Partida Rol por web

El Ojo de la Nishoba

0.-Los Grifos Burlones

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25/12/2016, 21:39
El Caminante

    Como si de un ciclo interminable se tratara, la avaricia del ladrón cambiante le había vuelto a jugar una mala pasada. No rea que aquel noble ególatra y que actuaba como un aunténtico tirano contra sus gentes no se lo mereciera, pero quizás Serge se había sobrevalorado o confiado en exceso e la información que pudo sacarle a la doncella, pues los guardias lograron interceptarlo en el momento preciso en el que iba a terminar su "trabajo" forzándolo a poner pies en polvorosa con las manos vacías.

    Sin embargo, como si se tratase de otra de sus conquistas, la dama fortuna decidió sonreirle con una conveniente sucesión de acontecimientos que dejaron a Serge libre de sus perseguidores. Aún con todo, el changeling debería de ser cauto, aquel gordinflón seguro que pondría precio a su cabeza, una recompensa más que sumar a la larga lista que había comenzado a formarse durante todos estos años, pero ser prudente nunca estaba de más por lo que tomando su petate dejó atrás la tierras camino al norte donde sus proezas no eran tan conocidas.

    Y de este modo llegamos al momento que nos sobreviene justo ahora, con un pícaro con los bolsillos casi tan vacíos como su estomago frente a la única taberna de la única taberna de Corm Orp, una aldea tranquila, principalmente poblada por medianos, en busca de una oportunidad. Miró el cartel de madera que colgaba cercano en la entrada, en el se ilustraban dos bestias legendarias ligeramente caricaturizadas mirándose cara a cara con las alas extendidas sobre el nombre escrito en común "Los Grifos Burlones". Quizás allí adentro le pudieran dar algo de comer e información útil y, por lo que llegaba a sus oídos, lo mismo hasta algo de diversión pues al parecer debía de estarse organizando alguna clase de espectáculo.

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25/12/2016, 22:00
Los Grifos Burlones

    Nada más cruzar la puerta logras olvidar de golpe el frío de mediados del otoño norteño al sentir como la calidez del fuego acaricia tu rostro. Pero no solo se trataba de algo físico, Serge presintió que aquel lugar era uno de esos lugares que son capaces de hacer que un hombre deje todos sus pesares y se olvide del peso del mundo y pasar un buen rato junto al hogar de la chimenea bebiendo un buen trago de cerveza enana mientras los lugareños comparten sus anécdotas del día a día.

    No obstante, hoy parecía que el día de hoy iba a ser algo especial, gran parte de las sillas y mesas del amplio salón habían sido apartadas para formar una especie de corro en cuyo centro un baro compartiera su arte con los asistentes. Aquello permitió a Serge analizar a los presentes. En su gran mayoría todos eran medianos, había unos pocos humanos dispersos también y un enano de amplias espaldas y ancha sonrisa dirigía el local desde detrás de la barra repartiendo jarras rebosante de cerveza de un modo apresurado antes de que el bardo comenzase su canto.

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25/12/2016, 22:30
Parsian Cantoalegre

    Y por último, pudo centrarse en el artista, al igual que Serge y el enano, era el único representante de su especie, un gnomo risueño que apoyaba un pie en el taburete mientras afinaba su laud y bromeaba con algunas jóvenes mozas que se había aproximado curiosas ante aquella novedad.

    Parecía que ya había terminado de preparar su instrumento y de afilar su lengua por lo que pasó a ponerse en pié de un salto sobre el taburete y tras unos acorde de ensayo, la música los envolvió a todos de un modo casi mágico.

-¡Agarrad ya una silla!

¡Y veniros ya a escuchar!

Vuestra próxima aventura

Está a punto de comenzar.

Cruzaremos las montañas,

que nadie pisó jamás,

crearemos nuestra leyenda

junto a Malk'Evar (...)-

    Por un buen rato el gnomo siguió cantando, muchos jóvenes lo asistieron con palmas y otros siguieron el ritmo del pequeño bardo golpeando las mesas con sus jarras, pero al astuto pícaro no se le pudo pasar por alto desde su posición como el rostro del tabernero enano frucia el ceño y mostrase un gesto de desaprobación dando una nota de discordia a la armonía que parecía haber en el resto del lugar.

