de haberse tratado de algo gordo Le dijo el tabernero.

-La verdad es que no lo se. Pero llegué a ver corriendo por allí a un enano muy extraño. Creo que era uno de esos locos que se hacen llamar Matadores. Le respondió Karl, y ante aquella información, el tabernero lanzó una mirada hacia el fondo de la taberna, en donde se encontraban Gustav y Joss sentados. De todas formas, me da igual, lo único que me importa es que por su culpa hoy he salido más tarde del trabajo y eso me fastidia. Con aquellas últimas palabras, el hombre apuró su jarra de un trago, dejó unas monedas en la barra como pago y se dispuso a marchar. Te dejo, la cerveza de hoy va a tener que ser muy rápida si no quiero que la bruja de mi mujer me castre esta noche por llegar tarde a la cena. Ya nos veremos mañana. Y con aquello, el hombre se marchó por donde había venido, dejando al tabernero recogiendo la jarra sin poder evitar lanzar otra mirada a la mesa en la que se encontraban sentados Gustav y Joss.

 ya empezamos, es que no hay más lios en los que me pueda meter

Joss le sugirió por lo bajini a Gustav que ocultase su herida y se levantó de golpe para gritarle al camarero

eh tú, patas larrgas. ponme otrra ... de eso que llamas cerrveza y deja de mirrarrme, a verr si va a rresultarr que todo lo que hagan mis compatrriotas va a serr culpa mia. Bajó el tono como refunfuñando y gruñendo es el colmo, siempre que un matador hace algo me miran mal, como si fuese el único matadorr de esta apestosa ciudad. GRRRRR

-Marchando otra jarra, matador... le respondió el tabernero desde la barra, y con su habitual pericia, preparó una jarra y la dejó en la barra, pero antes de soltarla miró a la mesa y preguntó al enano ¿Tu amigo también va a querer otra cerveza?

No pareció darle importancia a las palabras de Joss y se limitó a hacer su trabadjo tal y como acostumbraba, manteniéndose imperturbable ante lo que el enano le dijo desde su mesa.

El tabernero esperó a que le digeran si querían otra jarra para Gustav sin mostrar más interés, que el que pudiera tener en que le pagaran por su bebida.

 Joss avanzó pesadamente hacia la barra para recoger su cerveza. Llegado el momento de estar cara a cara con el tabernero, el enano dejó unas monedas junto a la jarra que después cogería, monedas más que suficientes como para pagar muchas rondas o tapar alguna boca.

¿amigo? ¿que amigo? yo no he visto a nadie, ¿y tú? Comentó el matador con una pequeña sonrisa burlona y un tono sereno.

El hombre arqueó una ceja ante las palabras de Joss y recogió el puñado de monedas que este le ofrecía, soltando la jarra y dejando que el enano se hiciera con ella.

-No, claro que no... Le respondió. Ya veo que has venido solo. De todas formas déjame recomendarte que andes con cuidado, si esta ciudad puede ser peligrosa para los que vivimos aquí de siempre, puede llegarlo a ser aún más para los extranjeros. Aunque sean matadores enanos como tú.

El hombre cogió una jarra para dedicarse a limpiarla con un paño mientras le hablaba a Joss.

-Sin embargo a pesar del mal aspecto de mi humilde taberna, aquí uno puede encontrar buena compañía con la que tratar los temas de la ciudad, como pudiste comprobar anoche, ¿O quizás me esté equivocando de enano? Bueno, disfruta de la cerveza.

Johannsen observó al enano mientras iba hacia la barra, y con todo el disimulo que pudo, trató de esconder los verdugones y contusiones de la pelea de la tarde, aunque no eran nada serio. No, Joss, no... pensó el joven cuando se percató de que el pelirrojo guerrero declamaba su inocencia a los cuatro vientos. Luego, se alarmó aun mas cuando vió que el enano trataba de sobornar al tabernero...estamos jodidos, pero bien jodidos... le vino a a la mente cuando reparó en que el tipejo que se acababa de ir había dicho que parecía que un Guardia había muerto...

A Joss le gustó la respuesta del tabernero y le otorgó media sonrisa. Cogió su jarra y se dispuso a marcharse hacia la mesa donde estaba Gustav

 por cierrto amigo se apresuró el enano justo antes de girarse ¿quienes diablos son los de la llama purrificadorra?

Joss apoyo sus codos en la barra y su cara en sus puños como si esperara una larga y aburrida explicación.

-¿Has puesto la oreja a la conversación con Karl verdad? Dijo el tabernero con una sonrisa de complicidad en sus labios No es ningún secreto y cualquiera que lleve viviendo en Altdorf un tiempo sabe que La Llama Purificadora no es más que otra Orden de Sigmar. Un culto de antiguos sacerdotes y templarios que tienen puesto su punto de mira en aquellos que practican la magia prohibida. Aunque si pidieran mi opinión, les diría que no me parece correcto que permitan ningún tipo de magia. Esos hechiceros de los colegios Imperiales me dan escalofríos.

Un cliente nevo entró en la taberna y reclamó la atención del tabernero. Este dejó a Joss para atenderlo y una vez que terminó con él, volvió a donde estaba el enano para terminar de hablarle.

-Lo que te decía. Son como los cazadores de brujas personales de los condes electores, solo que estos trabajan oficiálmente para el bueno de Franz y en nombre de Sigmar. Son muy peligrosos y hay que tener cuidado de que no te señalen, o ya puedes preparar tu mochila y correr lejos, si no quieres acabar con tus huesos en la hoguera.

 oh, entiendo. Porr suerrte no conozco a ningún hechicerro, ni ganas.

Joss se decidía a irse con su jarra cuando se volvió a girar

¿y quien diablos es ese Frranz?