Partida Rol por web

El mal de Montsegur

El viaje a Montsegur - Escena de juego

Cargando editor
27/07/2020, 15:24
Director

Marzo de 1243.

Todos vosotros conocéis, por unas razones u otras, a don Miquel de Campabadal, un noble aragonés afincado en Muel con raíces occitanas. Su padre, don Istebe de Muel, falleció hace algo más de un mes y en su lecho de muerte le pidió un último deseo: hacer un largo viaje hasta el castillo de Montsegur, más allá de los Pirineos, y entregar un paquete (no de pequeñas dimensiones, precisamente) en dicha fortaleza. Para el viaje, don Miquel insiste en que su carga no debe ser revelada ni mostrada a nadie a menos que él mismo lo haga. Para su viaje, Miquel se ha valido de algunos sirvientes y aliados, el cual le acompañan:

Una mujer de noble ascendencia como él, llamada Amelia de Caylar. Antes de morir, don Istebe había presentado a la joven como una sobrina suya lejana a su hijo Miquel. Amelia tenía antepasados comunes con Miquel e Istebe, antepasados comunes occitanos. Amelia viaja pues con don Miquel hasta el castillo de Montsegur por petición del noble, con la idea de ella pueda encontrar a algún pariente suyo o, al menos, vislumbrar los archivos de aquel lugar con la intención de saber algo más sobre la poca familia que pueda quedarle (y es que es castillo ha estado muy ligado tanto a los Campabadal como a las gentes de Caylar... desde tiempos lejanos).

Por otro lado, un matrimonio, Roberto y Maira del Puente González. Roberto es un pardo que sabe manejar más de un arma con soltura. Pese a no ser un tipo de ascendencia noble, sus treinta y cuatro años le valieron para ser guardián de don Istebe de Muel antaño, y ahora de su hijo, don Miquel, habiéndose ganado sus confianzas tiempo ha. Posee un armadura y una celada ganada con el tiempo, y viaja, además, con su mujer, Maira. Y es que don Miquel le detalló los peligros y lo extenso del viaje, y tal que así Roberto no quería dejar sola a su mujer en Aragón. Ella es mucho más joven que Roberto, y es sierva del castillo de don Miquel. Además, sabe manejar el arco como el que más.

No de pocos hombres de armas se rodeaba don Miquel, pues otro pardo le acompaña en el viaje. Éste se llama Guzmán y el oficio de las armas le viene de familia. También es más mayor que don Miquel (al igual que Roberto), y antaño se ganaba la vida en escaramuzas (hasta hace muy poco tiempo), cuando salvó al noble de unos bandidos en la frontera entre Castilla y Aragón, cerca del Pico del Moncayo. El caso es que don Miquel necesitaba algunos hombres que le protegieran en viaje, y tras trabar cierta amistad con Guzmán, éste aceptó a emprender un bien pagado viaje más allá de los Pirineos (y es que los peligros acechan por doquier).

Finalmente, y no por ello menos importante, en el viaje lo cierra acompañando casi al unísono sobre su jamelgo un tipo llamado Haidar, un musulmán del que poco o nada se conoce. Maira, la mujer de Roberto, ha escuchado en el castillo de don Miquel que éste sujeto viene desde el reino de Granada, y que no es precisamente alguien de baja alcurnia. Sin embargo, eso podría deducirse por todos los aperos que lleva con sigo: reluciente armadura, caballo preparado, jineta de su cultura una lanza y una ballesta y otras tantas cosas de rica ornamentación. Se dice que don Miquel y él son muy buenos amigos, pero se sabe poco de su historia, tan sólo que anhela viajar con el noble más allá de los Pirineos.

Habiendo cruzado hace casi tres semanas los Pirineos, Don Miquel y Haidar viajan en sus respectivos caballos, Amelia acompañada de una yegua para llevarla a ella y sus pertenencias (a ratos) y los dos pardos (Guzmán y Roberto), junto con Maira a pie. A todos ellos los acompaña otra mula de don Miquel, la cual tira un pequeño carromato con las pertenencias y avituallamiento del grupo (aparte del fardo indicado anteriormente). Habiendo cruzado hace casi tres semanas los Pirineos, estáis atravesando una cordillera nevada al este de la ciudad de Foix, y al sur del castillo de Montsegur. Las nieves en las montañas aún perduran, y aunque la época primaveral está comenzando, los primeros rayos del sol se dejan ver, pese a que aún es tiempo de ventiscas y heladas casi constantes.
 

