Partida Rol por web

Desde mi posición escucho las palabras del mago. No me he parado a su lado pero sí lo suficientemente cerca para que pueda encararme sin obstáculos; o al menos lo oigo con claridad. De brazos cruzados, y mirándolo muy fijamente con el semblante tranquilo escucho su discurso. Me da igual si es el destino, los dioses, el azar o lo que sea lo que haga que ahora tomemos el mismo camino en nuestra siguiente etapa sólo tengo claro una cosa ahora: la misión. Con él o no, tengo que cumplirla.

Hay algo que sí me atrae de lo que acaba de decir. ¿Qué tiene que ver Kayla con Fendrir? Conozco bien a la elfa y desconozco que haya un nexo de conexión entre ellos y si lo hubiera, ¿qué tiene que reportarle el mago a Kayla? Sin embargo, todas las posibles conjeturas que mentalmente estaba haciendo en la rapidez posible fueron echadas a un lado por su bravocunada réplica a mi puñetazo. No le subestimo pero sí confío en mi y en mis habilidades para luchar; lo mismo que sé cuando he llegado a un límite que no puedo sobrepasar.

A éste le gusta que le zurren

Otra persona que de verdad se sintiera ofendido ni se hubiera molestado en contestarme por muy en contra que esté de su condición no seguir con los principios de buenas costumbre. Estaría a la defensiva, claro; pero no sería tan diplomático. Después de reír sin intento de disimular por lo último que mis oídos acaban de escuchar, voy a lo que ahora me interesa.

- ¿Kayla? ¿Por qué dices que estás aquí por ella? - Pregunto al mago mientras me giro en dirección a la elfa.

Cada vez hay más misterios que desvelar aquí.

Cuando Khan hizo mención a su armadura, Kayla por fin cayó en la cuenta en qué la habia parecido tan extraño al verlo tras haber sido exuplsada por la pared que habia destruido anteriormente. Ahora estaba sin la armadura, habia dejado aquella casaca de hojalata en otro cuarto, pero sin embargo seguia manteniendo la mascara. ¿Que esconderia bajo aquella mascara? ¿Algun rostro desfigurado o una inmensa timidez?

Entonces volvió la mirada otra vez hacia el mago, habia pasado por alto sus palabras por la simple razon de llamarla Niña, quien se creia? Seguramente era más joven y sus actos de huida habian demostrado su inexperiencia por más florido que quisiera detallar sus razones...

Tras un extenso intercambio de palabras entre la guerrera y el mago de Isthar, el "Mi misión, es simplemente Kayla" retumbó en su mente una y otra vez. Ella no era nadie, simplemente una joven que habia huido de su poblado y habia vivido aventuras.

Cuando Hack volvió a recalcar aquellas dudas que ella misma tenia, Kayla se levantó del suelo y ando hacia ellos. Se sentia un poco cansada, pero igualmente pudo realizar aquellas acciones. Se dio cuenta que aun tenia la daga en su mano izquierda, se la paso a su diestra y la enfundó.

Sin saber las razones que pudieran hacer que ella fuera la misión del mago, la joven ya al lado de Hack y Fenrir dijo: -Si yo soy tu misión, seguiremos juntos, no tiene sentido seguir esperando sin hacer nada, tenemos cosas que hacer- ya habria tiempo de explicaciones en el camino, estar perdiendo tiempo alli con discusiones que no llegarian a nada era una perdida de tiempo, y el mal genio se apaciguaría caminando.

Ante la entrada de aquel pasadizo la maga se volvió: -Vamos Hack?- A Khan no hacia falta apremiarlo, habia sido enviado con la misión de permanecer junto a ellos.

