Partida Rol por web

El laberinto del bufón

IV - Mucho más que un secreto

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01/06/2017, 14:19
Freya

Antes de partir, el viejo Bloermund me dedicó unas pocas palabras, haciéndome entrega para sorpresa de Corum de la vieja armadura de cuero de este. Tras retirarme brevemente para ataviarme con ella, regresé junto a mis compañeros y guardé mi armadura junto al resto del equipo que llevaba en el caballo, dispuesta a partir cuanto antes.

Aldar nos guió por la salida Este para hacer creer que nos dirigíamos en otra dirección, pero tras salir no tardamos en volver a incorporarnos a la Calzada Real, donde durante varias millas cabalgamos sin llamar la atención de nadie. Aproximadamente a mitad de camino pudimos tomar el desvío hacia la Vieja Senda, lugar en el cual tampoco suponíamos un elemento extraño, pero por el simple hecho de que el lugar no estaba concurrido como era el caso de la calzada; cosa que se hacía evidente por el dominio de la naturaleza en el camino, que trataba de recuperar el lugar usurpado por aquel empedrado.

Sonreí de medio lado al ver aquello, convencida de que Obad Hai también lo haría, y continuamos otras cuatro horas más por el silvestre camino. Aldar, que viajaba adelantado al resto de nosotros, de detuvo en determinado punto, proponiendo que nos detuviéramos a descansar para poder terminar con el recorrido al día siguiente. Confiaba en su criterio y parte de mis compañeros ya había empezado a bajarse de los caballos, así que simplemente hice lo mismo. Una vez en el suelo, agarré las riendas de mi montura con una mano, y me dispuse a salir del camino.

- No debe quedar mucho tiempo de luz. – añadí al comentario de Alvin, tratando de decidir dónde sería mejor asentarnos.

- Tiradas (2)
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06/06/2017, 23:33
Región de Eltsembar

Detuvo al caballo y observó la vastedad de las tierras que le rodeaban: millas sin fin de terrenos salvajes propiedad del Rey de Eltsembar. Propiedad de alguien que con total seguridad no caminaría ni una sola vez en toda su vida por allí ni dedicaría un segundo de su tiempo en pesar en ellas.

¡Qué estupidez el poseer algo de lo que no se puede disfrutar ni sobre lo cual puedes hacer valer tu condición de dueño! Pues no no engañemos, por muchos títulos y cartas de propiedad que los escribas de su majestad pudiesen reunir para hacer constar que aquel lugar se encontraba dentro de la herencia que Su Majestad Huilmera IV había recibido de su difunto padre, la realidad se imponía sobradamente: aquellas tierras eran un lugar sobre el que la única ley que imperaba era la que la naturaleza dictaba. Aldar tenía eso bien claro.

Concentrado como estaba en buscar cualquier detalle que pudiese otorgarle ventaja a la hora de anticiparse a un peligro, no pasó desapercibido para el explorador que en el seno del bosquecillo, a cierta distancia de la linde del mismo, una pareja de palomas salvajes levantó el vuelo. Las aves, ambas volando en de forma coordinada, se elevaron muy poco por encima de las copas de los árboles, alejándose en dirección este a gran velocidad. Inmediatamente su corazón comenzó a redoblar su ritmo con fuerza. Era imposible que las aves, probablemente en su descanso ahora que el sol estaba cayendo, hubiesen sido espantadas por la presencia del grupo. No, tenía que haber algo más.

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07/06/2017, 13:32
Aldar

La perspectiva de disfrutar de un bien merecido descanso me permitió sonreír disfrutando del entorno natural, perdido por momentos en ligeros pensamientos acerca de la naturaleza salvaje y libre de aquel paraje. Sí, algún señor en un lujoso asiento lejano, que jamás habría puesto los pies en aquella tierra , reclamaría su propiedad. Pero no le pertenecía la hierba que crecía en su sustrato, los árboles que se alzaban hacia el cielo en busca del calor del sol y el beneficio de la lluvia, no podía exigir obediencia a los paros que cantaban por doquier, ni encerrar el aroma que traía la brisa de la tarde. No, la naturaleza no le pertenecía a nadie, en todo caso todos le pertenecíamos a ella.

Sin embargo, aquello se desvaneció de mi mente inmediatamente, al tiempo que mis ojos se entrecerraban, mi corazón se aceleraba, y detenía súbitamente mi caminar hacia aquel sotobosque, tirando de las riendas de mi caballo mientras ponía una mano en su moro, desplazando mi mirada por los alrededores en adelante, donde aquel movimiento me alertaba de que algo no iba bien.