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25/12/2016, 23:33
Serge Leblanc

Ah, el norte de Faerun. Extensos parajes llenos a rebosar de una salvaje y agreste belleza que a tantos bardos ha inspirado. ¡Cuántas leyendas se han gestado en estas tierras! ¡Cuántos secretos albergan y cuán incontables son sus maravillas! Al menos eso se repetía constantemente Serge Leblanc durante su trayecto hacia esas regiones norteñas. ¡Maldita fuera su suerte! Tuvo que confiarse en aquel trabajo y subestimar al dueño de la casa que saqueaba. ¡Si tan sólo hubiera sido un poco más cuidadoso! Bueno, mirándolo por el lado positivo, al menos no estaba colgando de una horca o peor aún, pudriéndose en una cárcel rodeado de bárbaros estúpidos y goblins intrigantes y de voz chillona.

El aire otoñal cálido y agradable empezaba a tornarse frío a medida que los días pasaban y el destino de su viaje se aproximaba. Necesitaba encontrar trabajo, lo que fuera, para llenar sus bolsillos de oro antes de que llegara el invierno. Si planeaba esconderse allí una temporada, no podía pasarla a la intemperie como un mendigo cualquiera. No, necesitaba oro para pagar tres comidas calientes al día y una cama caliente por las noches.

Corm Orp… Bueno, era una aldea tan buena como cualquier otra para pasar la noche. Y con suerte, el tabernero tal vez sabría de algún rumor jugoso que le permitiera ganar algo de dinero. Aunque fuera que la anciana del pueblo necesitaba que le desratizaran la casa, lo que fuera para ir tirando. Serge no tardó demasiado en localizar la única taberna del pueblo. ¡Qué agradable era sentir la calidez del fuego calentando su cuerpo! Y qué delicioso el aroma de la comida que se estaba preparaba en la cocina. Su estómago rugió con impaciencia. Llevaba sin probar bocado desde hacía horas. Afortunadamente las escasas monedas que le quedaban le permitirían pagarse la fonda esa noche.

Se dirigió hacia el tabernero mientras observaba todo cuanto le rodeaba. La población de aquella aldea parecían ser medianos en su mayoría, aunque no eran las únicas criaturas que podían verse por allí. Sin duda el que más llamó la atención del ladrón fue el bardo gnomo que preparaba su actuación. De hecho, la taberna entera parecía preparada para la actuación del bardo. ¿Sería alguien importante? ¿O es que iba a haber un espectáculo más grande que un solo bardo gnomo cantando? Sumido en estos pensamientos estaba cuando el gnomo empezó a tocar y cantar. Ciertamente era un espectáculo digno de verse, no como aquel bardo orco que conoció en una posada de Puerto Llast… Reprimiendo un escalofrío provocado por sus recuerdos, Serge Leblanc se acercó al posadero, el cual parecía bastante poco entretenido por la canción del bardo.

 -Salut, monsieur posadero. ¿Qué puedes ofrecerle a un voyageur cansado después de una larga jornada de viaje? Aparte del calor de la chimenea y la buena música, bien sûr.

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27/12/2016, 22:42
Zorba Khudum

    El tabernero pronto cayó en la cuenta de que Serge lo estaba hablando y, en consecuencia, se apresuró por cambiar su expresión por una mucho más amigable acorde a lo que se esperaría de su posición.

    -¿Salut? y creo que lo otro significa Monseñor, creo que no hace falta que me jures que no eres de estas tierras muchacho ¡Jajaja!- El enano soltó una risotada, que de haber sido fingida sería una de las más convincentes de las que el pícaro había sido testigo. -No quiero resultar descortés, joven, pero déjate de esos protocolos de señoritos del  sur, aquí somos más directos y humildes, es lo que tiene el frío del norte, nos fuerza a arrejuntarnos ¡Jajaja!- Sin esperar a que Serge soltase moneda alguna, el enano se giró para un instante después dejar que una jarra rebosante de espumosa y humeante cerveza se deslizase por la barra hasta la posición de Serge. -Para el viajero cansado.- Acto seguido le guiño un ojo. -¿Ves, sureño? A esto es a lo que me refería, esta corre por cuenta de la casa, para que puedas librarte de nuestro frío hasta que encuentres un sitio junto al fuego o a alguien que te ayude a olvidarlo de manera más efectiva... En cuanto al resto, tenemos vino especiado si la cerveza tibia no es de tu agrado y hoy nos queda algo de guiso de cordero, puede que algo de dulce de calabazas también, también nos quedan camas libres, cinco piezas de plata por noche o dos piezas de plata por noche si vas a coger cama por más de cuatro noches.- El enano esperó la respuesta de Serge mientras se servía otra jarra de cerveza, aunque esta vez era para él. -Por cierto sureño, siento mis modales, los viajeros son tan poco frecuentes que olvido presentarme, Zorba, del clan Khudum, para serviros.- Sentenció chocando de un modo amigable su jarra contra la de Serge haciendo que ambas salpicasen.

