Partida Rol por web

El laberinto del bufón

IV - Mucho más que un secreto

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17/01/2017, 16:04
Freya

Finalmente Corum no había podido prestarme aquel arma, cosa que comprendía y así le hice saber apretando su hombro. En los ojos del hombre al despedirnos se veía que lamentaba que aquello no hubiera sido así, pues algo me decía que le hubiera gustado poder ayudarnos más. Pero nos había ayudado, y mucho, y ahora era cosa nuestra que aquella misión saliera adelante.

Alcé mi gran mano para despedirme de él antes de montar en el caballo, y una vez terminamos de hablar emprendimos el primer tramo del largo camino que aún teníamos por delante. Algunos charlaron durante la travesía, pero yo me mantuve bastante callada, aportando sólo algunas pinceladas. Procuré mantener la mente en blanco, no queriendo que nada me enturbiara, con lo que mi atención se centró sobre todo en los colores y formas de las hojas de los árboles que nos íbamos encontrando. Cuando era pequeña y realizábamos alguna batida era un juego recurrente, localizar distintos tipos de hojas y ponerles por ellas nuevos nombres a los árboles, justificándolos a través de rocambolescas historias.

Me entristeció ligeramente pensar en cuán lejos había quedado aquello, como si hubiera sido algo propio de otra vida; y en cierto modo así era, pero echar la vista adelante y encontrar aquel encapuchado encabezando la marcha me devolvía el ánimo. Él también había pertenecido a un pasado que creía casi desaparecido, y aquí estábamos ahora, quizás… Puede que aquellos tiempos también pudieran regresar de alguna manera, o puede que incluso unos mejores.

Pensando en ello, recorrí los últimos metros con una estúpida sonrisa en mis labios, diciéndome a mí misma que debía estar más calmada y ser más positiva. Pero por desgracia, eso no duró mucho.

Aldar hizo que nos detuviéramos antes de llegar a Venatus, con el fin de acceder al pueblo sin llamar demasiado la atención. Fue entonces cuando la conversación sobre cómo abordar las distintas labores se retomó. Jake expuso claramente su intención, pero Asdra no tardó en contradecirle, sugiriendo que él se ocupara de las negociaciones. Avlin manifestó entonces que apoyaba esa idea, pero sugirió reunirnos en la taberna… ¿Esa a la que Aldar había acudido sólo por no llamar al atención? La cosa se estaba desmadrando.

Y Balakar sigue sin decir nada ¿Es que lo de quedarse en la taberna iba en serio?

Enarqué una ceja mirando al enano, mientras el explorador proponía otro lugar de encuentro mucho más razonable que Zafira también aceptaba antes de despedirse.

Muy lista esta elfa, sin duda alguna, tanto hablar no nos lleva a ningún lado, es preferible actuar…

- Vamos. – dije a Aldar, puede que de forma demasiado brusca, haciendo que mi caballo se aproximara al suyo. – Si Zafira acude a las autoridades y otros van al templo, nosotros iremos a Pateacaminos. Si alguien quiere acompañarnos es libre de hacerlo. – añadí antes de mirar al enano. – Y espero que eso de quedarte sin hacer nada sea un chiste enano que no he comprendido. No puedes llamarte combatiente y dejar sin cobertura a Zafira o a Avlin y Asdra para simplemente descansar. – sentencié, antes de volver la mirada a Aldar. – He terminado, cuando quieras.

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17/01/2017, 16:30
Zafira 'Ithildin

Zafira tenía tres ideas para contactar a la Resistencia.  La primera y más lógica era que la Resistencia la contactara a ella.  Eran ellos muchos ojos y seguramente muy pendientes de los ires y venires a Saduj, así que se limitaría a ir de puesto en puesto buscando "vender" sus hierbas hasta que fuera contactada por ellos.  

Lo segundo sería ir buscando los lugares donde los bardos se reunieran a interpretar y entretener, y ver si reconocía a su amigo, o alguien con ropa púrpura que lo evocara.  Todo lo haría con mucha discresión, claro, para no poner en peligro a nadie.

Y finalmente, antes de entrar, y de vez en cuando al internarse, muy discretamente, vería la carta a ver si en esta aparecía alguna clave, normal o mágica, algo que pudiera interpretar ella.  

Hierbas, hierbas medicinales, hierbas culinarias, hierbas decorativas, todo natural, todo sano, ¿quien quiere, quien quiere? -Iría cantaleando.

Si nadie la contactaba antes de salir hacia Pateacaminos vendería en este lugar la Sirenia que le sobrara, aunque siempre le gustaba que algo tan malandrín como esta sustancia fuera usada por las manos correctas. Sin embargo, el hecho de que Balakar decidiese acompañarla, cambió por completo sus planes.

