Partida Rol por web

Avlin había descubierto restos de magia, aclarándome que aquel hombre había querido que le viéramos, pero que no parecía haber estado allí físicamente. Me advirtió de que sería conveniente avisar a nuestros compañeros, pero sin desvelarlos innecesariamente, avisando en primer lugar a quienes les tocaba la siguiente guardia.

- Sí, creo que tienes razón. – le confirmé al gnomo, mirando hacia el cielo un momento.

La hora del relevo estaba ya próxis, así que puse rumbo al campamento, esperando que Avlin me diera respuesta por el camino del aspecto de aquel hombre, o que al menos lo hiciera cuando habláramos con Asdra y Aldar de ello.

Ya de regreso, observé unos segundos la hoguera, acercándome para echar algo más de madera en ella.

- ¿Despierto yo a Aldar y te encargas tú de Asdra? – le pedí a mi compañero, consciente de la proximidad de Asdra y Jake, no queriendo despertar al segundo con mis mucho menos sigilosos movimientos. – Será mejor informarles una vez reunidos los cuatro…

Me acerqué entonces al explorador, posando una mano en su hombro y zarandeándole con toda la delicadeza que pude, hablándole también cerca del oído tratando de que se despertara.

- Hombrecillo, arriba… - le susurré, acercando mi rostro al suyo cuando el gnomo se hallaba ocupado, dándole un furtivo beso en los labios al explorador. – Os toca, y… Hay algo que debemos contaros. – añadí sin dejar de moverle, esperando a que reaccionara.

Algo me desvela.

Tengo el sueño ligero, fruto de dormir a la intemperie con uno ojo abierto por demasiado tiempo. El descanso nunca es descanso, no del todo, siempre es la oportunidad de ser asaltado por un depredador. Y no todos son animales.

De modo que, cuando oigo esos pasos, entreabro un ojo con disimulo acercando una mano a la posición donde dejé mi espada. Sin embargo, al vislumbrar la figura que se acerca, desisto de tal idea luchando por mostrar una sonrisa divertida.

Me sujeta del hombro, zarandeándome, pero me hago el duro no reaccionando de ninguna manera, fingiendo seguir profundamente dormido. Oigo su voz, susurrante, ese mote que me ha puesto y que cada vez me resulta más agradable de oír. Pero lo único que me hace desistir de seguir fingiendo es el contacto de sus labios en los míos, un beso fugaz.

Hmmm... Podría habituarme a despertar así, "fierecilla"... -Bromeo abriendo los ojos, aunque mi sonrisa se desvanece al oírla hablar de algo que contarnos. Me pongo serio, cogiendo mis cosas y poniéndome en pie- Ya estoy, vamos.

Avlin asintió al comentario de Freya y se acercó sigiloso a Asdra, tratando de no molestar a Jake y así evitar despertarlo. 

- Asdra- susurró- Asdra es la hora.

  La joven estaba descansando plácidamente en su manta cuando el gnomo se aproximo a ella, pese a estar en las proximidades de Jake este no supondría ningún problema. Aproximándose a ella la susurró con delicadeza y esta respondió al momento en voz baja.

  -¿Avlin? Gracias por despertarme ¿Es ya nuestro turno?- Aquella pregunta no esperaba por respuesta alguna, en su lugar Asdra se desperezó en silencio mientras comenzaba a levantarse tomando un cinturón próximo a ella en el que colgaba una bolsa y una daga envainada.

  El primer turno de la guardia había concluido y por ello Freya y Avlin habían llamado a sus relevos que ya se encontraban en pie próximos al fuego para esperar noticias sobre cualquier posible incidencia antes de que los compañeros del turno anterior hiciesen lo propio y marchasen a dormir. La Luna continuaba brillando en lo alto mientras proseguía en su paseo por el cielo nocturno todavía carente de nubes.

Avlin se llevó la mano a los labios para pedir silencio a Asdra y la invitó a separarse del grupo, junto a Freya y Aldar. 