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27/12/2016, 23:52
Serge Leblanc

El ladrón sonrió y aceptó de buen grado la bebida ofrecida, chocando las jarras de cerveza con el posadero cuando éste se hubo servido. Sólo entonces se tomó un trago de aquella espumeante cerveza que le supo a gloria bendita.

 -Deliciosa y reconfortante. Certainement en el norte saben cómo lidiar con el frío.

Bebió otro trago antes de presentarse ante el enano.

 -Serge Leblanc, enchanté Zorba del clan Khudhum. Y aciertas al suponer que no soy de aquí. Se cuentan leyendas en ma terre acerca de la fortuna que aguarda en estas regiones esperando a alguien lo bastante hábil y astuto como para la gagner.

Otro trago más y el frío de sus huesos se había ido por completo. Incluso se permitió echar un rápido vistazo alrededor para localizar a alguna bella muchacha dispuesta a escuchar los más que interesantes relatos de un viajero de tierras lejanas.

 -Tú seguro que sabes mejor que nadie los rumores que circulan por la región, n'est pas?

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28/12/2016, 00:20
Los Grifos Burlones

 

    Una mirada por detrás de su espalda le dio toda la visión que necesitaba del panorama, al parecer, aquel bardo gnomo estaba dando lo mejor de si en aquel recital pese a lo humilde de la taberna, debía de estar jugándose sus mejores cartas para conquistar a una mediana de turgentes pechos de la que lograba robar alguna que otra sonrisa con sus canciones, ahora más subidas de tono que hacían estallar en carcajadas en más de una ocasión al resto de asistentes. Desde luego, el "pequeño" amigo no tenía mal gusto, podría ser una mediana, pero por descontado era una de las más bellas que Serge había visto, especialmente comparada con el resto de sus jóvenes amigas, otra mediana pecosa de dorados tirabuzones y una de las pocas humanas del lugar, que aunque no eran mi mucho menos desagradables a la vista (si no más bien todo lo contrario para alguien víctima del frío y un par de copas de más). El resto de muchachas se encontraban dispersas entre las mesas, solo destacando entre ellas, aunque no por encima de la mediana, una mujer de gran talla pelirroja, vestida con pieles y cara de no querer ser molestada.

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28/12/2016, 00:28
Zorba Khudum

    El tabernero dio un generoso sorbo a la jarra que él mismo se había servido, tras eso un brillo de curiosidad centelleaba en los ojos del enano que observó a Serge como si acabase de empezar la conversación.

   -Vaya, Serge ¿Acaso nuestro "monsieur" es un aventurero?- Respondió entretenido con un acento, que queriendo sonar más como una broma que como un insulto, acabó por sonar como algo que torpremente tratase de escapar de la garganta del enano. -Bueno, este es un pueblo tranquilo, más aún con las fechas que corren, nos toca recoger la poca cosecha de esta época y prepararnos para el invierno. No creo que alguien como tu desee ensuciarse las manos en el campo o ganarse callos con el hacha cortando leña, por favor, corregidme si estoy confundido.- Se encogió de hombros y señaló con la jarra al gnomo, su cara volvió a mostrar cierto desagrado, pero por descontado que ahora era mucho menos acentuado de lo que había sido previamente. -Por lo que si os interesa, quizás deberíais ir y hablar con él cuando termine, su primera canción hablaba precisamente de ello, ese tal Malk'Evar, no es otro que su patrón y anda interesado en contratar un grupo de aventureros para encargarlos una misión. Mi desagrado viene porque no me hace mucha gracia que robe a nuestros jóvenes con promesas de gloria efímeras, pero quizás tú seas más inteligente que ellos y sepas juzgar mejor si merece la pena o no y sobre todo, convencerlo de que no se olvide de pagar.-