- Tiradas (1)
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17/01/2017, 16:50
Balakar

Una parte de mí paso el trayecto agradeciendo que Corum no le hubiese prestado aquella máldita arma a Freya. Aquel maldito trasto había erizado hasta el último de los cabellos de mi nuca, todo por culpa de las funestas sensaciones que dimanaban de ella. Estaba mejor sobre el fuego de Corum que en manos de alguno de nosotros.

"Aunque en sus manos, esa maldita cosa podía haber exterminado a la población local de osobuhos... O de Trolls, ya puestos."

La senda por la que nuestros caballos trotaban parecia sorprendentemente mantenidos, a pesar de la negligencia del Barón. Aquello podia ser una buena señal, tanto como una mala. Claro que las protestas e historias de Avlin convirtieron el paseo en una tortura personal, a pesar de que consiguiese arrancarme una sonrisa. Le habia colocado delante mia, apretado contra el arzón. El escudo golpeaba contra mi mochila al ritmo del paso de los caballos, con una cadencia regular  enloquecedora pero soportable.

Teniendo en cuenta el grado de tensión que se respiraba, el viaje no fue mal. No tuvimos ningún encuentro, ni con buhoneros, ni con labriegos rumbo a sus campos. Ni con patrulla de caminos alguna, lo que podía explicar el porqué de la presencia de ogros tan cerca de los extramuros de Venatus.

Por fin llegamos al punto donde nos distribuiriamos para realizar nuestros quehaceres... Y donde la falta de liderazgo claro resultó de nuevo evidente. Mientras volvian a debatir, otra vez, sobre quien iria donde y haria qué, yo guardé silencio, sumido en mis pensamientos.

Afortunadamente, la discusión terminó rápido, apesar de las malas noticias en referencia a un lugar donde aguardarles que transmitió un taciturno y sombrio Aldar. Hice crujir el cuello, impaciente. Me picaban las manos y tenia la garganta seca. Necesitaba meterme una jarra de vino entre pecho y espalda cuanto antes.

Freya tomó la palabra. Y, con una perspicacía poco común, me enmendó la plana como solo ella sabia hacerlo. La miré intensamente, molesto.

"Hemos sangrado en el mismo barro, niña...Tenemos una deuda de sangre y de honor... Y estamos metidos en una maldita misión condenada a acabar en un maldito baño de sangre..."

- Abajo, Avlin.- Ayudé al gnomo a bajar del caballo, mientras Zafira volvia grupa y arrancaba a trotar. Mis ojos la siguieron un instante, antes de volver a mirar a los fieros ojos enmarcados en una melena de fuego. Me sorbí los mocos haciendo un ruido desagradable rallando lo nauseabundo.- <Joder con Moradin.>*

Sin más, piqué espuelas y salí en pos de la elfa, llevado por los demonios.

Notas de juego

*En enano en el original.

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17/01/2017, 17:25
Jake O'Sullivan "Sully"

En ningún caso pretendía perder de vista a Asdra así que me fui con ellos hacia el templo para ver que podíamos conseguir y a qué precio. Esperaba que los demás consiguieran un buen precio por las cosas que íbamos a vender.

La idea de quedar en algún lugar apartado me gustaba así que no puse ninguna pega en quedar donde dijo Aldar. Cuanto menos revuelo hiciéramos mejor. La cuestión era entrar, avituallarnos y salir. Sin más. No pretendía perder demasiado tiempo allí, a pesar de haber consentido a demorarnos una jornada para solucionar el problema de los ogros, bandidos o lo que fuera que corrían por los caminos. Si así los tenía contentos y apaciguados, mejor para la misión. Siempre es mejor parecer ceder y dar aspecto de sumiso o más o menos, así después los golpes serían más duros y mejor dirigidos.

 

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17/01/2017, 20:27
Asdra

Asdra soltó despacio el aire que había contenido en sus pulmones un poco más de lo que una respiración normal requería. No era una mujer que no supiera administrar sus sentimientos, y la resignación era uno que conocía de primera mano. Así que no iba a discutir a Jake que quisiera acompañarla, hasta se sentía halagada por la protección que muchos querían darle, pero eso no quitaba que pensara que no era lo mejor para todos.

- Pues vamos allá. ¿Avlin, cabalgas conmigo?- Sonrió con dulzura para tratar de compensar al gnomo que ella no fuera una elfa como Zafira. Al menos seguro que le parecía mejor que cabalgar con Bakalar que le quitaba de en medio con brusquedad propia de los de su raza. Tendió la mano para ayudar al subir al paticorto mago a la grupa del caballo.- Nos vemos en Pateacaminos, pues. ¡Buena suerte a todos!

