Partida Rol por web

Erick comprendía que era dificil que supiera algo sin más información, pero no se atrevía en un principio a decir nada más. miró a su padre como pidiendo su aprobación para continuar. O que lo hiciera él si eso, ya que serguro que recordaba la premonición igual de bien.

Ya, normal. Cuando vuelva trataré de darle un poco más de contexto.
Gracias por la información de los guardias, lo tendré en cuenta.

Ah, otra cosa. No tendrá un pase de seguridad o algo parecido ¿verdad? Ya no sé qué más excusas dar para colarme allí dentro.

- Me temo que no, pero de todos modos las primeras plantas del edificio están abiertas al público y no creo que nadie le importune.

Njörd asintió

- Bien señor Rottenberg, gracias por la información. Creo entonces que podemos llegar a un acuerdo cuando tengamos esa piedra llave.

Luego miró a Erik

- Ves cuanto antes a por ese artefacto. No podemos arriesgarnos a que los siervos de los Titanes se hagan con algo tan poderoso; Jormungänd no debe despertar.

Erick asintió a las palabras de su padre.

Muy bien. Vamos a ello.
Profesor. Mr. Sturluson. Espero volver pronto con buenas noticias.

Como no había mucho más que añadir, el aesir salió de la habitación con la intención de volver, una vez más, a la excabación.

A ver qué me pienso yo ahora.

El edificio de oficinas era uno más en el barrio empresarial de Las Vegas: alto, de hormigón y repleto de vidrieras que reflejaban el ardiente sol del desierto de Nevada. Pulcro, imponente, y sin mucha personalidad. En la entrada solo había una recepcionista que ni se molestó en mirarte cuando pasaste cerca de ella. Dentro de la primera planta no había mucha actividad; solo gente yendo y viniendo ocasionalmente. Un par de guardias vigilaban la zona pero no parecian especialmente preocupados por su trabajo.

Al llegar al edificio, Erick se imaginó en cómo entraria el hijo deSobek que conoció hace poco. Seguramente dando mordiscos a todos. Pero no por ello dejaba de ser un tipo que impresionaba.
Busco por si tenía unas gafas de sol para ponerselas y hacerse más el imponete, pero no tuvo suerte. Al final salió del coche y con su fiel bastón entró al lugar.

En un principio no le hicieron ni caso, o eso parecia, pero sabía que las apariencias engañaban y que su suerte no duraría mucho. Lo importante era llegar al sotano y conseguir la llave. Con ella en su poder todo sería más facil.

En cuanto te aproximas a las escaleras, te percatas de que hay un guardia vigilándolas, y una cámara de vigilancia enfocada hacia ellas.

Al ver al guardia y a las camaras, Erick cambia de idea y se para en los ascensores.

Está bien, mejor dejar las escaleras para cuando tenga que salir corriendo de aquí. Si ese elfo oscuro dijo la verdad. Entrar no será un problema, en principio.

Pero no podía evitar pensar que se estaba fiando de un elfo. Y estos por naturaleza son poco confiables.

A ver qué sale de todo esto.

Para bajar al sótano hace falta introducir una clave en el panel del ascensor, pero por suerte Rottenberg ya había pensado en ello y te la había dejado escrita en la nota. Al llegar al piso inferior, las puertas se abren. A diferencia de la primera planta, no hay nadie en este piso y el sitio parece desierto. El pasillo continua hasta torcer a la derecha; según Rottenberg, ahí es donde debería estar su despacho.

Andando con tranquilidad aparente, como si fuera lo más normal del mundo que Erick tuviera que estar ahí, el joven se acercó al despacho del profesor.
A pesar de todo, Erick no bajaba la guardia. Nunca se sabía por donde te podían venir las sorpresas.

De momento todo bien. Pero es en estos momento cuando las cosas suelen torcerse.

Avanzas por el pasillo, y otra persona se cruza en tu camino. Es un joven rubio, con el pelo peinado para atrás y gafas sin montura. Va vestido como los empleados que has visto en la planta baja y lleva un maletín. Va sonriendo; al pasar por tu lado solo dice una cosa.

- Buenos días

Y sigue su camino hacia el ascensor

Erick no puede evitar quedarse mirando al tipo.

¿Un aesir? ¿Aquí? No me gusta nada esto.

Con un poco más de urgencia, Erick se dirige a su destino temiendo lo peor. Le gustaría ir ya directamente a seguir al otro tipo, pero tiene que confirmar primero que la piedra no esté en su sitio.

Al girarte, ves a uno de los guardias Svartalf que te había mencionado Rottenbërg tirado en el suelo. Parece aturdido, como en estado de shock, y se limita a mirar al techo con cara de embobado. Y a su lado, la puerta del laboratorio está abierta y buena parte del material y los papeles revueltos y tirados por todas partes.

Como odio tener razón.

Sin tiempo que perder, Erick va directamente a la caja donde se supone que está la piedra. Sabe que no la va a encontrar, pero tiene que comprobarlo.

Espero que el tipo ese siga caminando, porque a mi me va a tocar correr. Y mucho.

Efectivamente, al llegar al despacho ves que la caja que te había indicado Rottenbërg estaba abierta y vacía. Al llegar al pasillo, puedes ver como el extraño se mete en el ascensor y las puertas comienzan a cerrarse, mientras él te sonríe de forma burlona

En cuanto sale al pasillo y ve al tipo en el ascensor, Erick se lanza a la carrera. Aunque sabe que es inutil, que está demasiado lejos lo intenta, no tiene nada que perder y mucho que ganar.
Pero la realidad es muy tozuda.

Mierda. Me tocan las escaleras.