Partida Rol por web

Ante ellos se abría la siguiente etapa de su epopeya en la ciudad de los muertos, ya que, una vez reabastecido el hospital de campaña y su arsenal de armas, era la hora de prepararse, decidir a donde ir, y salir lo antes posible.

Se encontraban en la planta de arriba, decidiendo en una de las salas de descanso que servía de comedor mientras reponían fuerzas. Garret, Tyler, Joshua, Aurora, Dakota, Roman y Milo se miraban con caras que denotaban el infierno que habían presenciado en los últimos dos días. Todos en silencio, como esperando a que uno de ellos rompiese el silencio por los demás.

Opciones. Decisiones. Monasterio, hospital, comisaría, ayuntamiento... ¿Qué hacemos? ¿Dónde nos la jugamos? Tenemos que tomar la decisión correcta, pues nos va la vida en ello. Las dudas reconcomen nuestras mentes ante el panorama que se nos presenta; no es tan fácil apostar todo lo que tienes a una mano que crees ganadora, porque como no ganes la partida... se acabó. Resoplo, resignado, escudriñando los tensos rostros de los demás; el mío está igual. No nos conocemos de hace mucho tiempo ni somos familia, pero ahora mismo para mí es lo más cercano a una. Sin embargo, no tengo claro si seguir la misma ruta que todos. Puede que separando caminos haya posibilidades reales de supervivencia y de que nuestros traseros acaben a salvo. O quizá no. Nadie lo sabe; ni siquiera yo estoy seguro de lo que ocurrirá. Necesitamos toda la fortuna de este mundo, si es que en algún lugar queda algo de suerte. 

—Francamente, no sé qué cojones tenemos entre manos —inicio la conversación, ladeando la cabeza con gesto de hastío mientras dejo caer los brazos lentamente—. Desconozco cual es la mejor opción para sobrevivir —afirmo—. La idea del monasterio que comentó Tyler donde están operando sus superiores no me parecía una mala elección, pero no sé si conseguiremos abrirnos paso hasta allí sin que antes algún hijoputa se nos abalance encima. Y el hospital, pese a que es un lugar muy amplio y con muchas medicinas, puede ser una trampa mortal, porque si este virus o lo que coño sea ha afectado a las defensas y al sistema inmunológico, todos los hospitalizados se habrán infectado y eso será un desfile de cadáveres —suspiro, meditando en silencio unos segundos—. Yo buscaría un refugio aislado donde descansar. A mí realmente me gustaría alcanzar el búnker que está en el  sótano del ayuntamiento; con los víveres suficientes y aguantando a que pase el temporal -si es que esto acaba algún día-, podríamos tener una oportunidad. Pero tampoco es infalible. Nada aquí tiene pinta de que pueda serlo —sentencio.

Camino unos pasos a lo largo de la sala, tomándome unos instantes y mirando a mi alrededor. Buscando quizá la inspiración que me sirva para tomar el camino correcto.

—¿Alguna idea? —pregunto mientras me doy un poco más de tiempo para pensar.

-Voy a necesitar ir al hospital en algún momento, las medicinas que tenemos no son para casos graves y podríamos aprender mucho más del virus allí - Si querían tener alguna oportunidad de terminar con aquello toda la información posible era invaluable. -No voy a obligarlos a acompañarme sin embargo - Las últimas palabras supieron amargas en su boca, prefería por mucho que se mantuvieran juntos. 

-De cualquier forma, estoy de acuerdo con buscar un lugar donde descansar primero, no duraremos mucho en el estado que tenemos ahora - Físicamente estaba desgastada. Emocionalmente y mentalmente? Esa palabra se quedaba muy corta. -No se ustedes, pero comida y un sueño semi tranquilo me son muy necesarios ahora mismo - Y lo decía alguien acostumbrada al ritmo de guerra. -Recobremos fuerzas y luego veremos que sigue - Sugirió dando un bostezo y cruzándose de brazos -El lugar más cerca tiene mi voto - 