- Ha ocurrido algo durante la guardia- empezó cuando estuvo seguro de que habían conseguido una distancia prudencial con el resto del campamento- alguien ha utilizado magia y ha aparecido posado sobre aquella roca de allí- indicó señalando- sólo fue su presencia, estaba observándonos y creo que quería que le viésemos puesto que no disimuló para nada su presencia. No era un novato, poseía un poder para nada despreciable y la prueba es que apenas pude pronunciar palabra bajo la presencia de su proyección.

Con mis armas a cuestas, avanzo tras Freya hasta reunirnos con Avlin y Asdra. Veo al gnomo hacer un gesto de silencio, creo que más para Asdra que para mí, puesto que aún no he llegado, y los cuatro nos acercamos a los límites del campamento, un par de pasos antes de la frontera que marca el final de las luces del campamento.

Avlin es bastante claro al respecto, haciendo que comprenda rápidamente los motivos de Freya por despertarme de esa manera. Pero al hablar de magia, no puedo evitar mirar a la bárbara de soslayo, con preocupación. Recuerdo bien lo que me contó acerca de ese ser despreciable, a pesar de reconocerle únicamente como una posibilidad. Echo un vistazo al lugar que indica el gnomo, analizando la situación. Si quería que le vieran, y realmente no hizo nada, ¿cuál era su verdadera intención? ¿Una advertencia, quizás?

Hmmm... -Chasqueo la lengua, con desgana, malhumorado- Magia, eso se escapa de mi experiencia habitual... ¿Alguna idea? Aparte de extremar las precauciones, quiero decir... -Pregunto alternando mirada entre los tres, aunque dejando mis ojos posados en el rostro de Freya un instante de más, comprendiendo su posible preocupación respecto a esto- Situaremos el puesto de guardia más cerca del campamento, Asdra, será lo mejor. En el límite entre la luz y la sombra, mientras evitemos mirar mucho al fuego nuestros ojos se acostumbrarán a la oscuridad.

- Si mi suposición es cierta y quería que le viésemos, no creo que se trate de uno de nuestros perseguidores- pensó Avlin- lo único que conseguiría sería ponernos en alerta. Tampoco parece que quisiera advertirnos de algo, simplemente observaba. Yo creo que más bien su intención era... de algún modo... presentarse. Creo que volveremos a verlo más veces en los próximos días y que será un personaje importante en el futuro- se encogió de hombros- pero, claro, esto sólo son conjeturas. Podría estar totalmente equivocado.

La inquietud fue acrecentándose en mí ante la falta de explicaciones de Avlin al respecto del aspecto de aquello que se había presentado de improviso. Mi desasosiego era tal que ni siquiera fui capaz de responder a las palabras de Aldar, dirigiéndonos en seguida al encuentro de Avlin y Asdra.

El gnomo explicó entonces lo sucedido, mientras que el explorador daba indicaciones a su compañera de guardia sobre cómo harían las cosas. Me mantuve en silencio un rato, tratando de evitar que mi ceño se frunciera de preocupación, inclusive cuando noté que la mirada de Aldar se posaba unos segundos más en mí que en los demás; pero finalmente mi rostro mostró la intranquilidad de mis adentros.

- Aliado o enemigo, lo que ha hecho no nos ayuda en lo absoluto. – sentencié. – Así que no puedo evitar inclinarme más porque se trate de lo segundo. Su mera aparición ya nos está condicionando, y puede que… Sólo se trate de un retorcido jueguecito. – dije paseando mi mirada entre todos, posándola finalmente en Avlin. – No me has dicho cómo era ese ser. No tendría aspecto de monje por casualidad, ¿No? – pregunté con cierto temor, tan impropio en mí. – Nimble ya no está en los fosos, quizás… - dejé caer, mirando un instante a Aldar antes de bajar la vista.