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17/01/2017, 21:42
Aldar

No lo puedo negar, las cosas parecían ir de mal en peor hasta que la escuché a ella. Zafira se largaba sin más, dispuesta a acudir a hablar con las autoridades en solitario, quizás cansada de la forma en que discutíamos cada maldito paso que daba la compañía. Por Ehlonna, que necesitaba abandonar aquellas tierras y adentrarme cuanto antes en terreno salvaje. Aquello era un desastre, con Balakar queriendo irse sólo a descansar y, como buen enano, beber en cantidad, a buen seguro; Zafira acudiendo en solitario a tratar con la guardia de la ciudad; y sin decidirnos a dar un plan de acción eficiente de verdad. Aquello debería cambiar en la calzada real, y más aún cuando abandonásemos ésta.

Pero entonces mi jamelgo sacudió su cabeza lanzando un relincho nervioso. La montura de Freya se le había acercado bruscamente, tanto como ella misma me exigía marchar de una santa vez. Tiré de las riendas e hice girar al animal sobre sus cuartos, simplemente para que, dando esa vuelta de trescientos sesenta grados, calmase su ánimo. Mientras lo hacía, Freya tomaba las riendas de la situación, indicando a donde iríamos nosotros dos e invitando a quien quisiera a acompañarnos. No pude evitar que mi ánimo se elevase, sonriendo al verla de tal manera. Y ello aumentó
ó en intensidad al oír las palabras que dedicó sin pelos en la lengua a Balakar, que terminó lanzando una maldición enana antes de azuzar a su caballo y salir tras Zafira.

Hice lo propio con la mía, acompasando su paso con el de la montura de Freya, y aguardé a recorrer un buen trecho antes de dirigirle la palabra a la bárbara, sin siquiera mirarla.

¿Sabes? Quizás deberías dirigir tú la compañía. -Le dije con una divertida sonrisa, no por ello menos sincera- Tendríamos más posibilidades, sin duda.

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17/01/2017, 23:24
Avlin Tuercegris

Al final, su propuesta de pasar por la taberna no había tenido mucho éxito. Claro, Aldar tenía razón, no servía de nada tanta prudencia si luego acababan juntos en el lugar en el que los chismorreos se desperdigaban por toda la ciudad.

- ¿Ves?- sonrió inocente a Asdra mientras asentía- por eso le sigo. Siempre sabe qué hacer.

Las cosas siguieron su tónica habitual de reproches y acusaciones poco veladas pero, a su parecer, no habían discutido ni la mitad que el día anterior. Mirándolo con perspectiva, tal vez las cosas sí estaban mejorando un poco.

- Abajo, Avlin

El gnomo se descolgó con agilidad aprovechando el apoyo que le ofrecía el fuerte brazo de Balakar. Al poco, el enano soltó un bufido en su lengua materna que Avlin comprendió perfectamente. Parecía que Freya le tenía calado. No era fácil dominar el espíritu de un enano pero, si alguien podía hacerlo, sin duda era la mujer bárbara.

- Pues vamos allá. ¿Avlin, cabalgas conmigo?

- Será un placer- dijo mientras volvía a montarse en la grupa con la misma agilidad con la que había bajado- todavía queda un rato, tal vez podría contarte cuando una partida de orcos estuvo a punto de cazarme en los bosques de Woodrow.

La interminable cháchara del gnomo se fue apagando mientras Jake, Asdra y él mismo desaparecían en el horizonte, camino de Venatus.

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18/01/2017, 15:17
Inmediaciones de Venatus

Habiéndose puesto de acuerdo antes de lo esperado sobre qué tareas realizaría cada uno y dónde se encontrarían después de haberlas finalizado, el grupo comenzó a escindirse con la idea de llegar a Venatus lo suficientemente separados entre sí como para que nadie pudiese interpretar que se trataba de una misma compañía. Para ello, aparte de la precaución de la distancia, Aldar había sugerido sabiamente el lugar por el que cada grupo entraría en la villa. Al ser Venatus una villa caravanera, ésta disponía de numerosas puertas de acceso que se encontraban más o menos vigiladas según lo importante que fuese el tráfico que a través de ellas trascurría. Como era lógico, las puertas este y oeste, puntos por los que la villa tomaba contacto con la Nueva Calzada Real, eran las más controladas y el acceso bajo ellas, tanto para salir como para entrar, podía demorarse enormemente si se daba el caso de que los soldados sospechaban de algún carro o persona en particular.