Notas de juego

Comenzamos.

No os asustéis por el post tan grande, es la introducción. Recordad que estamos en ritmo bajo (1 post semana el el mínimo, el que quiera más, no hay problema, pero al menos 1). Para el tema de las tiradas, os las iré pidiendo y explicando cómo se hacen, no os preocupéis.

Cargando editor
28/07/2020, 00:49
Amelia de Caylar

 

Amelia iba nerviosa sobre su mula.  

No porque no supiera montar, o porque fuera un animal difícil.  

¡Monstsegur!   Ese nombre evoca tantas cosas en mi familia.  Tanto dolor reciente.  Tanta tradición y memorias buenas, antes del dolor. 

¿Qué hacer cuando te sientes así?  

Sacó el laúd. 

¿No les importa que practique una cançon que ando aprendiéndome?   

No soy nada buena para hacer sonar las cuerdas y la voz, os lo advierto; lo mío es escribir el poema y la música.   Cualquier buen juglar se reiría, jajaja -ella también- de escucharme.  Pero bueno, si os sangran los oídos siempre puedo irme un poco adelante o atrás, según hacia donde sople el viento. 

Empezó a afinar a oído el instrumento mientras la mula seguía, como si lo supiera de memoria, su camino.

Que bueno que don Miquel me invitó a este su viaje.   Mejor ir a conocer que dejar siempre que amenace la mía memoria. 

jhm, hmm, -aclaró la garganta y comenzó.  Avísenme si va bien.

La música era de alguna manera triste, pero decidida, como su ánimo.  El viento se la llevaba sobre el camino.

A chantar m’er de so qu’ieu non volvria,

Tan me rancur de lui cui sui amia,

Car ieu l’am mais que nuilla ren que sia:

Vas lui no .m val merces ni cortesía

Ni ma beltatz ni mos pret ni mos sens,

...

Cargando editor
28/07/2020, 21:43
Roberto del Puente González

La reciente muerte de Don Istebe de Muel le había pesado a Roberto. Pese a que la muerte le perseguía desde temprana edad, era un pesar que con cada año que pasaba y que con cada conocido que perecía, era una carga que cada vez pesaba más y más. Pero quedarse lamentando aquella pesada carga no serviría ya de nada, ahora tocaba servir al joven señor al cual había visto crecer, Don Miquel de Campabadal.

Había tenido la suerte de que Maira pudiese venir con ellos y unirse a aquella expedición hacia el castillo de Montsegur, era casi como en los viejos tiempos. En un simple intercambio de miradas se dicen todo aquello que se querían decir. Había escondidas sutiles huellas de pequeños animales por la zona*, si había suerte podrían escabullirse un rato los dos a la espesura y darle caza a alguno que otro.

 

Con el canto de Amelia, Roberto siente como cierta tristeza vuelve a reflotar dentro de él, aún así el suave roce de la mano de su esposa parece hacerle volver en sí, y poder estar tranquilo con ello.

Preciosa canción joven. ¿Nos cantas otra?

Le dice con tono alegre, esperando que la joven conmoviese sus almas de nuevo con una nueva canción, fuese triste o no.

Notas de juego

*Siempre que el dm lo permita

Cargando editor
28/07/2020, 22:03
Maira del Puente González

El haber podido salir de los quehaceres usuales de la corte la tenían bastante ilusionada, no disponer de un caballo propio no le resultaba una molestia. Ya que estaba deseosa de volver a salir en alguna expedición con Roberto, como en los viejos tiempos, y aunque simplemente fuese una tranquila y plácida expedición hacia el castillo de Montsegur, no iba a desperdiciar el lujo de sentirse bien, y sentirse en cierto modo libre cada vez que una brisa de aire frío le acariciaba el rostro.

