Partida Rol por web

Johannsen se puso manos a la obra en cuanto vio a sus colegas. Desenrollo la cuerda que se habia echado al hombro al subir y la ato lo mejor que supo a (habra algo donde atarla, no Mr. Master?). Luego echo el resto hacia abajo, donde el pelirrojo matador esperaba. Le hizo una seña para que empezara la ascension, y el mismo se giro a la ventana. Sin ceremonias le dio un codazo al cristal haciendolo añicos, y se dispuso a entrar junto a sus compadres.

El hombre calló al suelo, girándose en el proceso y mostrando sus rígidas facciones.

Su rostro se encontraba paralizado y deformado en una espantosa mueca de terror que estiraba la piel de los pómulos de forma antinatural. La piel pálida y sin vida, mostraba signos de deterioro a causa de la repentina y espántosa muerte que había caido sobre el desgraciado hombre, y la saliva caía por la comisura de los labios, estirados y agrietados hasta lo indecible a causa de la desencajada boca.

El cuerpo sin vida, chocó contra el suelo, sin apenas alterar su postura a causa del la rígidez de los músculos y es entonces cuando todos pudieron ver la pequeña reliquia, de apenas 20 cm de largura, y 16 de altura, que aferraba entre sus frías y muertas manos, y que representaba las grotescas figuras de dos personas de ambos sexos, o lo que vagamente tenía rasgos de personas mezcladas con las de animales y demoníacos seres, copulando depravadamente.

Jekil apretó fuertemente la empuñadura de su espada al tiempo que observaba detenidamente cualquier movimiento que pudiera realizar aquel hombre.

La no respuesta a las palabras de Ruy provocó que lanzara una mirada de complicidad al estaliano y le asintiera, dándole a entender que iba a actuar.

-¡Vamos, responde!... Gritó, y sin dar tiempo a que le contestara, se acercó de forma muy sigilosa hasta que la distancia que lo separaba de aquel hombre fue cercana a un paso. Con toda la energía que pudo, empujó la espalda del hombre con la planta de su bota derecha.

El hombre calló al suelo, girándose en el proceso y mostrando sus rígidas facciones.

Su rostro se encontraba paralizado y deformado en una espantosa mueca de terror que estiraba la piel de los pómulos de forma antinatural. La piel pálida y sin vida, mostraba signos de deterioro a causa de la repentina y espántosa muerte que había caido sobre el desgraciado hombre, y la saliva caía por la comisura de los labios, estirados y agrietados hasta lo indecible a causa de la desencajada boca.

El cuerpo sin vida, chocó contra el suelo, sin apenas alterar su postura a causa del la rígidez de los músculos y es entonces cuando todos pudieron ver la pequeña reliquia, de apenas 20 cm de largura, y 16 de altura, que aferraba entre sus frías y muertas manos, y que representaba las grotescas figuras de dos personas de ambos sexos, o lo que vagamente tenía rasgos de personas mezcladas con las de animales y demoníacos seres, copulando depravadamente.

Johannsen se puso manos a la obra en cuanto vio a sus colegas. Desenrollo la cuerda que se habia echado al hombro al subir y la ato lo mejor que supo a (habra algo donde atarla, no Mr. Master?). Luego echo el resto hacia abajo, donde el pelirrojo matador esperaba. Le hizo una seña para que empezara la ascension, y el mismo se giro a la ventana. Sin ceremonias le dio un codazo al cristal haciendolo añicos, y se dispuso a entrar junto a sus compadres.

El estaliano retrocedió unos pasos, horrorizado por la visión que se presentaba ante ellos, y palideció de terror, temblando de pies a cabeza. La daga se le desprendió de la mano cuando esta dejó de responderle a causa de los temblores, y cayó al suelo.

-Dios mío... Dios mío... Murmuraba completamente ausente y con la vista fija en la figura del suelo.

En ese momento, el ruido de un cristal roto en mil pedazos rompió el terrorífico silencio, y uno de los cristales de la ventana escupió trozos de cristal cuando Gustav la golpeó para entrar en la habitación desde el exterior.

Amarrando un extremo de su cuerda a la pata del armario, la dejó caer para Joss y se irguió frente a sus compañeros y la horrible figura encogida en el suelo. Ahora podía ver a Larymian en la habitación, que se había encontrado fuera de su ángulo de visión hasta el momento.

El sexto sentido de Gustav le indicó que algo iba mal. No sabría decir si era por lo que veía que le había pasado al hombre que se encontraba aferrado a la terrible reliquia, o por que despues de todo lo que habían pasado hasta llegar allí, aquello había resultado demasiado fácil. Encontrar al hombre muerto en su casa, con ellos en la misma despues de asaltarla, y sabiendo que sus cabezas probablemente estaban en busca y captura despues de lo ocurrido en el puerto con la Guardia Imperial, y el almacén incendiado...