No fue hasta que las figuras de Zafira y Balakar se hubieron convertido en minúsculos e irreconocibles puntos negros y se internaron entre las casas edificadas extramuros de la parte oeste, lo que hizo imposible diferenciarlos, cuando los siguientes miembros de la compañía decidieron ponerse en marcha.  

Notas de juego

En vuestros próximos posts dejadme una tirada de Reunir Información en oculto.

 

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18/01/2017, 15:31
Zafira 'Ithildin

Viendo que Balakar la acompañaría, Zafira alteró un poco sus planes.  Vayamos a avisar primero a los jefes de guardias, y ya luego podemos ir hacia el mercado de verduras.  Yo venderé ahí mis remedios herbolarios, y tu podrías descansar mientras me esperas, en el puesto de tepache, ¿por qué no?

¿Ya lo has probado el tepache de Venatus?  Si no, ¡hazlo!, estoy segura que esa bebida te encantará.   La piña fermentada es cosa deliciosa de probar, y su alcohol es gentil con la resaca, de verdad. 

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18/01/2017, 15:38
Albañil

Bordear la muralla sur por el espacio libre de árboles donde tenían lugar en los días de fiesta las ferias propias de la villa fue llevado a cabo por ambos compañeros en la más absoluta tranquilidad. Las pocas personas con las que se toparon eran pastores que se reunían para conversar, fumar y compartir algún trago de vino mientras sus respectivos rebaños de preciado ganado lanar pastaban mansamente en las inmediaciones a cargo de sus bien entrenados perros. Estos últimos, dedicados desde cachorros a tales tareas, corrían por aquí y por allá ladrando y acosando a las ovejas que consideraban que se habían separado demasiado del rebaño o que se aproximaban demasiado al límite del bosque.

Balakar y Zafira levantaron fugaces miradas de curiosidad, probablemente más por la druida que por el enano, pero éstas quedaron satisfechas casi tan pronto como habían llegado. Y es que aquellos rudos hombres, más interesados en sus conversaciones sobre el clima, estaban más que acostumbrados a ver a forasteros hacer el mismo camino que los dos compañeros seguían en ese momento, pues siendo aquella villa un asentamiento de frontera, mucha gente de la que por allí pasaba prefería pasar desapercibida y entrar por las puertas más pequeñas.

Dejaron su izquierda las dos puertas de tamaño mediano que daban al sur de la villa, ambas custodiadas por media docena de soldados taciturnos y aburridos que Balakar inmediatamente identificó como bisoños, pues bajo sus pesados cascos podían distinguirse las inconfundibles pelusas que presenta aquél que aún no se ha afeitado nunca. Sin embargo, en la puerta este, la situación que se daba era la opuesta.

Aunque a esa hora la mayoría de caravanas ya habían abandonado la villa, el flujo de viajeros que llegaban para hacer sus negocios en el mercado era bastante regular. Una pequeña cola formada por una veintena de hombres aguardaba de forma paciente hasta que les llegase el turno. Balakar y Zafira, aliviados, vieron como aquellos hombres, entre los que también había algún adolescente, formaban parte de un único e inconfundible grupo: albañiles.

Buenos días… - Musitó con indiferencia un hombre corpulento de mediana edad, de facciones angulosas, cuidada perilla y un cabello que poco a poco iba tornándose en gris. - Esto va para largo. - Dejó caer como protesta.

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18/01/2017, 16:13
Guardia de Venatus (Sargento)

¡A ver! - Gritó alguien con voz autoritaria y de malas maneras desde el frente. - ¡Vosotros dos! ¡Sí tú, el enano de la barba y la muchacha! ¡Se me colocan ahí hasta que les llegue el turno! ¡Saquen las armas que porten y póngalas a un lado! 

Se trataba de un soldado que a falta de insignias identificables Balakar tomó como aquel que estaba al mando, probablemente un sargento.

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18/01/2017, 16:19
Guardia Bisoño de Venatus

Bordear parte de la muralla sur por el espacio libre de árboles, donde se celebraban en los días de fiesta las ferias propias de la villa, fue llevado a cabo por los tres compañeros en la más absoluta tranquilidad. Para cuando llegaron a la primera de las dos puerta de acceso que daban al sur, Avlin aún no había alcanzado la parte de su historia donde, supuestamente, casi había sido cazado por una patrulla orca; de hecho, el gnomo aún estaba contando los pormenores de cómo había decidido, meses antes de que tuviese lugar la historia, adentrarse en los bosques de Woodrow.