Me freno, y miro hacia el grupo, pongo mi cara un poco mas seria y me dispongo a hablar.
Antes de seguir, me gustaría hacer referencia a un ultimo tema y el mas importante, a mi parecer, para que esto quede un poco mas claro. Miro a los demás, y mantengo mi vos en un tono, el cual puedan oírme todos.
Primero y principal, es pedir disculpas, por este comportamiento que e demostrado ante ustedes que no es propio de mi, mi objetivo aquí esta cumplido y como dije, el mismo es Kayla, todo mi comportamiento, fue una prueba, para verlos a ustedes mas profundamente y saber si podrían protegerla, y tengo que decir, que superaron mis expectativas, ya que la verdad, cada uno es sorprendente en el desarrollo de sus habilidades. El porque de que Kayla es mi misión, no lo se, lamentablemente, solo sentí que debía protegerla, pero puede notar que mi presencia no les hacia falta, así que por lo menos, me tome el trabajo de ver, que si ustedes podían hacer esto.
Me inclino en reverencia al grupo. Se que no soy nadie para juzgarlos, o probarlos pero en mi, lo sentía así, se muy bien que hice referencia la palabra de una diosa, pero solo fue una simple aparición, que pudo haber hecho cualquiera con un simple hechizo, así que no me pareció coherente seguir sus palabras , solo por que algo me lo dice, pero temí por lo que fuese a suceder y decidí venir.
Me levanto y me dirijo nuevamente hacia el equipo Espero que sepan disculparme, el que allá sido egoísta en pensar en mi misión, pero por lo menos, ahora me siento seguro, al saber en que manos queda Kayla, si necesitan algo d e mi solo pídanlo, continuare, hasta que puede separarme, no seré mas una molestia y cuiden de ella, ya que creo que tiene algo muy importante por descubrir
 

Parece que nos pondremos en marcha nuevamente. Y parece también que Fendrir andará cerca. Es lo mejor, para el grupo y para mí mismo. Ten a tus amigos cerca, y a tus enemigos más cerca aún. No quiero perderle de vista.

De hecho, es esa desconfianza lo que me hace adoptar un papel diferente en el grupo, en esta ocasión. Creo que cederé a otros la cabecera de la marcha. No le daré la espalda a ese muchacho, presunto mago blanco, y me quedaré a la cola del grupo. Cubrir las espaldas de los demás es una tarea tan honorable como cualquier otra, perfectamente digna de las labores de un Paladín.

Caminaré a sus espaldas, observando y escuchado, cubriéndoles y cubriendo nuestros pasos.

Me acerco a Khan Otra cosa muy importante es disculparme principalmente con tigo, ya que fui en la persona que mas me enfoque en conocer, pero la verdad, eres un hombre de admirar.
Estiro el brazo para un estrecho de manos y lo miro, con cara seria, sabiendo su respuesta.
Si quieres, aceptar mis disculpas, seria un honor para mi, de otro modo, no ahí ningún problema, te entiendo y creo que en tu caso actuaría igual, aparte unas simples palabras, no son suficientes para cambiar los ideales de otra persona, y mas tu, que no eres alguien fácil de persuadir, ya que sabes donde tienes los pies, y que estas pisando, eso es lo que mas me hace confiar en ustedes, guiarlas, se que vas a hacer un buen trabajo.
 

Ante la invitación-orden que Kayla me da no me queda si no hacerle caso y avanzar con ellos al hueco. Khan es el último. Esto me conforta; tener a tan buen luchador cubriendo las espaldas me da seguridad y avanzando la situación se me hace cómica por los hechos acontecidos y ver que es Kayla quien toma las riendas del asunto. Jamás lo había esperado.

- Por cierto, ¿alguien sabe si la carne de troll es comestible? - Pregunto a todos. - No estaría mal tener algo de carne seca para cuando apriete el hambre.

Y sigo caminando. 

Después de derrotar al troll y curar a Kayla, el grupo avanza hacia el hueco por el que anteriormente la bestia salió siguiendo las órdenes de Shiva. Los mueve intereses diferentes pero aun así todos toman la misma dirección, ya que Fendrir ha decidido seguir su marcha en esa dirección y los demás están obligados a tomar también ese camino puesto que la única salida que hay a parte de esa, sería un retroceso en su misión.

Avanzan siguiendo este orden: Fendrir, que ya ha tomado una decisión, va en la cabeza del grupo descifrando que designios los deparará al otro lado. Tras él, van las dos mujeres y cerrando el comité se haya Khan. El paladín va en la retaguardia caminando con sigilo pendiente a cualquier movimiento que pueda haber en el templo. Los acontecimientos ocurridos lo hacen desconfiar aún más del lugar. En ese momento, se oye un chirrido y Khan se vuelve alerta echando un último vistazo al lugar fijándose en los puntos de referencias de aquella estancia.

La estatua semidestruida de Zaibacher sigue ahí perenne sin cambios aparentes desde la última vez que la vio. El cuerpo permanece tendido en el suelo, inmóvil, sin dar señales de vida. Fue entonces cuando Khan halló de donde procedía aquel ruido. La doble puerta por donde antes habían pasado había sido abierta revelando la figura de un joven de cabellos oscuros y largos, vestido con ropajes negros armado con una espada.

