Partida Rol por web

Tomás al ver que los aldeanos se vuelven a meter en la iglesia piensa:¡ Bueno, al parecer mis palabras han hecho mella en estos pobres ignorantes!

Al ver que la pobre Marie está sola y abandonada a su suerte, Tomás añade mirando a Prisila: Rebus sic stantibus...Creo que sería interesante hablar con esta dama si podemos arrancarle algunas palabras. Podría ayudarnos en nuestra misión. Aunque estando tan asustada creo que una fémina sería la más indicada para sonsacarle alguna información...¡Uy! exclama Tomás, haciéndose el sorprendido. ¡Pero si eres la única que queda!

Yo me quedo aquí contigo, ¡no te preocupes!.

¡Aunque poco podría hacer para ayudarte! - Piensa.

Clobi ve como los aldeanos dejan a la chica que esta en llamas a su suerte y vuelven a encerrarse en la iglesia. El gigante dirige la mirada hacia la chica y no puede evitar un gesto de repugnancia al ver el estado en el que ha quedado su rostro...

Aqui no pintamos nada, deveriamos.... ¿Y Lorine?... Clobi busca a a Lorine  cuando se da cuenta de que ha desaparecido.

A lo lejos, ve la figura de la grog mientras esta sale del pueblo. En ese momento y siguiendo a Jereme y Phoe voy tras la grog. La cual no puedo evitar pensar que esta a punto de meterse y meternos en problemas.

-Apartaos.- Dijo Remigius con voz cargada de tranquila autoridad a los que rodeaban a la chiquilla. - Esta señorita ha sufrido quemaduras graves, y lo primero es tratarla para reducir las secuelas. Dejadme espacio.- Ignorando a los que abandonaban el pueblo a la carrera, Remigius se arrodilló al lado de la chica, hablando con voz tranquila.- Hola, pequeña. Mi nombre es Remigius, y estoy versado en las artes medicinales según los maestros Abn Sina e Hipócrates. Permíteme te atienda tus heridas.- Podría curar a la niña y corregir su desfiguración con magia, pero carecía de la esencia en bruto de la misma para que durase más de un día. Así que tendría que hacerlo a la vieja usanza..

Lorine avanza muy lentamente, siempre vigilante, cuando se encuentra con aquella ermita y con la extraña anciana que canturrea y se balancea. Sus ojos escrutan el lugar, el llameante y circular rastro. Pareciera como si las huellas rodearan la ermita, pero sin acercarse a ella…  ¿Por qué? ¿Acaso algo detuvo al maldito? La muchacha frunce el ceño, confundida. ¿Por qué? ¿Acaso la santa evitó…? No. Lorine recuerda el gran retablo de madera con la imagen de Santa Fabia y las huellas llameantes sobre la madera. La santa obra milagros, pero no evitó aquella profanación… por qué habría de proteger a la ermita entonces. Aprieta los dientes y sacude la cabeza. Luego sus ojos se posan en el apergaminado rostro de la anciana.

Entonces la vieja deja de canturrear y balancearse y le habla. Y esas palabras sacuden algo muy íntimo. Lorine la contempla mientras aquellas palabras hacen eco en su cabeza: “Portas la misma ira que él. La misma ira, en verdad. Estas tan manchada por la maldad como lo está él, el desalmado que osó poner la mano sobre una Mujer de Dios.” Un escalofrío la sacude brevemente, pero es solo un instante. La misma ira, sí. Pero ¿maculada por la maldad como el Jinete de la Tormenta? Esa idea es nueva, extraña y sabe amarga. La ira, la venganza y el odio hacia el maldito son lastres con los que puede vivir… o morir. Está condenada por un odio ciego hacia el asesino de su padre, lo sabe. Está condenada por un irracional deseo de venganza. Una venganza inaccesible a sus ínfimas y mortales fuerzas. Y menos accesible aún al filo de la espada que pende en uno de sus flancos. El Jinete de la Tormenta no puede perecer bajo el filo de una espada, aunque sea la de su padre. Sangre derramada por el maldito. Nada puede hacer al respecto. Y si no puede vengar a su padre, la muerte es el precio que está dispuesta a pagar. Pero… ¿manchada por la misma maldad que él…? Esa perspectiva es nueva para la muchacha. Y abominable. Dos malditos. ¿Dos malditos? ¿Está maldita acaso? ¿Su ira, su odio, su sed de venganza la han maldecido?

Lorine sacude la cabeza y contempla a la anciana. La misma ira, sí. Pero su maldad, no lo creo. ¿Por qué lo dices? musita la muchacha mientras, con el arco preparado, escruta en torno como esperando que el infierno mismo se arroje sobre ella.

Yo me quedo aquí contigo, ¡no te preocupes!.

Gracias Tomas, por ahora tratemos de ayudar a esa pobre niña antes que se percate de su estado y enloquezca.

