Partida Rol por web

La casa que figuraba enla dirección se veía sencilla pero agradable.Tenia un techo de tejas grises y las paredes eran de color blanco.  Había un auto verde estacionado en el garage y no había mucha gente en la calle. 

Me acerco a la casa, aunque antes de pasar por el patio me detengo a examinar un poco el alrededor, algo me resulta sospechoso o fuera de lo usual...

Al echar un vistazo por los alrededores de la casa, Kyle puede ver que una ventana del costado cubre su cortina de pronto. Al parecer alguien lo estaba mirando. Parecía ser un hombre adulto, pero Kyle no pudo distinguir rasgos específicos. 

Note la mirada de un hombre desde la ventana, debía de ser Terrance, decidido toco la puerta con amabilidad.

Después de uno dos minutos, un hombre delgado de mediana edad abre la puerta a penas, sólo puede verse su rostro y parte de su cuerpo por la rendija abierta de la puerta. El hombre tiene cabello gris y lentes redondos. Parece una persona cordial, pero aparenta estar algo nervioso. 

-¿Qué necesita? -pregunta directamente. 

-Buenos días señor, me llamo Kyle Woolf, estoy buscando a William Mason, está desaparecido, estoy buscando a Terrance, dicen que es viejo amigo suyo y no se si sabrá dónde está, estoy muy preocupado por el. - Solté de sopetón, diciendo toda la verdad hasta el final donde fingí estar preocupado por el, tratando de mostrarme preocupado cuando en realidad Masón para mí es sólo una meta.

Según parecía ser, el debería ser Terrance, aparentaba tener la misma edad que Masón, esperaba engañarlo con mi barata actuación fingiendo estar preocupado a ver si caía y se "apiadaba de mi"

El hombre se tarda algunos segundos antes de contestar. 

-Yo soy Terrance LaGard. Lamento decirle que no he visto a William en muchos años, de hecho estoy solo desde hace unos días... ¿Quién es usted, por cierto? -inquiere el hombre con gesto serio. Parece algo nervioso. 

-Hmmm... Ya No era la respuesta que esperaba ¿A qué se refiere que está solo desde hace varios días? pregunté curioso, intenté sonar calmado y amigable pues se le notaba nervioso por algo, quizás era mi presencia.

-Ehh...quiero decir que no he visto  a nadie familiar estos días. Estoy de vacaciones y aprovecho para arreglar mi casa. Por cierto, no me ha dicho quién es usted o por qué busca a William...

-Soy su primo, le estoy buscando pues como ya le mencione lleva perdido hace algunos días.

Mientras se acerca a la dirección indicada, Sully puede ver una casa sencilla pero agradable.Tenia un techo de tejas grises y las paredes eran de color blanco.  Había un auto verde estacionado en el garage y no había mucha gente en la calle. Un hombre joven está parado frente a la puerta, probablemente dialogando con alguien dentro de la casa. 

Al parecer aquel hombre era el que había ido a hablar con tan poco tacto, con la directora en la escuela. Sin lugar a dudas, su falta de mentiras elaboradas e incluso absurdas era algo que había mosqueado al Padre Sullivan, y eso mismo era algo que llevaba masticando durante su viaje hasta la casa indicada.

-Dios los cría y ellos se juntan... -Dijo el Padre con una amplia sonrisa mientras subía lentamente los pocos escalones que llevaban a la entrada de aquella vivienda-  Con esto me refiero, claramente, que con vosotros dos quería yo hablar...

Estando ya arriba, el Padre Sullivan se fija con quién diablos se encontraba hablando aquel hombre de apariencia jovial, a fin de cuentas, una de las cualidades del Padre era hablar sin saber, y sobretodo, antes de tiempo. Una cualidad bastante peculiar.

Puedo notar perfectamente que me oculta algo, sus gestos le delatan, pero presionar sería algo grave en esta situación, antes de poder decidir como seguir un hombre de canas aparece.

El interlocutor de Kyle se encontraba hablando a través de la puerta de la casa entreabierta. Era un hombre delgado de mediana edad. La aparición de Sully no pareció caerle muy bien, aunque se lo veía quizás confundido pues no esperaba que un cura se le apareciera en su puerta. 

¿Disculpe? ¿Quien es usted? pregunte al notar que el señor terrrance lucia confuso.

-¿Yo?. Tan solo soy un humilde párroco de la comunidad. Y la comunidad necesita mi ayuda, por lo que amablemente me he dispuesto a echar una mano en lo que buenamente pueda. -Dijo respondiendo al joven- Hablando de echar una mano... cuando usted pueda; sin prisas, puede darme la fotografía que le dieron.

En otro orden de cosas, el bueno del Padre ya estaba ante el umbral de la puerta, sin perder su risueña sonrisa, miró a aquel hombre, el cual parecía entre molesto y confundido por su presencia. Aunque quizás ya estuviera molesto de antes y el bueno del padre tan solo trajera la confusión a la mezcla de sentimientos de aquel hombre.

-¿Me permite pasar?. Sea un buen samaritano, me encuentro exhausto y uno ya es mayor para estos trotes... una taza de té me sentaría bien... y así podemos hablar tranquilamente sobre cierta feligresa que me ha enviado...

El padre apartó su mirada amable y cálida por un momento para fijarse en el correo, en busca del apellido o el nombre de aquel sujeto que se encontraba guardando la puerta. O en caso de no ser él el dueño, el verdadero dueño de la propiedad.

-Debo suponer que es usted uno de los ayudantes de el Sr. Mason - Digo deductivo, recordando las palabras del viejo señor. No solo yo estaría buscando, también sus ayudantes. A pesar de que estaba receloso a compartir información, el hombre me inspiraba mucha confianza, y el hecho de que supiera de la foto me daba más motivos. -Aquí esta. - Dije sacando la fotografía, pero antes de darsela se la enseñe al señor Terrance a ver si la reconocía, luego pase a darsela al cura.

-Padre, más tarde necesitare hablar con usted, pero primero, Sr Terrance, usted miente, usted no esta solo. - Voy directo al grano.

Ante la insistencia, el hombre asiente levemente y responde. -Denme un segundo. La casa está algo desordenada. 

El hombre cierra la puerta y tarda unos minutos en volver a abrirla; esta vez, por completo. -Pasen, por favor. 

La casa por dentro tenía una decoración sobria pero agradable. La primer habitación que tenían en frente era una sala de estar, con dos sillones enfrentando una pequeña mesita ratona. 

-Pueden tomar asiento si gustan ¿Un té? 

Muchas gracias - asiento cortes pero a su vez apenado por llamarle mentiroso, a pesar de que lo era. - Yo no tengo sed, pero gracias por su oferta. Disculpe mi brusquedad, pero siento que no me dice toda la verdad.