Le roza la mano a Roberto mientras escuchan el triste canto de Amelia al notar sus emociones. Y al terminar la joven le suelta la mano, y se acerca a la yegua de la cantante sin vacilación.

Discúlpeme que le pregunte, pero ¿de dónde es ese bello canto?

Cargando editor
30/07/2020, 16:48
Guzmán

Guzmán caminaba cabizbajo sin hablar con nadie. Escucho las canciones con interés, pero se abstuvo de hacer cualquier comentario o felicitar a la noble por su esplendida actuación.

Las canciones habían conseguido separa por unos momentos su mente del pensamiento que le llevaba corroyendo todo el camino. El paquete. ¿Qué contenía el dichoso paquete?  Guzmán no consideraba oportuno preguntarle a don Miguel que era, ya que se encontraba en esa empres a modo de favor sin pedir ni recibir nada a cambio.

Cargando editor
30/07/2020, 20:22
Haidar Al'amr

Haidar, con su altanería característica, monta un jamelgo negro algo flaco pero de un porte que deja ver una sombra señorial. Este caballo contaba con una edad considerable pero era capaz de soportar el peso del árabe no sólo gracias a su tozudez si no a su experiencia que unida a la del jinete hacia que pudieran ir por los caminos menos trabajosos. Aunque en definitiva lo que más ayudaba era que Don Miquel hubiera dejado que su armadura y algunos aparejos se quedasen en carromato.

El infanzón espoleó al jamelgo para quedar a la altura del noble no sin antes echar un vistazo al cielo para ver si le seguía el gerifalte neblí. Lo había adquirido hace poco y en un inicio no tenía la esperanza de que el pájaro fuera a estar todo el viaje con él, pero estaba sorprendido que en las tres semanas de viaje que llevaban le hubiera hecho caso en todo y no hubiera ido de vuelta con el vendedor.

Una vez llegada a la altura de Don Miquel, Haidar tira de las riendas con la mano resguardecida por un guante de cetrero y gira la cabeza hacia el hombre.

¿Esperas algún tipo de complicación durante lo que queda de trayecto?-pregunta mientras escucha el canto de Amelia- Si conoces alguna zona que tenga fama de peligrosa lo mejor sería decirlo para poder prepararnos lo mejor posible. A ver si nos encontramos con alguien en los caminos que pueda darnos más información. 

Cargando editor
31/07/2020, 01:50
Amelia de Caylar

Esta pieza, mi señora, es de Beatriz de Día, una amiga mía, de Montelimar.   Me pidió que le ayudara con unos arreglos.  ¿Qué le parece como va quedando? 

Hizo sonar algunas cuerdas más, recordando el final.  Le hizo una variación, comprobando cual quedaba mejor.  

Se volteó a sus compañeros de viaje, aunque el granadino y don Miquel estaban en diálogo sobre la ruta del camino. 

¿Alguna vez se ha sentido así?  ¿Cómo entre querer regresar o no, con alguien; con algún amor? -esta última parte decía más, para quien supiera entender la entonación.-  Y saber el peligro de ello. 

Cargando editor
31/07/2020, 10:28
Director

La ruta por tierras occitanas había comenzado ya hacía cuantiosos días. El frío amenizaba el viaje, por decir algo, y las canciones de Amelia endulzaban vuestros pasos y los de las monturas que llevábais con vosotros. Lo cierto es que la joven tenía un talento muy arraigado, y su voz y su laud bien serían reconocidos en cualesquier salón señorial, como tal vez el de Montsegur. Por su parte el matrimonio formado por el pardo y la sierva, Roberto y Maira, trataban de contentar a su señor Miquel. Roberto se mantenía atento a cualesquier pista de animales en el camino, y claro, también todo lo que no fueran animales, que nunca se sabía y menos en tierras extrajeras. El otro pardo, Guzmán, parecía mantenerse callado, sumido en sus pensamientos y sobre todo en sus sentidos. Estaba allí para lo que estaba, que no era sino proteger y vigilar los pasos de la comitiva, y así evitar cualquier peligro añadido más allá del propio sendero. Además, la otra figura acompañante, ese musulmán de rico equipaje, y un espléndido ave que sobrevolaba los caminos de vez en cuando, fortalecía la marcha del grupo. Se le veía un buen guerrero, y don Miquel estaba también con él contento de tenerle allí.