Las pocas personas con las que tuvieron contacto visual fueron pastores que se habían reunido reunían para conversar, fumar y compartir algún trago de vino mientras sus respectivos rebaños de preciado ganado lanar pastaban mansamente en las inmediaciones a cargo de sus bien entrenados perros. Estos últimos, dedicados desde cachorros a tales tareas, corrían por aquí y por allá ladrando y acosando a las ovejas que consideraban que se habían separado demasiado del rebaño o que se aproximaban demasiado al límite del bosque.

Como no podía ser de otra forma, pues el rumor del monólogo de Avlin era tan intenso como el vuelo de un moscardón, los pastores levantaron fugaces miradas de curiosidad que quedaron satisfechas en cuanto distinguieron al gnomo sobre el caballo de Asdra. Y es que aquellos rudos hombres, más interesados en sus conversaciones sobre el clima que en cotilleos, estaban más que acostumbrados a ver a forasteros a diario haciendo el mismo camino que Jake y sus dos compañeros. Venatus era un asentamiento de frontera y lugar de partida de multitud de caravanas por lo que las caras tenían poca importancia hasta que no se las encuadraba en un convoy en particular o en una compañía de mercenarios.

La primera puerta que daba al sur, punto elegido para entrar a la villa, estaba custodiada por tres soldados bisoños tan jóvenes que uno de ellos usaba rellenos de lana para evitar que la armadura y el casco bailasen descontrolados cuando se movía. Estaban apoyados en los grandes troncos que servían de eje para la puerta de la empalizada. Conversaban con desgana, más como remedio para evitar caer dormidos por el aburrimiento que porque realmente tuviesen ganas de hacerlo. Sobre ellos, en las dos torres de madera que flanqueaban la entrada, otros dos soldados caminaban sobre la plataforma con andar pesado y semblante taciturno. No fue hasta que Jake y los demás estuvieron casi encima de la empalizada que uno de los dos soldados hizo un gesto con la mano.

¡Buenos días! -Saludó, su voz tan aguda que de milagro el muchacho habría cumplido dieciséis años. - ¿Qué les trae a Venatus? - Inquirió antes de bostezar sonoramente. La pregunta de su compañero sirvió para que los tres que conversaban bajo él interrumpiesen la charla y se acercasen con pesadez hasta el caballo de Jake.

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18/01/2017, 17:11
Asdra

- Aja...emh...Oooh...¡increíble!...- Así exclamaba Asdra o hacía un inciso a la historia contada por Avlin para que supiera que escuchaba cada palabra que salía de su boca. Jake era un hombre de pocas palabras y la mujer estaba acostumbrada, al menos cuando no estaba de viaje y se recluía en la Teta de la Loba, al incesante parloteo de la hetairas. Al contrario que otros de sus compañeros a Asdra le había parecido que el día empezaba bien, con el grupo de un humor bastante bueno, lo que hacía agradable el paseo. Con Jake y Avlin pues ella no tenía problema alguno.

Cuando Avlin acabó la historia Asdra sopesó si contarle alguna anécdota del prostíbulo en el que había vivido su infancia pero al final rechazó la idea por inapropiada. 

Quizá en otra ocasión pequeñín...- En su lugar, para no tener que hablar, pidió al gnomo que pillara las riendas mientras ella amenizaba el camino dando palmas. Chocaba las palmas de las manos con una cadencia fija entre las que mezclaba golpes sobre la silla de montar, logrando un pegadizo contraste sonoro. A veces le gustaba acompañarlo con una canción pero aún no conocía suficiente a sus compañeros como para lanzarse a cantar un poco.

Así fue transcurriendo el camino alrededor de la muralla hasta que llegaron a la puerta sur, por donde tenían que entrar ellos para llegar al templo. Los jóvenes guardias, casi críos, enternecieron a Asdra, quien no dudó en confiarles su secreto.

- Vinimos a ver a un amigo que vive cerca y no queríamos irnos de Venatus sin pasar a honrar al Dios del Camino a su templo.- La tímida mirada de la chica apenas podía mantenerse fija en los ojos del guardia a pesar de su juventud.- Esto ha cambiado mucho desde la última vez que estuve aquí.- Acompañó las palabras con una mirada de arriba a abajo al joven quien, a buen seguro, no habría ni nacido entonces.- Espero que la hospitalidad del templo de Fharlanghn siga intacta, como la recuerdo.

- Tiradas (1)
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18/01/2017, 17:36
Guardia Bisoño de Venatus

Cuando el murmullo de la voz de Avlin contando su alocada historia se perdió en la lejanía, Aldar y Freya ordenaron a sus monturas que iniciasen un paso lento en dirección a la villa; aún podían ver a los tres compañeros que les precedían y prefirieron darles margen hasta que girasen hacia la derecha para bordear la empalizada. Una vez lo hicieron, los dos amantes dejaron que sus caballos adoptasen un trote relajado, más adecuado al paso natural de los animales, que les permitió llegar a las primeras edificaciones levantadas extramuros antes de que Jake y los suyos alcanzasen la puerta sur.