Dakota asintió con un bufido a las palabras de Aurora:
—Joder, sí, yo también estoy cansada, pero, ¡qué mierda!, no puedo quejarme. No tengo ese derecho. Al menos sigo viva... Hoy perdí a dos compañeros de camino acá —murmuró, casi como una confesión: —Uno desapareció cuando atravesamos el metro. Y Marie... Ella... —Su mano estaba temblando ligeramente, apretó el puño para controlarlo. —Una cosa verde se la llevó justo cuando salíamos de allí. No pude hacer nada. En fin... —Suspiró. —Mi misión era averiguar por qué se habían cortado las comunicaciones con el equipo de la Iglesia de San Jorge —dijo, y volteó la mirada hacia el padre Joshua, quizá él podría aclarar algo sobre este punto. (*)—Por otra parte, debería regresar a la comisaría. Aunque el mundo se haya ido a la mier... Bueno, yo aún respondo ante mis superiores, y el comisario Herrera debe estar esperando un informe —afirmó sin mucha convicción: —Pero antes intentaré comunicarme con ellos —dijo, mientras repiqueteaba los dedos sobre el walkie.
Quizá la comisaría ya no existía como tal, y ahora estaba tomada por una horda de podridos. Pero si el templo aún resistía en pie, ¿cómo no iba a hacer lo mismo un emplazamiento fortificado con gente experta en el uso de armas y preparadas para todo tipo de percances? Claro que llamar "percance" a una tragedia de alcances inmensurables como la que ella misma había observado era un estúpido eufemismo. El mundo se estaba yendo al carajo, pero, como fuera, Dakota se debía a los suyos. Y aún le quedaba averiguar qué había ocurrido con Wess Barrows y su incursión a la estación auxiliar de energía.
Mierda, mierda, y una maldita mierda...
—Sabemos que hacia el oeste el tránsito es una pesadilla con hordas de podridos taponado las avenidas. Pero hacia el este, en el camino hasta el Mallory Plaza que ya visitamos, la cosa pinta mejor, pero con el jaleo que armamos allí no es de extrañar que llegaran más podridos. —Dakota se encogió de hombros (lo hecho hecho está), y ladeó la cabeza hacia Aurora: —Es el mismo camino que hacia el Hospital Saint Mary of Hope. Luego, encaró al soldado de ExCell. —Si van a aventurarse hacia allí, tendrán que ir con ojos hasta en el... en la espalda —se corrigió, antes de escupir un taco.
Hizo una pausa y pensó largamente en sus próximos movimientos. Hacia el sur el camino no estaba tan lleno de cortes de carretera ni de podridos, y tenía la opción de bajar por Primm Street hasta Flower Street, y de allí hasta la Comisaría de Policía de Thormund. Quizá hasta podía hacer aquel trecho en un automóvil, o con una motocicleta. Pero por los túneles del metro definitivamente no. Un escalofrío le surcó la espalda al revivir el triste final de Marie. ¿Qué demonios había sido aquello? Entonces recordó...
—¿Qué quisiste decir exactamente con eso de que te encontraste con infectados "distintos"? ¿Qué fue lo que viste? —inquirió, al tiempo que dirigía la mirada hacia Roman.
Finalmente, encaró a Miles y le pidió que la acompañara a la azotea a echarle un nuevo vistazo a los alrededores, para lo que los prismáticos del muchacho le vendrían muy bien. Antes de efectuar cualquier movimiento, Dakota necesitaba saber a qué atenerse y qué pasos dar.
—¿Vamos?

Paro en seco mis pasos para escuchar las opiniones y los argumentos de Aurora y Dakota, barajando las opciones que tenemos presentes. Algo me dice que no va a ser cosa de dos minutos decidir nuestro próximo destino. Me masajeo las sienes con lentitud, buscando concentración, cuando la pregunta de la detective logra sacarme de mi estado de ensimismamiento. 

—El Padre Joshua —ladeo la cabeza hacia él— y yo vimos a un infectado que era diferente a los demás que nos hemos topado hasta ahora. Le salían unas protuberancias de la espalda similares a unas espinas y su piel tenía un tono distinto, además de que se le marcaban unas venas oscuras por todo el cuerpo. Y sus manos... no eran como las de un humano. Eran más parecidas a las putas garras de un depredador carroñero. No sé qué coño le pasaba, pero os aseguro que eso no era normal —aseguro en un tono categórico—. Es como si ese hijoputa estuviera mutando en algo mucho más peligroso. Tyler puede constatarlo de primera mano porque tuvo que utilizar una granada para reventarlo en pedazos —miro al militar fijamente con la expresión de alguien que espera que le den la razón igual que a un loco.

