Partida Rol por web

Liam intenta mantener la mente en blanco... Elisse podría percibir sus pensamientos y tomárselos a mal... pero apenas puede evitarlos.

- Relájate, Elisse, has hecho lo que has podido... - poniendo la mano sobre el hombro de su compañera contempla el rastro que el extraño ser va dejando. Podrían seguirlo un poco, pero salvo que el monstruo se detuviera en algún lugar de poco les serviría el esfuerzo. Además, algunas huellas estaban tan inaccesibles que la empresa sería virtualmente imposible.

Liam pensó en la mujer¹ ¿dónde se encontraría ahora? El pobre hombre ciego posiblemente necesitaría su ayuda, pero la policía ya estaba por allí y Liam dudaba si involucrarse más en el tema. 

Al final decidió que si preguntaban al hombre, seguramente les diría que había un hombre y una niña con él durante el suceso. Aunque era ciego, las cámaras de seguridad les habrían registrado, sería sospechoso desaparecer sin más.

Tomó una decisión, se acercó a la policía y busco al que estuviera al mando. En cuanto le vio, le enseño su identificación como Coronel de la armada y se presentó.

- Soy el coronel Liam y esta es mi ayudante, alferez² en prácticas Elisse. Estábamos en la casa cuando ocurrió... esto. Estamos a su disposición.

Aparte de testificar, esperaba poder indagar otros sucesos parecidos, pero primero debería ganarse la confianza del policía.

El policía, que parecía el jefe de la patrulla que encontraba cerca, estaba atento a una pantalla que un subalterno le enseñaba desde dentro de un vehículo, pintado, identificativamente como tal.

Nada más dirigirte a él, saca su arma y te interpela. - Quedan detenidos. Manos tras la nuca y de rodillas. Parece bastante nervioso, pero ver que otros 4 agentes os flanquean, dos por lado, parece reducir su estrés.

Lentamente, para que no vea que es ninguna amenaza, Liam obedece, esperando que Elisse haga lo mismo.

- No somos ninguna amenaza, agente, y estamos dispuestos a colaborar en todo.

Hace un gesto y dos de los agentes sacan sus esposas.

- Artículo 4 punto B. No permitido realizar actividades psiónicas..

Luego ordenó al resto: - Esposarles y las patrullas chicos. Procedimiento habitual.

Te coge uno de los agentes por la espalda, la mano izquierda. A Elisse la derecha...y ambos comentan: - Por favor, no se resistan.

Liam no se resistió, dejando que el agente les pusiera las esposas sin problemas. A veces la única forma de conseguir información era dejarse detener.

- No hemos hecho ninguna actividad, pero no nos resistiremos y colaboraremos.

Sin hacer la más mínima resistencia sigue al policía donde le lleve.

La chiquilla jamás había sentido aquello y pensaba resistirse, pero al comentar aquello y ver tu postura, más bien, pasiva, se dejó llevar.

Los policías ... se notaba. Os tenían miedo. Y aunque a ambos os metieron en los asientos traseros de un coche patrulla, os ordenaron estar callados. - Tienen pánico de que entonemos un hechizo y les friamos los ojos. Que mala es la propaganda, aunque tenga 3000 años. Los asientos eran de un plástico rígido, incómodos y negros. Feos como ellos solos e igual de agradables que un mordisco en la nariz.

Elisse, entre dientes preguntó: - ¿Qué ha pasado? Y con mucha pena confesó, casi aturdida: - No entiendo.

Liam se concentró, ligeramente. Sabía de sobra la potencialidad de su pupila y no deseaba hablar para evitar que los policias lo interpretasen como que les estaba desobedeciendo.

Tranquila. Espera...

Esperaba que Elisse percibiera aquello. La verdad es que había sido providencial que la policía los capturase. Si todo iba bien y se mostraban cooperativos podrían intentar enterarse de lo que estaba pasando en la comisaría.

En principio no se esperaba más problemas y pensaba salir del embrollo por las buenas, incluso ayudado a la policía. Por las malas... esperaba no tener que hacerlo... con Elisse sería problemático.

Mientras emitía su estado empático para que fuera percibido por su compañera, Liam miraba por la ventanilla esperando llegar a comisaría.

Los vehículos entran en un sótano tras circular como 15 minutos por unas calles, ya de por si bulliciosas, ahora, atestadas por el incidente de un gusano fosforescente. O por lo menos, es lo que se escucha en los múltiples informes de la radio del coche patrulla. Nada más bajar del ese incómodo transporte, lo último que se escucha es:

- Si, si, a agarrado una persona. Y tras unos segundos de estupefacción continúa con una voz asco inmenso: - Por lo más sagrado, lo a partido. Lo siguiente que se intuye, ya que no se escucha bien y os empieza a alejar, es que el interlocutor se pone a vomitar.

La chiquilla te pregunta: - ¿Don Liam?

En su voz no lo tenías tan claro, pero al mirar ese rostro angelical entiendes la pregunta: Era un: ¿Qué hacemos?; un: ¿Vamos a permitir que siga haciendo daño?

Un: ¿Qué hago?

- De momento no hay nada que podamos hacer. - susurra Liam a la niña - Resolvamos el tema con la policía y luego veremos que hacer.

El propio Liam no estaba nada tranquilo. El extraño ser resultó ser un asesino, lo que cambiaba las reglas del juego. La idea inicial del Coronel de acercarse de un modo pacífico a la criatura pasaba a ser secundaria. Lo principal era sacarlo de las calles, usando fuerza letal si era necesario.

Por fin habían llegado a su destino. Liam esperaba que el comisario jefe del cuartel fuera una persona de mente abierta, aunque no confiaba en ello en un mundo donde las fuerzas psionicas estaban tan restringidas. Esperaba que les interrogasen antes de meterlos en una celda, entonces podría explicarse.

