Partida Rol por web

Sonrío al ver que alguien más quiere ver de nuevo la cara del bufón --Hey!! K´Qar -- no pensarás quedarte el Orichalc para ti??, deberías esperar un poco no creo que sea buena idea entrar sólo en esa mina-- le grito al grandullón, a la vez que sigo sus pasos.

Me detuve un momento hasta que Agwins quedó a mi altura - Me da igual ese "como se llame" - ni intenté mencionar ese nombre demasiado extraño - solo quería ver si quedaba algún goblin o algo con vida para entretenerme un rato mientras se solucionaba el problema y podíamos ir a gastarnos la recompensa en la taberna. - Al fin y al cabo, ese objeto por muy mágico o místico que fuese, no me servia para nada - Mañana seguiré mi camino para encontrar un desafío digno, pero la tradición exige que una misión acabe con cerveza para honrar a los dioses de la batalla y así debe ser. - concluí, terco como un oso de las montañas nevadas cazando salmones... tarde o temprano ambos conseguiríamos lo que queríamos.

Me alegré al escuchar sus palabras, -- si no te importa me lo quedaré yo, aunque si lo vendes al mejor postor, puedo asegurar que tendrás para muchas cervezas. Pero no te quiero presionar, yo lo guardaré con gusto--sigo camino de la mina con la esperanza de encontrar algo más que a un bufón.

Nuestros héroes    pasaron la noche en el campo, hicieron un pequeño fuego y se echaron a dormir. No había nada de lo que temer ¿no?

Q'Kar se despertó de golpe, sobresaltado. Algo le estaba olisqueando. ¡DOS LOBOS! Rápidamente pidió ayuda, despertando a a Agwins.

La escena era todo un esperpento, dos lobos grises con los ojos muy rojos, como si estuvieran inyectados en sangre, se lanzaron sin dudar hacia las extremidades de Q'Kar, el cual sin mucho esfuerzo esquivó completamente estos ataques. ¿Habrían más?

- Lobos! - había gritado al darme cuenta de los inesperados visitantes al mismo tiempo que, con un rápido movimiento, lograba escapar por los pelos de sus dentelladas. Había peleado con lobos de las montañas más de una vez, así que estaba más o menos acostumbrado a sus patrones de batalla, pero normalmente eran los bárbaros los cazadores y no los cazados como en este caso. - debemos vigilar, la manada nunca caza sola - advertí.

Pero la prioridad eran las dos amenazas que teníamos delante, y si ellos querían ganar tiempo hasta que llegasen los refuerzos, a nosotros nos convenía justo lo contrario, así que abrí bien los brazos para parecer aún más grande y miré fijamente a uno de los lobos... un paso... otro... y luego un movimiento inesperado, soltando un rápido hachazo hacía el otro depredador, esperando pillarlo por sorpresa.

--Lobos? Dónde?-- De un salto me incorporo, por suerte duermo acariciando mi arco, pero esta vez me toca maldecir a todos dioses y al bufón, el carcaj seguía en el suelo. Echo un rápido vistazo a la animales, hasta que no pueda tomar mis flechas dependo de K´Qar y aún con mis flechas tendría que tener una buena posición para dispara mi arco. Miro a mi alrededor busco el árbol más cercano por si tuviera la oportunidad de subir a él,-- por esto no me gusta pasar la noche en la intemperie--digo en voz baja.

El lobo que se había encarado con Q'Kar se quedó unos segundos dubitativo por el gran tamaño de su enemigo, algo que no esperaba. Q'kar, en cambio, no lo dudó ni un segundo y propino un hachazo brutal sobre su enemigo, que lo dejó en el suelo entre espasmos.

Agwins cogió su carcaj con la habilidad de una gran arquera, pero no logró encontrar ningún árbol o pequeña altura desde la que coger ventaja. Por suerte el lobo restante no estaba pendiente de ella...por ahora...

- GRRRRR en la tribu Hacha comemos lobos para desayunar!!! - gruñí en dirección al lobo restante. Con la adrenalina al máximo y salpicado de la sangre que seguía brotando de la herida de la primera víctima, un lado lado más salvaje afloró... y dejando el hacha clavada en el cuerpo moribundo del primer animal, emprendí una embestida sangrienta, intentando atrapar al cánido para partirle el cuello con las manos desnudas, aquello era una lucha de bestia contra bestia y alguien iba a pagar caro el error de haber atacado a un bárbaro de las montañas.