Tyler se había mantenido en un segundo plano, sentado en uno de los pocos bancos de rezar que no estaban apilados como contrafuertes en las puertas. Limpiaba y revisaba sus armas, mientras escuchaba al resto deliverar. Cuando Roman le mencionó, echó un vistazo en dirección a ellos:

- Qué puedo decir, esa jodida cosa se tiró a por mi y se llevó por delante a dos de mis compañeros fuera del lugar. - Cayó en la cuenta de algo de repente.- Mierda, olvidé recuperar sus chapas y sus fusiles, nos habrían venido bien dadas las circunstancias... - Luego volvió a mirar al grupo.- Ahora que he encontrado a Doc, mi misión es pegarme como una lapa, informar de que la he encontrado y asegurarme de que embarque en el transporte disponible más cercano. De mi unidad de 10, como ya dije, dos cayeron ante la criatura, otros dos desaparecieron, y cinco se quedaron en el hospital para intentar despejarlo y fortificarlo, además de para rescatar a otros VIP. Si queréis una sugerencia, diría de ir al Hospital, y luego podemos coger algún camino hasta la Comisaría, como sugiere la detective. - Intentó pensar en un detalle.- Dakota, dijiste que perdiste gente en el metro, y que había una cosa que acabó con otra compañera... ¿No viste a ningún operativo de ExCell? Sé que al menos en la estación cercana al Hospital Central, hay un grupo interesante de los nuestros reparando algunas vías de tren para usarlo como punto rápido de transporte. La idea era que al conectar varias estaciones y limpiar las vías de restos, pudiesemos tener un plan B si alguna sección se veía comprometida, ¿Cómo lo veis? - Pareció recordar algo de repente.- Oh, casi lo olvido, tenemos una especie de silencio de radio para esta misión, por lo que hay ciertas horas y formas de contactar para informar de nuestros avances. Os diré más cuando hable con ellos en la próxima ventana de tiempo que es en... Una media hora.

Dakota escuchó el relato de Roman con atención, tanta que ni siquiera parpadeó. ¿Mutantes? Eso ya no era una maldita pandemia provocada por un virus. Era otra cosa, otra maldita cosa ¿Pero qué?
Recordó cuando, días atrás, varios compañeros —entre los que se encontraban Di Pietro, Barrows y ella misma— barajaban las más descabelladas teorías sobre lo que había ocurrido: un jodido virus, algún ataque terrorista con armas químicas, un experimento fallido, una maldición divina. De pronto, obreros, enfermeras, vendedores y simples transeúntes se habían transformado —de un día para otro— en caníbales hambrientos.
El mundo se había ido a la mierda y ninguno estaba a salvo de las salpicaduras.
Cuando Tyler tomó la palabra, Dakota frunció el ceño y su "sentido arácnido" resonó como las maracas de un epiléptico dentro de su cabeza entre puags, blegs y vengayanomejodas. ¿VIPs? ¿Quiénes eran esos tan importantes y qué tenían que ver con toda esa mierda?
—¿Mutantes? Esto ya no es un puto virus. Nada muta de un día para otro. —Luego, encarando al soldado de ExCell pero, sobre todo, a la doctora, inquirió: —¿A qué nos enfrentamos? ¿Qué carajo ocurrió?

-Perdón? - Preguntó de pronto alzando las cejas al escuchar la forma en que la incluía la misión de Tyler o más bien la forma en que se suponía que ella se comportara. -Le agradezco su dedicación, pero aquí hay demasiada gente que necesita mi ayuda como para embarcarme en ningún lado. Y puedo preguntar por que se me considera VIP? Nunca he tenido ningún cargo político - No entendía a que venía a todo eso ahora, hasta que un par de sus neuronas dormidas hicieron conexión. -¿Jade esta en su grupo? -Las palabras salieron atropelladas por lo que probablemente era más un deseo que una realidad.

