Partida Rol por web

17 de mayo de 1962. Oficinas del M.I.6, Londres. 7:17 AM

Por fin el gran día había llegado. Tu primera asignación como flamante nuevo miembro del M.I.6. Aunque aún eras un recluta dentro del organigrama del Servicio Secreto, esperabas que tu cometido fuera algo que implicase acción. Si hubieras querido tedio y rutina, habrías continuado en la Marina Real como Alférez. A pesar del estado de tensión entre Estados Unidos y Rusia, su Guerra Fría, en realidad en estos años, Gran Bretaña apenas se había sentido amenazada por el conflicto entre estos dos colosos... que tú supieras al menos.

Las oficinas del M.I.6 estaban situadas tras la fachada de una falsa empresa de importación-exportación, la Universal. De cara afuera, parecía una anodina empresa más. Pero una vez superadas las primeras barreras de control, aparecía su verdadera cara.

Como miembro del Servicio Secreto, se te había asignado un código. El 1107. Todos los códigos de los Reclutas empezaban por "11". Ansiabas llegar a lo más alto. La élite. Los "00".

Después de identificarte en la puerta, llegas al despacho del Jefe de Personal, William "Bill" Tanner. Las misiones de Seguridad Nacional las asignaba en el piso de arriba el gran jefazo, "M", en persona. Por ahora tendrías que lidiar con Tunner.

-Buenos días, 1107 -saluda Tanner- ¿Le ha resultado difícil llegar hasta aquí?

James porta un boletín de noticias de un conocido diario local. Por su espalda se podía leer entre líneas "...Destructor Agerholm ..." y "...torpedo nuclear ...". Estados Unidos hacía dos meses que estaba en pruebas con cabezas nucleares en bombas, torpedo y misiles, casi siempre, en un campo de pruebas de Nevada. La población esta inquieta, pero era ajena a los efectos que podría tener. Algunos grupos naturalistas, hippies y otros activistas realizaban manifestaciones contra esas pruebas por medio mundo. Londres era uno de los lugares más afectados, y aunque no cortaban en tráfico, más que en aluna extraña ocasión, que rápidamente era atajada por las porras de los "bobbies", invadían parques y jardines, siempre bajo la atenta mirada de la policía londinense.

Había estudiado los protocolos de seguridad, y siempre pensó que podrían mejorarse, así que pasar esos "filtros" le pareció una pérdida de tiempo, que sufría en silencio y desdeñaba a cada paso. La broma de "Bill" le pareció fuera de lugar, y su paso a Servicios Especiales, no alejaba de su mente los años de servicio en la Royal Navy. Ante la "estupidez" del mando se cuadró casi a lo militar. Era un reflejo de novato, que venía del servicio de las armas. Lo contuvo lo que pudo, pero ... se le escapó en parte. De todas maneras su despierta mente respondió con el mismo tono de ironía: - Si, señor, ha costado rato y esfuerzo. Mucho esfuerzo.

-Me refería a si... Bueno, déjelo 1107 -tenía un archivo frente a su escritorio y al revés pudiste leer tu nombre en el encabezamiento-. Tiene usted unas excelentes referencias -comenta ojeando los papeles-. Podrá hacerse cargo de la sencilla asignación que tengo para usted. Saldrá hoy mismo para Edimburgo, aquí están sus billetes de tren. Una vez allí contactará con nuestra división en Escocia. El objetivo es Hristo Chilikov -te muestra una foto de un tipo malencarado-. Es un búlgaro que se dedica al tráfico de drogas al otro lado del Telón de Acero, pero también es un agente encubierto de nuestros amigos soviéticos. Anoche fue visto en nuestro país y quiero saber qué hace exactamente aquí. Así que quiero que le siga discretamente y no se meta en líos. Quiero que me informe de cualquier cosa inusual que vea ¿Ha quedado claro, 1107?

- Justo, una misión tìpica. Era lo que esperaba. Ya veràs como al final le tengo que meter un tiro.

Puso una sonrisa de felicidad para que se creyera que estaba totalmente satisfecho con el encargo. Realmente lo estaba un poco, pero con el desprecio que le había dado las òrdenes, parec´´ia que se las hab´´ia escupido.