El lobo parece intimidado por la actitud de mi compañero, así que aprovecho esto y tomo mis flechas. Doy unos pasos hacia atrás e intento ayudar a Q´Kar, aunque creo que no necesita mucho mi ayuda, apunto al lobo y disparo  a bocajarro.

El lobo restante recibió un fuerte empujón, lanzándole por los aires. En ese mismo instante, mientras el lobo no tocaba ni el suelo, una flecha le atravesó de lado a lado, llenándolo todo de sangre. Una extraña combinación que premiaba la destreza de Agwins por calcular dónde acabaría la bestia con el empujón de Q'Kar.

El riesgo parecía haber desaparecido, o esa era la sensación que desprendía el ambiente. Un ambiente lleno de sangre y visceras.

Ya se alzaba la mañana y nuestros héroes continuaron avanzando llegando a media mañana a la puerta de la mina. Una mina que conocían bien, o eso creían.

El bufón, por supuesto, hizo su aparición.

-Bienvenidos otra vez viajeros. No me entretendré, pues ya conocéisis las normas. Solucionad el acertijo y pasareis. Sin más...-

Hay seis huevos en una canasta. Seis personas toman un huevo cada una. ¿Cómo puede quedar aun un huevo en la canasta?

Después de un pequeño almuerzo a base de pata y costillar de lobo, llegamos a la mina y como no, el siniestro bufón salió a recibirnos de nuevo siguiendo con sus extrañas preguntas sin sentido.

Si fuese cualquier otra cosa o persona, lo habría ignorado y aplastado el cráneo contra la dura roca de la pared antes de continuar hacía el interior... pero no con eso delante... - Aparta, bicho raro! - le espeté alzando un poco la voz y daba un paso adelante, dubitativo hasta de mis intenciones... aunque su aspecto era poco amenazador, mis sentidos me gritaban cada vez más fuerte que me retirase - tenemos otras cosas que hacer... antes que perder el tiempo con tus estupideces - lo que en principio debería sonar amenazador y con intención de partir algún hueso, parecía más una justificación, como pidiendo permiso para entrar.

--Jajaja,-- Q´Kar no tiene ganas de perder el tiempo,-- Bufón no te interpongas en el camino de mi compañero, el último se llevo la canasta con el huevo dentro. Esa es la solución-- doy gracias a los dioses del cielo y de la nube por darme lucidez para solucionar el acertijo. Y no hacerle perder el tiempo a mi compañero.

Bufón se quedó sorprendido, con la boca abierta, como queriendo quejarse, pero no lo hizo. Esos personajillos sabían lo que se hacían...o eso parecía.

Recorrieron todo lo que ya habían recorrido hasta llegar a la sala grande, al final de todo el camino. No esperaban que fuera tan fácil, pero es como si la mina supiera que ya habían estado allí.

Cuando llegaron a la última sala lo que se encontraron fue...extraño.

Un hombre, que les sonaba de algo, estaba sentado en una especie de trono, pero pequeño, antiguo. En algún momento fue un trono valioso, pero ese momento no era ahora.

El hombre se levantó, acercándose muy lentamente...

-Veo que sois menos. Bienvenidos. Bienvenidos a nuestro pequeño refugio. El refugio de la resistencia.-

El hombre estaba tan cerca de vosotros que pudisteis reconocerle. ¡EL CONTABLE!

-Supongo que os sorprende encontrarme aquí, aunque no es momento de explicaciones. Venid conmigo...y aprovechad a preguntar todo lo que podáis ahora...-

El contable abrió una pequeña puerta en la pared, una puerta demasiado bien escondida, tras un armario. Un camino oscuro, alumbrado por unas pocas antorchas dejaba ver lo justo para no caerse...

-Adelante, venid...-

El contable aquí!!, maldito mequetrefe. Parece que ahora si nos quiere ayudar. El tabernero tenía razón, forma parte de la resistencia. Lo sigo por aquel camino oscuro sin saber a sonde nos conduce, tal vez al Orichalc. Me preparo por si tengo que disparar mis flechas en estos momento tengo que estar prevenida, no sabemos qué o quien hay al final del camino.