- No puedo recordarlo con certeza- protestó el gnomo- ¿sabes esa sensación, en los sueños, en la que sabes qué ha pasado vagamente pero no puedes recordar los detalles? Es algo así. Estoy tratando de recordar pero algo me lo impide. Podría ser debido al poder del propio encantamiento.

Podría, podría... Conjeturas, es todo lo que tenemos. -Intervengo con molestia. No por mis compañeros, al contrario. Es la magia, el modo en que lo complica todo. Y la preocupación que soporto en el rostro de Freya al hablar de ese grandísimo hijo de...- Podría estar en su sucia madriguera, en Saduj, observándonos a distancia para asegurarse de que cumplimos en encargo de su amo. Aparecerse de esa manera también podría ser el efecto de ese hechizo, conjuro, encantamiento... lo que sea. -Me encojo de hombros. No se nada de magia, de modo que...- También podría tratarse de algún espíritu del bosque, advirtiéndonos antes de entrar en su territorio, o cualquier otra cosa. En fin, tampoco podemos hacer nada al respecto ¿no? Al menos, de momento... Será mejor que durmáis. -Les digo finalmente a Freya y Avlin, temiendo que la bárbara tenga problemas para hacerlo a consecuencia de sus temores.

- Sí- asintió Avlin- creo que será lo mejor. Si hay algo seguro es que debemos descansar y reponer fuerzas, sea lo que sea a lo que tengamos que enfrentarnos mañana.

El gnomo se retiró hacia su saco, cercano a la hoguera y se arrebujó mientras no paraba de darle vueltas a aquel misterioso personaje y el tipo de conjuro que podía haber utilizado. La ilusión era su punto fuerte y sentía una especie de golpe a su orgullo el no saber identificar con certeza qué era lo que había sucedido.

Con el acuerdo del gnomo, espero paciente a que se retire al calor de la hoguera a descansar, reteniendo a Freya a mi lado con un gesto mientras tanto.

Asdra, ese promontorio de ahí... -Digo, señalando el lugar con un extremo de mi arco, el cual tengo aferrado en la mano- ...parece un buen lugar.

Toda una indirecta, que diplomático soy. Tan delicado como un herrero poniendo las herraduras a un jamelgo. Lo único que quiero es compartir unas palabras con Freya a solas, algo evidente.

Freya... -Me vuelvo a la bárbara en cuanto Asdra se adelanta, poniendo una mano en su cintura mientras le hablo muy de cerca- Trata de descansar un poco, ¿de acuerdo? No merece la pena desvelarse por esto. A fin de cuentas, nada puede hacerse de momento... -Digo con gesto comprensivo, tratando de transmitir tranquilidad- No te preocupes, ahora vigilaré yo, te cubro las espaldas. Y luego, cuando nos releven, me acostaré a tu lado y velaré tus sueños... -Añadí con gesto seductor, guiñándole un ojo- ..."caderas perfectas".

  Cuando el gnomo explico lo que había acontecido durante su guardia y como Freya relacionó aquellos hechos con la hipotética posibilidad de ser perseguidos por Nimble el rostro de Asdra palideció por unos instantes, para después tratar de negarse a si misma aquella posibilidad.

  -No... si fuese Nimble dudo que solo se hubiera limitado a eso, el es mucho menos sutil con esa clase de apariciones y siempre se asegura de dejar algo que aclare que es él quien anda detrás de algo así...- Pareció murmurar algo por lo bajo mientras se ausentaba un poco de las palabras que prosiguieron a la conversación, cuando Aldar insistió en velar por la seguridad del grupo desde un punto externo al campamento alzó la mirada y asintió con la cabeza. -De a cuerdo, iré a tomar posiciones mientras tanto, espero que descanséis bien, ahora es nuestro turno de asegurar que no suceda malo ya os avisaremos si detectamos algo sospechoso durante nuestro turno.- Aguardó por unos instantes por si Avlin añadía alguna instrucción más antes de retirarse a descansar para luego dejar al explorador que arreglara los últimos asuntos previos a unirse a ella.

