Partida Rol por web

- Vamos, debemos darnos prisa, este lugar es muy peligroso por las noche.

LA elfa comeinza a dirigir a los hombres hacia el sendero desde donde podran ir con mayor faiclidad a la ciudadela

El lupino se detiene antes de adentrarse en el claro intentando permanecer al margen de la escena, vuelve a olfatear el aire tratando de identificar cual de ellos desprendia el familiar olor, suponiendo que el olor floral sería el de la elfa y la tierra pertenecía al enano. Con ojos inquisidores y ceño fruncido buscaba los ojos del humano buscando el peculiar símbolo de otro licantropo... Miro a su alrededor intranquilo, olfateando buscando hacia donde podría haber marchado la sangre del humano si es que alguien se manchó de esa misma.

El lupino observa al humano, se da cuenta de que hay algo extraño en el, nota que no es humano pero no sabe realmente que es, lo que si se da cuenta es que la sangre que tiene es de el mismo y de otras personas

Shio asiende con la cabeza a las palabras de la elfa y sige caminando entre alguna que otra queja por el dolor, y mientras  observa a un licantropo que parecia seguirnos, algunos cruze de miradas entre ellos da a entender que shio no queria problemas ni complicaciones, lo unico que queria es llegar lo mas rapido a la ciudadela y descansar

El enano sigue la elfa y se alegra de no haver tenido que entablar combate pues el solo queria recoger un pedido, y no pelear.

Tras casi una hora caminando el variopinto grupo llega a las puertas de la ciudadela, se trata de una alta muralla que apenas deja ver el interior, pero una vez dentro de ella pueden ver como esta medio excabada en la roca, las mujeres y los hombres que hay alli observan al grupo, rapidamente sn cnducidos a una casa en dodne un elfo al verles exclama:

- Que ha sucedido? este hombre parece estar muy mal.

El elfo que debe ser bastante anciano se acerca a unos tarros con hierbas y coge varios entonces dice:

- Tumbadle y quitarle la ropa, hay que tratarle esas heridas ya

Sereliea se hacerca para quitarle las ropas a Shio y le dice:

- Confia en el, es el mejor curandero de la zona, pero dime, que te sucedio para estar asi?

Desde debajo de la manta de pelo se podía escuchar como olfateaba entrecerrando los ojos, casi como un animal sin mirar a su alrededor ni prestando atención.

El licantropo comienza a olfatear, tras un rato encuentra un rastro aunque no demasiado claro pero esta seguro de que le lleva montaña abajo en direccion al valle cercano

Ahora que había percibido la esencia con suficiente claridad empezó a perseguir a la criatura por el bosque intentando tomar ya no la esencia de la sangre sino la de la presa, no quería abatirla, solo seguirla lo suficiente para poder observarla, tomar contacto con ella y recordarla... No quería ser visto ni percibido pero sí quería conocer la naturaleza del atacante.

Además Corwin se sentía más comodo entre los árboles que fuera de ellos entre adobe y barro.

Mientras observo lo que el anciano elfo hace, pregunto si puedo ser util de algun modo.

que me quite la ropa?? bueno, no queda otra...
me tumbo donde me dice el elfo y sigo sus ordenes, total no creo que se aprobechen de una persona en esta condicion... estoy un momento pensativo antes de responder, pero al final les digo

bueno, lo que me paso es que fui atacado por un grupo de personas, probablemente asaltantes del camino, y al negarme me atacaron, pero logre vencer algunos y los demas corrieron... nada fuera de lo comun

- Tendremos que patrullar mas concienzudamente la zona para evitar que est vuelva a suceder

Pasaron unas dos horas de tratamiento en las que el enano y la elfa tambien ayudaron, pasadas las cuales Shio se encontraba mucho mejor, y el elfo le dijo que podria moverse, aunque no realizar esfuerzos durante algun tiempo

El licantropo camino durante un par de horas hasta que finalmente llego cerca del lugar en el cual su presa se encontraba, desde lo alto de una colina pudo ver frente a el una ciudadela de humanos fortificada, al estar anocheciendo las puertas estaban preparandose para ser cerradas.

Una vez más y con resignación el lobo-hombre se vió en la tesitura de internarse en el horríble hedor que despedian tantos humanos juntos, pero no le quedó otro remedio que acercarse a las puertas e internarse...

Una vez dentró rastreó nuevamente hasta que supo que dirección tomar, con mirada al suelo y ojos entrecerrados buscó a su presa hasta poder observar sus facciones...