- Si señor. Dijo cuadr´´andose, como buen militar que hab´´ia sido. En seguida se relaj´´o. No era ya un soldado como tal...era ... otra cosa. - Por lo menos no lo he dicho en voz en grito.

Tom´´o la foto y los billetes y esper´´o a que le despidiera para poder marcharse.

-Una cosa más, 1107. Recuerde que no tiene usted licencia para matar. Aunque vaya armado, no se le ocurra liarse a tiros a la menor dificultad. Puede irse.

- Enterado, gracias. Contestó sin mucho aprecio mientras empezaba a marcharse. - Eso espero, no tener que defenderme. Pensaba para si, un tanto ... poco convencido. Muy poco.

Hizo por memorizar la foto, sus rasgos, imaginarlo con más pelo, con más cicatrices ... o incluso con barba. No era pega. Además, cada vez que lo conseguía, se reía un tanto, no por su victoria, sino por lo ridículo que veía la cara del búlgaro. Miró los billetes. Imaginaba, que con la peculiar tirría que tenía un segundón (sin opciones ni aptitudes para el ascenso ) a los subordinados, tendría que correr como un gamo para llegar allí. - Una putada más de un "amable gestor".

James odiaba esa pistolita. Para lo pequeña que es tenía la precisión justa. - La verdad que en eso los italianos ... no lo han hecho mal. Pero el cartucho 0.25ACP era letal si daba en un punto "clave". Lo bueno era que pesaba bastante poco y era muy fácil ocultar y moverse con ella. "Hay mecheros más aparatosos que esto" ponía en el anuncio. Aún así, con todas esas ventajas, ... la odiaba.

Las instalaciones de la Rama Q se encontraban en el sótano del edificio de la Universal. A muchos metros bajo tierra donde el sonido de las galerías de tiro y los campos de prueba de los artilugios del M.I.6 quedaban mitigados. Habías pasado muchas horas en la zona de tiro, pero jamás habías traspasado las puertas que llevaban a la zona de desarrollo. En él, decenas de técnicos y científicos desarrollaban y probaban los inventos del Mayor Geoffrey Boothroyd. Pero nadie le llamaba así, sólo usaban el nombre clave "Q". El propio Q se encontraba junto a dos técnicos examinando un Aston Martin color gris.

Q levanta la vista de la carrocería del coche que está examinando y te observa acercarte.

-¿Desea algo, agente? -te pregunta con impaciencia.

Amablemente saludó al veterano inventor: - Hola, buenos días "Q". Venía a ver si hay algo que pudiera prestarme. Una misión rutinaria de seguimiento ... y tenía curiosidad por saber que se estaba desarrollando estos días. En principio era discreto. No quería decirle que estaba cotilleando y a ver si podía pescar algo. De todas maneras no era "nuevito" en el sitio ... y él lo sabía.

-Ah, usted debe de ser Bond -te señaló orgulloso el Aston Martin-. Estamos desarrollando el vehículo definitivo para trabajo de campo. Carrocería blindada, ametralladoras, cortina de humo, de aceite. Tiene todo lo que necesita un agente para salir de cualquier problema. Pero esto no es para usted... venga por aquí.

Te condujo hacia una mesa donde habían varios dispositivos diseminados.

-Ya que va a realizar un trabajo de seguimiento tal vez esto pueda serle útil ¿Lo ve? Parece un botón de chaqueta corriente pero en su interior tiene un potente dispositivo de seguimiento. Eficaz en un radio de 10 kms a la redonda. Si aprieta aquí, se adhiere a la tela de la ropa. Con este aparato puede rastrear la señal.

Te entrega el botón y una pequeña cajita con una pantalla redonda. Luego te da otro objeto del tamaño de una pastilla de jabón pequeña.

-Este sirve para colocarlo en los bajos de un coche. Lléveselo, señor Bond, seguramente le será útil.