Me muevo con paso decidido para acercarme a la niña herida, sin embargo, otro mago del grupo llego a ella primero. 

Por Merlín pensé que estábamos solos, digo mirando a Tomas.

Es una suerte ver que en nuestro grupo no todos son vándalos sedientos de sangre.

termino de acercarme para tratar de calmarla un poco, aunque esperare que el compañero termine su intervención, en caso de no tener exito con ella tratare de hablarle para tranquilizarla.

Apenas si quedais algunos alli, la mayoría se van detrás de Lorine. Alli solo quedais alguno, junto a la joven, Remigius se acerca a la joven, pero esta grita como una histérica, impidiendo que se acerque. Priscila toma la iniciativa y se acerca a la joven. Esta parece calmarse un poco, no le tiene tanto miedo, aunque esta temblando.

Ahora que esta más calmada, podeis verle mejor la cara, tiene la señal de una mano, como si hubiera sido abofeteada por una mano incendiaria

Os alejais de los demás y vais detrás de Lorine, la veis hablando con una anciana. Llegais justo a tiempo para escuchar la respuesta de la anciana

- En verdad, ira tienes, como el jinete al que buscas. Pero debes descender de tu propio corcel de rabia, antes de que te consuma. Hasta que no lo hagas, jamas encontraras lo que buscas. No cometas el mismo error que él. Los fuegos de la condena os aguardan si no sois capaces de hallar la paz

Al llegar alli, ver como los cascos de fuego de un corcel rodean la ermita y se alejan, sentis algo raro, una gran sensación de valentía se apodera de Clobi, como si fuera capaz de hacer cualquier cosa en ese momento

Phoe, al contrario, siente una gran necesidad de alejarse de sus compañeros, como si su sola presencia les molestase, sin darse cuenta y sin saber porque, se alejo corriendo de ellos, hacia donde se dirigian las huellas del jinete

Jereme en cambio no sintio nada, en ese momento estaba en paz con él mismo, lo único que realmente sentia era la ropa pegandose a su piel, ya que seguían mojadas

Clobi y sus compañeros no tardaron mucho tiempo en dar con Lorine cuando salieron tras ella. Para sorpresa de todos, la grog se encontraba hablando con una anciana y apenas pudieron escuchar la conversacion entre ambas. Tan solo las ultimas palabras de la anciana que apenas carecian de significado para el gigante Clobi.

Desviando la mirada hacia una vieja ermita, Clobi observa como los cascos de fuego de un caballo rodean a esta. En ese momento apreta fuertemente la empuñadura de su arma, dejando sus nudillos completamente blancos por la presion ejercida sobre esta.

Una extraña sensacion invadio el cuerpo del gigante, que de repente se encontraba euforico, en esos momentos no temia nada, era tal la valentia que sentia que estuvo tentado de ir el solo tras el rastro de el jinete que lleva las riendas del caballo que ha dejado las huellas alrededor de la ermita.

Deberiamos ir tras el y darle muerte... dice Clobi visiblemente envalentonado mientras hace la intencion de dirigirse hacia la ermita.

¡Parece que tú tienes más afinidad con ella prisila!. Intenta averiguar quién es y por qué tiene marcada a fuego la mano de, seguramente, nuestro jinete.

Hemos encontrado a Lorine, estaba hablando a una extraña anciana que parece muy calmada con todo el tema del jinete. Una ermita se encuentra a su lado y la marca del jinete la envuelve. A mi parecer este jinete estaba más cerca de lo que pensabamos.
De pronto Phoe parece molesta y huye. -Genial, ahora todos escapan, acaso apesto o algo?- Pienso mientras me dispongo a darle persecusión para calmarla. -Mi Lady- Le digo en voz alta mientras corro a sus espaldas -No huya, puede ser peligroso que deambule por aquí usted sola- No me detengo hasta lograr atraparla y asegurar su bien estar.

Sin volverse hacia los recién llegados, Lorine responde a las palabras de Clobi. El maldito no perecerá por el filo de un arma. Está más allá de lo humano. Lamentablemente… Agrega para sí, rechinando los dientes. Entonces se vuelve hacia la vieja harapienta: Gracias, intentaré seguir su consejo, una brevísima sonrisa asoma en sus labios, pero ahora… ¿Sabes qué protege a la ermita? Lorine recuerda la imagen de la santa profanada por aquellas huellas infames, pero algo distinto protege a aquel lugar. ¿Qué? Una pista que la guíe en esa desesperada e infructuosa cacería es bienvenida. La sola ansia de venganza no la conducirá más que a la muerte, pero, por otra parte, cómo evitarlo. El mal que se cierne sobre ellos es demasiado poderoso. Si Clobi pudiera reunirlos a todos habría alguna esperanza, pero los magos obran a su antojo. Son seres extraños para la muchacha. 