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28/12/2016, 12:56
Serge Leblanc

La población femenina de aquel lugar no le decepcionó en absoluto. ¡Había para todos los gustos! Las bellas muchachas medianas eran las más numerosas, pero también había alguna humana de blanca piel y sinuosas curvas que podrían hacer las delicias de cualquier hombre. Y aunque aquella pelirroja de aspecto salvaje le llamaba la atención, también tenía escrito en la cara que no deseaba ser molestada. Y Serge era un caballero respetuoso con los deseos de una señorita.

Por supuesto que la más hermosa de aquellas doncellas medianas no le pasó desapercibida, ¡era toda una belleza! Pero… El bardo gnomo estaba haciéndole la corte especialmente a ella. Y según le contaba el tabernero, ese bardo era el que reclutaba gente para lo que parecía ser el negocio más interesante de aquel paraje. Serge Leblanc no era tan idiota como para robarle la conquista a su única fuente de trabajo decente y futuro compañero de faena de salir las cosas bien.

 -Cuando la nécessité aprieta mon ami, se recurre a lo que se puede. Pero ciertamente una expédition bien recompensada es más de mi estilo. Y gracias por el conseil, pero descuidad. No ha habido jefe que no me haya entregado mi justa paga al acabar un trabajo.

El ladrón apuró lo que le quedaba de cerveza y sacó su bolsa de monedas.

 -Antes de que se me olvide, me gustaría alquilar una habitación para cinco días. Si me quedo más te pagaré la différence y si me quedo menos puedes quedarte con el dinero. Y cuando puedas sírveme un poco de ese guiso de cordero y de ese dulce. Hace días que no como nada décent y el olor que se respira en la posada es délicieux.

Porque lo primero era llenar la panza. Luego ya se encargaría de ver si podía satisfacer otros apetitos.

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28/12/2016, 15:20
Zorba Khudum

    Zorba se frotó las manos con satisfacción y se preparó para complacer a su cliente cuanto antes. -Si, si, como no, serán diez piezas de plata por todo en ese caso, cobramos por adelantado, deja las piezas y busca un sitio entre las mesas o aquí mismo, si así lo prefieres, la comida estará lista en breve.- El tabernero esperó un momento a que Serge soltase las monedas que valían su servicio antes de darle la espalda para coger la llave y servirle lo convenido.

 

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28/12/2016, 15:25
Los Grifos Burlones

    Pese a que seguramente aquel fuera uno de los días parroquianos con más parroquianos en la taberna, está se encontraba lejos de alcanzar su aforo máximo. Lejos de la chimenea aún se encontraban mesas libres, si es que Serge pretendía pasar un rato libre o acercase discretamente a la salvaje de cabellos rojizos, que se encontraba por aquella zona con su jarra de cerveza en mano. A medida que se aproximaba al calor del hogar, el pícaro pudo avistar sillas vacías aquí y allá, pero todas ellas en mesas con pequeños grupos de clientes, seguramente no le pondrían impedimentos si ocupaba esos sitios, pero una vez ahí dependería del carisma del pícaro extranjero el ganarse a aquellas gentes o no. Y por último la zona en torno al gnomo, desde luego las dos mesas más cercanas se encontraban vacías, pero esto se debía a que una de ella era la de las jóvenes que habían levantado sus taburetes para aproximarse al bardo si no se encontraban arrodilladas o recostadas frente a él, junto con un conjunto de una docena de críos, los benjamines de la aldea, que igualmente se entretenían con aquellos cantares que tan nuevos les resultaban.