Estas construcciones que se habían alzado a orillas de la calzada durante los años de bonanza eran principalmente establos de venta y alquiler de caballos y mulas, almacenes de cebada y talleres de reparación de carros. La competencia en el interior de la villa había resultado tan feroz que aquellas gentes habían preferido dejar atrás la seguridad intramuros por ser los primeros en atender a los viajeros que llegaban desde Saduj. Al fin y al cabo, Venatus, pese a ser un asentamiento de frontera, había gozado de la paz durante años y nada apuntaba a que aquello fuese a cambiar. Los pocos episodios de vandalismo que se daban eran provocados por borrachos de juicio nublado o por muchachos desocupados en edad de madurar, y, aunque nadie podía negar que existían los robos, normalmente estos no eran tan frecuentes en aquella zona como para tener un cuidado o miedo especial. De hecho, de vez en cuando, algunas compañías de soldados realizaban patrullas por el exterior de la empalizada a fin de ahuyentar a posibles bandidos antes de que consumasen sus malas artes. No, poco había que temer en Venatus que no viniese del mismo interior de la villa.

Torcieron a la izquierda y dejaron atrás un amplio edificio dedicado a la fabricación de ruedas. Los golpes de martillo y el sonido de los serruchos fueron dejados atrás a medida que el explorador y Freya ascendían la suave loma en dirección norte bajo la sombra de la empalizada. Al contrario que sucedía en la parte sur de Venatus, la villa sólo disponía de una puerta en el norte y ésta era, desde luego, una de las menos transitadas. Desde que Argentea cayó en el olvido y los rumores de bandidos y fantasmas se hicieron tan comunes, pocos, excepto los pastores y agricultores que tenían por allí sus campos, franqueaban aquella puerta.

En su avance hasta el punto elegido para la entrada, ambos compañeros repararon en los pocos y despreocupados soldados que patrullaban la empalizada. Su andar pesado y semblantes taciturnos sólo parecían ganar algo de vida cuando estos reparaban en la mujer de pelirrojos cabellos. Sólo entonces, los soldados, sobre todo los más jóvenes, se esforzaban por adoptar una postura más acorde a su profesión.

Como habían imaginado, el portón de la entrada norte estaba abierto de par en par. No fue hasta que ambos estuvieron prácticamente encima de la puerta y los cascos de los caballos resonaron sobre el descuidado empedrado que los soldados que holgazaneaban en el interior y en la dos atalayas de vigilancia se dignaron a asomarse. El respingo que dio el primero cuando se topó casi de bruces con el caballo de Freya habló por sí mismo acerca de lo poco acostumbrados a que forasteros a caballo se acercasen por allí.

¡Bu...buenos días! - Exclamó el muchacho, cuya edad quedaba aún lejos de la veintena. Su armadura, tan holgada que si hubiese querido se la hubiese quitado sin desabrochársela, era evidente que no había sido forjada para él. - ¿Qué...qué les trae por Venatus? - Inquirió a continuación, momento en el cual dos soldados más, de edades parecidas, se asomaban a la empalizada.

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18/01/2017, 17:41
Jake O'Sullivan "Sully"

La palabrería del gnomo me taladraba la cabeza, pero parecía que así el gnomo estaba a gusto, así que soportaría el castigo en silencio. Asdra parecía atenta a lo que explicaba Avlin, incluso intentó explicar alguna anécdota, pero no era posible introducir una palabra entre las historias de Avlin.

Parecía que tenía historias de todo tipo y de todos los lugares por los que había pasado. Siempre le sucedían cosas allí por donde pasaba.

Llegamos a la puerta y un guardia bastante dormido se adelantó para preguntarnos por nuestras intenciones en la ciudad. Viendo el sonoro bostezo que salió de su boca, la pregunta era más por costumbre que por el hecho de querer saber qué hacíamos allí. No hizo falta que dijera nada, ya que Asdra, con su voz angelical, explicó una historia bastante creíble. No creía que tuviéramos ningún problema en pasar a la ciudad, así que la dejé hacer. Realmente era una muchacha bastante resolutiva.

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18/01/2017, 18:56
Guardia Bisoño de Venatus

¿Cambiado? - Preguntó sorprendido. - No, no, todo sigue igual señorita.