Mientras espera la respuesta, observa de reojo hacia donde avanzan Phoe y Jeremé. Las huellas llameantes continúan hacia la hacienda de Guifré y hacia allá se dirigirá la grog. No puede ser de otro modo. Sea lo que sea, su destino está sellado, pero al fin del camino ¿hallará la paz o la consumirán las llamas del odio? No lo sabe. Aún no…

Priscila se mantuvo callada, al igual que todos, el único que hablo fue Tomás, pero nadie más. La joven, empezo a andar, como ida, alejandose de vosotros

Phoe y Jereme habían desaparecido de vuestra vista. Clobi tenía intenciones de seguirles, pero espero a Lorine, que hacía una pregunta sobre la ermita a la vieja

- Esta es una ermita levantada por el odio fraterno, aquí es donde un hermano mató al otro, un pecado terrible. ¿De verdad sois tan diferentes? Venís de un mismo hogar, mas reñís como enemigos. No sois mejores que el mal al que perseguís.

Aquí es donde Fabia realizó su primer milagro: curó al hermano de sus heridas. Le devolvió a la vida, pues aún no era tiempo de que muriera. He levantado muchas ermitas a mi santa bendita y virgen, siempre en lugares sagrados para ella. Siempre con la esperanza de que personas como vosotros encontraríais la paz. A veces ella me habla cuando le traigo ofrenda de rosas y me cuenta cosas de él

Phoe de repente se para, Jereme esta detrás de ella, pero han perdido de vista a Clobi y Lorine.

Estáis caminando cuando de repente aís una gran ráfaga de viento a vuestra izquierda y el sonido de la lluvia aproximandose. A través de la niebla veis la oscura silueta de un guerrero con armadura sobre un corcel. Atraviesa los árboles y galopa hacia vosotro. ¡Es el Jinete de la Tormenta!

-Quién en su sano juicio huiría!? Yo quiero acabar con ese jinete, mostrar mi poder ante todos!

No es que esté huyendo en ningún momento, simplemente nota la imperiosa necesidad de dar con el jinete, siguiendo sus huellas de fuego. Cuando nota la fuerte ráfaga de viento se protege con los brazos poniéndolos ante ella. Así que ese jinete de pacotilla quiere jugar con viento y lluvia... pues ella también sabe de esos truquitos...

Separa los brazos y comienza a recitar un conjuro para ir contra ese ser. El fuego quizá no haga nada, pero podría contrarrestarlo si usa algún hechizo del elemento viento... así sus ráfagas poco podrían hacer. La cólera de los vientos es el único hechizo que conoce que puede ser usado como barrera de protección y como ataque a la vez ya que pocos o nadie puede penetrar esa defensa sin salir herido.

Su impronta vuelve a llenar el aire.

La gravedad de las heridas de la joven me dejan en shock, escucho las palabras de Tomas pero mi mente no las procesa, es casi como de un hechizo se tratase.

Al cabo de unos momentos la joven comienza a alejarse y es ese momento donde entiendo lo que estaba haciendo maldicion desperdicie una muy buena oportunidad, debo hablar con ella y mostrar mas tacto, la pobre no es culpable de sus heridas.

camino a paso rapido para alcanzarla, Espera, discúlpame, fui muy descortés lo admito, pero deseamos ayudarte.

Mi amigo el primero que te hablo puede curar tus heridas si le das oportunidad, no te preocupes que no permitiré que te hiera de manera alguna.

Le digo todo eso con la cara mas afable que puedo proyectar. 

Mi nombre es Prisila... ¿cual es el tuyo?- le digo mientras le regalo una pequeña sonrisa.

Tras lográr alcansar a Phoe me percato del aumento del frio y la llovisna que cae sobre mi rostro. Phow parece igual de empeñada en encontrar al jinete por su propia cuenta, igual que Lorine, parece que ambas tienen cuentas que ajustar.

-Esperad, Mi Lady, que casi no le sigo el paso!- digo mientras la escasa visibilidad de la neblina me impide ver quien está en frente de nosotros.

Al llegar a un lado y darme cuenta de la amenaza me estremesco -Mierda!, es el jinete de la tormenta!- digo algo nervioso. Mientras escucho recitar aquellas palabras magicas a Phoe, preparo mi ballesta y apunto temeroso al sujeto en armadura montado en aquel despampanante corcel. 

Mi garganta se anuda y sudo helado apuntando, esperando cualquier amenaza para soltar un virote. No logro soltar frase alguna..

Eso habra que verlo querida Lorine... responde a la grog cuando esta hace referencia a la forma de acabar con el maligno. Mientras Lorine sigue hablando con la vieja, Clobi ve como sus dos compañeros se alejan de alli. Clobi, impaciente por seguir a sus compañeros, espera resignado a que Lorine acabe de hablar con la vieja.

¿ que tipo de cosas le dice cuando habla con ella ?... pregunta Clobi visiblemente interesado en el tema cuando la mujer deja de hablar.