Con alegría, nada fingida, se mete todo en los bolsillos de la americana que viste... - Gracias "Q".  ...con una amable sonrisa que no solo era contagiosa, sino que además, era sincera. Estira los tendones del cuello al escuchar una explosión. Se gira sorprendido y no asustado, pero si bastante preocupado, cuando uno de los ingenieros probadores sale a rastras, con la cara tiznada de negro y la bata seriamente dañada. Varios asistentes le ayudan a ponerse en pie. Por lo visto algo había ... "fallado". - Seguro que algo en fase de pruebas. El estruendo previo al evento fue considerable. - Joer, ahora entiendo porque está aquí abajo, insonorizado, blindado, y escondido del resto del universo.

El Aston Martin que veía era una maravilla. Era un cochazo de por si, pero además, con los "añadidos" que "Q" le había sumado, seguro que ahora era digno de un Doble Cero. Más ganas de llegar a ese ... prestigio.

Después de dejar a los de la Rama Q con sus asuntos, regresas a casa para hacer la maleta y pasar el día antes de ir a la estación. El tren sale a las cuatro de la tarde en punto para llegar a las ocho y veinte de la noche a Edimburgo.

Edimburgo es la segunda ciudad más grande de Escocia tras Glasgow. Está ubicada en la costa este de la región, a orillas del fiordo del río Forth y es la capital de Escocia desde 1437 y sede del gobierno escocés. Fue uno de los centros más importantes de educación y cultura durante la Ilustración gracias a la Universidad de Edimburgo. La conoces muy bien, ya que has vivido en ella durante algún tiempo. Tienes habitaciones reservadas en el Edinburgh-Royal, situado en el centro a cinco minutos a pie desde la estación de tren y a solo 800 metros del castillo.

Lo primero, tras bajar del tren, es ir al "destacamento" del M.I.6 local. Allí me tendrán que dar datos, de por ejemplo, donde se aloja, donde lo han visto y demás. Esperaba poder encontrar algo ... para poder empezar. - Si hay informe de que lo han visto, en algún sitio será.

Solo portaba una pequeña bolsa de viaje, y un portatrajes, a parte de los "cachivaches" que "Q" le había "prestado", que seguían en sus bolsillos, pero colocados adecuadamente para el viaje, y que antes de bajar, comprobó, y su pistolita de juguete. No es que fuera mucho, pero ... no quería más.

La pequeña estación del M.I.6 en Edimburgo estaba en el sótano de un pub, tras una puerta secreta en la despensa. Allí, la oficina central tenía una pequeña división dado que en territorio nacional era el M.I.5 el encargado de la seguridad. Aún así, las dependencias eran funcionales y estaban bien provistas. Te recibió el jefe de estación en su despacho, un escocés fornido y pelirrojo de nombre Seamus.

-Ah, señor Bond. Ya está usted aquí. Espero que haya tenido buen viaje.

Hizo un ademán, con dos dedos, a modo de jocoso saludo militar y luego le acercó la mano. Típica pompa inglesa, pero para los escoceses la cordialidad entre hermanos era más importante que seguir las normas. - Buenas noches Señor. Un paseo en tren. Ya sabe. Y esperó a que le entregase algo, como información, de viva voz.

-Le invitaría a una pinta, señor Bond, pero me imagino que tendrá mucha prisa. Su objetivo, Chilikov, fue visto ayer en el aeropuerto de Edimburgo. Vino acompañado de su novia, una tal... -consulta unos papeles- Irina Dumitrescu. La hemos investigado. No tiene ninguna relación con nadie del KGB. Seguro que es una don nadie atraída por el dinero. Chilikov se encuentra ahora mismo en el Grosvenor Casino Maybury, en Glasgow Road. Puede que este ahí porque haya tenido que verse con alguien. He desplegado a una agente a las puertas del casino. Es novata en esto pero capaz.

Perfecto. Que estubiera localizado, era de lo mejor, y seguro que una novia boba, se le podía hacer que con un par de copas soltara la lengua ... y tal vez ....

- No hay tiempo que perder. ¿Me pueden acercar allí o me pueden prestar un vehículo?

-Le llevaremos hasta allí, por supuesto.

Fuera ya te está esperando un coche que te conduce por las calles de Edimburgo con premura. En menos de quince minutos te han dejado a las puertas del casino. Hacia ti se dirige una bella joven de pelo rubio.