Los tres soldados que se habían acercado hasta los dos caballos dieron un rodeo alrededor de estos observando con poco interés las pertenencias que colgaban de los flancos de los animales. Tras unos segundos, convencidos de que aquellos tres forasteros poco tenían que ocultar, se volvieron hacia el joven guardia que los observaba desde lo alto de la empalizada y asintieron en silencio.

Está bien, señores y señorita, pueden pasar. Procuren mantenerse alejados de problemas. - Aconsejó con todo el aire paternalista que un muchacho de su edad era capaz de reunir. - La ermita de Fharlahng no queda lejos, justo detrás de aquella fila de casas. Continúen hacia la torre que se ve sobre los tejados, no tiene pérdida.

Aquello, evidentemente, se trataba de una inspección rutinaria, tan poco útil según la forma en que la habían realizado que lo mismo hubiese sido si los hubiesen dejado pasar sin preguntar nada. Seguramente, a los pocos minutos ninguno de los soldados recordaría la cara de los que acababan de entrar y mucho menos hacia dónde se dirigían. De hecho, incluso habiendo visto que Asdra y Jake portaban armas, ninguno de los soldados había pedido que las mostrasen o las atasen a sus fundas, algo que por ejemplo era típico en Inebar, la capital del reino.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Jake, he vuelto a tirar en tu post la tirada de Reunir Información. Hacedlas en oculto.

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19/01/2017, 09:59
Aldar

Al trote de nuestras monturas, avanzamos raudos en busca de aquella entrada que sería a la postre nuestra salida de Venatus en dirección al Colmillo Roto. Separarnos de los demás me había concedido una cierta calma, una tranquilidad que acostumbraba a disfrutar con las compañías a las que acompañaba habitualmente, pero que por diversas razones me era negada en ésta en concreto. Demasiada tensión, demasiados asuntos pendientes entre nosotros, demasiados secretos, y un hacha sobre nuestros cuellos, no permitía relajarse lo más mínimo.

Ahora, en cambio, cabalgaba tranquilo con la capucha calada, observando alrededor y disfrutando de la falta de compañía poco deseada, y sobre todo de la que sí lo era. No dudé en dejar que Freya avanzase ligeramente por delante de mi posición, permitiéndome disfrutar del espectáculo que suponía su estampa en movimiento, mecida por el agitar de la montura arriba y abajo, con el largo cabello rojizo al viento.

Sin embargo, nunca he logrado ser hombre que fijase su atención en una sola cosa mucho tiempo. Ese tipo de hombres no duran mucho en territorio salvaje. De modo que no me pasó desapercibida la muralla de la ciudad. Mis ojos se entrecerraron, observando a aquellos hombres despreocupados y con aspecto lleno de holgazanería sobre cuyos hombros descansaba la seguridad de la ciudad y sus habitantes. Silbé a Freya, señalando el lugar, para que ella también fuera consciente, y mi mente divagó acerca de esos ogros cuyas huellas había detectado Zafira.

¿Sería acaso posible...?

Mi preocupación aumentó al comprobar que el portón se encontraba completamente abierto, y en seguida traté de discernir si su estado posibilitaba cerrarlo con la suficiente premura ante un hipotético ataque exterior. Sin embargo, antes de poder observarlo con detenimiento, un joven soldado mal equipado nos abordó, cuestionando nuestro acceso a la ciudad. No era rara una pregunta como aquella, muchos guardias trataban de mantener un cierto control de las entradas mediante fórmulas similares, forzados a ello por sus superiores. Pero decidí que lo mejor era no mostrar todas las cartas, pues era bien sabido que los guardias tampoco solían estar demasiado bien pagados. Por eso muchos aceptaban sobornos... y pagas extra a cambio de información. Y si alguien nos seguía, podía comprar ese tipo de cosas.

Hemos quedado con un amigo, un enano llamado Thorgrum Rompeyunques, en El Descanso del Viajero. -Le dije, mostrando una actitud relajada mientras ofrecía un nombre real para una excusa falsa- Pero antes, debemos pasar por Suministros del Pateacaminos, por eso hemos venido por este acceso. No habrá ningún problema por ello, ¿no?

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19/01/2017, 13:45
Zafira 'Ithildin

 

Zafira hizo caso, poniendo una sonrisa despreocupada hacia el guardia, para que todos, incluyéndolo a él, se relajaran.  Se acercó luego a decirle que querían hablar con el jefe de scouts, o de la guardia, pues habían visto en el camino cosas que como druida era su deber informarles.  Pero que esperarían tranquilos en la fila mientras avisaba, tomando su lugar.  

En lo que esperaban pensaba aprovechar y platicar con los albañiles.  