Cargando editor
31/07/2020, 10:29
Miquel de Campabadal

Las mismas complicaciones que cuando partimos, Haidar, que son las mismas que espero hasta el momento de llegada -miró don Miquel entonces al cielo-. El frío, las lluvias, las nieves... -estábais en Marzo, la primavera llegaba pero aún había clima invernal, sobre todo por esos parajes de montaña, aunque poco a poco lo descendíais-. Pero también me preocupa quien pueda vernos. La iglesia aborda a muchos nobles en Occitania -miró de reojo a Amelia, que seguía con su laúd entretenida-, y nosotros no es que viajemos ni pocos ni discretos, precisamente. Por cierto, ¡Maira! -don Miquel se giró sobre su caballo-: revisa los alimentos que tenemos, el agua también... hace tiempo que no paramos en descanso... -lo cierto es que la última vez que la esposa de Roberto comprobó el avituallamiento comprobó que apenas les quedaba comida en el viaje; y no es porque don Miquel no os costeara las pernoctas o los menús que habíais adquirido en algunas poblaciones a las que habíais acudido (Miquel era, extrañamente para su posición, bondadoso para con todos vosotros); sino más bien porque llevábais unos cuantos días, casi una semana (de las tres de viaje) sin encontrar un sitio donde guareceros ni suministros con los que alimentaros.

Notas de juego

Roberto: si quieres puedes hacer una tirada de Descubrir o Rastrear. De hecho lo podéis hacer todos, pues os lo iba a comentar en breves. Para ello lanzad 1d100 y la dificultad es vuestro % en Descubrir o Rastrear. Si no tenéis ninguna de tales competencias, la dificultad será el valor de vuestra PERCEPCIÓN.

Para todos: haced una tirada obligatorio de RESISTENCIA x2 para no perder 1 punto de vida por el frío montañoso (Haced RESISTENCIA x3 si tenéis una manta en vuestro inventario o bien si tenéis "ropas gruesas", que es un tipo de armadura que tal vez hayáis adquirido al principio, no vale otra armadura).

Cargando editor
31/07/2020, 12:48
Roberto del Puente González

Mientras Maira comprueba los alimentos, Roberto sigue atento ante cualquier pista de lo que se encontraba a su alrededor. Y aún más ahora, que sabían que pudiese ser que tarde o temprano tuviesen que apañarselas con la cacería. Aunque a medida que iban avanzando, parecía que el rastro se hacía más difícil o inexistente.

No parece haber nada.

Susurra un poco para sí, un tanto mosca por no haber podido encontrar tantas presas como al principio de la marcha.

 

Un rafraga de aire frío viene por el camino, y tanto Roberto como Maira tiritan un poco, en especial Roberto, quien notaba como sus huesos cada vez se resentían más por el frío, el cual se iba adentrando más dentro de su piel, llegando directamente a sus huesos. Con un simple intercambio de miradas ya saben lo que se querían decir.

Tenemos que hacernos con unas buenas mantas, hace demasiado frío.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Preciosos daditos, pero aún más preciosa pifia nada más comenzar jajajaja

 

Aunque haya fallado las tiradas (ya que están realizadas), tengo capa gruesa, eso no valdría como manta, ¿no?

Cargando editor
31/07/2020, 13:51
Amelia de Caylar

 

A Amelia, la música la inspiraba.   Y con ello se le aguzaba su vista, y le calentaba el cuerpo y el alma, que, como todos sabemos, sólo lo segundo es lo único que importa.  Bueno, no todos lo sabemos.  Muchos de quienes lo sabían de fé ya no están con nosotros.

Miren, eso que se ve entre aquellos arbustos, ¿no es un ...?  Algún animalejo, seguro es. 