El gnomo continuó sin darme aquellos datos que requería, aunque explicando cómo le resultaba imposible darlos. Asdra, por su parte, explicó cómo no creía posible que se tratara de Nimble. Aquella mujer sabía muchas cosas, y esperaba que compartiera alguna interesante con Aldar durante la guardia. Este último zanjó la conversación apuntando molesto que todo eran conjeturas, contemplando distintas posibilidades, muy distintas entre sí, para finalmente instarnos a que nos fuéramos a dormir.

Avlin en seguida aceptó, retirándose al poco tiempo.

- Descansa, Avlin. – le deseé antes de que comenzara a alejarse, habiéndome quedado en silencio durante las últimas intervenciones.

Entonces Aldar invitó a Asdra a tomar posición, dirigiéndome también a esta antes de que así lo hiciera.

- Gracias, Asdra. Tened cuidado y si surge algo avisadnos sin falta. – le pedí, a pesar de que ya había dicho que así lo haría.

No me sorprendió el ver que Aldar se acercaba a mí para decirme algo, intuyendo que su maniobra de pedir a Asdra que se adelantara se debería a algo así. Pero sí lo hizo su mano en mi cintura, volviendo a sentir su ruda mano sobre mi piel.

En susurros, trató de tranquilizarme, recordándome la cruda realidad, que nada podíamos hacer al respecto ahora mismo; así que no merecía la pena perder descanso por ello. Lo hizo de forma cercana y con gesto comprensivo, muy alejado de esa molestia que había mostrado con anterioridad.

- Está bien… - musité, continuando escuchando lo que decía.

Sonreí al ver cómo insistía en que no me preocupara, diciéndome que él me cubría ahora las espaldas, y añadiendo de forma seductora y guiñándome un ojo que continuaría haciéndolo cuando terminara la guardia; pero acostado cerca de mí. Le di un suave toque en el hombro con mi puño cerrado al escuchar nuevamente como se refería a mí con aquel apelativo al que parecía haberle cogido el gusto, y tomé su capucha con cuidado, haciendo uso de ambas manos.

- Intentaré descansar, pero si pasa algo avísame. Lo digo en serio, avísame de lo que sea. – insistí con gran seriedad y preocupación, más por él que por mí, mientras le colocaba la capucha con delicadeza. – Si no lo haces lo lamentarás. – añadí con una sonrisa pícara, tratando de relajar el ambiente, soltando finalmente su ropa. – Ocúpate de vigilar y no te preocupes por mí, ¿De acuerdo? Te esperaré cerca de la hoguera. – concluí separándome de él, con las ganas de concedernos otro beso en los labios.

Me retiré dispuesta a acostarme, mirando hacia atrás algunas veces durante el breve recorrido, observando dónde se encontraban Asdra y Aldar. Estiré uno de los sacos en las proximidades de la hoguera y me eché sobre él, tendiéndome una manta por encima que no llegaba a cubrirme totalmente. No hacía mucho frío, pero aun así me encogí bajo esta, dejando sólo mi cabeza al descubierto; con mis ojos fijos en la danza de las llamas. Lo sucedido no me permitía estar del todo tranquila, y me estaba costando conciliar el sueño.

Demonios… Magia de libro…

En un momento dado, llevé mis manos a mi pecho, tratando de proteger aquello que escondía entre mis senos. No estaba acostumbrada a enfrentar cosas de aquel tipo. Mis adversarios se presentaban frente a mí, y de cara arremetía contra ellos, pero esto… Esto no era algo a lo que pudiera enfrentarme, no al menos con mis propias habilidades, pero quizás sí con aquel objeto del que aún no sabía prácticamente nada.

Y a pesar de todos esos pensamiento rondando mi dura cabeza, terminé sucumbiendo al cansancio, acompañando mi sueño con algunos esporádicos ronquidos.