Buenos días sus mercedes.  Espero que el clima nos sea benévolo. -Especialmente para ustedes, que trabajan fuera.  Después de un breve rato de plática casual se animó a preguntarles.  ¿Y en que es eso en que andan trabajando ahora en Venatus?  ¿Que se construye aquí que requiere tantos brazos hábiles como los que veo en esta larga fila? 

 

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19/01/2017, 18:08
Freya

La compañía fue separándose, viendo primero como Balakar y Zafira desaparecían de nuestra vista, para agradecer después que la cantinela del gnomo se alejara. Aquel Avlin era un buen tipo, pero su charlatanería me resultaba irritante. Aun así no era ni de lejos lo peor de aquel improvisado grupo del que formaba parte, pero prefería no pensar en ello y centrarme en lo inmediato.

A paso manso, dejando que los caballos marcaran más el ritmo que nosotros, avanzamos hacia la entrada norte de Venatus, la única de la zona; pasando antes de acercarnos por distintos emplazamientos de comercio que llamaron mi atención. Me pregunté entonces cuál sería el motivo de aquello, suponiendo que el comercio en el interior sería mucho más seguro. ¿Tanta era la necesidad de aquellas gentes como para tomar aquellos emplazamientos? ¿O acaso el lugar era tan seguro que merecía la pena el riesgo?

Cabalgaba por delante de Aldar, quien con la capucha calada había decidido posicionarse detrás, sin comprender del todo el motivo; aunque tampoco me era necesario hacerlo. Continué con nuestro camino a suave trote mientras trataba de disfrutar del aire, aunque sin dejar de fijarme en el camino. Con un silbido, Aldar me indicó que prestara atención en lo que estaba por llegar. Varios soldados se encontraban patrullando en la cada vez más cercana empalizada, soldados que no presentaban demasiada formalidad en comparación con la mayoría de los que había visto; aunque ante nuestra proximidad parecían adoptar posturas más regias, como si temieran que informáramos a sus superiores o algo parecido.

Encontrándonos prácticamente ya en la entrada, cuyo portón se encontraba abierto, algunos soldados comenzaron a asomarse; llevándose uno de ellos una sorpresa al encontrare de frente con mi montura. Tuve que ahogar una risa ante su respingo, aunque casi de inmediato me puse seria, enarcando una ceja al fijarme en el chico mientras nos saludaba y preguntaba por nuestra presencia; porque aquello era lo que era, un chico. Al igual que los otros compañeros que se asomaron después.

- ¿Niños? Esto no es serio… - murmuré mirando a Aldar, ya situado a mi lado, dejando que fuera él quien explicara lo relativo a nuestra presencia allí. – Podría resumirse como negocios y placer. – añadí con una sonrisa tras la respuesta del explorador.

No tenía ni idea de qué estaba hablando. ¿Acaso había conocido a alguien llamado así? Si sólo era una invención me resultó bastante creíble. Fuera como fuese, me esforcé en no mostrar sorpresa y actuar con naturalidad.

Si es un farol, al menos es más creíble que lo del corzo…

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19/01/2017, 18:53
Guardia Bisoño de Venatus

¡Oh! No, no, en absoluto señor. No hay ningún problema. - Respondió de forma acelerada el muchacho con un aire de disculpa y vergüenza en su voz; adjetivos ambos poco comunes en soldados con más años de servicio a sus espaldas, cuyo carácter iba avinagrándose a medida que se daban cuenta de las posibilidades de crecimiento personal que poseía un puesto como aquel. Pero como aquel no era el caso, al menos no todavía, pues saltaba a la vista que aquella era una de sus primeras guardias, el soldado simplemente se limitó a dar un pequeño rodeo alrededor de los caballos y a observar las pertenencias de los dos recién llegados. - Han llegado al sitio idóneo para encontrar lo que buscan, señora..señorita.

Suministros Pateacaminos está cerca, siguiendo esta misma vía. - Añadió el joven cuando, satisfecho, comprobó que ni Aldar ni Freya traían mercancías, hecho por el cual estaban exentos de pagar el arancel al que los comerciantes estaban obligados. - Lo verán a mano izquierda según avanzan. Es el del letrero con forma de mochila... - Se mordió el labio y mantuvo una leve charla interior, pero al final, pareció convencerse de que no estaría de más hablar algo con aquel tipo. Al fin y al cabo, probablemente sería el único forastero que pasaría por allí en ese día. - Emmmmm...pero vamos...si me permiten el consejo...hay tiendas mejores. - Sonrió. - El señor Bloermund...bueno...digamos que ha perdido un poco la cabeza. - Dijo encogiéndose de hombros después de su despreocupada confesión.