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29/12/2016, 00:31
Serge Leblanc

Pagó al tabernero en cuanto le dijo el precio a pagar por la estancia y la cena y luego fue a buscar un buen sitio para cenar cómodamente. Finalmente acabó decantándose por una de las mesas más alejadas de la chimenea. La cerveza le había calentado lo suficiente y quería cenar tranquilo. Tiempo tendría de acercarse al fuego para entablar conversación con las muchachas o con el bardo. Además, buenas vistas tendría, que la fiera pelirroja estaba relativamente cerca y dentro del campo visual de Serge. Que aunque no fuera a intentar seducirla eso no quería decir que no fuera a regalarse un poco los ojos con su salvaje belleza.

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08/01/2017, 19:42
Zorba Khudum

    Zorba no tardó mucho más en llegar, al parecer Serge había estado de suerte, la mayor parte de los paisanos del lugar ya estaban servidos o demasiado absortos en la actuación como para pedir nada más, así que su estomago tardaría poco en estar satisfecho, algo a agradecer, especialmente cuando el olor del guiso lo alcanzó, llenando sus fosas nasales con un cálido y agradable aroma. La cena en cuestión venía servida sobre una bandeja de arcilla compuesta de varias piezas unidas a la base, en el centro había un cuenco rebosante de un guiso caldoso de cordero con verduras, en uno más pequeño cercano al extremo había un panecillo relleno de un dulce anaranjado de calabaza y en el extremo opuesto un soporte para un cuerno de vino especiado. También le habían puesto una pequeña hogaza junto con unos cubiertos por si el cambiante escogía no ensuciarse la manos.

    -Su cena caballero, espero que este de su agrado.- Pese a todo, el enano se percató que el hambre de su invitado no se limitaba solo a llenar su estomago, si no que también se había atrevido a posar sus ojos en la muchacha pelirroja de la mesa cercana a la suya. Entretenido, el tabernero, no fue capaz de contener una carcajada que detuvo al instante antes de alejarse tras posar la bandeja frente a Serge. -Vaya, parece que nuestro amigo ha posado su mirada en Candance, su eres listo, no te la recomendaría, es de las tribus salvajes, dicho de otro mod menos refinado es una auténtica "potra salvaje" a la que nadie ha logrado domar aún y los pocos que lo han intentado ya se han llevado más de una coz ¡Jajajaja!-

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08/01/2017, 19:53
Candance

    Pese al bullicio de la música y la gente presenta, la bárbara pareció ser capaz de captar parte del comentario del enano, levantando una ceja y lanzando una mirada fulminante al hijo de la montaña. -Murmuras como una vieja, Zorba, si tienes algo que decir, dilo alto para que todos nos riamos o regresa a tu lugar y tráeme otra jarra.- Sentenció la joven mientras con una mano golpeaba la mesa con su jarra vacía y acercaba la restante hacia el pomo de su hacha de batalla, al parecer, se trataba de las pocas personas que no disfrutaban de la música del bardo.

    El enano dejó de reír al momento, pero lejos de amilanarse, siguió sonriente, levantando los brazos en gesto de paz con las palmas extendidas mientras se alejaba hacia la barra para preparar otra ronda.

    Ahí fue cuando Candance centró la atención por primera vez en Serge, como si se tratase de un mosquito molesto del que acabase de aparecer pero que se encontraba demasiado lejos como para tomarse la molestia de acercarse y aplastarlo. Tras eso regresó la atención a su jarra y de ella al enano para ver si de este modo lograba que la espera se le hiciera más corta. Por su parte, Serge pudo dar su replica y examinarla mejor por un momento sin que esto supusiera problema alguno. Se trataba de una chica poco más joven que él, quizás dos años menos, era una pelirroja de ojos verdes y mejillas pecosas que, como buena nativa de las tierras salvajes, apenas llevaba ropa de abrigo pese a la estación en la que se encontraban. En lugar de ello, llevaba un vestido de pieles ligero y una capa plegada a su lado sobre la que reposaba un hacha de batalla con la que momentos antes había amenazado al enano. Su complexión era más bien robusta, aunque en absoluto rechoncha, de hecho, si no fuera por la estatura, su figura se parecería bastante a la de un enano por lo ancho de su espalda. Este hech no desmerecía para nada una belleza salvaje que realmente resultaba cautivadora, desde luego distaba mucho de la mujer más bella con la que Serge se había cruzado en el pasado, pero no le costó imaginar los motivos por los que más de uno habría decidido poner a prueba su integridad física tratando de domar aquella fierecilla.