Si alguien padece de frío, tengo algo de telas que llevo de regalo o donación.  Pueden usarlas por el mientras; ya llegando a Montsegur las limpiamos y dejamos como nuevas pra sus receptoras.   Pero si os gustan mucho, -sonrió- quedárselas pueden, sólo os pediría que algo de caridad hicieres allá en correspondencia, en nombre de Dios y por sus generosas almas.

Después de aquellos tiempos turbulentos, ¿cuántos huérfanos y pobrezas no habían quedado en aquel lugar?   "Sin duda muchas, hija.", había dicho su madre allá en Aragón.

¿Cuántos de ellos serían de hecho mis sobrinos o primas lejanas?   

            "Sin duda, muchas". 

Dejó sonar los acordes, de nuevo, pero quedo, por si los pardos hacían algo con la caça que habían visto entre la espesura aquel par de hermosos ojos negros occitanos.

 

- Tiradas (2)
Cargando editor
02/08/2020, 21:12
Guzmán

Guzman en su continuo silencio, solo roto de vez en cuando para hacer algún comentario de índole profesional, mientras caminaba saco una manta de su hatillo. Era una manta de lana gruesa del Val de San Lorenzo pueblo de la maragatería leonesa famoso por sus mantas, era uno de las pocas cosas que se había llevado de casas de sus padres. Podría decirse que era uno de sus pocos recuerdos familiares.

Miro con desagrado a la pareja que empezaba a tiritar, si uno de los dos se ponía malo el viaje se podía demorar y eso no será bueno para nadie. En el siguiente pueblo habrá que procurarse ropa de abrigo. Estos lares son fríos y propicios a las nieves como bien ha dicho el señor Miquel.

- Tiradas (3)
Cargando editor
04/08/2020, 14:08
Haidar Al'amr

Haidar asintió a los comentarios de don Miquel y al notar el frío en sus huesos decidió sacar una gruesa manta que tenía en las alforjas. Esta manta parecía cara por los adornos, pero se podía ver que había sido remendada en numerosas ocasiones, siendo unos remiendos muy bruscos y otros mucho más amables. De hecho, si cualquiera se fijaba bien, había motivos florales en algunos remiendos de la manta encontrando lo que parecía ser forma de amapolas, edelweiss y alguna que otra flor alpina típica de Aragón.

Por muchos años que pasen, creo que nunca me voy a acostumbrar a este frío. - dijo mientras echaba vaho en sus manos y las frotaba para entrar en calor.

- Tiradas (2)
Cargando editor
06/08/2020, 18:52
Director

El frío os helaba los huesos, a unos más que a otros. Mientras que algunos contábais con mantas para soportar el viaje helado hasta Montsegur, otros se conformaban con las capas gruesas, que a pesar de ello, no resguardaban tanto de calor. El caso es que tras unas horas donde Roberto, Maira y Haidar andábanse algo más mareados y lentos de lo normal*, la bella Amelia y el pardo Guzmán señalaron no muy lejos de vuestra posición, recostados sobre unas rocas y matorral bajo un par de rebecos negros de cuerno corto, que no eran sino unas cabras propias de esas zonas de montaña y nieve. El halcón del árabe Haidar comenzó a elevarse con su plumaje blanco sobre las presas, a muchísima altura, dando vueltas casi en circulo y tomando impulso al introducirse en corrientes de aire caliente ascendente.

Los animales quedaron mirándoos un instante, al punto de que parecía que íban a echar a correr en cuanto dierais un pasito más con la comitiva. Don Miquel no dijo nada, pero sonrió un poco antes de retaros, con cierto humor, a que alguien diera una lanzada o un flechazo a alguno de los cuadrúpedos antes de que huyera.

Notas de juego

*Los que he citado con el asterisco, restaos un punto de vida. Los puntos de vida son el mismo numero que valor de Resistencia. Restáoslos ;) La capa gruesa la doy por buena (no me acordé), pero aún así no superáis la tirada de resx3.

Cargando editor
06/08/2020, 18:54
Director

Vosotros dos advertísteis algo más aparte de los animales y las heladas: la figura recortada de dos jinetes en la montaña más próxima, dirección norte, precisamente sentido y dirección que llevábais. Sabíais que don Miquel no había notado nada, pues estaba entretenido momentáneamente con los animales salvajes cercanos.