Pst. -Chisté a los demás, girándome para compartir con ellos una seria mirada. Me señalé los ojos en silencio, dirigiendo ambos dedos juntos en dirección al lugar donde había visto a aquellas dos aves salir volando sin un motivo evidente a la vista. Lo que no habría a la vista era lo que me preocupaba y, recordando antiguos incidentes, miré a Avlin, llevándome un dedo a los labios, solicitándole silencio antes de enganchar como pude las riendas de mi caballo a una rama cercana, tomando inmediatamente mi arco y extrayendo una flecha del carcaj.

Allí había algo...

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07/06/2017, 19:19
Región de Eltsembar

Dando un respiro a sus cansados pies, Balakar contempló cómo su compañero Aldar los hacía detenerse a poca distancia de un bosquecillo de modestas dimensiones entre cuyos árboles era fácil suponer que la senda seguiría su curso. Mientras éste parecía estar concentrado en las copas de los árboles cercanos, la atención del enano se vio atraía no obstante por un pequeño montículo en el lateral de la difusa senda. Al echarse a un lado y examinarlo con más detenimiento, Balakar descubrió que aquella protuberancia musgosa que podría haber pasado por una roca más era sin embargo un miliario derrumbado. Sin demasiada dificultad y tras apartar con la punta de la bota los líquenes y musgos que ocultaban lo que parecía ser una inscripción, sus ojos acabaron distinguiendo unas letras que al poco tiempo fueron formando unas palabras:

«Posada "La Hidra Sonriente", 1/2 milla.»

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08/06/2017, 15:46
Freya

Aferraba mi caballo a un árbol cuando escuché un sonido. Era Aldar, que chistaba para llamar nuestra atención. Al verle hacer aquel gesto con sus dedos, me giré con extrañeza hacia la zona, acercándome despacio hacia donde el explorador se había detenido. Lo hice hacha en mano, viendo cómo Aldar también se armaba, sacando una flecha de su aljaba dispuesto a cargar su arco.

No pude evitar sonreír de medio lado cuando este hizo aquel gesto de silencio a Avlin, aún recordaba lo acontecido la última vez que habíamos oído algo entre la maleza. Sin embargo, esta vez estábamos seguros de que no se trataría de Zafira. Esperé en silencio, adelantándome un par de pasos a Aldar mientras sujetaba mi hacha con ambas manos.

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08/06/2017, 15:55
Avlin Tuercegris

El gnomo dio un brinco, sorprendido, cuando Aldar desenfundó una flecha de su carcaj para apuntar hacia unos inofensivos matorrales. Iba a preguntar cuando, antes de que sus labios pronunciasen palabra alguna, el dedo del explorador le imploró silencio. Avlin tuvo la sensación de haber vivido antes una situación similar pero no era capaz de recordar cuándo. Tal vez fuera en Amoth Gar, cuando aquel pequeño ejército de muertos vivientes le habían rodeado al tocar aquella extraña gema.

Estos y otros pensamientos atravesaban la hiperactiva mente del hombrecillo mientras el mundo seguía girando a su alrededor. No obstante, cumplió con su parte, intencionadamente o no, y no abrió la boca.

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09/06/2017, 16:14
Zafira 'Ithildin

La elfa se detuvo junto a Avlin, paró las orejas para ver que ahí se escondía.  Y también volteaba justo al otro lado.  Las más de las emboscadas hacían ese truco.  Distracción de un lado, ataque del otro. 

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10/06/2017, 21:11
Balakar

Apenas me había bajado del caballo y devuelto un poco de sensibilidad a mis piernas, cuando mis ojos, acostumbrados a distinguir los vulgares peñascos de la piedra mínimamente trabajada, se fijaron en un montículo cubierto de musgo.

Libre ya de mi peso y con la rienda suelta, mi montura empezó a ramonear mientras yo pateaba distraídamente el suelo, limpiando el liquen del suelo con la ayuda de la reforzada puntera de mis botas.

A mi alrededor, mis compañeros empezaban a prepararse para montar el campamento, mientras yo giraba la cabeza exageradamente para poder leer el texto escrito en el hito de piedra.

-Anda...- Me dije a mi mismo, sonriendo.- Que suert...

La suave llamada de atención del explorador hizo que levantase la vista bruscamente, buscando a Aldar con la mirada.