Viendo al hombre retorcido que se encontraba a sus pies, indudáblemente, no era aconsejable quedarse mucho tiempo allí metidos.

El extremo de la cuerda pronto estuvo al alcance de la mano del matador cuando esta fue dejada caer por su compañero Gustav, pero algo llamó su atención cuando se acercó a tomarla.

Desde donde estaba podía ver la salida del callejón hacia la calle a la que habían llegado al edificio, y un ruido de pasos apresurados y de armas le llegó desde allí. Al mirar, pudo ver pasar a un grupo de hombres cuyo número no alcanzó a determinar, envueltos en capas negras y con la capucha puesta, que pasaban apartando a la gente que se interponía en su camino de muy malas maneras.

Alcanzó a oir algún grito, pero estos pronto se silenciaron cuando la gente se fijó más en el grupo que pronto terminó de cruzar el espació que veía desde el callejón, en la misma dirección que habían tomado sus compañeros para entrar en el edificio, y desapareció de su vista.

La horrible escena mantuvo al cazarrecompensas en silencio y le hizo retroceder un par de pasos. Sólo se podían palabras entrecortadas del estaliano y el sonido de su daga cayendo contra el suelo.

Joder… ¿Qué le habrá pasado a éste? Por el estado de la cocina, el bidón de agua y demás, parece que lleva muerto aquí varios días. Más que nada, porque lleva el ídolo en sus manos… ¿Tendrá algo que ver con su muerte? Pero bueno, ya estamos aquí de todas form… - El sonido de cristales rompiéndose en aquella habitación le hizo olvidar sus cabalas.

Bastante más sorprendido que al encontrar el cadáver se quedó observando a Gustav. Unos pocos segundos más tarde la sorpresa que reflejaba su rostro se transformó en rabia.

-Muy bien, así sin llamar la atención; justo lo que necesitamos…- Dijo irónicamente- Dile al enano que no es necesario que suba, ya tenemos lo que queríamos.

Rápidamente descolgó su mochila de la espalda, sacó la manta que llevaba dentro y la extendió en el suelo. Después cogió una manta de la cama que había en la habitación y, procurando no palpar el ídolo con la mano descubierta, con ésta le arrebato el artefacto al cadáver.

Hay algo extraño en todo esto, y bien sabe Sigmar que no pienso tocar con mis manos la cosa esta; ni por 1000 Coronas. – Pensó mientras colocaba el bulto sobre la manta extendida en el suelo. Enrolló la manta sobre el, ya previamente envuelto, Ídolo. Por último introdujo el paquete en su mochila.

-Y bien, ¿Nos vamos? Quiero acabar con todo esto ya. –Dijo satisfecho de sí mismo por haber encontrado lo que buscaban.

Larymian mantuvo la compostura durante todo el momento de tensión en el que Ruy se desplomó. Era realmente una visión terrible, però eso no haría que sus compañeros la vieran hacer lo que Ruy.

El Ídolo, Otto muerto, una bonita salida de la casa y 300 coronas de oro esperándonos en la casa de Hackett. Hay algo aquí que no me huele nada bien...

- ¡¡¡¡¡CRASH!!!!! - los cristales se rompieron gracias a Gustav. Larymian no pudo evitar sonreir frente la broma de Jekil, y acto seguido se acercó a Ruy. - Estaliano, ¿te encuentras bien? ¿Nunca habías visto la muerte en su más glorioso aspecto? -dijo guiñándole el ojo y hechándole una mano para que se levantase.

Aunque hay algo aquí que me intriga... mucho... No iré delante, ahora.

-Sí... sí... creo que estoy bien. Dijo Ruy con voz temblorosa. Lo que le ha pasado a ese hombre... Lo señaló. Es antinatural. ¡Por Sigmar! ¡Esto es obra del Caos!

El hombre perdió los papeles un momento, pero se recompuso rápidamente. Se agachó para recoger su daga y dijo:

-Vayámonos cuanto antes, como ha dicho Jekil, estoy harto de todo esto, sólo quiero terminar con el trabajo de una vez, cobrar y olvidarlo todo.

El estaliano guardó el arma y se encaminó hacia la salilda de la casa.

Larymian siguió a Ruy por detrás, aún con las armas desenvainadas. La puerta estuvo abierta una vez, podría volverlo a estar...

- ¿Soy la única a la que no le gusta pero que nada la situación en la que estamos...? -dijo Larymian- La puerta estaba abierta cuando entramos... tal vez fuera una trampa de los Cuchillos para que cogiéramos nosotros el ídolo y se lo diéramos al salir... aunque los Cuchillos podrían haber hecho lo mismo que nosotros... ¿Tal vez la Guardia Imperial...? Obtuvimos la información en el puerto, donde os pillaron a ti, Ruy, a Gustav y a Joss... y ellos no podrían allanar una casa, tal vez nos hayan utilizado para que les saquemos de aquí el ídolo... ¿para qué querrían ellos el ídolo? No lo sé, pero Hackett mencionó la Orden de la Llama Purificadora, con la cual tenía problemas cada vez que adquiria un nuevo objeto en su colección... - Larymian se puso extremadamente paranoica. Llevaba tres días sin usar la magia y buscando un ídolo que nadie sabía donde estaba. Ahora que lo tenían en sus manos le parecía demasiado fácil, tan solo le habían quitado el idolo a un tipo muerto.

