Partida Rol por web

Empieza a hacer frío en el desierto de Nevada; el anochecer es inminente, y el calor abrasador del día pronto dará lugar al frío de la noche. Tras conducir durante casi una hora por una carretera vacía, finalmente te aproximas a donde los cuervos de Odín identificaron la excavación. A juzgar por las luces, parece que aún hay algo de actividad.

Ercik deja el coche a un lado fuera de la carretera vacia, le da la vuelta para ponerlo en posición de salir por si vuelve con prisas, y decide hacer el último tramo del camino a pie.
lleva puesto el nuevo regalo de su padre, y el bastón en su mano derecha. Recoge una linerna del coche y los prismaticos, aunque de noche no le van a servir de mucho, y emprende la marcha.

no sabe qué se va a encontrar, pero no duda de la palabra de su padre. Si allí está sucediendo algo extraño lo averiguará.

Al poco de acercarte a la excavación, puedes ver que hay personas situándose alrededor de la misma. De repente, hay una explosión y se levanta una polvareda inmensa en el lugar de la excavación.

Al ver a más gente alrededor de la excavación Erick se preocupa. No sabe si son amigos o no, pero por si acaso más vale que no le vean. Pero antes de que pueda hacer nada la explosión casi lo tira de culo.

Mierda. Eso no puede ser bueno.

Se recupera y se acerca lo más rápido que puede tratando de no llamar mucho la atención.

Ercik trató de acercarse sin que lo vieran, pero el sigilo no era lo suyo. De hecho lo hizo tan mal que hasta él mismo se dio cuenta.
De todas formas lo importante era descubrir qué había pasado, así que esperó que las demás figuras estuvieran tan confusas como él.

Cuando te acercas, uno de los operarios de la obra no tarda en dirigirse hacia ti, haciéndote gestos de que te alejes

- ¿Que hace aquí? ¡Estamos utilizando cargas de demolición, y es peligroso acercarse! ¡Además, está prohibido el paso a toda persona ajena a la obra!

Era demasiado esperar que no le hubiesen visto, a la mierda el acercarse de manera sigilosa. Por lo que cuando se dirigieron hacia él no tuvo más remedio que cambiar de plan.

Ya lo veo ya. Haciendo detonaciones sin poner carteles de avisos. ¿Sabe lo facil que es acercarse aquí sin que nadie te diga nada? No hay vallas, no hay retenes. Menuda chapuza tienen aquí.
Se les va a caer el pelo amigo.

No llevaba ninguna libreta, pero Erick cogió su mobil y empezó a teclear como si estuviera anotando algo mientras murmuraba.

Seguridad insuficente. Nada señalizado. Como no tengan los permisos de los explosivos me voy a ganar un buen ascenso al cerrales el chiringuito.

El operario insiste

- ¡Oiga! ¿Pero quien se cree que es?

Erick enarcó una ceja y miró fijamente al operario.

¿Cómo que quién me creo que soy? Acaso no es obvio.
¿Quién se cree usted que soy?

El trabajador se cruzó de brazos

- Un mirón que se hace pasar por inspector de seguridad, eso creo que es usted. Ahora largo.

Erick sabe que se la está jugando. Aun así no cede y sigue mirando, ahora con un poco más de fiereza, al operario.

Ya veo. Pero se equivoca. No soy inspector de seguridad. Soy de Medio Ambiente.
¿Su nombre?
Lo voy a necesitar para el informe.

El obrero sigue en sus trece

- ¿Su identificación? La voy a necesitar si no quiere que le eche a patadas de aquí

Erick asintió al operario.

Claro. Venga conmigo al coche. No había cogido nada todavía. Y luego ya me despistó la explosión.
Todavía no me ha dicho su nombre.

El operario te sigue hasta el coche, con cara de pocos amigos

A Erick no le gustaba demasiado lo que iba a hacer. Tenían que proteger a los humanos, y evitar que se enterasen de la guerra que había. Pero no veía otra solución para poder entrar a la mina.

Se aseguró de que el obrero estuviera cerca de él cuando se acercaba al coche, quitó el seguro con el mando, y cuando estaba al lado de la puerta la abrió deprisa y con fuerza para golpear al obrero.