Partida Rol por web

El mal de Montsegur

El viaje a Montsegur - Escena de juego

Cargando editor
22/08/2020, 10:43
Director

Notas de juego

Amelia, haz una tirada de Elocuencia con el d100. Si no tienes ningún porcentaje, hazla con la característica COM(unicación).

Cargando editor
22/08/2020, 14:00
Amelia de Caylar
- Tiradas (1)

Notas de juego

* ¿Y es crítico? ;)

Cargando editor
24/08/2020, 20:53
Guzmán

El pardo continuaba el viaje en silencio, ahora un poco mas tranquilo con los dos jinetes de su lado, aun así, no bajo la guardia en ningún momento. No participo en la conversación, todo el peso de esta recaía en Amelia la única que sabia hablar aquella lengua. Él se mantuvo en un segundo plano tratando de escuchar lo que decían los soldados sobre lo acaecido en aquellas tierras.

Cargando editor
25/08/2020, 00:01
Haidar Al'amr

Después de abrevar a las monturas en el arroyo cercano al campamento, Haidar se embutió en su armadura. El susto que le habían dado los soldados le había servido de advertencia, y pensó que si fuera a haber cualquier problema, aunque el camino fuera corto, lo mejor sería estar preparado para ello. Al final le pagaban para eso.

Al volver al campamento y preparar sus cosas, no pudo no recordar la situación en la que se había visto envuelto Guzmán al haber sido pisado por uno de los caballos de los soldados. Después de comprobar el estado de su halcón, miró en dirección hacia el hombre taciturno que parecía estar intentando escuchar la conversación de Amelia con los occitanos. Aun así, no dudó en acercarse a él.

Ey, ¿Estás bien? He visto las vueltas que has dado cuando estos han irrumpido en el campamento, casi como si fueras aspas de un molino. – dijo con una sonrisa mientras daba una palmada en la espalda del pardo- Menos mal que pareces un hombre robusto, ¿Guzmán, verdad?

Cargando editor
25/08/2020, 18:21
Roberto del Puente González

Roberto parecía más calmado una vez que Miquel le había hecho gestos de no presentar batalla.

Parecía que aquellos dos individuos irían con ellos, no quería terminar de confiar en ellos por haberlos asaltado por la noche, y habló con Maira respecto a aquello en voces que ninguno de sus acompañantes pudiese escucharlos, y mucho menos los dos nuevos.

No quiero causar ningún problema pero ¿Estáis seguro de confiar en ellos? 

Le dice a Miquel en un momento que lo toma en soledad.

Nos asaltaron como a vulgares bandidos, aún llevando los blasones de vuestra casa. No sé si termino de confiar en ellos o no, pero confío en vos, y si me lo decís, confiaré en ellos como el que más

Cargando editor
25/08/2020, 21:34
Guzmán

Menos mal que pareces un hombre robusto, ¿Guzmán, verdad?

Si. Guzman sonrió para sus adentro. Tranquilo, aun no ha llegado el momento de mostrar los encantos por los que sido contratado.

Me permites una pregunta. ¿Qué hace un árabe en estas tierras? No creo que el dinero sea la respuesta.

Cargando editor
26/08/2020, 17:27
Soldados

Mientras el campamento era recogido y levantado, Amelia hizo rápido su zurrón y tomó su mula enseguida. Quería hablar con los soldados a solas, y fue a preguntarles algo. Los soldados parecieron no molestarles que la joven tratara de hablarles a solas; es más, el resto, a excepción de don Miquel, no los entendería.

Eh bien, beaucoup, madame -respondió uno de ellos a la trovadora-. Le roi Louis IX, par l'intermédiaire de ses commandants les plus puissants, a pour objectif la mort de notre seigneur de Mirepoix, et qu'ils sont, par ordre de ce dernier, en garde la chaîne de montagnes contre d'éventuelles incursions, puisque toutes les précautions sont peu importantes. Nous sommes désolés de vous avoir fait peur comme ça ...

Notas de juego

Pues muchas, señora -respondió uno de ellos a la trovadora-. El Rey Luis IX, a través de sus comandantes más poderosos, tiene por objetivo la muerte de nuestro señor de Mirepoix, y que ello se encuentran, por mandato de éste, vigilando la cordillera ante posibles incursiones, pues toda precaución es poca. Sentimos haberlos asustado así...

Cargando editor
26/08/2020, 17:28
Miquel de Campabadal

Enseguida os pusísteis en marcha.