Despues de atar la cuerda al armario para que subiese Joss, ver como el gallardo estaliano perdia el color y la daga, y de los comentarios de Jekil y la moza, Gustav saco la maza de su cinto. Se asomo a la ventana para ver que tal le iba al enano con la escalada, y luego se giro de nuevo hacia los demas.

- Aqui falla algo, señores... no puede ser tan facil... - se acerco al cadaver y le dio un toque con la maza, para ver su rigidez.

- Es una trampa, seguro. Algo esta a punto de pasar, lo huelo. - Luego volvio hacia la ventana, y le dijo al enano (rezando para que no hubiese subido demasiado) que volviese abajo.

- Nos vamos de aqui pero ya. Y por la ventana. No se que cojones habeis visto por la casa, y me da igual... Ya estais cogiendo la cuerda y bajando, sera lo mejor.

Con la maza en la mano, se coloco cerca de la puerta por donde habian entrado y se puso en guardia, por lo que pudiese pasar...

 Joss no estaba hecho para la escalada, como dijo un sabio enano, los enanos estamos hechos para ir bajo la montaña, no por encima. Apenas se había escupido en las manos, había sujetado la cuerda y había oteado la pared para buscar el mejor saliente para empezar a trepar cual elfo del bosque, cuando Gustav se asomó e hizo gestos de retirada.

Vigiló el callejón nervioso, la extraña patrulla parecía ir a por ellos, seguro, pero habían pasado de largo aparentemente, así que al ver a su compadre intentó hacer señas para que salieran de allí cagando hostias.

La joven muchacha, al ver que sus palabras eran compartidas por Gustav, sujetó a Jekil por el hombro e hizo que se girase para mirarla a los ojos.

- Jekil, lo mejor sería hacer lo que Gustav sugiere. Temo que nos estemos colcando en una trampa... -dijo Larymian mirando fijamente a los ojos a Jekil, y después hechando un ojo al ídolo, para comprovar que estaba bien.- Y si no quieres colaborar, no es dificultad para mi hacer que colabores... me da igual tu vida.

Viendo lo que decían Larymian y Gustav, Ruy se dispuso a bajar por la cuerda que Gustav había asegurado en la pata del armario tras su sugerencia, cediéndole el turno a la chica.

-Las damas primero. Le dijo una con una sonrisa y un caballeresco gesto de la mano. No queremos que la decencia de una inocente joven se vea empañada si la relacionan con gente de mi calaña... ¿Eh?

El estaliano miró hacia la puerta de la habitación y añadió.

-Venga, rápido. Yo tampoco me fío de esta situación y me ha parecido oir voces provenientes de la escalera del edificio...

¿Por qué les ha dado a todos por sospechar? Tampoco me parece tan raro que la puerta de afuera estuviera abierta, ¿Acaso no hemos tenido que tirar abajo una puerta para poder entrar?... De todas maneras será mejor que nadie nos vea salir.

Jekil sintió cómo algo le agarraba de hombro, interrumpiendo sus cábalas. Lentamente giró su cabeza hasta que visualizó una mano que reconoció al instante.  Miró a la joven, arqueó una ceja y volvió a mirar la mano de la muchacha, dejando clara la poca gracia que le hacía aquello. Aún no había olvidado que Lari les había intentado dar con la puerta en las narices.

-Bien, si os da mala espina todo esto, no tengo problema en bajar por la cuerda.- Dijo mientras se movía a un lado para quitarse la mano de Larymian del hombro y de forma en que la joven no tuviera contacto visual con su mochila.

Tras sus palabras, esperó a su turno para empezar a descender por la cuerda. No las tenía todas consigo, en el peor de los casos esperaba que no hubiera mucha altura.

Larymian vio las intenciones de Jekil de bajar la cuerda con el ídolo, y al verlo lo paró de inmediato empujándolo hacia atrás con las manos en su cintura.

- Espera. Deja que baje yo primera. Así, si te caes, entre dos será más fácil coger el ídolo cuando nos lo pases desde la ventana. -La joven muchacha daba por hecho que Jekil no bajaría por la cuerda con el ídolo. Era demasiado arriesgado hacerlo.

Se adelantó a él y empezó a descender por la cuerda, después de comprobar que aún resistía.

Hasta el enano palurdo sabría una cosa tan evidente, Jekil. Espero que no nos decepciones.