-Excepto un virus que se replica mucho más rápido de lo que cualquier podría haber previsto - Corrigió con suavidad a Dakota frunciendo el ceño al imaginarse la cosa que describía Roman. -Pero concuerdo en que no es la más probable de las opciones - Cada nuevo dato les daba más preguntas en lugar de respuestas. Por si todavía hubiera tenido alguna duda en ir al hospital aquello había echado las cartas. 

Tyler se encogió de hombros:

- A mi no me miréis, yo solo soy el chico de los recados. - Miró a Dakota.- Todo lo que sé es que Thormund ha sufrido un atentado, es lo que dijeron en la sesión de información mientras veníamos hacia aquí. Y de hecho no sabemos si no está ocurriendo en otras partes igual, ojalá supiese más. - Se giró hacia Aurora.- Bueno, no me han explicado porqué es una persona de alto interés, pero supongo que si es doctora tendrá alguna especialidad relevante o ha estado estudiando algo relevante, qué se yo. En otros puntos de la ciudad hay otros equipos intentando salvar a más personas de interés, y obviamente, a todos los civiles posibles. Comprendo sus ganas de ayudar, pero a menos que prefieran quedarse aquí esperando a lo que sea que esperen, sugiero movernos a una localización más segura. Mandaré un aviso para que un grupo evacue a los civiles de este refugio cuando sea la hora de pirarnos todos. - Ante la mención a Jade, intenta hacer memoria.- Sinceramente somos más de doscientos, y no conozco a los peces gordos en persona salvo los que dirigen mi sección, puede que alguno sea esa Jade que dice, pero mi instinto me dice que puede ir más en la línea de su trabajo.

"Espero que lo que le comuniquen por radio sean buenas noticias..." —pienso mientras me cruzo de brazos, escuchando los comentarios del resto.

—Si esto ha sido un atentado con armas químicas, no entiendo que nosotros no hubiésemos caído infectados al igual que las demás personas. Salvo que fuésemos inmunes al posible virus... —expreso en un tono de duda.

Tampoco soy un cerebro pensante ni mis conocimientos -los pocos que tengo- me permiten comprender muchas de las cosas que ocurren a mi alrededor. Igualmente, ante esta situación, me temo que la gran mayoría (por no decir todos), vamos a ciegas y no tenemos ni puta idea de lo que está sucediendo en Thormund.

—¿Tyler, crees que es buena idea asomar nuestras narices de nuevo por el centro comercial? Acabamos de venir de allí y mucha suerte hemos tenido de no sufrir ninguna baja con la cantidad de cabrones que había rondando la zona. Aunque es cierto que un par de fusiles serían cojonudos para sentirnos más seguros de cara a nuestros próximos movimientos —asiento—. Y respecto a visitar el hospital... si dices que varios de tu unidad están allí, estaría bien que pudieses ponerte en contacto con ellos para saber si es un lugar seguro. No quiero meterme en la boca del lobo antes de tiempo. Y a no ser que haya una vacuna que nos libre de que esos de ahí fuera nos persigan... Sería como ponerse en el centro de la diana —comento con algo de pesimismo. 