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09/01/2017, 00:02
Serge Leblanc

Delicioso. Esa era la palabra que se le venía una y otra vez a la mente a Serge Leblanc. Tanto por la espléndida cena que el enano había tenido la cortesía de traerle tan pronto como por la belleza que se encontraba sentada delante de él.

Ah, pero esa belleza no sería catada por el ladrón. No si pretendía conservar su masculinidad en su sitio. No había más que ver aquellos trabajados músculos y la rapidez con la que la mano se dirigía al mango de su hacha. Habiendo más muchachas donde elegir, ¿por qué quedarse con la que gritaba “peligro” desde lejos? No, a esa se conformaría con echarle un buen vistazo mientras cenaba. Luego ya se lanzaría a la conquista de algún objetivo más a su alcance.

¡Qué hambre que tenía! No fue consciente de ello hasta que no se puso a devorar las viandas como si llevara semanas sin probar un bocado decente. Y la verdad era que aquel guiso le supo a gloria bendita. Su instinto no le había fallado, había hecho bien en quedarse en aquel pueblo y su estupenda posada. Y que el ladrón estuviera tan bien atendido era algo estupendo para el tabernero, aunque él no llegara a saberlo nunca, porque no sería la primera vez que Serge recuperaba no sólo su dinero sino que además se marchaba con la recaudación de la semana de algún posadero infame regentando un tugurio miserable. Pero viendo cómo le habían tratado allí… ¡Estaba claro que Zorba se había ganado esas monedas!

Con la cena terminada y el estómago lleno, Serge se tomó el cuerno de vino despacio mientras echaba otro vistazo a las doncellas que estaban rodeando al bardo. Con una sonrisa, el ladrón se levantó y fue hacia el centro de la sala, donde el bardo seguía cantando intentando ganarse el afecto de aquella hermosa mediana. Si distraía a las amigas de la mediana sería una presa más fácil para el bardo y él tendría la atención de dos bellezas. Todos ganaban y encima podía quedar bien con el enlace a su próximo trabajo. ¿Qué podía salir mal? ¿Qué las doncellas pasaran de él y se quedaran con el bardo? ¿Qué el objetivo del gnomo se prendara del ladrón y dejara al bardo con un palmo de narices? ¡Cosas menores! ¡Merecía la pena intentarlo! Así que el ladrón se acercó al grupo de muchachas para fingir que atendía a las canciones del bardo mientras intentaba escuchar alguna conversación de las doncellas.

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12/01/2017, 22:23
Los Grifos Burlones

    Las tripas del pícaro consiguieron atemperarse rápidamente agradecidas por el sabroso guiso con el que Serge las había deleitado. A medida que la comida comenzaba a desaparecer de su plato la música comenzó a atenuarse para dar paso a un ambiente más habitual, al parecer el bardo había acabado su función y había aprovechado para pasar al ataque con las jovencitas, estaba claro que su atención se centraba en la mediana, pero sus compañeras no parecían muy molestas con ese hecho, parecía que el pequeño gnomo sabía como desenvolverse en ese medio como pez en el agua.

    Eso recordó a Serge que su tiempo para ir a por su postre ya se acercaba, había recuperado las fuerzas y se dirigió con confianza al pequeño grupo. A la par que esto sucedía, la puerta de la taberna se abrió para dejar pasar una figura de mediana estatura y rasgos femeninos, lo que captó la atención de Serge, pese a que seguía habiendo algo en ese cuadro que le desentonaba ligeramente.

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12/01/2017, 22:32
Engra

    Se trataba de una chica joven de buen aspecto, al igual que la salvaje apenas llevaba ropa de abrigo y Serge sospechaba que seguramente no sería de por allí, especialmente al atender a su color de piel que más bien tiraba a verdoso. Era una semiorca de piel verdosa, más alta que Candance y al mismo tiempo más esbelta, posiblemente, gracias a su progenitor humano. De hecho, el único rasgo bestial que pudo apreciar el pícaro fueron unos prominentes colmillos, fuera de eso y del color de su piel, bien podría hacerse pasar por una muchacha humana como las que andaba despachando el bardo, lo que le recordó a Serge que debería de darse prisa si no quería perder su oportunidad.