En caso contrario, las muertes continuarían.

Ambos pasáis por las oficinas de la propia comisaría. Se os ficha y veis, en una atiborrada estación donde delincuentes, denunciantes, agentes, abogados y otros muchos se mezclan entre unas mesas, biombos, estanterías y mostradores que dejan bastante poco espacio entre si.

El agente empieza por pediros los datos personales. Suena aséptico. Sin ningún tipo de sentimientos o emoción.

Liam, junto con Elisse, siguió al agente entre la multitud hasta sentarse donde le indicaron.

Su actitud era colaborativa y respondía sin problemas a las preguntas que se le hacían, sin preguntar nada por su parte. Simplemente esperaba que acabara el interrogatorio.

Tras tomaros los datos os pasan a celdas de aislamiento. Por separado. Sin saber donde está el otro. Allí no os han quitado las esposas. Hace más de media hora que estás allí solo. Y piensas que Elisse estará igual.

La celda es una galería estrecha y larga. Con una camita muy fina, que para tumbarse hay que arriesgarse a caer, y al fondo un váter y una pila. No hay espejos, no hay adornos. La pared, de cemento, sin pintar, de un gris feo y arenoso, no resalta, y esta tampoco, sobre la puerta, que es de acero mate, sin ventanas ni ventanucos, pero con una trampilla de algo más de un palmo de ancha y la mitad de alta.

Liam se intentó relajar. Nada ganaba con ponerse nervioso pero sufría por Elisse que estaría seguramente sola en una celda parecida a la suya. No confiaba en usar telepatía por si tenían algún tipo de sensor por lo que no intentó ponerse en contacto con ella, esperaba que su adiestramiento como soldado le permitiera soportar el aislamiento.

Tres días después de un aislamiento en el que sólo habéis visto entrar y desaparecer las bandejas de comida terminan. Os suben a las oficinas atestadas del primer día, y tras avisaros:

- No tenemos pruebas de que hubieran hecho acción psiónica alguna, pero les vamos a vigilar constantemente. Además, como entes psiónicos han de venir a fichar todos los días a esta comisaría, y declarar antes de marchar cual será el día de su partida de este sistema.

No era una advertencia, era una amenaza en toda regla. La niña está junto a ti, y se nota que ha estado llorando.

Lo primero que hizo Liam al ver a Elisse fue abrazarla sin ningún reparo. El era un soldado veterano, y unos días en un calabozo no le iban a hacer nada especial salvo la incomodidad del encierro. Pero Elisse era un niña...

- Elisse, ¿cómo estás? ¿te han hecho algo? - Liam no pudo evitar una mirada al funcionario que les había amenazado. No pudo evitarlo pero se controló a tiempo... Si por mi fuera te dejaría como una masa babeante...

- Venga, anima esa cara, vamos a por una hamburguesa de esas que te gustan tanto... - tomó a la niña por la mano y habló al funcionario - No hay problema en venir a fichar y le aseguro que estaremos lo menos posible en este planeta.

Consideró inútil preguntar al arisco funcionario. Miró a su alrededor y no pudo encontrar una cara remotamente amiga en la comisaría. La única pista que le quedaba para intentar localizar al extraño ser era volver al escenario del evento, pero ahora que estaban vigilados podría ser sospechoso.

Pero había cerca de allí una hamburguesería que era donde habían comido antes. Un sitio para empezar.

Y si no encontraba nada... Este no era un buen mundo. Entre el agente de inmigración que disparó fríamente contra dos personas por no ayudar a cargarlos a su nave y ahora ésto Liam empezaba a plantearse dejar el planeta. El universo era muy grande, simplemente rellenaría el informe con "activos ilocalizados" y buscaría en otro lado. 

Llegaron por fin a la hamburguesería y pidieron. Liam contemplaba la plaza desde la ventana del restaurante mientras dejaba divagar libremente su pensamiento... ¿qué habría sido de la mujer?

Protestó como si le hubieran robado la muñeca: - Me encerraron sola, y no he visto a nadie hasta ahora. Tras bajar el tono propuso: - ¿Nos vamos ya?

El restaurante de comida rápida estaba como siempre. Lo que si llamaba la atención era la calle principal. Edificios dañados. Vallas en muchas aceras por miedo a desprendimientos. Vehículos de reparaciones ...

Incluso patrullas a pie, rondando por la zona, y dos coches de policía, para controlar el tráfico, que también se está viendo afectado.

- Han pasado tres días y aún está la policía por aquí, no me gusta nada el tema pero, al menos sabemos que lo que están buscando no lo han encontrado.

Liam cavilaba mientras observaba el entorno. De alguna manera eran sospechosos y seguramente estaban bajo vigilancia, no sería una buena idea ponerse a preguntar por ahí. Por otra parte si no hacía ningún movimiento no encontraría nada.

Elisse parecía que empezaba a regresar a la normalidad. Tres días habían sido demasiados para un niña además que no podía hacer uso de sus facultades mentales por si tenían algún dispositivo de detección y empeoraba aún más las cosas.

No habían muchas mas opciones, o avanzaban algo o mejor abandonaban el planeta buscando alguna otra oportunidad de encontrar algún activo psiónico. Había aceptado la misión de localizar a los dos que aún deberían quedar en el planeta, pero de ahí a sacarlos ya sería una locura.

- Intenta percibir algo... lo que sea, a ver si podemos contactar con alguno de los dos activos si es que están por aquí o al menos son rastreables. Si no percibes nada, volvemos a la base a ver si ahí encontramos alguna información adicional.