—No, no vi a ningún operativo de ExCell en el metro, Tyler. De hecho, no vi a nadie, pero no me sorprende —murmuró Dakota.
¿Qué coño era aquella cosa? Marie no tuvo tiempo ni de reaccionar...
Varios grupos de ExCell se movían en busca de aquellos VIPs. ¿Un atentado? Era todo muy confuso. La Compañía eran de los que "no hacían puntada sin hilo", como diría su difunta abuela. De hecho, la Compañía ya tenía el "remiendo" hecho, pero nunca dejaba ver las puntadas. Así era como trabajaban...
—Vale —suspiró.
Mutantes o un puto virus, un supuesto atentado, ExCells o policías, VIPs o simples ciudadanos de a pie, al fin de al cabo unos y otros estaban metidos en aquella mierda... y los infectados no discriminaban a nadie. Dakota no iba a gastar energías en eso, tenía asuntos más importantes que resolver.
—Mis órdenes son claras: restablecer las comunicaciones entre la comisaría de Thormund y la iglesia de San Jorge. Eso implica garantizar la seguridad del lugar como refugio de heridos. Tenemos aquí unos cincuenta heridos de distinta gravedad, un par de enfermeras y personal de apoyo. Y solo un médico —apuntó, y miró a Aurora para confirmar aquellos datos. —Dos elementos de seguridad. —En obvia referencia a Tyler y a ella misma. —Y algunos civiles dispuestos para la defensa. —Entre ellos, uno está rengo. La puta madre, maldijo para sus adentros. Pero podría ser peor. —Los policías que se encontraban aquí se fueron, ignoro el por qué —murmuró. El padre Joshua, ensimismado en sus pensamientos, no había aclarado aquel punto. (*) —Por otro lado, después de la última incursión al Mallory Plaza, contamos con algunos insumos médicos, armas y alimentos como para resistir unos días más.
Hizo una pausa, sopesando sus próximas palabras.
Dakota pensaba que si Tyler y Aurora marchaban rumbo al hospital, el templo se quedaría sin médico. El ExCell tenía una misión, y, como ya lo había comentado, esa era llevar a la doctora hasta un punto de extracción y de allí vete-tú-a-saber-dónde. La Compañía tenía sus propios intereses, y pocas veces eran los de la gente. Ahora mismo, no estaban ocupándose de los sobrevivientes, sino de un grupo de VIPs, y lo que mierda quisiera decir eso. Si Aurora era uno de ellos, los de ExCell harían lo que fuera para llevársela. Dakota tenía claro que una vez la doctora cruzara el portón del templo en compañía de Tyler ya no regresaría.
En fin...
—Ahora bien, creo que es indispensable abrir un corredor seguro entre la iglesia y la comisaría. —Miró al ExCell. —El tren es una alternativa, sí; pero después de mi última experiencia prefiero no aventurarme por esos lares. No otra vez. Sinceramente prefiero las calles, y el trayecto hacia la comisaría está lo suficientemente limpio como para circular en un automóvil. No ocurre lo mismo en dirección al hospital, que habría que hacerlo a pie.
Hizo una pausa. Y masculló las palabras del soldado: "Comprendo sus ganas de ayudar, pero a menos que prefieran quedarse aquí esperando a lo que sea que esperen, sugiero movernos a una localización más segura."
—Entiendo que tienes tu propia misión, Tyler; pero yo tengo la mía. Y obedezco a otras órdenes, que no incluyen VIPs. O, por el contrario, para mí todos los sobrevivientes son VIPs. Las órdenes de ExCell no me competen. Lo siento. Pero mientras los heridos y sobrevivientes del templo estén aquí, ellos son mi prioridad. Y no me iré hasta que algún compañero venga a relevarme o hasta que los sobrevivientes sean evacuados a una zona más segura. —Suspiró. —Otros sobrevivientes están en este momento en la comisaría. Allí hay un búnker también. Estábamos trabajando para reestablecer la energía y ponerlo a disposición de los civiles alojados allí. En resumen, si no estoy aquí, mi deber es regresar con ellos.
Finalmente, tomó el walkie entre sus manos y murmuró, antes de retirarse hacia la azotea:
—Intentaré comunicarme con el comisario Herrera para informarle de la situación y recibir nuevas órdenes. Con permiso...

Joshua, que había estado escuchando pacientemente a todos, decidió responder sobre lo que sabía de la situación:

- Los caminos del Señor son inescrutables. Sus planes, ciertamente misteriosos, pero siempre es justo, protegerá a los que ha destinado para ello. - asintió para sí.- Pero siempre ayuda más a los que se ayudan.

Dirigió su mirada a Dakota antes de continuar:

- Es cierto que aquí teníamos a diversos miembros de fuerzas de seguridad. Algunos miembros de la Guardia Nacional*, así como un pequeño grupo de cuatro agentes de policía, al cargo del Detective Ashton Lamberg. El papel de ambos grupos era el de dar protección al hospital de campaña que tenemos aquí. Sin embargo, los soldados de la Guardia Nacional recibieron instrucciones de ir hacia el Ayuntamiento, no sé porqué motivo, y partieron hace dos días dejando provisiones para los que permanecimos aquí. El grupo de agentes de Lamberg se mantuvo a nuestro lado hasta que desaparecieron durante una de las partidas de búsqueda de suministros, horas antes de tu llegada. Supongo por lo que dices, que ese fue el motivo de tu llegada. Sin embargo, solo puedo decirte lo que sé, y es que partieron pero nunca regresaron. Ahora, con la partida de soldados y policías, carecemos de radio.