El hombre de los bosque nos hizo un gesto universal de advertencia, indicandonos que algo no le gustaba. Perdido como había estado en examinar aquella estela de piedra, no había visto nada raro, pero no era raro dado que Aldar estaba ya aprestandose al combate, deslizando una flecha desde su aljaba al arco que ya estaba tensado. Freya lo imitó al punto, solo que ella lo que aprestó fue su hacha de batalla.

Avlin estaba guardando silencio obedientemente, atendiendo al gesto de Aldar, mientras que Zafira controlaba el otro lado, atendiendo a la linde del bosque que quedaba a nuestras espaldas.

Descolgué el escudo que llevaba a la espalda y me lo embrace. Me detuve un instante, esperando recibir un virotazo o un flechazo desde la espesura. Como el fatal desenlace parecia retrasarse, aproveché para descolgar mi propia hacha de la silla y la empuñé con firmeza, girandome ligeramente para poder controlar en sendero por el que habíamos llegado hasta el claro.

- Barbas de Moradin...- Susurré entre dientes.- Pronto empezamos...

Notas de juego

Balakar usa sus dos acciones de movimiento en "desenfundar", el escudo y el hacha.

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13/06/2017, 11:39
Región de Eltsembar

Inquietos aunque listos para cualquier contratiempo que pudiese darse, los cinco compañeros aguardaron unos instantes observando la cercana línea de árboles a la espera de que cualquier bestia la atravesase y se lanzase hacia ellos. Sin embargo, transcurrido un tiempo prudencial, más de uno comenzó a pensar que nada de eso sucedería.

Habían visto como las dos aves que apuntaba el explorador huían a gran velocidad por encima de las copas de los árboles hasta convertirse en dos minúsculos puntos en el horizonte, pero nada más aparte de eso les aportaba pistas de que algo amenazador se escondiese en la espesura. Aún había suficiente luz sobre su cabezas a pesar de que el sol hacía rato que había iniciado su ruta descendente. 

Las sombras que los voluminosos olmos proyectaban sobre los campos aún no eran lo suficientemente oscuras como para cobijar en su seno a un animal de grandes dimensiones, así como tampoco a un humanoide que no fuese del tamaño de Avlin o incluso menor. La línea frontal de arbustos era bastante apretada pero no de suficiente altura como para que los compañeros, al menos cuatro de ellos, tuviesen una visión perfecta por encima de ellos, logrando distinguir varias líneas de troncos por detrás de ellos. No obstante, incluso a pesar de que todo parecía apuntar a que nada iba a suceder, el aire se había estancado, volviéndose pesado y amargo a su contacto con el paladar, hecho que no ayudaba a que uno se tranquilizase del todo. Los pájaros, que si bien no eran muchos los que instantes antes habían revoloteado por los márgenes de la senda, había desaparecido misteriosamente.

La línea de árboles se levantaba a unos doscientos pies de la posición en la que se habían detenido. Irregular en su contorno así como también en su espesura, la franja de árboles se extendía casi una milla a cada lado de la ruta que la Vieja Senda seguía. El trayecto que habían seguido desde hacía un par de millas había ido ganando de forma lenta pero inexorablemente una pendiente que a pesar de no ser demasiada sí era suficiente como para que en ese determinado punto uno lograse intuir el difuso límite posterior del bosquecillo a no más de dos millas. Sólo allí se hacía evidente de que en su día aquel había sido un camino transitado por numerosos carros y personas, pues los árboles aún no había logrado ganar del todo el espacio que la civilización les robase en los años anteriores por estar el suelo tan machacado y compactado por el incesante tráfico a su través.

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15/06/2017, 14:13
Balakar

Mis ojos, más acostumbrados a la cerrada oscuridad de los túneles y de las minas, no veían nada extraño en las sombras que el atardecer creaba con la ayuda de los matojos y los arboles de la linde del bosque. Entorné los ojos, tratando de distinguir el furtivo brillo de una daga al desenvainarse o el destello de la punta metalica de un virote. Ni siquiera el contorno de una sombra recortandose contra el ocaso.

Aún así, algo habia espantado a aquellas palomas, perdices o lo que fuesen.

Nos habían advertido de que podiamos encontrarnos con osobuhos y sabiamos que una banda de bandoleros tenían su campamento en las inmediaciones, motivos por los que era lógico suponer que podiamos tener algún mal encuentro por el camino.
Así que aguardé en un silencio expectante, cambiando el peso de un pie a otro, listo para saltar al ataque. Apreté el mango de mi hacha para aliviar un poco la tensión y afianzarla en mi puño.
El tiempo pasó lentamente, mientras esperabamos a ver que pasaba, con la mirada fija en nuestro alrededor y las armas listas.