Cargando editor
07/08/2020, 00:00
Amelia de Caylar

 

Buen asado nos darían esa caça, mis señores. 

Ahora bien, hasta compartirlos podríamos con esas dos figuras que se ven allá en la ladera.  Misma dirección llevan que nosotros.  ¿Mercaderes o peregrinos en coincidencia, o algo más?

Señaló hacia dos jinetes en la montaña más próxima, dirección norte, la misa que llevaba el grupo. 

Sólo advertencia es, pardos, que más riesgo no percibo, pues premura de alcance no nos tienen. 

 

Cargando editor
08/08/2020, 11:15
Haidar Al'amr

Haidar, al mirar en la misma dirección que Amelia y Guzman y ver a los rebecos no pudo hacer otra cosa que imaginarse la comida caliente que podrían tener aquella noche. La cual era muy esperada por el, debido a los muchos días que no habían podido encontrar un lugar donde pernoctar y reponer los alimentos de calidad, además de que ante el frío una comida caliente nunca iría mal.

Tragando saliva hizo amago de dar la vuelta e ir a por su lanza, que había dejado en la carreta de Don Miquel, pero se lo pensó en el último momento al ver que los animales les estaban vigilando. Con cuidado para no hacer ningún movimiento brusco giró la cabeza en dirección a Maira y dijo en el tono de voz más bajo posible.

Si sois buena con ese arco que lleváis, os recomendaría usarlo lo más pronto posible. –dijo con un tono bastante neutro.

El árabe realizó para sí mismo una plegaria para que si la mujer disparaba, no fallara el tiro. Se estaba planteando ir corriendo a por su lanza y cargar a lomos de su jamelgo, lo que en su cabeza generaba un espectáculo ridículo pero a saber cuando llegarían a la siguiente aldea.

Las palabras de Amelia, sin embargo, sacaron a Haidar de su ensoñación y le obligaron a cerrar un poco los ojos para enfocar la visión a ver si veía a los hombres a la vez que llevaba la mano al pomo de la jineta.

Cargando editor
09/08/2020, 18:15
Guzmán

El pardo contesto algo incomodo a las preguntas de la mujer. No creo que sean peregrinos. Si lo fueran, vendrían rápidamente a unirse a nosotros. Lo peregrinos y comerciantes tienen a unirse en grandes grupos para así protegerse mejor.

Creo que esos caballeros no van a ser buenos presagios. Gruzman no perdió de vista a los dos jinetes en la lejanía.

Cargando editor
09/08/2020, 23:57
Maira del Puente González

A las palabras de Haidar Maira asintió y sacó el arco lentamente, y mientras notaba como la mayoría de los allí presentes pegaban sus ojos a ella, tensaba el arco y preparaba la flecha. No era demasiado diestra con el arco, aunque había aprendido algo hace muchos años atrás.

Tomó aire y disparó, errando aquel tiro.

Le seguían temblando las manos por aquel frío. Tendría que ir a recoger la flecha más tarde, no estaban para desperdiciar nada, y mucho menos munición. 

Sintió como de un soplido bajó un poco sus hombros, y notó cierto peso encima de ella, era Roberto, que se había acercado para agarrar varias capas gruesas que tenían guardadas en su equipaje, y se la había puesto encima, le da un beso en la frente y le susurra.

+ A la próxima lo harás mejor, ahora voy a por la flecha 

- Tiradas (1)
Cargando editor
10/08/2020, 00:07
Roberto del Puente González

Roberto se había acercado a por las capas gruesas, era demasiado el frío, y Maira parecía estar igual, al haberlas tomado e ir volviendo se fijó en como falló el tiro.

Normal, lleva mucho tiempo sin cazar realmente.

A la próxima lo harás mejor, ahora voy a por la flecha

Necesitaba mover un poco el cuerpo, y parecía que aquellos rebecos después de oir el silbido de la flecha saldrían despavoridos*

Notas de juego

Evidentemente Roberto no irá a recoger la flecha si ve que espantaría a las presas

 

Voy a restar los puntos