Partida Rol por web

Ramon si salis fuera no olvides echar un ojo a la mi cabalgadura.

Ramón asiente con una sonrisa:

-Así será se-se-señor mío, primero vacío el a-a-a-agua, pues mas no puedo aguantar, re-re-re-reviso su caballo y vu-vuelvo a entrar.

Y sin mas cortesía Rachid sale, presto, pues mas no podía aguantar. La edad y la vejiga no son buenos amigos.

Jara aprovechando que el moro sale fuera, hace también amago por levantarse, a lo que Arnal le dice:

Vuelve a sentarte muchachita, no te des tanta prisa, que todavia tenemos un asunto que resolver.

Veo que no soy del agrado de vuestros acompañantes señor. Dice el sucio cazador riendo.

Todavia no me habeis dicho vuestro nombre, ni que os trae por lugar tan lejano. Esperaba que contestarais esas preguntas antes de haceros otra, aunque mejor será que os la haga ya, así tendreis tres para contestar. ¿Como pensais compensar la puñalada que ha dado la muchacha a uno de mis hombres, ya que supongo que ella responde ante vos?. El hombre adquiere una actitud más agresiva y sus acompañantes ponen las manos cerca de sus armas.

Varios parroquianos al escuchar el tono de la conversación dejan sus mesas y salen fuera no queriendo alcanzar por casualidad golpe de bracamante o virote perdido.

Sales fuera aliviado, aliviado por poder liberar vejiga de tanto vino y por escapar de esa situación en la taberna que cada vez se ponía más tensa.

Echas un vistazo en el pajar, esta todo en orden, ahi sigue el caballo de Don Miguel. Mientras descargas líquido escuchas voces en el piso de arriba, debe ser el grupo de cazadores pués oyes los quejidos del desgraciado herido.

Cuando te dirijes a la taberna de nuevo te cruzas con varios parroquianos que salen de la misma diciendo:

-Vamos, vamonos.

-Si, más vale marchar antes que empiezen a volar puñadas, hachazos y virotes, que al final alcanzamos nosotros sin venir a que.

Muy ufano y muy valiente sos. Se ve que nunca tuvisteis pendencias con un caballero de la Orden de Santiago.

Vuestra arrogancia y malos modos no merecen que sus de el mi nombre, pero no obstante sus lo dare. Soy Don Miguel, y con eso sus basta.

Muchacha puedes irte.

La muchacha es del posadero, arreglatelas con él , de manera buena y cristina, no siendo que tenga que traer justicia a mandobles.

Asi que olvida tus pendencias,. manten a tu tropa leal, formal y critianamente, et fablame de tu interes por ser Matagigantes.

Mi interes es el critiano, el de desfacer entuertos, y proteger al peregrino, et esclarecer los misterios que por aca acontecen.

¿ fabeis sido testigos de algun misterio, o mal que merezca ser contado?

Fablad pues agora, que yo ya llevo trecho grande fablando.

Cierto es, pendencias no he tenido con caballeros de santiago, y de momento que así siga.

¿La muchacha es del posadero? Pues bien que se escondió tras vuestras faldas, no tras la barra del buen posadero Broto. Dejemos de todas formas por ahora pendiente a la muchacha.

Mi interes en ser matagigantes no va más allá de hacer buenos dineros, y ya que vos también vais tras él, hagamos una cosa. Una apuesta interesante, si vos y vuestros acompañantes matais al gigante antes que yo y los mios os daré 50 monedas, si por el contrario lo matamos nosotros antes, me dareis las monedas vos a mi. Así será más emocionante y divertido!. El hombre coge la jarra y la levanta esperando que brindéis y así cerrar la apuesta.

Ramón ya ha vuelto de aflojar vejiga, y se acerca a la barra a hablar con el posadero. Jara se levanta de la mesa y se reune con el moro.

Te acercas a la barra con la intención de pedir un par de jarras más de vino. Miras a tu alrededor, parece que los ánimos están algo más calmados en la mesa de Don Miguel.

Antes de que te atienda el posadero se te acerca Jara y te dice al oido:

¿Eres más de lo que aparentas a simple vista verdad Ramón? ¿O prefieres que te llame Rachid?

Podemos facer otra cosa.

Compartamos la expedición, repartamos los dineros et los riesgos para nos y los nuestros, et si sale la lyd victoriosa, sus invito a vos  y a los tuyos, como mis mesnadas, et recibireis trato alto en castillos et fortalezas. Conocereis señores y damas, et sentires el noble trato que solo llevan los de cuna alta.