- Barbas de Moradin... Con lo cerca que estabamos de una cena caliente y una cama mullida...- Mascullé en voz baja, mientras desviaba la mirada fugazmente hacia la piedra que habia a mis pies.

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15/06/2017, 14:57
Freya

Esperé un tiempo prudencial en posición de ataque, esperando que cualquier cosa apareciera de entre el follaje para atacarnos, pero de este no salía nada. Tampoco parecían ocultar nada la escasas sombras del lugar, pero extrañamente, las aves había desaparecido.

Bajé la guardia, relajando mis brazos y mirando a Aldar.

- Parece una falsa alarma, ¿No? – señalé, mirando de soslayo al resto. – Deberíamos empezar a instalar el campamento.

Caminé hacia nuestras cosas, cuando noté algo extraño en el aire. No es que fuera significado de nada que me resultara conocido, pero la sensación de que algo podría suceder persistía.

- El aire… ¿A alguien le dice algo? – pregunté en general, antes de ponerme a sacar nada.

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15/06/2017, 20:53
Avlin Tuercegris

Avlin sintió como el aire luchaba por salir de su pecho. Finalmente, Balakar rompió el silencio y el gnomo agradeció poder volver a respirar con tranquilidad.

- No parece un buen sitio para descansar- razonó- los gnomos tenemos tendencia a seguir nuestro instinto y creo que el de todos nosotros grita que aquí va a haber problemas.

El silencio a su alrededor era extraño, antinatural, hasta el aire pareciera haberse detenido.

Avlin olfateó a su alrededor, tratando de percibir aquello que parecía captar la atención de Freya. No obstante, no fue capaz de notar nada fuera de lo normal aunque, ciertamente, la sensación seguía allí, inconfundible, clara y constante.

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16/06/2017, 01:24
Zafira 'Ithildin

 

Zafira conocía a la naturaleza, la forma en que los árboles y los animales respondían a influencias externas le era muy clara como una huella en el barro.  Leyó el movimiento de las aves que callaban o huían, la forma en que los arbustos se esponjaban con el llegar del atardecer, todo eso le diría a una iniciada ante la diosa Naturaleza.  

Para mayor cerciore, invocó a la propia natura para que le diera ojos que vieran rastros de magia dejada en el sitio.   

Vigías bondadosos, no creo.  Algún espíritu maligno lo más probable, por el sabor del aire. 

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

* Detect Magic

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16/06/2017, 11:25
Aldar

Algo no iba bien...

Eran detalles demasiado sutiles, pero que quedaban anulados por las evidencias más plausibles del entorno. A pesar de nuestras precauciones, nada había salido de la espesura. Y, dado el entorno y su disposición, también era difícil que algo lo bastante grande para ser un verdadero peligro permaneciera oculto. Arbustos bajos, sombras no demasiado extensas. Incluso la pendiente parecía ponerse de nuestra parte. No, todo indicaba que estaba bien, que el lugar era seguro. Y sin embargo, no podía apartar la flecha de la cuerda de mi arco.

Mis ojos se desplazaron por las copas de los árboles. ¿Dónde estaban los pájaros? ¿Por qué la espesura estaba sumida en tan tétrico silencio? Oí las maldiciones de Balakar, y el modo en que Freya restó importancia al asunto, pero algo me decía que no se trataba de una falsa alarma. Parecía que Avlin estaba de acuerdo conmigo, y la propia bárbara hizo mención al olor del aire, estancado y viciado. Aquello tampoco era normal.

Hay algo... -Murmuré, no queriendo alzar demasiado la voz- No se que es, pero hay algo. Voy a adelantarme un poco y echar un vistazo... -Afirmé, comenzando a caminar lentamente en dirección a la espesura, sin apartarme del camino. No pensaba alejarme demasiado, no al menos más que la distancia que Freya pudiera cubrir con el arco que le había dado. Sólo quería echar un vistazo, con todos los sentidos alerta, por si lograba convencerme de que el lugar era seguro. Si no, la alternativa sería regresar sobre nuestros pasos unas millas para pasar la noche en un lugar más adecuado, y cruzar aquel lugar con las primeras luces de la mañana.