Por su parte, Roberto no acababa de confiar en aquellos dos jinetes que les habían asaltados, y así se lo hizo saber a su señor don Miquel, mientras manejaba el carromato con la mula, y don Miquel al lado.

No son de la mía casa, amigo mío -respondió el noble-. Además, no nos queda más que confiar en ellos, pues sé a quien sirven y, si no se han cambiado las tornas de algún modo, tendremos cobijo y recibimiento en el castillo de Montsegur. De no ser así, ¿porqué creéis que llevo a esos dos soldados conmigo, sino para dar muerte a cualesquiera que ose atormentarnos? -miró orgulloso a Haidar y a Guzmán, que estaban hablando entre ellos-. También tenemos a Maira, claro -la miró y sonrió un poco-. Si éstos dos soldados -que hablaban en occitano con Amelia mientras cabalgaban lento- se tornan ociosos y destemplados, ella puede flecharlos sin problema. ¡Seguid practicando con ella cuando podáis, Roberto! -le dijo con una sonrisa-.

Cargando editor
26/08/2020, 17:29
Director

Como bien señalaba don Miquel, Guzmán marchaba armado a pie, sin dejar de mirar a los dos jinetes occitanos, pero ahora con otra óptica (a pesar de que érais extranjeros en aquella tierra y acabábais de conocer a esos tipos, tal vez el destino os guardara una oportunidad). Tan sólo el interés de Haidar por su persona le hizo hablar un poco. Por su parte, éste le respondió, preguntando al musulmán por su vida y cómo es que había llegado tan al norte de su origen... Sin embargo, eso parecía algo que tal vez el cetrero no quisiera comentar por el momento*.

* * *

Tras unas horas de lento viaje por las dos mulas, el carruaje y los petates, en el que dedicásteis toda la mañana, llegásteis a media tarde al castillo de Montsegur. Se trataba, y así lo vieron vuestros ojos, de una fortificación amurallada enclavada en lo alto de una loma afilada y rocosa, sin apenas vegetación.

Destacaba su aspecto inexpugnable, y ello os sorprendió a alguno de vosotros más de lo esperado. No sin cierta dificultad (bastante, a decir verdad), el carromato y sus dueños subísteis por la ladera sur, muy rocosa, con los dos soldados en vanguardia. Entrásteis por el acceso principal (una puerta de madera bajo un arqueado dintel de piedra gruesa), en el lienzo suroeste del castillo. Tuvísteis que superar las miradas de reconocimiento de dos lanceros apostados en sus almenas (sobre la puerta), que tras ciertas dudas dieron la orden de abriros las puertas.

El carromato entró, y una vez allí hubísteis de ver la vida de habitantes, soldados y bestias cuadrúpedas yendo de acá para allá. En los establos del patio relinchaban algunos caballos; sirvientes y criados recogían afanosos agua de las cisternas del castillo y parecía haber un dinamismo común en el lugar. La zona noroeste de la fortaleza consisteía en una torre y un pequeño patio amenizado con el vaivén de soldados en los adarves de madera y piedra. El sol brillaba en esa zona de Occitania.

Una vez dentro, en lo que venía a ser el patio de armas, se os acercaron dos soldados más, con intención de inspeccionar el carruaje y los fardos de viaje. Antes de despdiros de vosotros, los dos jinetes que os escoltaron hablaron con ellos para contarles lo del presente de don Miquel, y ello hizo que el registro se anulara (parecía que confiaban en todos vosotros). Bueno, casi.

Notas de juego

*Nada, ésto es porque pasaba a actualizar simplemente.

Cargando editor
26/08/2020, 17:40
Soldados

Monsieur, on sait déjà qui vous êtes ... -replicó uno de los lanceros que allí se acercó, cuya función era la de serviros, pero también la de hacer comprobaciones-. Mais quand même, vous devez désarmer, ainsi que votre entourage. Ordres du seigneur de Mirepoix. Les chevaux seront bien soignés dans les écuries. El lancero hizo un gesto como para que don Miquel lo ordenase a todo el grupo, y quedó a la espera.

Notas de juego

Señor, ya sabemos quien sois... -replicó uno de los lanceros que allí se acercó, cuya función era la de serviros, pero también la de hacer comprobaciones-. Pero aún así, habéis de desarmaros, y vuestro séquito también. Órdenes del señor de Mirepoix. Los caballos serán bien cuidados los establos.

