Partida Rol por web

Tomás, desesperado, agita el bastón contra el troll pero, debido al sudor de sus manos, se le resbala y sale volando.

¡Oh, no! ¡Por favor! Una mente tan brillante no puede acabar así! -murmura.

¡A cane muto et aqua silente cave tibi!

Si no arrastrasen tantos muertos y heridos, la situación sería hilarante, pero no... mucha sangre fue derramada en esta jornada. ¡Maldita sea! sisea Lorine y se abre paso para acercarse aún más a la bestia de agua.

Entonces arroja el arco a un lado, aferra la empuñadura de su espada y se enfrenta al engendro cara a cara. Una pensamiento, como una ráfaga cruza su mente. Sus ojos se desvían por un brevísimo instante hacia donde se encuentra el gigante.

Clobi, si muero hoy...

Pero es solo eso, una ráfaga que desaparece tras la primera embestida.

Cada vez era más evidente que Tomás no estaba hecho para el combate cuerpo a cuerpo, y era evidente que Lorine estaba pasando por su peor día, ya que no acertaba en ninguno de sus ataques. El troll que estaba delante de la joven la golpea con fuerza, haciendo que una pequeña herida se abriese en su hombro. Los demás mientras tanto tan solo miraban

Corriendo hasta donde está Lorine grita

- ¡ Lorine apártate voy en tu ayuda - dice mientras empuña su vara e intenta golpear con ella al troll que está trabado en combate con ella - ¡ muere maldito ! ¿ no te da vergüenza atacar a mujeres ?- pero su vara no logra matar a aquel endemoniado troll.

Luego de curar a Remigus corro a donde se encuentra Phoe -Aguanta..- balbuceo algo estresado por el duro combate en el que somos participes. Una vez llego donde la maga intento revisar rapidamente sus heridas -Descuida  el dolor pasara en unos instantes... vulnera clausa quasi flos autumnalis-

Morir en manos de un demonio de agua... ¿Morirá ahogada o puede el agua abrir heridas? Si al menos limpiara la herida que se pudre en mi pecho. Espero que Jereme sepa de una buena taberna en el más allá...

Y otra vez, Lorine alza la espada y ataca. Con toda la furia de saberse a pocos pasos de las puertas del infierno. Porque el cielo no es su sitio, lo sabe.

¡Te llevaré conmigo maldita bestia...!

Pero esas palabras musitadas con odio son un deseo.

Solo eso.

Remigius, ahora apartado del combate y pensando con más calma, intentó determinar un curso de acción. Viendo que únicamente uno de los trolls seguía en pie, decidió dificultarle un poco la vida. Tendría tiempo de atender a sus hermanos cuando la situación estuviese calmada, pero primero, tenía que intentar que no hubiese más víctimas.

Caeron había acabado gracias a su vara con el troll que quedaba en pie, Lorine acabo con el troll que dormia, no tardo apenas en acabar con él y convertirlo en agua.

Bastien aprovechaba que no había peligro a la vista para curar las heridas de Phoe, que ya se encontraba fuera de peligro, aunque sus heridas aun eran serias.

Sin detenerse, pues el Jinete les llevaba ventaja, siguieron el rastro de las pisadas de fuego que dejaba el Jinete a su paso.

Lenta y tortuosamente seguís las ígneas huellas hasta llegar a un punto desde el que podéis contemplar el valle. La tormenta ha menguado e incluso se puede ver Mistridge al sur. Sin embargo, sobre vosotros, en las vertientes más altas de Mont Tierné la tormenta continúa rugiendo. De hecho, sobre la cima un poco a vuestra derecha, parece que la tormenta se está desatando otra vez con fuerza.

A vuestra izquierda veis un pequeño pinar. No tendría nada de extraño si no fuera por los brillantes haces de luz que lo iluminan, abriéndose paso de entre las nubes. La luz del sol retoza sobre las copas de estos verdes árboles en un dramático contraste con el gris de la mañana que os rodea.

Estas subiendo la colina cuando tus ojos dejan de ver lo que tienes delante tuya, te muestran ima visión de otro tiempo.