- Tiradas (2)
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16/06/2017, 15:02
Balakar

Freya bajó el hacha. Asombrado, enarqué una ceja y bajé un poco el escudo, abandonando mi postura defensiva por algo más parecido a una comoda posición de espera. La pelirroja desestimó el peligro, como si de verdad sintiese que ya no habia nada que temer. Pero, de repente, antes incluso de tocar sus cosas para bajarlas de su montura, Freya se detuvo. Por un instante pareció husmear el aire y su postura cambió de nuevo, alerta otra vez.

Avlin tambien olfateó el aire, como respondiendo a la pregunta de la mujerona. Incapaz de contenerse, el gnomo expuso sus dudas sobre establecer el campamento en aquel lugar con un torrente de palabras que brotaron libres, felices de abandonar sus inusualmente cerrados labios.

Por su parte, la hija de los bosques pareció musitar algo. Algo a medio camino entre la plegaria y el conjuro. Algo que hizo que se me erizasen los vellos de los brazos y sintiese la necesidad de aferrar el mango de mi hacha con fuerza suficiente como para que los nudillos de mi puño se volviesen blancos.

- Pst... Aldar...- Susurré, tratando de llamar la atención del hombre de los bosques, que parecía querer adentrarse en la oscuridad de aquella espesura.- Oye... Creo que hay una posada cerca.

Pateé el suelo delante de mí, golpeando el hito de piedra, intentando atraer su atención hacia el pedrusco, mientras seguía pendiente de aquel maldito sotobosque, cuyas sombras se alargaban más y más hacia el camino, como garras ansiosas de sangre.

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21/06/2017, 22:47
Región de Eltsembar

Antes de que el explorador se hubiese alejado del todo, éste tuvo tiempo de prestar atención un instante a aquello que apuntaba su compañero. Junto a éste, lo que hasta entonces había parecido poco más que un grupúsculo pedregoso cubierto de musgo al lado del camino acabó traduciéndose en algo mucho más revelador. Después de que el enano removiese la compacta vegetación que había crecido sobre el miliario derruido aparecieron en la superficie de una piedra unos caracteres que pronto adquirieron significado: «Posada "La Hidra Sonriente", 1/2 milla.»

Fue Avlin quien puso en sus labios el nombre de la antigua posada, eliminando de un plumazo los años de olvido en que el establecimiento se había sumido tras el abandono definitivo de la Vieja Senda. De encontrarse el edificio aún en pie y de estar éste en el sentido en que se dirigían, sus muros no debían estar más allá de ochocientas yardas de su posición, no muy alejado de la calzada, la misma por la que durante decenios habían circulado sus clientes y la misma que a buen seguro lo había visto desaparecer engullido por la vegetación. Y es que no hacía falta imaginar demasiado para darse cuenta de que en caso de existir aún, después de tantos años de abandono, «La Hidra Sonriente» no debía hacer demasiado honor a su nombre. Era más que probable que de ella sólo quedase su estructura pétrea, y sólo en caso de que ésta hubiese sido construida al uso y costumbres de la zona, pues en otro caso seguramente habría desaparecido del todo.

Tras el hallazgo Aldar había continuado caminando en dirección a la apertura en la espesura. Cauto y receloso por lo que el bosquecillo pudiese ocultar, el explorador se había mantenido en todo momento dentro del trazado de la calzada, lejos de los pocos arbustos que crecían dispersos previos a la linde del bosque y siempre dejando línea despejada por si Freya o algún otro se veía obligado a abrir fuego por la aparición de alguna criatura. Hecho que desde luego no sucedió.

Aldar llegó hasta la zona empedrada que quedaba bajo el abrigo de los árboles y se detuvo a observar lo que le rodeaba, tomándose su tiempo para escuchar cualquier sonido que anticipase un ataque. No distinguió la posada, pues la calzada parecía ir curvándose hacia la derecha a los pocos pies de adentrarse en el bosque y los árboles impedían ver más allá de unos doscientos pies. Poco le quedaba para plegarse a la evidencia de que allí no había nada más que su imaginación alimentada por unos pájaros asustados por cualquier ave que iniciase su caza a esas horas de la tarde cuando un grito helador surgió de la espesura.

¡AUXILIO! - La voz femenina llegó amortiguada por la distancia y las ramas de los árboles, pero no cabía duda de que era real. Sus compañeros, a poco más de cien pasos de su posición elevaron las cabezas al escuchar claramente a alguien pidiendo auxilio. 