Revisó el grupo con su mirada:

- Ahora, gracias al viaje al Mallory Plaza, tenemos suministros para resistir al menos una semana, quizá dos con racionamientos. Tenemos armas para defendernos, y tenemos manos para ser de utilidad. Ahora, necesitamos restablecer comunicación con otros refugios, coordinar esfuerzos hasta que llegue la ayuda. Si... Si esto no está sucediendo también fuera de aquí, vendrá ayuda, antes o después, pero si esto sí que está sucediendo en todas partes, entonces tenemos que conectar con otros refugios, hacernos fuertes, y pelear en la Buena Batalla.

El mercenario fijó su mirada en la detective:

- Si fuese mi decisión, embarcaría ahora mismo a todos los supervivientes de este refugio. Pero cumplo órdenes, como tú, y al igual que tú, supongo, no tengo de mis superiores la visión global que ellos poseen. - Miró su reloj.- Hagamos una cosa, hablemos con nuestros respectivos superiores, descansemos, y luego decidimos todos qué caminos tomamos.

—Vale. Iré a echar un vistazo a los alrededores e intentaré comunicarme con mi gente —asintió Dakota.
No lo dijo, pero dudaba que fuera de Thormund la cosa pintara mejor, al menos en las poblaciones aledañas. Mucha gente había huído, y con ellos "La Peste". Sonrió con amargura. Si el problema no había atravesado el estado, no sería extraño que muy pronto los desaparecieran del mapa con una de esas expeditivas bombas "limpia problemas". Adiós Thormund, adiós problema.
Con Lamberg y su equipo desaparecidos, el templo estaba sin custodia. Los de ExCell no contaban, al menos para la policía. La prioridad de la Compañía eran los "VIPs", de eso no cabían dudas. Así que quedaban dos caminos: reforzar la seguridad o trasladar a los heridos a alguno de los búnkeres. Y Dakota solo conocía dos: el del ayuntamiento y el de la comisaría, ambos muy próximos uno del otro, por lo que el derrotero era el mismo, hacia el sur. Por lo que habían visto antes, el camino no estaba tan lleno de cortes de carretera ni de infectados, y daba la opción de bajar Primm Street hasta Flower Street, calle en la que podrían seguir hasta la comisaría. Por lo que garantizar un paso en ese trayecto se presentaba como una prioridad. Y con el hospital, si no había caído ya. Pero lo dudaba, demasiados civiles y una edificación abierta, pensada para el tránsito rápido de camillas y del personal, sin rejas ni puertas de seguridad. ¿Qué posibilidades tenían? Los infectados tenían vía libre allí. Aunque quizá había sobrevivientes parapetados en los pisos superiores o en el subsuelo. Lo extraño era que no se hubieran comunicado con la comisaría aún...
Y una puta mierda.
—Miles, préstame tus prismáticos —pidió.

***

Luego, una vez en la azotea, y tras hacer una minuciosa inspección en los alrededores, tomó el walkie y...
—10-0. 10-0. Oficial O'Sullivan al habla. Necesito reportarme ante el comisario Herrera. 10-0. 10-0. Oficial O'Sullivan al habla...
Tras una larga pausa, nada.
—10-0. Repito, O'Sullivan al habla. ¿Algún oficial en el canal oficial? Respondan. Barrows, si me escuchas, esto es un 10-27.
Dakota miró la hora y volvió a intentarlo, esta vez con la señal privada que utilizaba con Wess Barrows.
—10-0. 10-0. Habla O'Sullivan. Barrows, responde, maldito cabrón. Llevo todo el puto día intentando comunicarme contigo. Esto es un 10-96 en toda regla. Jajaja... No me hagas ir a buscarte...
Dakota estuvo un buen rato intentando comunicarse con la comisaría o con su compañero, hasta que...