Cargando editor
26/08/2020, 17:41
Miquel de Campabadal

Amigos -miró a Amelia en especial, quien habría entendido todo a la perfección-. Entregad vuestras espadas, y otras armas -don Miquel se desató la vaina del talabarte, y se la entregó al lancero-. El noble esperaba que hiciérais lo propio. Comenzó a desatar los nudos de las riendas de su caballos.

Notas de juego

Habéis Entrado por la "Entrada principal". Estáis en "Patio de armas".

Sois libres de entregar o no las armas (aunque os lo pide don Miquel). También, si tenéis un arma pequeña (cualquier cuchillos o una honda) podéis ocultarla con una tirada d100 de Ocultar o bien Habildad.

Cargando editor
27/08/2020, 11:49
Roberto del Puente González

Roberto y Maira entregaron sus armas como Miquel lo había hecho, aunque Roberto lo había hecho más a regañadientes. No se sentía cómodo dejando sus armas allí.

Maira comenzó a buscar dentro de los carros preparando aquello que necesitasen en ese momento. Intentando de esta manera pegar oído, aunque aquello que escuchase fuese totalmente desconocido para ella

Roberto por su parte miraba en todas las direcciones posibles de manera tranquila intentando descubrir fallos en la construcción, lugares ocultos en los muros...

- Tiradas (2)
Cargando editor
28/08/2020, 15:54
Guzmán

Al pardo no le gustaba nada la idea de entregar sus armas, eran su instrumento de trabajo, con ellas tenia que proteger a Miquel. Pero el noble parecía estar de acuerdo con esa norma, así que las entrego sin rechistar.

¿Ahora, cual es nuestra siguiente parada? Le pregunto a Miquel. Gruzman no tenían ningún interés en el castillo que demandara su interés, como mucho podría pasear por las murallas o ir a las cocinas a comer algo.

Cargando editor
28/08/2020, 22:21
Amelia de Caylar

 

¿Esto también cuenta como arma?  -Amelia enseñó su laúd a los guardias.  Les sonrió y lo guardó consigo, pidiendo ayuda para que llevaran sus cosas.   Claro que es un arma señores, y si no se dan cuenta, pues que bueno. 

Su corazón le llamaba a entonar algún canto sensible y profundo, por la congoja que le daba visitar finalmente en aquel lugar, pero prefirió discresión en ese momento.   Veía a todos demasiado nerviosos.   Su mirada se paseó por los techos de las bodegas y las almenas.  Recorrió todo como buscando fantasmas.

¿Donde están?   -dijo, susurrando por lo bajo.

¿A quién buscaba? 

 

Cargando editor
28/08/2020, 23:10
Haidar Al'amr

Espero que la tratéis como si fuera la doncella más bella y noble de este castillo, podéis admirarla, pero no ponerle la mano encima. - dijo el árabe mientras entregaba su jineta nazarí a sabiendas de que los guardias no le entenderían. Su ceño era fruncido, no le gustaba desprenderse de la espada cuya vaina estaba tan bien decorada, con una piedra preciosa, además.

También había entregado su ballesta con los virotes, su lanza morosa y su escudo. Sin embargo, el telek, aquel puñal que solía llevar en el cinto cuando llevaba sus ropas más elegantes no apareció en ningún momento. Haidar había aprendido a dejarlo semioculto cuando llevaba su armadura, para poder acceder a él rápidamente cuando aparentaba estar desarmado y por tanto, cuando el enemigo estaría más confiado. La verdad es que no resultaba difícil reparar en él, sobre todo cuando el resto de gente no estaba en el caos de una batalla, pero intentó actuar con normalidad para ver si los soldados no se daban cuenta. Menos mal que había decidido ponerse la armadura esa mañana, era bastante reacio a entrar desarmado a un castillo donde no conocía a nadie por mucho que Don Miquel se lo pidiera. Algo le olía mal en todo aquel ambiente.

- Tiradas (1)
Cargando editor
02/09/2020, 16:50
Director

Roberto entregó, no de muy buena gana, sus armas, y luego trató de dilucidar los posibles puntos flacos del castillo. Su vista no le engañaba, pero tampoco era demasiado fácil acertar cuáles eran los puntos débiles. Se percató, eso sí, que el flanco de muralla central que apuntaba al sur estaba levantado sobre rocas y peñas de la propia montaña, y tal vez fuera la zona más débil. Pero aún así invadir Montsegur parecía una empresa harto difícil.