¿ que sus parece?

Primero con cara de sorpresa, luego con una sonrisa en la boca, Rachid mira a la muchacha y contesta:

-Sa-sa-sabia yo que había hecho buen camino, jo-jo-joven Jara, mi nombre, en e-efecto, es Rachid, pero por razones o-o-obvias, lo cambio temporalmente a Ramón, y me te-te-temo que pese a no ser lo que aparento, por razones ta-ta-también obvias, poca diferencia hay entre Ra-ra-ramón y Rachid. Contadme pues, quien so-so-sois vos? Es evidente que ha-a-asta ahora, poca verdad nos habéis co-co-contado, pero no iba ser yo q-q-q-quien lo pusiese en duda a-a-ante el caballero de Sa-sa-santiago.

Vaya, es una lástima que no nos entendamos. Todo eso le sonaría bien a oídos jóvenes e ingenuos, pero las arrugas que tengo en la cara son por algo caballero. Los nobles solo quieren una cosa de gente como nos, ser servidos y obedecidos.

Somos libres y nos mandamos nosotros mismos, montañas y bosques nos dan alimento y cobijo. ¿Para qué querríamos castillos y fortalezas, y rodearnos de nobles con exigencias?. Dicho lo cual dejó la garra de golpe en la mesa y se levantó.

Quéda pendiente el tema de la muchacha caballero, y ya veremos quien da caza al gigante primero.

Vamonos! Gritó a sus dos hombres.

Desde que te ví la primera vez, vi en tus ojos el ansia de saber y descubrí el motivo por el que has venido a Tella. Has de saber que no soy como ese caballero tuyo, que aunque tenga ojos, su fe le ciega. Pero de eso ya hablaremos cuando llegue el momento.

Esos cazadores no traerán nada bueno, he mirado en su interior, son viles y rateros. Bien hariamos de cuidarnos de ellos. Te dice en voz baja mientras mira de reojo hacia la mesa de Don Miguel.

Debes protegerme hasta llegar a Tella, pués el camino no se hará ni fácil ni sin peligro. Una vez en el pueblo busca mi casa cuando te deshagas del caballero.

La conversación se interrumpe al escuchar la voz de Arnal:

Vamonos! Le grita el cazador a sus dos hombres, mientras deja la Jarra de vino de un golpe en la mesa de Don Miguel y se levanta.

Apresuradamente, y mientras los cazadores aún hacen algo de ruido mientras caminan:

-Te-tendremos que buscar un momento pa-pa-para hablar con calma. Por cierto, co-co-conocéis a aquellos do-dos?

Nunca los había visto por aquí, pero no me dan buena espina. Juraría que como tantos otros han venido a investigar los rumores que se oyen ultimamente.

Una vez dentro, Rachid se acerca a la barra para pedir un par de jarras de vino más. Es viejo y torpe, así que le pide ayuda a Jara, que por suerte le corresponde. Acercándose a la mesa de Don Miguel deja una de las jarras.

-Pa-parece ser que ya han a-a-arreglado asuntos, bien por ello. No o-o-obstante, y si me di-di-disculpan, me ausento un mo-mo-momento para saber de una in-información y la compartiré con vo-vo-vosotros. Quizá e-entre todos podamos sa-saber un poco más sobre lo que a-aquí pasa. Y digo sa-saber la verdad, no e-e-esas le-leyendas.

Apurándose para no ser reprimido por el caballero, deja a Jara con sus compañeros, y con la otra jarra de vino se acerca a la mesa de los desconocidos.

Rachid se acerca a la mesa de los dos extraños, y sin sentarse, y con la jarra de vino en la mano, les habla:

-Disculpen se-señores, les impotaría que-que co-compartiese una jarra con u-u-ustedes?

La cuestión se estaba complicando por momentos incluso llegaron otra vez a tocar sus armas, más la educación disciplina y fuerza de voluntad de mi Señor hicieron que la cosa no fuera a más. 

Ahora veía como siendo un soldado con poca instrucción y cultura sin disciplina enseñada era hombre muerto. Si hubiese sido por mí hubiera retado a puños a uno de esos patanes terminando en el otro barrio por impulsivo, por tener poca armadura y menos cerebro.

Cuando veo que los patanes se marchan de la posada le susurro a mi Señor: Kreo Don Miguel que estos patanes son los kue están asustando toda la ssona con kuentos de niños.