Permanecí en escrupuloso silencio escuchando el diálogo que mantenían la detective y el militar, sin comprender demasiado de lo que ocurría. Si cada uno tenía una misión, cada uno miraría por sus intereses. El problema sería que se tuviera que emplear la violencia a la fuerza para completarlas. Joder, que si yo soy el primero que tiene que decidir dónde ir, lo haré. Pero que le den por saco a todo, no soy la niñera de nadie ni decido por los demás. Decido por mi pellejo. Y quiero seguir manteniéndolo con vida unos cuantos años más. 

—Si fueron al Ayuntamiento, lo hicieron básicamente para proteger al alcalde y los altos cargos que queden con vida allí... abandonándonos al resto a nuestra suerte —afirmo con rotundidad. Un grupo de blanquitos acojonados en peligro que le ruegan a los dioses que les brinden protección, y la consiguen de seguridad privada y de toda la puñetera policía si es necesario. ¿Cuántas veces hemos visto esa película? Demasiadas como para contarlas.

Giré sobre mí mismo, hablando en tono reflexivo y con cierto aire nostálgico.

—Me temo que las provisiones hay que racionarlas al máximo. Hacedme caso, sé de lo que hablo. Cuando no has tenido prácticamente nada que llevarte a la boca y has pasado hambre, aprendes lo importante que es aprovechar lo poco que puedes tener a mano. Por eso debemos exprimir nuestros recursos al máximo, para asegurarnos sobrevivir más días. Ya nos pegaremos un atracón cuando todo esta puta mierda termine —expreso con una sonrisa agorera—. Ah, sobre lo de ponernos en contacto con otros refugios... Lo mantendría al margen de momento —y no digo otra palabra, por no iniciar un debate—. No sabemos si podremos fiarnos de todos los desconocidos que nos crucemos pese a que tengan aspecto de buena gente y tampoco podemos meter aquí a todo el mundo que busque ayuda. Aunque suene egoísta, tendremos que limitar el número de bocas que alimentar a un máximo de personas —puedo sonar como una persona sin sentimientos, pero me estoy poniendo en una tesitura realista. Ni la Iglesia ni ningún otro lugar de la ciudad pueden cobijar a tanta gente, ofreciendo descanso, comida y protección durante mucho tiempo. Es mejor aceptarlo cuanto antes.

Viendo a Dakota alejarse para tratar de contactar con sus superiores y a Tyler esperando para hacer lo propio con los suyos, camino unos pasos hasta la pared más próxima, y tras apoyarme en ella, me dejo caer lentamente. Empiezo a pensar que al que le va a superar esta situación, es a mí.

Una vez en el piso superior observando el exterior, Dakota había realizado su llamada de radio. Tras unos segundos que se hicieron eternos, una voz entrecortada por la estática (¿Algún interferidor en la zona?) le respondió:

- ...quí...Porter...Herrera...Disponible...momento...¿Reporte?...¡Dakota!...Estamos...Supervivientes...¿Tú?...Barrows...No...Supervivientes...¿Dakota? Cambio.

De la frecuencia de Wess Barrows no obtuvo respuesta, lo que hizo que Dakota se empezase a preocupar, aunque una parte de ella, quizás la que aún tenía esperanza, lo achacaba al interferidor... ¿Estaría ese interferidor cerca de su posición o cerca de la comisaría? Y si fuese esto último, ¿Con qué fin?

Los binoculares, facilitados por Milo, permitieron a Dakota observar el exterior. Ahora que había caído la noche cerrada, los infectados eran más activos, como si fuesen depredadores nocturnos. Caminaban como una marea extraña con cierta armonía y sincronía. Entonces lo vió, a lo lejos, alejándose en dirección al centro de la ciudad. Era una mole tal y como había descrito Roman, a cuyo paso los otros infectados no sólo le abrían paso, sino que parecían más activos, como si los pastorease sin palabras. Le produjo escalofríos mientras lo veía desaparecer de su campo de visión.