La puerta había cedido sin apenas esfuerzo, y una ligera corriente de aire hizo que ondearan los ropajes del extraño personaje. Sus largos cabellos negros, peinados de una forma muy característica y su túnica negra con sobrevesta blanca palidecían a la vista frente al ala prístina que surgía de su espalda, como si antes hubiera pertenecido a la estirpe de los ángeles pero en alguna olvidada batalla hubiera perdido a su compañera.

Tras la sorpresa inicial, y gracias a la ligera brisa provocada por la apertura de la puerta tanto tiempo sellada la empuñadura de una katana exquisitamente trabajada asoma por debajo de los pliegues de la túnica, muda advertencia de la letalidad de su portador.  Tras unos segundos una pequeña forma sale revoloteando de un bolsillo interior, derramando una dulce luz ambarina, aunque mitigada por al oscuridad reinante en el lugar.

Así que por fin encuentro a alguien. Esperemos que sean las palabras las que canten y no los aceros, no tengo tiempo que perder en peleas fútiles...

-Bien hallados compañeros, mi nombre es Ishamael del Cerezo Blanco, Protector de las Fuentes del Agaden, y mi compañera es conocida en la lengua humana como Helena, perteneciente al faérico pueblo del Agaden. Siento importunarlos en este aciago lugar, pero he sufrido un percance durante mi viaje y me hallo en este lugar sin saber realmente donde estamos, y mucho menos a que se debe este aura de opresión y maldad que atenaza mi corazón. Tal vez vos, en un gesto de gentil gracia pudierais ayudarme, indicándome donde pues me hallo, y si estuviera en vuestra mano asimismo dirigirme en la dirección de la salida. Si ese fuera el caso mi eterna gratitud les pertenecería.

Tras su larga presentación, aderezada con furiosas inclinaciones de cabeza y acrobacias aéreas por parte de la diminuta hada la figura ya dotada de nombre aguarda en la semioscuridad, esperando a ser invitado a acercarse al calido resplandor de las teas.

Dos hombres y dos mujeres, todos con apariencia de avezados aventureros, aunque con esta oscuridad no puedo distinguir claramente a cada uno de ellos. El más retrasado parece pertenecer a la noble orden de los paladines, tal vez hasta es posible que algo de luz consiga brillar en la oscuridad que ha envuelto este viaje desde sus comienzos, y pueda volver a las Fuentes, pues temo dejarlas solas en estos momentos de gran peligro.

Alerta, con los sentidos afilados como esquirlas de hielo, el joven guerrero volvió sus pensamientos al presente, esperando la respuesta de los cuatro compañeros.

Ve desde mi posición retrasada cómo Fendrir se gira hacia mí ¿Que es lo que hace? Parece que quiere hablar conmigo... Eso hace que me ponga a la defensiva ¿Va a ser así todo el camino? Un instante parece dispuesto a mantener las distancias y alejarse lo más posible, y al siguiente es él mismo quien se acerca a mí.

Cita :

Ahora si que estoy sorprendido. Me alegro de que mi máscara oculte mis facciones, pues no quisiera mostrar un gesto que pudiera ser interpretado por él como debilidad. Estoy sorprendido, mas no confundido. No me dejaré engañar, ésto solo es un intento de suavizar la situación. Se que no debo fiarme de él, y no lo haré.

Observo su mano, tendida. Podría estrecharla amigablemente, fingir compañerismo o incluso amistad. Sería muy sencillo. Ganarme su confianza para levantar sus defensas. Pero se que su gesto no es sincero, no puede serlo, es él quien pretende que yo levante las mías. Y no lo haré. Quiero que sepa que tiene mis grandes ojos observándole. Quiero que esté en tensión, nervios, y que cuide cada movimiento. Que sepa que cada error traerá consecuencias.

No, no estrecharé su mano.

Cita :

• No me hables de honor, muchacho. Tú no sabes lo que es el honor. Puede que creas saberlo, pero solo atisbas de lejos la verdad del auténtico honor. ¿Ves a esas dos mujeres? -Señalo a las damas- Ellas son mi trabajo. En ello he depositado mi honor. En ellas y en la misión que están llevando a cabo. Si las ayudas, mi honor te convertirá en aliado. Si las estorbas, te convertirá en enemigo. Se nos conoce por nuestas acciones, hechicero, y las tuyas están sobre una balaza. El honor no se guía por manos estrechadas o bonitas palabras. Limítate a cuidar tus actos, pues te estaré observando...