El soldado que recogía las armas arqueó una ceja cuando Amelia se refirió al laúd, pero no dijo nada. Tan sólo se limitó a recoger la ballesta y sus virotes. Entonces Haidar comenzó a hablar al soldado. Le comentó algo en su idioma, pero el guardia, que no entendía nada, se limitó a recoger la jineta, la ballesta, los virotes, la lanza y el escudo... Se sorprendió lo bien armado que iba Haidar, tanto así que no reparó en más armas que tuviera encima, y pese a que era algo visible su cuchillo de confianza, el musulmán no necesitó ocultarla ni intentarlo para pasar con ella.

Claro que, de mala gana también Guzmán entregó su espada, su cuchillo y su escudo.

Cargando editor
02/09/2020, 16:50
Miquel de Campabadal

Querido Guzmán -dijo girándose don Miquel, tras entregar éste sus armas-. Ésta es nuestra parada final. El siguiente lugar es regresar a Muel, el hogar. Pero primero debemos ser "buenos anfitriones" -dijo con cierta influencia en estas dos últimas palabras-. Decía el bueno de mi padre que "donde fueres, haz lo que vieres". Y no es prudente ni aconsejable confrontar por el tema del desarme. Estamos en buenas manos, tenedlo por seguro -confirmaba don Miquel, trantando de apaciguar el ánimo de Guzmán y en realidad el de todos-.

Entonces el soldado habló unas palabras en occitano, y Miquel os las tradujo. Por lo visto, estaba todo en orden, y ahora les llevaría con don Pierre-Roger. El carro y provisiones serían guardados en los establos, al igual que los caballos y mulas que portábais (así como el halcón de Haidar, hasta dar con un sitio mejor para él).

Cargando editor
02/09/2020, 17:25
Soldados

Instantes después recorríesteis el patio de armas, atravesásteis una muro con un arco de medio punto y os internásteis en la zona más septentrional del castillo (que apuntaba al noroeste): la estructura original de la fortaleza. Consistía en un patio pequeño y diáfano que era la antesala del único torreón del castillo. Tras permanecer en el patio (Roberto llevaba el fardo misterioso por orden de Miquel), el soldado que os acompañó fue a dar parte de vuestra presencia al tal Pierre-Roger, del cual don Miquel os recordó que era el alcaide del castillo. Tras unos minutos salió del interior del torreón una figura alta y esbelta, de cabellos como dorados y ya entrado en años. Sus ojos azules contrastaban con su piel morena, y su rostro y manos parecían curtidas en mil batallas. Vestía armadura y espadón a un lado.

El soldado del castillo hizo las presentaciones. Más bien presentó al suyo señor...

... don Pierre-Roger de Mirepoix, regente militar del castillo y protector del mismo -dijo en occitano-. Y he aquí a...

Entonces Miquel de Campabadal se presentó él mismo, interrumpiendo al soldado. Conocíais a don Miquel y no le gustaba la pomposidad de los actos nobiliarios dentro de los muros de un castillo. Prefería guerrear, cazar y hacer actividades sin tanta verborrea.

Cargando editor
02/09/2020, 17:27
Miquel de Campabadal

... natural de Muel -añadió-. Y he aquí al séquito que me acompaña: mis leales guardias Guzmán y Haidar, mis útiles siervos Maira y Roberto y aquí, en último lugar y no por ello menos importante, Amelia de Caylar, pariente mía... y tal vez de alguien de este castillo.

Cargando editor
02/09/2020, 17:27
Pierre-Roger de Mirepoix

El militar se sorprendió al escuchar a Miquel hablar tan bien de vosotros en occitano.

Pero más os sorprendísteis vosotros cuando comenzó en hablar en aragonés. El tipo dominaba más o menos el idioma, no tanto como Amelia o el propio Miquel pero de la misma manera que lo hacía Guzmán, Roberto, Maria y Haidar cuando hablaban con su señor. Asi que, más o menos, pudísteis entender lo que se estaba hablando.

Bienvenidos entonces, don Miquel, al castillo de Montsegur -contestó Pierre-Roger, sorprendido por la apreciación que había hecho el noble sobre Amelia- ¿Parientes en este castillo? No todo el mundo puede "gozar" de ese privilegio... -dijo sonriente el alcaide, mirando a la trovadora-. Quizá sea bueno una conversación en ese sentido, joven, pero antes... -miró otra vez don Miquel-, he de informaros que doña Esclaramonda, dueña de Montsegur, no está ahora mismo entre éstos muros, pues aún no ha regresado de un viaje preparado. Cualesquier cosa a la que vengáis, mi señor, podéis pedírmela a mí.

Notas de juego

Lo dicho, Pierre-Roger puede hablar en Aragonés (que más o menos entendéis todos).