Estas a la orilla del rio, donde un sirviente espera junto a la barca. Abrazandote fuerte, una mujer llora desconsolada. Aunque estas triste, no lloras; no es momento para lagrimas. Un muchacho vestido con nobles ropas y muy parecido al hombre junto a el sonrie con jubilo. El hombre te dice "Es por tu propio bien, muchacho. Tienes el mal en tu interior y tienes que aprender a dominarlo. Si consigues controlar tus poderes te daremos la bienvenida otra vez a casa". Sientes odio haci él y antes de que puedas pensarlo dos veces, le gritas: "Volveré. Padre, mas cuando lo haga sera, con una espada en mi mano"

Tomás se encuentra en medio de una colina, desorientado y magullado. Mira a su alrededor y ve a sus compañeros.

Entonces, titubeando, dice: Se... ¡ se está vengando de su padre y de su hermano! ¡Lo abandonaron porque tenían miedo de lo que su poder podía provocar. ¡Es un alma en pena que necesita redención!... y hasta que no deje de odiar a su progenitor y a su hermano, ¡no acabará con sus fechorías!

Las palabras de Tomas parecen tener sentido -Si lo que dices es cierto Tomas, ¿Podemos anticipar cual será su proximo paradero?- digo viendo hacia el pinar que se extiende a la izquierda.

¡No lo sé Bastién! ¡Aunque es el único lugar que parece libre de su destrucción! ¡Tal vez deberíamos inspeccionar la zona! - dice tomás con la voz más seria y firme que puede articular.

-Bien.. Creo que será mucho más efectivo acudir a algun lugar donde "puede" que ataque, a uno donde ya atacó. Yo voto por ir al pinar.- indicando el camino de la izquierda esperando a que alguien de argumentos mejores para tomar otro camino

En mi visión, sólo sentía odio hacia mi padre y mi hermano, en cambio no sentía lo mismo por mi madre. Estaba en la orilla de un rio, junto a una barca. Quizá deberíamos seguir el cauce para llegar a la ciudad donde se inició todo. Si busca vengarse de sus familiares... ¡seguro que volverá allí!. - dice Tomás.

- Estoy contigo. Vayamos entonces al pinar.

Remigius revisó la bolsa de materiales que llevaba para atender heridas. Sabía que la sanación mágica no duraría si no se usaba vis en bruto, la misma esencia de la magia solidificada... Y era posible que al anochecer alguno muriera por las heridas abiertas de nuevo.- No sería mejor atender primero nuestras heridas, compañeros?

Lorine envaina la espada.

Dos muertos, Jereme y aquella maga cuyo nombre no recuerdo..., varios heridos y esos sujetos discutiendo hacia donde ir al encuentro de la maldita parca encarnada en el Jinete de la Tormenta. ¡Maldita sea...! Cansada, herida, frustrada y furiosa son apenas algunos de los adjetivos que describen su actual estado.

Con un ademán enérgico y con el resentimiento aflorando en su piel, Lorine arroja el cuerno hacia Mistridge. Lo había tocado una vez, y llegaron los primeros; lo había tocado por segunda vez, y nadie había respondido al llamado. Ningún soldado ignoraría aquel llamado de auxilio, pero ahora... Los ojos de la muchacha se vuelven hacia Mistridge. Ella es leal a la alianza, nunca dudó de eso, pero ahora... Un sabor amargo en los labios. ¿Mistridge es leal a los suyos o solo a sus intereses? Buena pregunta. Camina con pasos cansados hacia el cuerno que arrojo más allá y se echa en la hierba. Sus dedos juguetean con el objeto. Sus ojos se cierran. Demasiados muertos, demasiados heridos, ¿para qué? ¿Qué hacían por ellos? Ni los aldeanos ni la gente de la alianza se les había unido. Pese al llamado...

Lorine permanece recostada sobre la hierba, los ojos cerrados, ensimismada en sus pensamientos. Se cuestiona lealtades, se cuestiona incluso su propia sed de venganza. ¿Valen tantas muertes, tantos heridos...? Nunca antes había combatido, la muerte y la sangre eran meros relatos de otros grog, pero ahora...

Apenas abre los ojos y vuelve la mirada hacia aquellos hombres cuando el del turbante toma la palabra. Por fin uno con dos dedos de frente, suspira. Y vuelve a cerrar sus párpados.