Mis últimas palabras son una clara amenaza. Lo acepto, no lo oculto. Necesito que él sea consciente de ello.

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Continuamos la marcha, cuando un sonido me hace girar de improviso. Un nuevo desconocido, un nuevo peligro que afrontar. Mi mano se aferra a la empuñadura de mi espada, aunque se que es pronto para desenfundarla. El desconocido aún está lejos, y yo no soy dado a usar las armas cuerpo a cuerpo hasta encontarme lo bastante cerca. Antes de ello, hay proyectiles que afianzan el camino.

Cita :

El desconocido se presenta de manera amistosa, sin gestos preocupantes. Aún así, su llegada me importuna ¿Es que este templo atrae a la gente como la miel a las moscas? Por si no era suficiente tener que vigilar a Fendrir, ahora aparece un nuevo desconocido...

En cualquier caso, no es mi cometido establecer la diplomacia con él. Estoy de acompañamiento, un comparsa en este grupo. Dejaré que las mujeres hablen con él y me matendré en un segundo plano. Escuchando desde el silencio se aprende mucho más. Y necesito saber cuanto más mejor de este tipo.

La situación se complica...

Retrocedo mi mano y realizo un gesto de aceptación con la cabeza, en ese momento otro hombre entra y se presenta de una forma muy formal, y eso me gusta, pero si algo aprendí en este viaje, es no guiarme por una primera impresión, es una lección que le debo a Khan, una presentación formal, de todas maneras seria lo mejor para la situación. Se que Khan lo tendrá vigilado y no dejara que ninguna acción sospechosa pase por alto, creo que mi tarea aquí, será la de actuar rápido en manera defensiva hacia las damas, en caso de combate, de momento solo presentarme y ser un poco precavido estará bien.
Mi nombre es Fendir, al igual que tu soy un viajante, que termino varado aquí, y estoy intentando brindar mi ayuda.
creo que es lo mas adecuado inclinarme hacia el, en muestra de respeto a sus ideales.

Ishamael empuja la puerta con facilidad adentrándose en una sala en ruinas, no demasiado grande, llena de columnas; algunas se encuentran derrumbadas y amontonadas sobre el suelo dando una apariencia de abandono al lugar pero dejando claro que en un tiempo, ese lugar gozaba del esplendor de las más bellas e importantes construcciones.

La atención del kamael no se centra en los elemenos arquitectónicos de la estancia sino en el descubrimiento de que no se hallaba solo allí. Allí había cuatro seres más:

En primer lugar ves a un hombre-gato vestido con finas ropas que resaltan un cuerpo atlético. Su rostro va cubierto por una máscara que sólo muestra sus ojos dándole un aspecto demoníaco. Para aumentar más esta apariencia va portando varias armas y por los movimientos que ha hecho al verte, se ve que es bueno con todas ellas. A pesar de su apariencia, descubres que llevas en el pecho un distintivo propio de un paladín por lo que llama tu atención que haya ese contraste en una persona.

Tras él se encuentra las dos jóvenes. Una es una elfa marina de cabellos azulados, de baja estatura para ser un elfo marino y sus orejas no son puntiagudas dándole una apariencia humana. Por su ropaje calculas que es una hechicera pero no llegas a adivinar el poder que alcanza su magia. Sin embargo, captas enseguida que a pesar de estar bien muestra síntomas de agotamiento; como si se estuviera reponiendo de alguna enfermedad.

La joven que está junto a la elfa pertenece al reino de Gaibeht por los rasgos que muestra. Mucho más alta que su compañera, y de complexión atlética, esta guerrera es extremadamente joven pero el brillo de sus pupilas muestra sin embargo que su madurez no tiene nada que ver con su corta edad. Ella porta una gran espada a a la espalda, signo inequívoco de es una guerrera.

Por último, hay un joven de cara aniñada. De cabellos castaños, su cuerpo no es nada atlético, siendo más bien delgaducho. Es un keruban por lo que está ducha en la magia blanca curativa.

Parece que hay una fuerza que nos impide avanzar y encontrar la dichosa llave. No sé cuánto tiempo llevamos en esta habitación pero se me está haciendo eterno. Primero no podiamos avanzar porque no encontrábamos una salida, luego caemos en una trampa y tenemos que luchar con un troll, después esperamos la recuperación de Kayla y la choque con Frendrir nos impide avanzar... y cuando al fin íbamos a cruzar el umbral Khan descubre que tenemos visita.