Joshua negó lentamente con la cabeza. El predicador era un hombre de fe y buen corazón que intentaba ver lo mismo en los demás:

- Quiero creer que fueron a intentar pedir ayuda. Cuando era niño, recuerdo que en este pueblo había mucho temor a un ataque nuclear ruso, e incluso las escuelas hacían excursiones temáticas para informar a los niños sobre el tema. En el Ayuntamiento no sólo hay un búnker, que pensé que había sido ya desmantelado, sino que hay tanto un sistema potente de radio y un sistema para dar la alarma a toda la ciudad. Quizás necesitaban llegar allí a mandar una señal con un sistema de radio más potente que sus radios portátiles... Quizás nunca llegaron siquiera a su destino, ¿Cómo saberlo?

Alzo la vista del suelo, al escuchar las palabras del reverendo. 

—La única manera de saberlo sería yendo hacia allí, pero antes tenemos que esperar a que nos informen los de ahí fuera —ladeo la cabeza en dirección a la azotea— por si reciben algún mensaje de sus superiores. Aunque estoy dándole vueltas a si podría amplificar el rango de la señal de las radios para tratar de contactar con el exterior de la ciudad o con otra gente —me atuso la barba con lentitud, pensativo—. También es cierto que no descarto el que esto haya sido propiciado por un ataque con armas químicas de esos que tanto teme la población que suceda... Es una jodida pandemia. Pero no soy el más indicado para hablar porque yo no tengo conocimientos sobre esos temas —confieso con resignación chascando la lengua—. ¿Qué creéis que está ocurriendo realmente? ¿Pensáis que hay una fuerza desconocida detrás?

Por su lado también se dejo caer sentada al suelo contra una pared, doblando las rodillas y apoyando la frente sobre estas. La burocracia nunca había sido su fuerte. Ella estaba para curar gente, no para escuchar las elucubraciones de un montón de funcionarios que jamás pondrían su pellejo en juego por nadie que no fueran ellos mismos. El padre sin duda era optimista pero... -Si realmente tuvieran buenas intenciones no se habrían marchado dejando un refugio lleno de enfermos por su cuenta, padre - Respondió cansada cruzando los brazos bajo su cabeza levantando la vista hacia el resto. 

-Vale la pena intentarlo - Si pudieran comunicarse con el exterior podrían darse una idea del alcance de todo eso. La caída de la mayoría de las comunicaciones hacia muy difícil el no sentirse aislado del mundo - No lo creo - Contestó sacudiendo la cabeza con lentitud y dando un bostezo a la vez - Si fueran armas químicas probablemente afectaría por vapores, hemos estado en un centro comercial lleno de infectados, y llevamos días en contacto con los mismos espacios que estos, a este punto estaríamos todos convirtiendonos - O al menos eso creía - Es más similar a algo biologico, pero no podré sacar nada en claro si no visito el hospital - Sus dotes de investigadora de poco y nada servían sin tener una muestra y un equipo con el que poder poner sus hipotesis a prueba. -Si te refieres a si alguien es responsable.... - Se encogió de hombros - Te diría que habría que ser un completo idiota para lanzar algo tan difícil de controlar, a menos que se tenga una cura - "Y aún así" - Pero idiotas hay en este mundo, así que de nuevo, no pongo las manos en el fuego por nada

La visión de aquella infernal criatura le puso los pelos como escarpias. ¿Qué demonios era aquello? Definitivamente no era un virus, era otra cosa... ¿Un mutante? ¿Pero qué produjo aquella mutación? Lo ignoraba, aunque algo le decía que la Compañía estaba metida en toda aquello. ¡Y una puta mierda!
Dakota casi aporreó el radio. ¡Maldita sea! Tenía los nudillos blancos de tanto apretar el aparato y los nervios crispados.
—10-0. 10-0. ¿Porter? 10-0. 10-0. Porter, ¿me escuchas? Dile al comisario Herrera que el grupo de Lamberg desapareció. ¿Me escuchas, Porter? Cambio.
Tras una larga pausa:
—10-0. 10-0. Repito, Lamberg y su equipo están desaparecidos. 10-0. Porter, responde. Cambio.
Otra larga pausa, y nada.
Suspiró, al menos había conseguido algo de información. La comisaría seguía en pie, aunque eso era de esperar con un búnker, armas y personal preparado. Pero Barrows, ¿qué habría ocurrido con él? ¿Habría alcanzado su objetivo? Y con estos pensamientos martillando en su cabeza, regresó con los otros.