¡QUE ALGUIEN ME AYUDEEE! - Volvió a clamar la voz, aportando así más rasgos sobre el estado desesperado de la propietaria, quien parecía estar al borde de la extenuación.

 

Notas de juego

La voz proviene de algún lugar en dirección al noroeste de la posición de Aldar. Sería difícil calcular la distancia, pero no debe ser mayor de trescientos pies o cuatrocientos pies. La calzada, de no cambiar demasiado de dirección, puede que os lleve cerca del lugar.

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22/06/2017, 13:30
Zafira 'Ithildin

La druida juzgó al grito por veracidad a la vez que se adelantaba entre la espesura a ver si veía algo más.  Su largo caminar en áreas naturales hacía que los obstáculos fueran menos y la distancia cubierta por sus zancadas fuera mayor.  No habló, para no revelar demasiado su presencia.  De hecho, parte de lo que juzgaba era si la persona que gritaba se había dado cuenta de su presencia o era sólo un grito al aire en desesperación, o un engaño. 

Me adelanto.  Susurró a sus compañeros. 

- Tiradas (1)
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23/06/2017, 09:19
Aldar

Mientras avanzaba hacia el interior de aquel aprisionante escenario natural, Balakar llamó mi atención respecto a unas piedras a la orilla del camino. En un primer instante no le vi importancia alguna, llegando a pensar en qué tipo de obsesión dominaba a los enanos por la roca, pero en seguida me dejó claro el significado de aquello. Una posada, a no más de media milla de distancia. Podía ser, sin duda, un buen refugio para pasar la noche, aunque sólo contase, y eso ya sería una suerte dado el estado de abandono del lugar, con unos muros de piedra mal conservados. Como mínimo, un parapeto para el viento que conserve mejor el calor de una hoguera y oculte su luz en la distancia.

Sin embargo, antes de que diera tiempo a decidir si era la mejor opción desviarse de la senda para buscar los restos de aquella posada, una voz comenzó a gritar por auxilio. Era la voz de una mujer, o eso me pareció por el tono agudo, como me pareció percibir la gran distancia que nos separaba y la extenuación de su propietaria. Lancé una mirada atrás, comprobando que mis compañeros lo habían oído también. Zafira ya había comenzado a moverse, campo a través. Destensé la cuerda del arco y guardé la flecha en el carcaj, calándome la capucha y cubriendo con la capa mis hombros, antes de adentrarme en la espesura. No pensaba correr a lo loco a prestar ayuda a alguien que no conocía de nada, pero tampoco podía dejarlo estar sin más. Comprobaría lo que sucedía con prudencia, oculto entre las sombras del bosque.

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24/06/2017, 17:34
Avlin Tuercegris

Avlin se apresuró para acercarse un poco más a la posición de Aldar mientras preparaba su ballesta. Como mago, no le gustaba demasiado tener que recurrir a ese tipo de armamento pues, además, reducía mucho su capacidad de responder a imprevistos con su magia.

Pero su poder todavía estaba empezando a surgir de su interior. Había dado un paso más allá desentrañando los misterios de la verdadera magia pero todavía quedaba un largo camino por recorrer, un camino que podía tener su próxima parada mucho más cerca de lo esperado si aquella bruja de la que hablaban los asaltantes de Suministros del Pateacaminos estuviera utilizando un libro de hechizos, libro que pronto poseería. Llegaría un día en el que todos le llamasen maestro.

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06/07/2017, 17:25
Freya

Mientras Aldar se encontraba ejerciendo de avanzadilla, explorando la zona, se escuchó un lejano grito que pedía ayuda; provocando que todos nos sobresaltáramos. Zafira en seguida hizo por adelantarse al grupo, mientras que Aldar parecía querer continuar también hacia delante. Imaginaba la intención de la primera, quien parecía vivir en un bucólico mundo en el que el mal no existía, pero no estaba tan segura de lo que pretendía Aldar.

Me adelanté, queriendo darle alcance, viendo como Avlin también lo hacía.

- No podemos alejarnos todos y abandonar aquí las monturas. – apunté a mis compañeros en voz baja, apresurando mis zancadas hasta dar con el explorador. – Sabes que podría ser una trampa, ¿No? Balakar o yo deberíamos acompañarte. Aunque yo soy más rápida. – sugerí, mirando hacia atrás, al resto de mis compañeros. – No me gusta nada esto… - volví a susurrar a Aldar, echando la mirada al frente y afinando mi oído.

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