Partida Rol por web

La gente se divierte en las mesas de juego y entre el barullo resulta complicado identificar a alguien con un comportamiento peculiar, pero ese ambiente es tu ambiente, y nadie te supera en él. No tardas en localizar a un tipo, un chino-americano, que parece especialmente eufórico. Juega sin cabeza, apuesta a lo bruto sin molestarse cuando pierde, y pide una bebida detrás de otra. 

Suspiro, me coloco el escote, me peino un poco y mientras decido cómo abordarle me acerco a él y le dedico una de mis sonrisas encandiladoras.

-Hola encanto. Veo que lo de perder no te preocupa.

El hombre se gira, te echa una mirada de esas que desnudan, y te sonríe

- La emoción del juego es suficiente para mantenerme vivo, preciosa

Sonrío.

-Eso y el alcohol-Indico al camarero que me ponga lo mismo que está bebiendo el hombre y después de darle un delicado sorbo y disfrutar del sabor, vuelvo a abordarle-Me llamo Bernadette, cariño. ¿Te importa que juegue un rato contigo? Las demás mesas son demasiado aburridas...

El hombre coge su vaso y bebe exactamente por donde tu has bebido

- Por supuesto que no me importa; estaré encantado

Vuelvo a sonreír y me siento. Sin pensarlo demasiado apuesto algo al juego que estemos jugando.

-Bueno, cuéntame. ¿De donde eres, precioso?

- De Detroit, Michigan. Y tu... Dejame adivinar. Una belleza sureña como tu solo puede ser de Lousiana. Nueva Orleans, seguramente.

Abro los ojos sorprendida y sonrío ampliamente.

-Justo en el clavo. Parece que tienes buen ojo para esto.

Vuelvo a quitarle la copa y bebo un poco más.

-Y cuéntame, ¿Qué haces tan lejos de casa? ¿Negocios, placer o las dos cosas?

- Los negocios ya se acabaron para mi. Esto es solo placer.

Sonrío.

-¿Y a qué te dedicabas, encanto?

- Llevaba una carnicería; poca cosa. Esto que ves aquí -dice señalando a las fichas- son los ahorros que me saqué con él. Ahora ya no me hacen falta.

Sonrío y parpadeo un par de veces.

-¿Cómo que no te van a hacer falta?-Le lanzo una mirada con los labios fruncidos-Todavía tienes mucho de lo que disfrutar

- Bueno, digamos que estoy disfrutando de una pequeña prórroga que se me ha dado -dice el tipo, sonriente

Sonrío, aunque mi gesto se enfría ligeramente.

-Si...La vida está para disfrutar, pero cuando llega la hora uno sólo puede resignarse. Ni llorar, ni gritar, ni tratar de eludirlo lo va a cambiar. Es nuestro destino, nacemos para morir.

Le lanzo otra sonrisa, pero esta tiene un matiz diferente. Es una sonrisa triste.

-¿No crees?

El hombre parece momentaneamente distraído por tus palabras y deja de jugar un instante. Parece que le ha hecho efecto.

- Supongo que tarde o temprano nos pasa a todos, si...

Apura su copa de un trago, y súbitamente abandona la mesa recogiendo las fichas que le quedan

- Ha sido un placer, pero me tengo que marchar.

Se marcha en dirección a la salida de la sala de juego

Apuro mi copa, recojo mis cosas y salgo en dirección a Howard con tranquilidad hasta que encuentro un lugar adecuado en el que hablar.

-Cariño, ¿De qué tienes miedo?