La verdad, que tardemos tanto en cruzar la sala no me causa buena espina.

Al oír la voz desconocida me giro y compruebo de dónde viene. Lo último que nos faltaba ya era que Shiva tuviera otra vez la "cortesía" de saludarnos. Pero cuando localizo a nuestro interlocutor por fin me doy cuenta de que la voz pertenece a un hombre que se presenta de forma amistosa. Su nombre, Ishamael. Parece que viene en son de paz, o al menos no viene a impedir nuestra misión, pero de todas formas estoy boquiabierta al verlo. Está claro que esta misión no tiene nada de suicida.

Después de presentarse, nos muestra un hada que le hace compañía. Desde mi posición, agudizo la vista para disntiguir la figura de la pequeña criatura alada. A simple vista no parecen ninguno de los dos peligrosos, pero nunca hay que juzgar las apariencias.

- Yo soy Hack, princesa del reino de Gaibeht. - Me presento después de que lo hiciera el mago blanco. - ¿Puedo preguntaros qué era lo que estabais haciendo antes de acabar aquí?

Las voces del grupo resuenan en la otrora esplendida sala, despertando un eco que tal vez llevase dormido cientos de años. Voces cargadas de arrogancia, miedo o cautela, pero ninguna agresiva ni beligerante, y portando demandas comprensibles.

-Como ya dije me encontraba viajando por medios mágicos a través de la distancia cuando la guiá espiritual se rompió, y llegué de manera brusca a este lugar, temo que tal vez alguna poderosa magia oscura haya operado en mi contra. Tal vez vos podáis iluminar mi comprensión revelándome, si esta en vuestro conocimiento, donde nos hallamos, así como habéis iluminado mi corazón con vuestra voz, princesa.

Un revoloteo furioso acompaña mis últimas palabras, Helena cruza rauda es espacio que media entre nosotros y aprovecha para atenazar mi pelo, dando ligeros tirones.

Ahogo un grito, mitad de dolor mitad de hilaridad ante la patente envidia de mi acompañante.

-Perdonad a mi joven amiga princesa, se siente un poco molesta en presencia de otras mujeres hermosas.- Termino la frase elevando la mano en la que, tras unos leves ruidos de descontento, termina posándose el hada, recibiendo a cambio unas breves carantoñas.

A lo largo de la conversación he ido acercándome al grupo, de forma relajada y pausada, sin dar pie a pensar que represento ningún peligro, y asimismo observando los movimientos y reacciones de los jóvenes.

-Perdón por mi falta de educación.-digo dirigiéndome a los hombres del grupo.- me siento honrado de conocerles, aunque sea en circunstancias tan poco halagüeñas como estas y espero me juzguen digno de acompañarles si su destino es salir de este tétrico lugar.

Mis ojos se posan en la delgada elfa marina, arropada en sus hábitos de maga como si un frío la hiriese.

-Joven, ¿Se encuentra bien?.- observo a los compañeros de la elfa.- ¿Está enferma su amiga? Siento no poder ayudar, nunca fui buen sanador, pero si necesita un hombro sobre el que apoyarse, no dude en pedírmelo.

Helena, igualmente preocupada, recorre la distancia que nos separa de la joven elfa en un suspiro, casi invisible, y aunque no llega ni a rozar los cabellos de la maga su ambarina luz sirve para caldear ligeramente a la doliente, en su cara pintada la pena. Tan veloz como llega vuelve, y en breves instantes se encuentra de nuevo posada en mi hombro, hablando con su cantarina voz, parecida al murmullo de un arroyo de montaña en su nacimiento, suave pero implacable, a mi oído en su extravagante lengua.

Aguardo respetuosamente la respuesta a mis preguntas, así como la reacción de la desmayada figura.

Las palabras de Fendrir hizo que la joven pusiera una mueca de orgullo malherido. No hacia falta que nadie la protegiera, y menos aun que alguien probara a sus compañeros. Habia sido capaz de salir airosa de ocasiones dificiles muchas veces, y cierto era que desde que estaba con Hack sentia menos miedo, ya que con ella se sentia mejor, más protegida, pero eso no significaba que tuviera que llevar guardaespaldas, ella no era nadie importante como para hacer que una princesa tuviera que estar protegiendola constantemente, de hecho era ella la guardaespaldas de Hack junto a Karin, ademas de su amiga.