     Por su parte, la mestiza oteó la sala hasta que pudo dar con la persona a la que buscaba, al parecer la bárbara, y con una sonrisa en la cara puso dirección hacia ella saludándola en silencio.

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12/01/2017, 23:04
Los Grifos Burlones

    Al girarse de nuevo en dirección al fuego, Serge a punto estuvo de chocar con el enano que iba directo a Candance con dos nuevas jarras de cerveza. Gracias a sus reflejos felinos, el pícaro pudo evitar el desastre que no pasó por alto para Zorba, quien le dedico una broma y un gesto de agradecimiento. El resto de las chicas se encontraban a escaso pasos de allí. El gnomo había sentado a la mediana en el taburete y a sus dos amigas sentadas justo enfrente en el suelo, sobre la piel de alguna clase de fiera local, mientras él, astutamente, se había dispuesto en en centro, con una mano en el laud y la otra comenzando a acariciar el muslo de aquella belleza local con cierto disimulo mientras se pavoneaba contando sus aventuras.

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12/01/2017, 23:11
Parsian Cantoalegre

    -...y en ese momento, solos y sin ninguna esperanza de poder salir con vida del lugar, el gran Kravor Truenoferoz y este, quien os habla, nos encontrábamos en medio de aquel enjambre de goblin deseosos por desollarnos vivos por el mero hecho de habernos adentrado en lo que estos consideraban sus tierras.- Las chicas esperaban expectantes a la resolución de aquella historia. -Pero no fue el gran espadón del guerrero la llave que nos abrió la salida de aquel terrible lugar, no amigas mías, fue un arma mucho más humilde la que nos saco de allí, mi pequeño amiguito que aquí sostengo fue el responsable de que Parsian Cantoalegre viviera para ver otro días, qué pasa, no me creéis. Pues permitidme que os diga, mis bellas señoritas, que al igual que los arcanos poderes convocados por brujos y hechiceros, los acordes y la música igualmente ocultan un poder antiguo de gran poder con el que solo los bardos somos capaces de conectar.- La muchacha de cabellos rubios oculto su boca tras la mano para esconder una risita de la vista de Parsia, aún así este no parecía molesto. Ni mucho menos que lo estaba, sabía que tenía la atención de aquellas tres y la oportunidad de pavonearse explicando los orígenes de su magia. -...si señor, la música de las esferas la llamo un sabio una vez, una melodía apenas audible para los mortales, salvo para aquellos que hemos logrado entrar en sintonía con su naturaleza, quizás vosotras no podáis oirla, pero si queréis podría haceros una representación lo más fiel posible de la misma, pero claro, algo no es un secreto como para ser compartido a los cuatro vientos, si queréis podría haceros una demostración en privado... Pero para ello necesitaría que...-  Parsian proseguía con toda aquella verborrea y entonces Serge recordó lo mucho que le habían advertido en el pasado de la capacidad de los gnomos para ir enlazando historias una detrás de otra sin parar, aunque en este caso si que parecía bastante claro a donde quería que llevasen. La mediana rubia volvió otra vez la mirada hacia otra parte fingiendo ruborizarse, en esta ocasión estableciendo un contacto directo con Serge, sus miradas se cruzaron y esta pareció tentada de decirle algo.

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16/01/2017, 00:41
Serge Leblanc

Al final la conversación entre las doncellas era bastante inexistente, atendiendo como estaban a las narraciones del bardo gnomo, el cual hablaba de manera rápida y precisa, pegando una historia con la siguiente con una habilidad digna de admiración. Estaba claro que su destreza con las palabras le había ganado los favores de más de una muchacha en el pasado y pretendía repetir hazaña en aquel momento y lugar.

No obstante, el ladrón no pensaba dejar que se llevara a todas las muchachas. Aquella mediana de rubias guedejas que estaba sentada en el suelo había desviado la mirada lo justo como para que se cruzase con la suya. Rápidamente y casi por instinto, el ladrón le dedicó una sonrisa y un guiño. Un primer paso poco agresivo, fácilmente ignorable si la doncella no estaba interesada, pero muy útil si la muchacha planeaba coquetear con él, pues le decía alto y claro que Serge Leblanc estaba más que dispuesto a ser su caballero aquella noche.