Ante su repentina ganas de seguir en busca de la conclusión de la misión, Kayla no pudo más que seguir pensando en la sacerdotisa de agua. Queria volver a verla cara a cara, iba a pagar por todo, la muerte de Craig -ante cuyo recuerdo hizo que la tristeza se abatiera sobre de ella, apenas duró un instante- la desaparición de Karin - la amazona tenia mal genio pero era buena compañera- y los continuos peligros.

Escuchó el intento de reconciliación por parte del mago y las duras palabras del paladin. Molestaba un poco que solo las viera como un trabajo en vez de como compañeras, pero bueno, cierto era que servía a la odiosa sacerdotisa.

-Si, Hack, segun tengo entendido el cerebro de troll es de lo más exquisito que hay- dijo siguiendo la broma de su amiga para intentar destensar un poco el ambiente. Ojala fuera una broma...

La maga fue la última en darse cuenta de la novedad del nuevo habitante del templo. Parecia como la sombra de un arbol donde a la noche crecen las setas tan de repente. El templo de la sombra era esto, y la gente no dejaba de aparecer. Aquel nuevo huesped que se presentó con unas palabras demasiado floridas que le daban un aire de estudioso tenia un gusto pesimo en cuanto a conjunción de vestimenta. El negro era un color horrible para usar, y mas aun juntandolo con el blanco.

El primero en tomar la palabra fue Fendrir, no era siquiera del grupo y fue el primero en hablar. No era posible que no se diera cuenta de pequeños detalles como aquel, en el que tendria que haber dejado hablar a alguno de sus 3 compañeros antes de presentarse él.

Se fijó en a pequeña luz que surgió del bolsillo del recien llegado, se movia como si tuviera vida propia pero desde aquella distancia no era capaz de distinguirla bien. Ishamael la habia llamado Helena.

Más muestras de su gallardia y galantería tal vez finigda, tal vez típica, fueron sus contestaciones ante la pregunta de la princesa.

La pequeña luz se acercó a ella, y por fin pudo distinguir las formas de aquella diminuta figura, su aura desprendia un calor reconfortante. Kayla levantó un dedo para tocarla, pero Helena se alejó deprisa. Se la curvaron los labios en un amago de sonrisa.

Joven la habia llamado, aquel apelativo era el que usaban normalmente la gente mayor cuando no queria dar la razon a alguien de menor edad, pero seguramente esa no era su intención. -Soy Kayla y me encuentro perfectamente, gracias por la preocupación- dijo dando una entonación molesta en las últimas palabras.

Me quedo mirando el hada, o su compañera, como todo niño que observa algo brillante que revolotea por ahí, siguiendo la conversación de el templo y el hecho de estar encerrados aquí, se me viene algo a la mente. Salgo a buscar el agua que le deje a Kayla y no agarro, ya que no ahí que desperdiciar nada.

Otra cosa que se viene a mi mente, mejor dicho a mi estomago es el hecho de comer algo. Pero acá comienza un tema complicado, ellas están apuradas por seguir, Khan las seguirá, este sujeto también, como solo se enfocan en objetivos, y ven las obligaciones como ley fundamental, van a creer que es absurdo tomar un descanso, pero a mi parecer es todo lo contrario, el tiempo perdido en el mismo, es tiempo ganado posteriormente, al hacer las cosas con mas energía. Por mas que no lo quiera hacer, sabiendo que no me van a esperar y menos entender, debo de comer algo y sentarme unos minutos.

Un ruido de hambre sale de mi estomago, en eso me sonrojo de vergüenza, ya que no es algo muy cómodo y demuestra que no tengo control sobre mi y me dejo vencer por una necesidad, pensando como ellos, o mejor como creo que piensan ellos. Busco un lugar, en donde sentarme y reposo mi bolso en el suelo de el, saco provisiones del viaje, para poder comer y de mas por si alguno quiere.

Están en algo serio y seria muy irrespetuoso de mi parte interrumpir por algo así, pero lo mismo ocurre en el caso de no invitar. Alzo mi vos para que me puedan oír Voy a tomar una pausa para beber y comer algo, la verdad, me cuesta seguir así jejejeje rasco mi cabeza, acompañando la risa de niño.
El que me quiera acompañar será un gusto, ahí comida para todos